BOSQUEJO - (VERSIÓN CORTA)
Tema: Compañerismo. Título: Interrogando los Hechos. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Lemas. Hoy estudiaremos pasajes sobre el bautismo con el fin de motivarnos a obedecer este mandato. Tomaremos dos historias del libro de los hechos y les interrogaremos.
I. LIDIA (Hechos 16: 11 – 15)
A. ¿Quién era? Una mujer, comerciante, vendedora de purpura (un tinte de tela costoso).
B. ¿Qué paso antes de su bautismo? Era un prosélito Judío, oía la predicación de Pablo, Dios la toco, se convirtió.
C. ¿Dónde fue bautizada? Pablo predicaba en el rio, lo más normal es pensar que fue allí mismo y por inmersión.
D. ¿Con quienes fue butizada? Con toda su familia.
E. ¿Qué paso después de su conversión? Ella quería servir.
II. EL CARCELERO (Hechos 16: 29 – 34).
A. ¿Quién era? Un carcelero, su oficio era en la cárcel, cuidando a los presos.
B. ¿Qué paso antes de su bautismo? Fue testigo de un milagro, quería suicidarse, Pablo le predico a él y a su familia.
C. ¿Dónde se bautizaron? El texto no lo dice pero es claro que no fue en la casa, pues allí fueron luego de bautizarse.
1. según algunos este texto prueba que el bautismo es por aspersión pues asumen que ellos estaban en la casa al ser bautizados y que como es improbable que en una casa halla agua suficiente para la inmersión esto tuvo que haber sido por aspersión, ya vimos que eso no es verdad.
2. Al igual que en la porción anterior el hecho de haberse bautizado con su familia tampoco es indicativo de bautismo de infantes, ya que, nadie puede asegurar que en esa familia había bebes.
Conclusiones:
El compañerismo en la fe, ejemplificado en las historias de Lidia y el carcelero, resalta la importancia de la comunidad en el proceso de conversión y bautismo. Estos relatos nos muestran que la obediencia al mandato de Cristo se vive en unidad, fortaleciendo nuestros lazos y motivándonos a servir juntos en el camino espiritual.
VERSIÓN LARGA
Interrogando los Hechos
Introducción:
En nuestra vida cristiana, uno de los valores más importantes que podemos cultivar es el compañerismo. Este concepto va más allá de compartir un espacio o un momento; implica una conexión profunda y un apoyo mutuo en nuestra fe. Hoy nos enfocaremos en un tema específico dentro de este contexto: el bautismo. A través de las Escrituras, especialmente en el libro de los Hechos, encontramos relatos que nos ayudan a comprender la importancia de este acto y el compañerismo que se forma en torno a él. A lo largo de este estudio, examinaremos dos historias significativas: la de Lidia y la del carcelero. A través de sus relatos, interrogaremos los hechos y reflexionaremos sobre las lecciones que podemos aprender.
I. LIDIA (Hechos 16: 11 – 15)
A. ¿Quién era Lidia?
Lidia es presentada en el relato como una mujer de notable carácter y ocupación. Era comerciante y vendedora de púrpura, un tinte de tela que en la antigüedad era muy costoso y reservado para las clases altas. Su ocupación no solo indica su éxito económico, sino también su influencia en la comunidad. Además, Lidia era una prosélito judía, lo que significa que había adoptado la fe judía y buscaba fervientemente la verdad espiritual.
B. ¿Qué sucedió antes de su bautismo?
Antes de su encuentro con Pablo, Lidia ya estaba en búsqueda de Dios. Ella asistía a reuniones de oración, donde escuchó la predicación del apóstol. En ese momento crucial, Dios tocó su corazón y le permitió entender el mensaje de salvación. La conversión de Lidia no fue un acto aislado, sino el resultado de una preparación divina en su vida. Su respuesta a la predicación fue inmediata y sincera, lo que la llevó a aceptar a Cristo como su Salvador.
