¡Bienvenido! Accede a mas de 1000 bosquejos bíblicos escritos y en video diseñados para inspirar tus sermones y estudios. Encuentra el recurso perfecto para fortalecer tu mensaje y ministerio hoy. ¡ESPERAMOS QUE TE SEAN ÚTILES, DIOS TE BENDIGA!

BUSCA EN ESTE BLOG

SERMÓN - BOSQUEJO: Sin resurrección, todo es en vano.

VIDEO

BOSQUEJO

Tema: La resurrección. Título: Sin resurrección, todo es en vano. Texto: 1 Cor 15: 12 – 20.

Introducción:

A. Este texto es muy interesante, ya que, nos lleva a un supuesto que nos hace ver porque la resurrección de Jesús es el evento central del cristianismo.

B. La pregunta es: ¿y que tal que la resurrección sea falsa? ¿Qué implicaciones tiene esto? descubriremos que varias y todas ellas muy graves.

C.  Veremos que sin resurrección:

I. LA PREDICACIÓN ES VANA (Ver 14 – 15).


A. SI Cristo no resucito:

1. La predicación es vana. El mensaje del evangelio es falso, lo que le da validez al mensaje del evangelio no es que Cristo vivió, hizo milagros, enseño, sufrió y murió sino que el RESUCITO, sin la resurrección toda su vida y obra no pasa de ser otra vida más.

2. Somos falsos testigos. Porque estamos enseñando la mentira de la resurrección.



II. LA FE ES VANA (Ver 17).


A. Si Cristo no resucito:

1. Lo que creemos (cuerpo de doctrina) además de inútil es falso.

2. Todo lo que hemos hecho: abandonar el pecado, servirle, evangelizar, congregarnos, cantarle, ayunar es vano.

3. Esto incluye que tampoco hemos sido perdonados, lo cual implica que aún estamos en nuestros pecados y que aún estamos condenados, implica que no hay remedio alguno para estas cosas.

B. ¿Por qué? Porque lo que articula estas cosas, la medula espinal de la doctrina, de obedecer lo que se nos manda y de nuestro perdona se cae o se levanta en la veracidad de ese hecho.


III. EL FUTURO ES VANO (Ver 18 – 19).


A. Si Cristo no resucito:

1. Todas las personas que han muerto en él, incluyendo nuestros familiares sencillamente desaparecieron, no es verdad que estén en la presencia de Dios.

2. Aun más, todo lo que podemos esperar es solo para esta vida, ya que, es mentira que hay vida después de la muerte.



Conclusión:

A. Por ello es importante que estemos seguros de este suceso. Implícito en el texto hallamos una gran prueba de la veracidad de la resurrección, esta se halla en quien escribe, Pablo:

Pablo era un hombre rico, de prestigio social, influencia y gran educación. Sin embargo, estaba dispuesto a tirar todo eso por la causa de Jesús. Estuvo dispuesto a ser golpeado, encarcelado, agredido, apedreado y abandonados por la muerte, todo por el nombre de Jesús. Aquí hay un hombre que en un momento estuvo contra los cristianos y el cristianismo. Su único propósito en la vida era destruirlo.

Si Pablo estuvo dispuesto a eso es o porque enloqueció o porque el en realidad había visto a Cristo resucitado y sabía que valía la pena todo lo que hacía, no lo olvide: alguien puede morir por una mentira, de hecho muchos lo hacen; pero nadie muere por una mentira que sabe es mentira, ya que, el mismo la invento y Pablo murió por Cristo.

Por tanto: ni nuestra predicación, ni nuestra fe, ni nuestro futuro son vanos.



CLICK EN PLAY PARA OÍR EL AUDIO DEL MENSAJE 


VERSIÓN LARGA
Título: Sin resurrección, 
todo es en vano

Introducción

El pasaje de 1 Corintios 15:12-20 presenta un argumento fascinante que nos lleva a reflexionar sobre la centralidad de la resurrección de Jesús en el cristianismo. La resurrección no es solo un evento significativo; es el fundamento sobre el cual se edifica toda la fe cristiana. La pregunta que surge es inquietante: ¿qué pasaría si la resurrección fuera falsa? Las implicaciones de tal suposición son profundas y, en su mayoría, desalentadoras. A medida que exploramos este texto, descubriremos que sin la resurrección de Cristo, nuestras creencias y prácticas cristianas son, en efecto, vanas.

I. La predicación es vana (Versículos 14-15)

El primer punto que Pablo aborda es la inutilidad de la predicación si Cristo no ha resucitado. La proclamación del evangelio se basa en la verdad de que Jesús venció a la muerte. Si Cristo no resucitó, entonces el mensaje del evangelio es falso. La vida de Jesús, sus enseñanzas, sus milagros, su sufrimiento y su muerte no tendrían ningún significado. El hecho de que Cristo haya resucitado es lo que valida toda su obra. Sin la resurrección, su vida se convierte simplemente en la historia de un hombre más, un maestro que vivió y murió, pero que no pudo ofrecer esperanza ni salvación.

