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BOSQUEJO - SERMÓN: LA IGLESIA MORIBUNDA - SARDIS - EXPLICACION APOCALIPSIS 3: 1 - 6 (BOSQUEJO Y AUDIO)

Tema: Adoración. Título: La iglesia moribunda - Sardis. Texto: Apocalipsis 3: 1- 6. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.

Introducción:

A. Hemos estudiado la iglesia que perdía su primer amor, la iglesia sin reproche, la iglesia con VIH, la iglesia que toleraba a Jezabel y hoy veremos la iglesia moribunda.

(Dos minutos de lectura)

I. DESCRIPCIÓN (Ver 1a).


A. Para este mensaje Jesús se presenta como:

1. El que tiene los siete espíritus de Dios: Esto es una referencia a la presencia y mover del Espíritu santo.

2. Y las siete estrellas: Como ya se dijo en el mensaje a la iglesia de Éfeso estas estrellas designan a los pastores.


II. REPRENSIÓN (Ver 1b).


A. El problema principal de esta iglesia es otro:

1. Esta iglesia tenía una buena fama entre la gente quizá por su dinero, tal vez por sus milagros, quizá por su trabajo ministerial, quizá por su crecimiento no sabemos solo podemos decir que otros decían: “pero mira que viva, fervorosa, apasionada es esa iglesia”, por el contrario la fama que tenía delante de Dios era muy mala, Dios opinaba que esa iglesia estaba muerta, sus obras no eran perfectas ante Dios, note ellos hacían obras, sin embargo estas obras no eran buenas para Dios.

Tenemos dos reputaciones una para Dios y otra para los hombres. Existen iglesias y cristianos así con una muy buena fama delante de los hombres pero muertos delante de Dios.

2. ¿Qué es una iglesia muerta? Es una iglesia que permite el pecado, que no ama a Dios, una iglesia casada con el mundo, una iglesia que perdió su propósito de ser, una iglesia contaminada por la herejía, que convive apacible con los falsos lideres entre ella y siguiendo este contexto aquella que aunque hace obras no tiene motivaciones correctas.

En otras palabras, una iglesia que honra a Dios de labios pero su corazón está lejos de Él, una iglesia hipócrita que pone una buena cara ante el mundo pero su corazón es putrefacto, una sepulcro blanqueado adornada por fuera pero llena de huesos de muerto por dentro, una iglesia engañada.


III. ADVERTENCIA (Ver 2 – 3).


A. Sardis debe salir de esta situación, entonces el Señor le dice cómo hacerlo, ellos deben ser:

1. Vigilantes que se puede explicar cómo: ¡despierta!

2. Restaurarse comenzando por las pocas cosas buenas que aun retienen. En este caso las pocas buenas motivaciones.

3. Recordar lo aprendido. Es decir, para levantarse espiritualmente tienen que volver a la sana doctrina, abandonar las malsanas doctrinas que habían recibido y desde allí reiniciar. 

4. Arrepentirse. Es decir, disponerse a un cambio radical hacia la santidad y la radicalidad que comienza en la renovación de la mente 

Estos serían los mandamientos de Dios para una iglesia o una vida espiritual moribunda.

B. Por otra parte, si no lo hacen entonces el juicio vendrá sobre ellos cuando menos lo esperan, como ladrón en la noche.


IV. ELOGIO (Ver 4ª).


A. El elogio tiene que ver con algunos pocos creyentes de esa congregación que aún no se han dejado llevar por el pensamiento y acciones del común, ellos son los únicos vivos en ese lugar.

B. Note que:

1. No siempre lo que piensa o hace la mayoría es lo correcto.

2. Siempre hay un remanente fiel y siempre es una minoría.

3. Si se puede ser diferente en medio de la maldad.

4. En cuanto a las cosas de Dios usted notara que va en el camino correcto porque usted va contra la corriente de la mayoría.


