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Tema: Adoración – profeta Isaías. Título: Redirigiendo Nuestra Pasión: De Ídolos a Adoración Verdadera Según Isaías 57. Texto: Isaías 57: 3 – 13. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
La adoración es un tema central en la vida espiritual, y el profeta Isaías, a través de su mensaje, nos confronta sobre la verdadera pasión que debemos tener hacia Dios. En Isaías 57:3-13, se nos recuerda cómo los israelitas se dejaban llevar por la idolatría, entregándose con fervor a sus ídolos. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la intensidad de nuestro amor y la dedicación que ofrecemos a Dios en comparación con aquello que solíamos adorar. La pasión y el amor que se manifestaban en sus prácticas deben ser un llamado a redirigir esa energía hacia el verdadero objeto de nuestra adoración: el Señor.
I. CON PASIÓN (Ver 5).
A. La palabra “enfervorizáis” denota algo que se hace con PASION, los Israelitas practicaban la idolatría de esta manera. Note que tal era su pasión que estaban dispuestos aun a perder a sus propios hijos por sus ídolos. Dios es quien debería ser objeto de esta pasión.
B. ¿Con cuanta pasión sirvió usted al pecado? Con más pasión aun usted debe adorar a Dios.
II. CON AMOR (Ver 7 - 8).
A. La idolatría es comparada con el adulterio y la fornicación (Ver 3), no solo porque es una infidelidad a su esposo: Dios, sino también porque los cultos idolátricos exigían orgías, por ello la alusión a la cama. Según este texto ellos AMABAN su cama y aun la extendían. En otras palabras, amaban a sus ídolos, vivían en busca de nuevos ídolos y amaban lo que practicaban, SENTÍA UNA FUERTE ATRACCIÓN Y DESEO hacia ellos. Dios y nadie más debió haber sido para ellos el objeto supremo y único de este amor.
B. ¿Por qué personas sentimos este tipo de atracción y deseo? ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por ellos? Piense que uno solo debe ser objeto de nuestro amor supremo y que todo aquello que estamos dispuestos a hacer por los que amamos debemos estar dispuestos a hacerlo por Dios y aún más.
III. HASTA EL SEOL (Ver 9).
A. Rey en este versículo muy probablemente es una alusión a MOLOC (ídolo pagano), la mención al SHEOL se puede interpretar como “por tus dioses estas dispuesto a hacer lo que sea e ir donde sea”. Los israelitas debían caracterizarse por este tipo de búsqueda arriesgada por Dios.
B. Cuando no éramos creyentes cuantas cosas hacíamos por las cosas que amábamos pensemos en todo lo que hicimos por amor a ellos y ahora pensemos que mucho más es lo que se nos exige hacer por nuestro Dios.
C. Ilustración: el mundial de futbol y lo que hace la gente por lo que ama y le apasiona.
IV. SIN CANSANCIO (Ver 10).
A. El verso 10 implica una esforzada búsqueda pero a su vez infructuosa, una búsqueda que los llevo al desánimo, al cansancio y a la desesperanza pero increíblemente en momentos así estas personas sacaron fuerzas de flaqueza y continuaron en una búsqueda incesante de sus ídolos. Si tan solo asi mismo hubieran buscado a Dios.
B. La búsqueda de Dios no es infructuosa pero si extenuante en muchos casos. Sin embargo, debe ser una búsqueda esforzada. Muchas personas logran ser perseverantes en muchas empresas que su proponen pero extrañamente no logran serlo en la mas importante de todas y en la cual debería hacerse sentir el valor de la persistencia y es en la búsqueda de Dios.
Conclusión:
El pasaje nos plantea preguntas cruciales sobre nuestra relación con Dios. ¿Estamos dispuestos a renunciar a lo que nos aleja de Él? ¿Cómo priorizamos nuestra adoración? La advertencia de Isaías resuena hoy: los ídolos que tanto veneramos son efímeros, mientras que Dios ofrece una herencia eterna. Al apoyarnos en Él, encontraremos la verdadera paz y plenitud que solo Él puede brindar. La búsqueda de Dios debe ser nuestra mayor pasión, un esfuerzo que vale la pena y que transformará nuestra vida.