Además, si no hay resurrección, aquellos que predicamos el evangelio nos convertimos en falsos testigos. Estaríamos esparciendo una mentira, engañando a otros con la esperanza de algo que nunca ocurrió. La credibilidad de los apóstoles y de todos los que han compartido este mensaje a lo largo de los siglos se vería completamente comprometida. En resumen, si Cristo no resucitó, la predicación se torna vacía y sin sentido.

II. La fe es vana (Versículo 17)

El segundo argumento de Pablo es que, si Cristo no resucitó, nuestra fe es vana. Lo que creemos y la doctrina que seguimos se convierten en inútiles y falsos. La esencia de nuestra fe radica en la creencia de que Jesús resucitó de entre los muertos y que, a través de esa resurrección, hemos recibido perdón y vida eterna. Todo lo que hemos hecho en nuestra vida cristiana—abandonar el pecado, servir a Dios, evangelizar, congregarnos, alabar y ayunar—pierde su valor.

Más alarmante aún es la implicación de que, si no hay resurrección, tampoco hemos sido perdonados. Esto significa que aún estamos en nuestros pecados, condenados y sin esperanza. La resurrección de Cristo es fundamental para nuestra redención. Sin ella, no hay remedio para nuestra condición pecaminosa, y nuestras vidas quedan atrapadas en un ciclo de desesperanza.

La medula espinal de nuestra doctrina de salvación se sostiene en la veracidad de la resurrección. Si esta verdad es cuestionada, toda la estructura de nuestra fe se tambalea. La fe cristiana no se basa en una serie de principios morales o en la búsqueda de una vida mejor; se basa en la realidad de que Cristo vive. Si no es así, nuestra fe se convierte en un mero ejercicio religioso sin impacto real en nuestras vidas.

III. El futuro es vano (Versículos 18-19)

Finalmente, Pablo aborda las consecuencias de la falta de resurrección en relación a nuestro futuro. Si Cristo no resucitó, todas las personas que han muerto en Él han perecido. La esperanza de que nuestros seres queridos que han partido están en la presencia de Dios se desmorona. No hay consuelo en la creencia de que hay vida después de la muerte si la resurrección no es una realidad. La muerte se convierte en un final absoluto, y toda esperanza se desvanece.

Además, si Cristo no resucitó, nuestra expectativa de un futuro eterno se convierte en una ilusión. Si toda nuestra esperanza se limita a esta vida, entonces somos los más miserables de todos los hombres. Nuestro propósito y nuestra dirección se convierten en insignificantes, y la vida se transforma en una búsqueda vacía sin un destino final. La resurrección de Cristo redefine nuestra existencia, dándonos un propósito eterno y una esperanza que trasciende la muerte.

Conclusión

Dadas estas profundas implicaciones, es vital que estemos seguros de la realidad de la resurrección. Implícito en el texto de Pablo hay una prueba significativa de la veracidad de la resurrección, que se manifiesta en la vida del mismo Pablo. Este apóstol era un hombre de gran prestigio social, influencia y educación. Sin embargo, estuvo dispuesto a renunciar a todo esto por la causa de Cristo. A lo largo de su ministerio, enfrentó persecuciones, golpizas, encarcelamientos y la muerte, todo por el nombre de Jesús. 

Es fascinante considerar que un hombre que antes estaba decidido a destruir el cristianismo se convirtió en uno de sus más fervientes defensores. Si Pablo fue capaz de soportar tanto sufrimiento, no fue porque se volvió loco o porque simplemente deseaba sufrir. Su transformación y su disposición a arriesgarlo todo solo se explican por el hecho de que él había visto al Cristo resucitado. Sabía que había un valor real en lo que hacía, y ese valor era la verdad de la resurrección.

Es importante recordar que muchas personas pueden morir por una mentira, pero nadie muere por una mentira que sabe que es una mentira. Pablo no solo predicó la resurrección, sino que vivió y murió por ella, lo que refuerza su autenticidad.

Por lo tanto, ni nuestra predicación, ni nuestra fe, ni nuestro futuro son vanos. La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra esperanza, y sin ella, todo lo que creemos y hacemos carece de significado. En la resurrección, encontramos la certeza de que nuestras vidas tienen un propósito eterno y que el sacrificio de Cristo fue por nuestra redención. Sin resurrección, todo es en vano, pero con ella, tenemos la garantía de una vida nueva en Cristo.

No hay comentarios: