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BOSQUEJO - SERMÓN: LA RESURRECCION DE JESUS - EXPLICACIÓN DE 1 CORINTIOS 15: 1 - 11 - EL TEMOR A LA MUERTE ( VÍDEO)

VÍDEO: TRES PRUEBAS DE LA RESURRECCIÓN EN DOS MINUTOS

BOSQUEJO


Tema: El temor a la muerte. Titulo: La resurrección de Jesús. Texto: 1 Corintios 15: 1 - 11; 29 - 34. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruíz.

Introducción:


A. Morimos, pasamos al cielo presente, después de ello, allí el tribunal de Cristo y después la resurrección. El creyente resucitara un día y en el capitulo quince de primera de Corintios Pablo nos habla de ello. Lo primero que quiere hacer es que ante la incredulidad de algunos frente al hecho, el probara el hecho de que Cristo resucito y si resucito lo que se sigue es que cumplirá la promesa de resucitarnos a nosotros:

B. El dará tres evidencias de la resurrección de Jesús para probar que es cierta:

I. EL EVANGELIO ENSEÑADO (ver. 1 - 4).


A. Pablo es enfático en mostrarnos que el evangelio que el enseña: "Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;" es lo que el RECIBIÓ. Entonces surge la pregunta: ¿De quien lo recibió? La respuesta a esta pregunta se encuentra en Galatas 1: 11 - 12; 15 - 22, allí dice:

1. Que el evangelio que el predica no se lo enseñaron de primera mano los hombres sino vino de parte del mismo Señor Jesucristo (ver 11 -12). Tal parece que lo recibió de manera sobrenatural, por experiencias espirituales, Pablo se convirtió en aun experiencia sobrenatural (Hechos 9: 13 - 19 comp. 26:16), a su vez nos indica en Hechos 22: 17 que al menos en una ocasión estuvo en éxtasis, ya hemos visto también que el estuvo en el cielo. No sabemos en que momento recibió el evangelio por revelación pero aquí afirma que así fue.

2. En los versículos 15 - 22, esta muy interesado en que comprendamos que después de su conversión,  él no tuvo contacto con los hombres y que por tanto no pudo haber recibido el evangelio de ellos, ni de los Apóstoles, ni de ningún otro.

En conclusión, lo que el enseña sobre la muerte y resurrección de Jesucristo se lo enseño él mismo Señor, aunque seguramente después de ello hubo intercambio también con los demás Apóstoles. Esto implica que aunque el no fue testigo del hecho mismo de la muerte y resurrección de Jesús puede dar fe de ello, pues el ha compartido con el resucitado. 


II. LAS APARICIONES POST-MORTEN (ver. 5 - 8).


A. Pablo nos informa como para que no queden dudas que el resucitado no se le apareció solo a él, dice que existen múltiples testimonios de esto y da una lista de estas revelaciones:

1. A Cefas. Es decir, al apóstol Pedro.

2. A los Doce. Es decir. A los doce apóstoles.

3. A quinientas personas al mismo tiempo. Incluso dice que algunos viven aún por si alguno quiere investigar.

4.  A Jacobo, el hermano de Jesús, uno de los otrora incrédulos, este detalle es notable.

5. De nuevo a los doce pero esta vez aclara que fue a todos.

6. Como ya es obvio para nosotros también se le apareció al mismo Pablo.

Si lo nota Pablo nos dice en este texto que puede citar por lo menos a 515 personas que vieron a Jesús resucitado.


III. SU MINISTERIO (ver. 9 - 11; 30 - 34).


A. Por ultimo, Pablo cita como evidencia de la resurrección su sufrido ministerio. La idea es que si no fuera cierto lo que el acaba de decir (que el vio a Jesús resucitado), definitivamente no habría razón lógica para soportar un ministerio tan sufrido como el que le ha tocado. En otras palabras, la razón de soportar es que el sabe que Jesús resucito y que entonces el resucitara también. Veamos su argumento:

1. Por la gracia de Dios he trabajado mas que los demás apóstoles. En otras palabras: Trabajo duro por la misión, mas duro que todos porque vi a Jesús (ver. 10).