VERSIÓN LARGA
La adoración es un aspecto fundamental en la vida espiritual de cualquier creyente, y el profeta Isaías nos confronta con la profundidad de nuestra devoción hacia Dios en Isaías 57:3-13. A través de este pasaje, se nos recuerda el peligro de la idolatría, que históricamente ha desviado a muchos del verdadero camino. Isaías expone cómo los israelitas se entregaban a sus ídolos con una pasión y dedicación que deberían ser dirigidas hacia el único Dios verdadero. Este mensaje es un llamado a examinar la intensidad de nuestro amor por Dios y a redirigir la energía que muchas veces gastamos en cosas efímeras hacia una relación auténtica y fervorosa con Él.
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En el versículo 5, Isaías menciona que los israelitas “enfervorizáis” en su idolatría. La palabra “enfervorizáis” implica una pasión desbordante, una entrega total a sus ídolos. La imagen es poderosa: tal era su devoción que estaban dispuestos a sacrificar incluso a sus propios hijos en el fuego como ofrenda a estos ídolos. Este acto extremo revela la profundidad de su desvío y la seriedad de su infidelidad hacia Dios. La pregunta que surge es: ¿con cuánta pasión hemos servido al pecado en nuestras propias vidas? Es un reto que nos invita a considerar que la misma intensidad que dedicamos a nuestras malas decisiones debe ser redirigida hacia la adoración y el servicio a Dios.
La adoración no debería ser algo que hacemos de manera superficial o casual. Debe ser un compromiso profundo que se manifiesta en cada área de nuestra vida. Si los israelitas estaban dispuestos a arriesgarlo todo por sus ídolos, nosotros, como creyentes, deberíamos estar igualmente dispuestos a entregarlo todo por Dios. La pasión que mostramos en nuestra vida diaria, ya sea en nuestros trabajos, relaciones o pasiones, debería ser un reflejo de nuestro amor por Él. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿estamos realmente entregando lo mejor de nosotros a Dios, o estamos reservando nuestras energías para otras cosas que no tienen valor eterno?
En los versículos 7 y 8, Isaías hace una comparación impactante entre la idolatría y el adulterio. La idolatría no es solo una traición hacia Dios, nuestro esposo espiritual, sino que también implica una infidelidad que se manifiesta en prácticas que van en contra de Su voluntad. Los israelitas “amaban su cama” y buscaban nuevos ídolos para adorar. Este amor desmedido por lo que les alejaba de Dios es un reflejo de un corazón que ha perdido su enfoque. La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué cosas en nuestra vida han capturado nuestra atención y amor de tal manera que nos han alejado de Dios?
La atracción hacia los ídolos puede ser sutil. A menudo, las cosas que nos alejan de Dios no son necesariamente malas en sí mismas, pero se convierten en ídolos cuando les damos prioridad sobre nuestra relación con Él. La cultura contemporánea está llena de distracciones que pueden desviar nuestra atención. ¿Estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para alejarnos de esos ídolos y volvernos a Dios? La adoración genuina implica un amor que se manifiesta en acciones. Debemos estar dispuestos a sacrificar lo que nos aleja de Dios, así como los israelitas estaban dispuestos a hacer sacrificios por sus ídolos.
El versículo 9 menciona un “rey”, que se interpreta como una referencia a Moloch, un ídolo pagano al que se ofrecían sacrificios humanos. Los israelitas estaban tan comprometidos con sus ídolos que irían hasta el Sheol, el lugar de los muertos, para buscar su favor. Esta búsqueda arriesgada por sus dioses contrasta con la falta de dedicación que mostraban hacia el verdadero Dios. Isaías está llamando a su pueblo a una búsqueda similar, pero esta vez por el único que realmente merece su devoción. La pregunta que debemos considerar es: ¿cuánto estamos dispuestos a hacer por Dios? Cuando no éramos creyentes, hacíamos sacrificios por las cosas que amábamos. Ahora, como seguidores de Cristo, deberíamos ser aún más diligentes en nuestra búsqueda de Dios.
