VÍDEO DE LA PREDICA
BOSQUEJO (VERSIÓN RESUMIDA)
Tema: Compañerismo. Título: La cena de Señor.Texto: Lucas 22: 14 – 23. Autor: Pastor Edwin Núñez.
Introducción:
A. En esta mañana, nos reunimos para reflexionar sobre un acto que trasciende el tiempo y el espacio: la cena del Señor. Este sacramento no solo es un ritual, sino una profunda expresión de compañerismo entre los discípulos de Cristo. A través de la lectura de Lucas 22: 14-23, nos proponemos entender el significado y la importancia de participar en este acto con consciencia y reverencia. Al participar de la cena del Señor, no solo recordamos a nuestro Salvador, sino que también celebramos la unión que tenemos como comunidad de fe. Analizaremos juntos con quién compartió Jesús este momento tan significativo, cuáles son los elementos que lo componen, y qué recuerdos evoca en nosotros. Que esta meditación nos lleve a un entendimiento más profundo del compañerismo que se manifiesta en la mesa del Señor.
I. ¿CON QUIEN LA COMIO?
A. Ver 14. Con los apóstoles. Mateo en su versión nos dice “los discípulos”
B. Este es un detalle importante pues nos muestra que la cena del Seño es para aquellos que son discípulos y con ellos únicamente debe ser comida. Los discípulos según vimos en el estudio sobre el bautismo son aquellos que ya dieron este paso de obediencia.
II. ¿CUALES SON LOS ELEMENTOS?
A. Los elementos son dos:
1. La copa (Ver 17 – 18, 20). La copa como dice el texto contiene JUGO DE LA VID o vino, algunas iglesias lo usan más fermentado, otros menos y otros sin nada de fermento. Dicho elemento tipifica la sangre de Cristo, no se convierte en ella como es claro en el texto, pero si simboliza dicha sangre.
2. El pan (Ver 19). Era pan sin levadura. Dicho elemento tipifica el cuerpo de Cristo, de nuevo, no se convierte en el cuerpo de cristo, pero lo simboliza.
Ambos son símbolos poderosos, punzantes que nos hacen pensar en nuestra unión con Cristo.
III. ¿QUE RECUERDA EL ACTO?
A. Por lo menos tres cosas:
1. La hermandad (Ver 14): Esta era una comida, en las comidas se comparte, se estrechan lazos. La cena del Señor busca fomentar en nosotros la hermandad.
2. La muerte de Cristo (ver 19, 20): ambos símbolos, además de lo ya dicho, deben recordarnos “el cuerpo que fue dado” y “la sangre que fue derramada”, es un recuerdo de nuestra salvación, del momento de la cruz.
3. El regreso de Jesús (Ver 16, 18): por último, las alusiones al reino de Dios hechas aquí nos hablan del recuerdo de su venida y del reino de los cielos.
Conclusiones:
La cena del Señor no es un simple acto ritual, sino un profundo momento de reflexión y comunión que nos invita a considerar nuestra relación con Cristo y con nuestros hermanos en la fe. Al participar de ella, estamos llamados a recordar la hermandad que compartimos como discípulos, a reflexionar sobre el sacrificio de Cristo que nos brinda salvación y a anticipar con esperanza su regreso. Por tanto, al acercarnos a la mesa del Señor, debemos hacerlo con un corazón dispuesto, reconociendo la importancia de estos símbolos y el llamado a vivir en unidad, gratitud y expectativa. ¿Cómo estás participando de la cena del Señor? Esta pregunta nos desafía a evaluar nuestra vida espiritual y nuestro compromiso con la comunidad de creyentes. Que cada vez que compartamos este acto sagrado, lo hagamos con plena conciencia de su significado y su impacto en nuestra vida diaria.
VERSION EXTENDIDA
La cena del Señor. Texto: Lucas 22: 14 – 23.
Introducción:
En esta mañana, nos reunimos para reflexionar sobre un acto que trasciende el tiempo y el espacio: la cena del Señor. Este sacramento no solo es un ritual, sino una profunda expresión de compañerismo entre los discípulos de Cristo. A través de la lectura de Lucas 22: 14-23, nos proponemos entender el significado y la importancia de participar en este acto con consciencia y reverencia. Al participar de la cena del Señor, no solo recordamos a nuestro Salvador, sino que también celebramos la unión que tenemos como comunidad de fe.
La cena del Señor es un momento de conexión, tanto con Cristo como entre nosotros, sus seguidores. Nos invita a mirar hacia atrás, hacia el sacrificio de Jesús, pero también hacia adelante, anticipando su regreso. En esta meditación, analizaremos juntos con quién compartió Jesús este momento tan significativo, cuáles son los elementos que lo componen y qué recuerdos evoca en nosotros. Que esta reflexión nos lleve a un entendimiento más profundo del compañerismo que se manifiesta en la mesa del Señor.