2. Estoy a todas horas en peligro de muerte. En otras palabras en cualquier momento puedo morir y estoy dispuesto a hacerlo porque vi a Jesús (ver. 30 - 31).

3. He luchado hasta con fieras. En otras palabras he sufrido mucho por este ministerio y lo soporto porque vi a Jesús resucitado (ver. 32a)

4. Me abstengo del pecado. Otros viven vidas desenfrenadas de pecado porque no creen estas cosas (comamos y bebamos). Sin embargo, yo no vivo así porque vi a Cristo resucitado (ver. 32b).

Para refutar a Pablo sus lectores deberían demostrar que existen razones diferentes a las convicciones descritas para trabajar tan duro, exponerse a la muerte, sufrir y abstenerse.

Esta seria la evidencia que Pablo presenta para asegurar que por cuanto Jesús ha resucitado entonces nosotros también resucitaremos con él.

Conclusiones:

Se expone en 1 Corintios 15 el fundamento de la resurrección de Jesús, presentando evidencias como el evangelio recibido directamente del Señor y los múltiples testimonios de apariciones. Además, Pablo destaca su sufrimiento en el ministerio como prueba de la veracidad de la resurrección, asegurando que los creyentes también resucitarán.

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VERSION LARGA
La resurrección de Jesús es un pilar fundamental de la fe cristiana, y su significado se extiende más allá de un simple evento histórico; es un acontecimiento que transforma la vida de los creyentes y ofrece esperanza ante el temor a la muerte. En 1 Corintios 15:1-11 y 29-34, el apóstol Pablo aborda este tema con una profundidad y claridad que busca reafirmar y fortalecer la fe de aquellos que dudan. Su mensaje es especialmente relevante en una época en la que la incredulidad y el escepticismo sobre la resurrección de Cristo eran evidentes, y su enfoque se centra en presentar evidencias contundentes que validan la realidad de la resurrección.

Pablo inicia su argumentación estableciendo el evangelio que recibió, un mensaje que es la clave para entender la resurrección. En los primeros versículos del capítulo 15, enfatiza que el evangelio que él predica no es de origen humano, sino que le fue revelado directamente por el Señor Jesucristo. Esto es fundamental, ya que Pablo no pretende que su mensaje sea una mera interpretación de otros, sino que se basa en una revelación divina que le otorga autoridad. Al afirmar que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día conforme a las Escrituras, Pablo establece un fundamento sólido para su mensaje. Este contenido no es sólo un conjunto de afirmaciones, sino que engloba la esencia de la fe cristiana.

La pregunta que surge es: ¿de quién recibió Pablo este evangelio? La respuesta se encuentra en su carta a los Gálatas (Gálatas 1:11-12), donde explica que no recibió el evangelio de hombres, sino que fue un producto de una revelación directa de Jesucristo. Esto es particularmente significativo porque subraya que Pablo no fue testigo de los eventos de la crucifixión y resurrección de Jesús, pero su experiencia espiritual le permitió convertirse en un testigo de la resurrección. Su conversión fue un evento sobrenatural que lo llevó a una transformación radical, y su autoridad como apóstol se basa en haber tenido un encuentro personal con el Cristo resucitado. Este punto es crucial, ya que establece que aunque no fue un testigo ocular de la resurrección, su fe y dedicación se fundamentan en una experiencia directa con el resucitado.

La segunda evidencia que Pablo presenta son las apariciones post-mortem de Jesús. En los versículos 5 a 8, hace un recuento de las diferentes personas y grupos a quienes Jesús se apareció después de su resurrección. Comenzando por Cefas (Pedro), luego los doce apóstoles, y posteriormente a más de quinientas personas al mismo tiempo. Este número significativo actúa como un testimonio colectivo que refuerza la realidad de la resurrección y proporciona a los escépticos la oportunidad de verificar la veracidad de su afirmación. La mención de que algunos de esos testigos aún vivían en ese momento significa que podían ser consultados, lo que añade un nivel adicional de credibilidad a su testimonio. 

Además, Pablo menciona a Jacobo, el hermano de Jesús, quien era un incrédulo antes de la resurrección. Este detalle es notable porque muestra cómo incluso aquellos que inicialmente dudaban fueron transformados por el encuentro con el Cristo resucitado. La lista de testigos culmina con la aparición de Jesús a Pablo mismo, quien se considera el último de los apóstoles, nacido fuera de tiempo. Este hecho no solo cierra el círculo de testigos, sino que también establece que la resurrección de Jesús no fue un evento aislado, sino un acontecimiento que impactó a numerosas personas, cada una con su propia historia de transformación.

La tercera evidencia que Pablo presenta se basa en su propio sufrimiento y ministerio. En los versículos 9 a 11, Pablo comparte su experiencia personal, destacando que su arduo trabajo y los peligros a los que se enfrenta son testimonios de su compromiso con la obra de Cristo. Él reconoce que ha trabajado más arduamente que los otros apóstoles, y esto se debe a su convicción de que ha visto a Jesús resucitado. Este argumento es poderoso; si la resurrección no hubiera ocurrido, no habría razón para que él soportara un ministerio tan sacrificado, lleno de sufrimiento y persecución. 

Pablo menciona que está constantemente en peligro de muerte y que ha luchado incluso con fieras, lo que subraya los extremos a los que está dispuesto a llegar por su fe. Su disposición a enfrentar el sufrimiento y la muerte se basa en la certeza de que Jesús ha resucitado. El apóstol se abstiene del pecado y vive una vida de compromiso porque tiene la firme convicción de que la resurrección es real. Para aquellos que no creen, la vida puede parecer un juego de placeres temporales —"comamos y bebamos, porque mañana moriremos"— pero Pablo elige vivir de manera diferente debido a su experiencia con el resucitado.

Además, Pablo plantea una reflexión sobre las implicaciones de la resurrección. En el contexto de la carta, se enfrenta a la idea de que algunos en Corinto cuestionaban la resurrección de los muertos. Si no hay resurrección, entonces no solo la fe de Pablo, sino también la de todos los creyentes, sería en vano. La resurrección de Cristo no solo valida su propio ministerio, sino que también establece la base para la esperanza de resurrección de todos los creyentes. De este modo, la resurrección de Jesús no es solo un evento que ocurrió hace más de dos mil años; es el fundamento de la esperanza cristiana, que promete que los que creen en Él también resucitarán.

La importancia de la resurrección se extiende a nuestra vida diaria como creyentes. La certeza de que Jesús ha resucitado nos ofrece una perspectiva única sobre la vida y la muerte. El temor a la muerte puede ser un lastre pesado para muchos, pero la resurrección de Jesús nos asegura que la muerte no es el final, sino una transición hacia una vida eterna con Él. Esta promesa nos da valor para enfrentar las dificultades y desafíos de la vida, y nos impulsa a vivir con un propósito renovado.

En medio de un mundo lleno de incertidumbre, la resurrección de Jesús se erige como un faro de esperanza. Nos recuerda que la muerte ha sido vencida y que la vida eterna es una realidad para aquellos que depositan su fe en Él. Cada vez que recordamos la resurrección, renovamos nuestra confianza en Dios y Su plan para nuestras vidas. La resurrección nos invita a vivir con valentía, a compartir nuestra fe con otros y a ser testigos de la esperanza que tenemos en Cristo.

Es esencial que, como creyentes, comprendamos la profundidad de la resurrección de Jesús. No es simplemente un dogma teológico; es una verdad viviente que transforma nuestra existencia. La resurrección nos llama a una vida de adoración, gratitud y servicio. Nos invita a ser parte de la misión de Dios en el mundo, compartiendo el mensaje de salvación y esperanza con aquellos que nos rodean.

En conclusión, Pablo expone en 1 Corintios 15 el fundamento de la resurrección de Jesús, presentando evidencias sólidas que incluyen el evangelio recibido directamente del Señor, los múltiples testimonios de apariciones y su propio sufrimiento ministerial. Estas afirmaciones no solo confirman la resurrección de Cristo, sino que también aseguran a los creyentes que ellos también resucitarán. La resurrección no es solo un evento histórico; es la base de la esperanza cristiana y la promesa de vida eterna para todos los que creen. Al abrazar esta verdad, los creyentes son llamados a vivir con una nueva perspectiva y un renovado compromiso con Dios y Su obra, compartiendo la esperanza de la resurrección con un mundo que anhela respuestas y redención.

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