V. PROMESAS (4b – 5).


A. Las promesas a los vencedores en este caso son:

1. Vestiduras blancas: representan gozo y entrada a la fiesta (esta era la vestidura de las fiestas), la victoria final (para celebrar victorias se usaba este atuendo) y santidad.  

2. No ser borrado del libro de la vida: es la garantía de participar siempre de las glorias del cielo.

3. Confesar su nombre delante del Padre y los ángeles es declararlo como cosa suya.


Conclusiones:

La advertencia a la iglesia de Sardis es un llamado a la reflexión para todas las congregaciones. La apariencia no garantiza la vida espiritual; es vital evaluar nuestra relación con Dios y nuestras motivaciones. La verdadera adoración va más allá de lo externo y debe basarse en una fe sincera y en acciones que reflejen esa devoción. La promesa de vestiduras blancas y reconocimiento ante el Padre es un aliento para quienes perseveran en la fidelidad, recordándonos que, en medio de la adversidad y la complacencia, siempre habrá un remanente que se mantendrá firme en la verdad.

AUDIO

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VERSIÓN LARGA
La Iglesia Moribunda - Sardis  
Apocalipsis 3: 1-6  


Introducción:

Hemos estudiado a lo largo de nuestras enseñanzas diversas características de las iglesias mencionadas en el libro de Apocalipsis. Hemos analizado a la iglesia que perdió su primer amor, la iglesia que no tenía reproche y la iglesia que toleraba a Jezabel. Sin embargo, hoy nos adentraremos en la dura realidad de la iglesia moribunda en Sardis, una comunidad que, aunque aparenta estar viva, en realidad está muerta en su interior. Es crucial entender estas advertencias, no solo como relatos de una época pasada, sino como un llamado urgente a la reflexión sobre nuestras propias congregaciones y nuestras vidas personales.

La iglesia de Sardis representa un ejemplo claro de cómo una comunidad puede perder su vitalidad espiritual a pesar de tener una apariencia activa y vibrante. Este mensaje es un recordatorio de que la verdadera adoración va más allá de lo superficial y nos invita a profundizar en nuestras motivaciones y en nuestra relación con Dios.

I. Descripción de la iglesia

En este mensaje, Jesús se presenta de una manera significativa que merece nuestra atención. El que tiene los siete espíritus de Dios hace referencia a la plenitud y el movimiento del Espíritu Santo. Los siete espíritus simbolizan la totalidad del poder y la presencia del Espíritu en la iglesia, lo que indica que sin el Espíritu, una iglesia puede caer en la inercia espiritual.

Las siete estrellas, por su parte, representan a los pastores o líderes de la iglesia. Esta imagen sugiere que Jesús tiene autoridad sobre los líderes y, por extensión, sobre la congregación. La responsabilidad de los pastores es guiar y alimentar a su rebaño, pero también rendir cuentas ante Dios por su liderazgo.

II. Reprensión a la iglesia

El problema principal de la iglesia de Sardis es profundo y preocupante. Esta iglesia tenía una reputación favorable entre la gente. Puede que fuera conocida por su riqueza, sus milagros, su trabajo ministerial o su crecimiento numérico. Sin embargo, a los ojos de Dios, la realidad era muy diferente. Mientras que otros decían: “Mira qué viva, fervorosa y apasionada es esa iglesia”, Dios opinaba que esa iglesia estaba muerta. Sus obras, aunque visibles, no eran perfectas ante Él. Esto nos lleva a reflexionar sobre las dos reputaciones: una que se presenta ante los hombres y otra que se revela ante Dios. Existen iglesias y cristianos que pueden parecer vibrantes y activos, pero que están muertos espiritualmente.

Una iglesia muerta es aquella que permite el pecado, que no ama a Dios, que está casada con el mundo y que ha perdido su propósito esencial. Es una iglesia contaminada por herejías, que convive con falsos líderes sin cuestionar su enseñanza. En resumen, es una iglesia que honra a Dios con sus labios, pero cuyos corazones están lejos de Él, una iglesia hipócrita que aparenta piedad mientras su interior está lleno de corrupción. Esta es una advertencia seria para todos nosotros, ya que podemos caer en la trampa de la apariencia sin una verdadera sustancia espiritual.

III. Advertencia a la iglesia

La iglesia de Sardis necesita urgentemente salir de su estado moribundo. El Señor les da instrucciones claras sobre cómo hacerlo. El primer llamado es a ser vigilantes. Este mandato se puede resumir en un sencillo pero poderoso: “¡Despierta!” La vigilancia espiritual es esencial para reconocer los peligros que acechan a la iglesia y a cada creyente. La falta de vigilancia puede llevar a la complacencia y a la muerte espiritual.

Deben restaurarse comenzando por las pocas cosas buenas que aún les quedan. Esos remanentes de fe y motivaciones correctas son cruciales para retomar el camino hacia la vida espiritual. Aun en medio de la oscuridad, siempre hay algo de luz que se puede avivar.

Para levantarse espiritualmente, deben volver a la sana doctrina y abandonar las enseñanzas erróneas que han permitido. Este regreso a las bases de la fe es fundamental para la restauración. Recordar lo que Dios ha hecho en el pasado puede ser un impulso poderoso para revivir la fe en el presente.

El arrepentimiento se convierte en el último paso. Este cambio radical debe comenzar con la renovación de la mente y un compromiso firme hacia la santidad. El arrepentimiento no es solo un sentimiento pasajero, sino una decisión consciente de cambiar el rumbo de nuestras vidas y volver a Dios. Es un proceso que requiere valentía y sinceridad.

Sin embargo, si no responden a estas advertencias, el juicio vendrá sobre ellos de manera inesperada, como un ladrón en la noche. Este es un recordatorio de que el tiempo es limitado y que la gracia de Dios no siempre estará disponible si persistimos en nuestra desobediencia. La inacción puede resultar en consecuencias devastadoras.

IV. Elogio a un remanente fiel

A pesar de la condición general de la iglesia, hay un elogio hacia algunos pocos creyentes que aún no se han dejado llevar por la corriente de la mayoría. Estos son los únicos que están verdaderamente vivos en medio de una comunidad espiritualmente muerta. Este remanente es un testimonio de la fidelidad de Dios incluso en circunstancias difíciles.

Es importante notar varios puntos clave en este elogio. No siempre lo que piensa o hace la mayoría es correcto. La voz de la multitud no es un indicador de la verdad. La historia nos muestra que, a menudo, la verdad es defendida por una minoría valiente. Los verdaderos seguidores de Cristo a menudo se encuentran en desacuerdo con las normas y expectativas del mundo.

Siempre habrá un remanente fiel que se mantendrá firme en la verdad, incluso cuando todos los demás se desvíen. Esta es una fuente de esperanza, ya que Dios siempre tiene un grupo de personas que le son leales. Es un recordatorio de que la fidelidad a Dios no siempre será popular, pero siempre será recompensada.

Es posible ser diferente y mantenerse firme en medio de la maldad y la corrupción que nos rodea. La vida cristiana no debe ser una mera conformidad con las normas sociales, sino un llamado a vivir con integridad y autenticidad. Ser diferentes es un signo de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Cuando uno se encuentra en el camino de Dios, puede notar que va en dirección opuesta a la corriente de la mayoría. Este es un buen indicador de que se está en el camino correcto; si todos van en una dirección y tú estás yendo en la contraria, podría ser una señal de que estás siguiendo a Cristo. En este sentido, la vida cristiana puede ser desafiante, pero también es enriquecedora y gratificante.

V. Promesas a los vencedores

Para aquellos que vencen y permanecen fieles, las promesas son profundas y significativas. Las vestiduras blancas representan gozo, celebración y santidad. En la cultura de la época, las vestiduras blancas eran símbolo de alegría y victoria, especialmente en las fiestas. Este es un recordatorio de que aquellos que permanecen fieles serán recompensados con un gozo eterno. Las vestiduras blancas son un símbolo de pureza y aceptación ante Dios.

No ser borrado del libro de la vida es una garantía de participación en las glorias del cielo. Ser parte del libro de la vida es una señal de que hemos sido aceptados por Dios y que nuestra vida tiene valor eterno. Esta no es solo una promesa para el futuro, sino una motivación para vivir en la fidelidad hoy.

Confesar su nombre delante del Padre y los ángeles implica que Jesús intercederá por ellos y los reconocerá como Suyos ante el Padre y los ángeles. Este es un acto de amor y un testimonio de la relación íntima que Dios desea tener con Su pueblo. La idea de ser confesados por Cristo es un poderoso recordatorio de que nuestra relación con Él es personal y significativa.

Conclusiones:

La advertencia a la iglesia de Sardis es un llamado a la reflexión para todas las congregaciones de hoy. La apariencia no garantiza la vida espiritual; es vital evaluar nuestra relación con Dios y nuestras motivaciones. La verdadera adoración va más allá de lo externo y debe basarse en una fe sincera y en acciones que reflejen esa devoción. Debemos cuestionarnos: ¿Estamos buscando la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Estamos comprometidos a mantener nuestra fe genuina y nuestras motivaciones puras?

La historia de Sardis nos enseña que, aunque las circunstancias puedan parecer desalentadoras, siempre hay esperanza en Cristo. Él está dispuesto a restaurar a aquellos que se arrepienten y buscan Su rostro. La verdadera adoración no es solo un acto externo, sino una respuesta interna a la gracia divina que nos ha alcanzado.

Además, es importante reconocer que la fe no siempre será fácil. Habrá momentos de desafío y oposición, pero es en esos momentos donde nuestra fe se pone a prueba y se fortalece. Ser parte de la iglesia moribunda de Sardis nos recuerda que debemos estar alertas y listos para actuar.

A medida que reflexionamos sobre esta enseñanza, que podamos ser parte de ese remanente fiel, dispuestos a ser diferentes en medio de una generación que se aleja de Dios. Que nuestras vidas sean un testimonio de adoración auténtica y que nuestras acciones reflejen nuestra devoción a Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable. La verdadera adoración no es solo un acto ritual, sino una vida vivida en obediencia y amor a Dios.

La advertencia a la iglesia de Sardis, por lo tanto, no es solo un mensaje de juicio, sino un llamado a la restauración. Es un recordatorio de que, no importa cuán lejos hayamos caído, siempre podemos volver a Dios. Su gracia es abundante y está disponible para todos los que se arrepienten y buscan Su rostro.

La promesa de vestiduras blancas y el reconocimiento ante el Padre son un aliento para quienes perseveran en la fidelidad. Nos recuerda que, en medio de la adversidad y la complacencia, siempre habrá un remanente que se mantendrá firme en la verdad. Estos son aquellos que, a pesar de las tentaciones y presiones del mundo, eligen seguir a Cristo y vivir de acuerdo con Su Palabra.

Así que, mientras avanzamos en nuestra vida de fe, recordemos siempre la advertencia a Sardis. No permitamos que nuestra vida espiritual se convierta en una mera rutina o en una fachada. Busquemos continuamente una relación auténtica con Dios, y permitamos que Su Espíritu nos guíe y nos transforme.

Que cada uno de nosotros pueda examinarse a sí mismo y preguntarse: "¿Soy parte de la iglesia viva que adora a Dios con sinceridad, o he caído en la complacencia de una vida espiritual muerta?" Que el deseo de conocernos y de ser transformados por Él, nos lleve a un lugar de renovación y avivamiento en nuestras vidas y en nuestras congregaciones. Amén.

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