C. ¿Dónde fue bautizada?
La narración nos indica que Pablo predicaba junto al río, lo que nos lleva a suponer que Lidia fue bautizada en ese mismo lugar. La práctica del bautismo por inmersión era común en la época y, dado que el bautismo simboliza la muerte al pecado y el nuevo nacimiento en Cristo, es lógico pensar que el acto se llevó a cabo en el agua.
D. ¿Con quiénes fue bautizada?
Lidia no fue la única en recibir el bautismo. Ella llevó a cabo esta decisión en conjunto con toda su familia, lo que subraya la importancia del compañerismo familiar en la fe. Este acto de bautismo en familia muestra cómo la conversión puede tener un efecto multiplicador, expandiéndose más allá de un individuo a su círculo cercano.
E. ¿Qué sucedió después de su conversión?
Después de su bautismo, Lidia mostró un deseo ferviente de servir. Su primera acción fue abrir su hogar a Pablo y a sus compañeros, lo que denota un espíritu de hospitalidad y de deseo de involucrarse en la obra del Señor. Su vida se convirtió en un testimonio del poder transformador del evangelio, y su hogar se transformó en un lugar de encuentro para la comunidad de creyentes.
II. EL CARCELERO (Hechos 16: 29 – 34)
A. ¿Quién era el carcelero?
El carcelero era un hombre de oficio rudo, encargado de cuidar a los presos. Su vida estaba marcada por la responsabilidad y el temor que conllevaba su trabajo. Sin embargo, su encuentro con Pablo y Silas le cambiaría la vida para siempre. En un momento de desesperación y crisis personal, se encontró ante la realidad de su necesidad espiritual.
B. ¿Qué sucedió antes de su bautismo?
La historia del carcelero es fascinante, ya que observamos un milagro que impactó su vida. Tras un terremoto que abrió las puertas de la prisión, él pensó que los prisioneros habían escapado y estaba a punto de quitarse la vida por miedo a las consecuencias. Sin embargo, Pablo lo detuvo, asegurándole que todos estaban allí. Este acto de compasión y la posterior predicación del evangelio a él y a su familia fueron determinantes para su conversión.
C. ¿Dónde se bautizaron?
El texto no especifica el lugar exacto del bautismo, pero es evidente que no ocurrió en la casa del carcelero, ya que este lo llevó a su hogar después de la ceremonia. Este punto es fundamental, ya que algunos argumentan que la falta de un lugar adecuado para la inmersión podría sugerir un bautismo por aspersión. Sin embargo, es crucial entender que el contexto cultural y las prácticas de la época favorecían el bautismo por inmersión, y no hay indicios de que el carcelero y su familia fueran bautizados de una manera diferente.
1. Refutando la idea del bautismo por aspersión:
Algunas interpretaciones sugieren que el bautismo del carcelero y su familia fue por aspersión, dado que no se menciona un cuerpo de agua en la casa. Sin embargo, es importante recordar que el contexto de la época y la práctica del bautismo apoyan la inmersión. La interpretación de que el bautismo se realizó en casa carece de fundamento sólido.
2. Bautismo y la cuestión de los infantes:
Asimismo, el hecho de que el carcelero se haya bautizado con su familia no implica necesariamente que se incluyan infantes. La Escritura no proporciona información sobre la presencia de niños en el hogar, y es prudente evitar asumir que el bautismo se extendió a quienes no pueden expresar una fe consciente y personal en Cristo.
Conclusiones:
Las historias de Lidia y el carcelero nos enseñan sobre el compañerismo en la fe, destacando cómo la comunidad juega un papel vital en el proceso de conversión y bautismo. Ambos relatos muestran que la obediencia al mandato de Cristo no es un acto individual, sino que se vive en unidad y en comunión con otros creyentes. Lidia, al abrir su hogar y su corazón, y el carcelero, al reunir a su familia en torno a la fe, ejemplifican cómo el compañerismo fortalece nuestros lazos y nos motiva a servir juntos en nuestro caminar espiritual. A medida que reflexionamos sobre estos relatos, se nos recuerda la responsabilidad y la alegría de compartir nuestra fe, de apoyarnos mutuamente y de crecer juntos en el amor de Cristo.
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