I. ¿CON QUIÉN LA COMIÓ?
En el versículo 14, leemos que Jesús se sentó a la mesa con sus apóstoles. Mateo, en su relato, menciona que estuvo con sus discípulos. Este detalle es crucial, ya que nos muestra que la cena del Señor está destinada a aquellos que son verdaderos discípulos de Cristo. Recordemos que, según el estudio sobre el bautismo, los discípulos son aquellos que han tomado el paso de obediencia y han decidido seguir a Jesús.
Este acto de comer juntos es un símbolo poderoso de compañerismo. Jesús elige compartir este momento con aquellos que lo han seguido, quienes han estado con Él en su ministerio. Este gesto nos invita a reflexionar sobre la importancia de la comunidad en nuestra vida de fe. La cena del Señor es un recordatorio de que no estamos solos en nuestro caminar con Dios; somos parte de un cuerpo, la iglesia, donde cada miembro tiene un papel significativo.
II. ¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS?
Los elementos de la cena del Señor son dos: la copa y el pan.
1. La copa (versículos 17-18, 20): Esta copa contiene “jugo de la vid” o vino. En diferentes tradiciones, se utiliza vino fermentado, vino sin fermentar o incluso jugo de uva. Independientemente de la forma en que se presente, la copa simboliza la sangre de Cristo. Es importante recordar que el texto no indica que el jugo se convierta en la sangre, sino que representa el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en la cruz.
2. El pan (versículo 19): El pan utilizado en la cena del Señor era pan sin levadura. Este pan simboliza el cuerpo de Cristo. Nuevamente, el texto nos aclara que no se convierte en el cuerpo, sino que lo representa. Ambos elementos son símbolos poderosos que nos invitan a contemplar la profundidad de nuestra unión con Cristo. Al tomar el pan y la copa, recordamos que somos parte de su cuerpo y que su sacrificio nos ha dado vida.
III. ¿QUÉ RECUERDA EL ACTO?
La cena del Señor evoca, al menos, tres recuerdos significativos:
1. La hermandad (versículo 14): Esta cena es, ante todo, una comida compartida. En las comidas, se estrechan lazos, se comparten risas y se crea un sentido de comunidad. La cena del Señor busca fomentar en nosotros la hermandad. Nos recuerda que somos parte de una familia espiritual, donde cada uno de nosotros aporta algo único a la mesa.
2. La muerte de Cristo (versículos 19, 20): Los símbolos del pan y de la copa nos recuerdan el cuerpo que fue dado y la sangre que fue derramada. Este acto de recordar no es solo un ejercicio de la memoria; es una reflexión profunda sobre el sacrificio que nos brinda salvación. Nos lleva a un lugar de gratitud y adoración, reconociendo el alto precio que se pagó por nuestra redención.
3. El regreso de Jesús (versículos 16, 18): Las alusiones al reino de Dios en esta cena nos hablan del regreso de Cristo y de la esperanza del reino de los cielos. Al participar de la cena, no solo miramos hacia atrás con gratitud, sino que también miramos hacia adelante con anticipación. Esta esperanza nos motiva a vivir de manera que glorifiquemos a Dios en nuestras vidas.
Conclusiones:
La cena del Señor no es un simple acto ritual, sino un profundo momento de reflexión y comunión que nos invita a considerar nuestra relación con Cristo y con nuestros hermanos en la fe. Al participar de ella, estamos llamados a recordar la hermandad que compartimos como discípulos, a reflexionar sobre el sacrificio de Cristo que nos brinda salvación y a anticipar con esperanza su regreso.
Por tanto, al acercarnos a la mesa del Señor, debemos hacerlo con un corazón dispuesto, reconociendo la importancia de estos símbolos y el llamado a vivir en unidad, gratitud y expectativa. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo estamos participando de la cena del Señor? Esta interrogante nos desafía a evaluar nuestra vida espiritual y nuestro compromiso con la comunidad de creyentes.
Que cada vez que compartamos este acto sagrado, lo hagamos con plena conciencia de su significado y su impacto en nuestra vida diaria. Al final, la cena del Señor es un recordatorio de que, juntos, somos más que la suma de nuestras partes; somos un cuerpo en Cristo, llamados a vivir en amor y compañerismo. Que el compañerismo que experimentamos en la mesa del Señor nos impulse a llevar esa misma unidad y amor a nuestro entorno, reflejando así la luz de Cristo en el mundo.
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