Un ejemplo contemporáneo de esta devoción se puede ver en eventos como la Copa Mundial de Fútbol, donde millones de personas hacen sacrificios significativos por su amor al deporte. Viajan grandes distancias, gastan sumas considerables de dinero y pasan horas en fila para ver a sus equipos favoritos. Este fervor y dedicación son admirables, pero es un desafío para nosotros como creyentes: ¿estamos mostrando la misma pasión por Dios? La búsqueda de Dios debería ser nuestra mayor prioridad, y nuestras acciones deben reflejar ese compromiso.
El versículo 10 de Isaías 57 habla de una búsqueda esforzada pero infructuosa. Los israelitas se cansaban y se desanimaban en su búsqueda de ídolos, pero seguían adelante. Esto contrasta con la búsqueda de Dios, que aunque puede ser difícil y extenuante, siempre da frutos eternos. La búsqueda de Dios no es un camino fácil, pero es un camino que vale la pena recorrer. Debemos ser perseverantes, incluso cuando enfrentamos desafíos. La fidelidad en nuestra búsqueda de Dios es lo que nos sostiene y nos da esperanza en momentos de dificultad. ¿Estamos realmente dedicando tiempo y esfuerzo a conocer a Dios y a profundizar nuestra relación con Él?
La advertencia de Isaías es clara. En los versículos 6, 11 y 13, se plantean preguntas que nos invitan a la reflexión. ¿No habré de castigar estas cosas? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido? Estas preguntas provocan una autoevaluación de nuestra relación con Dios. ¿Estamos viviendo de manera que honra a Dios, o hemos caído en la complacencia espiritual? ¿Hemos perdido el temor reverente hacia Él debido a Su aparente silencio en nuestras vidas?
La respuesta a estas preguntas es fundamental para nuestro crecimiento espiritual. La adoración no es solo un acto de culto; es una forma de vida que debe guiar todas nuestras decisiones y acciones. La advertencia de Isaías resuena en nuestros corazones hoy, recordándonos que los ídolos que veneramos son efímeros y que solo en Dios encontraremos la verdadera paz y plenitud. Cuando nos enfrentamos a nuestras luchas, debemos recordar que los ídolos no pueden salvarnos ni brindarnos lo que realmente necesitamos. Solo Dios ofrece una herencia eterna, y al apoyarnos en Él, encontramos la verdadera seguridad y esperanza.
La conclusión del pasaje nos lleva a una reflexión profunda sobre cómo priorizamos nuestra adoración. ¿Estamos dispuestos a renunciar a lo que nos aleja de Dios? ¿Estamos listos para redirigir nuestra pasión hacia Él? La búsqueda de Dios debe ser nuestra mayor pasión, un esfuerzo que vale la pena y que transformará nuestras vidas. Al hacerlo, descubriremos que nuestra relación con Dios no solo se fortalece, sino que se convierte en el centro de nuestra existencia.
La adoración a Dios debe ser algo que nos consume, que nos llena y que nos transforma. La intensidad de nuestro amor por Él debería ser evidente en nuestras acciones, pensamientos y decisiones. Si hemos estado buscando satisfacción en los ídolos de este mundo, es hora de volver a la fuente de vida. Al hacerlo, no solo encontraremos la paz que anhelamos, sino que también seremos testigos de la transformación que Él puede obrar en nuestras vidas.
En resumen, el mensaje de Isaías nos desafía a examinar la verdadera naturaleza de nuestra adoración. Nos invita a considerar si estamos mostrando la misma pasión y dedicación que los israelitas mostraban hacia sus ídolos, pero esta vez, dirigiendo esa energía hacia el único Dios que merece nuestra adoración. Al hacerlo, nos acercaremos más a Él y experimentaremos la plenitud que solo Su presencia puede brindar. La búsqueda de Dios debe ser nuestra mayor prioridad, y cada paso que damos en esa dirección es un paso hacia una vida más rica y significativa en Su amor y gracia. La adoración es más que un acto; es una vida vivida en relación con el Creador, y esa relación es la que nos permitirá ser verdaderos adoradores en espíritu y en verdad.
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