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BOSQUEJO
Tema: Deuteronomio. Título: La misericordia y el dinero. Texto: Deuteronomio 14:22- 29 – 15: 1 – 11. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
El libro de Deuteronomio, en su esencia, es una reflexión sobre la vida en comunidad y las leyes que guían a Israel en su relación con Dios y entre ellos mismos. En el pasaje que analizaremos hoy, se nos presenta una enseñanza clave: la importancia de la misericordia y la solidaridad por encima del dinero y las posesiones materiales. En un mundo donde la acumulación de riqueza a menudo se valora más que la compasión, este texto nos invita a reconsiderar nuestras prioridades y a poner en práctica principios que fomentan el bienestar colectivo. A través del análisis de las deudas, los préstamos y el diezmo, descubriremos cómo la fe y la generosidad pueden transformar nuestras comunidades, alentar el apoyo mutuo y promover un estilo de vida que honre a Dios y a nuestros prójimos.
I. LAS DEUDAS (Ver 15: 1 – 5).
A. Existía en Israel el año sabático en el cual se dejaba descansar la tierra por 7 años y paralelo a este el año de la remisión un tiempo durante el cual según la ley se debían perdonar las deudas a los compatriotas israelitas de raza y aun a los extranjeros que se habían acogido a ellos.
B. La razón de este mandato era según el versículo 4 combatir la pobreza extrema. Este era el ideal, en el próximo punto veremos la realidad
C. Una manera de manifestar misericordia y solidaridad con nuestro dinero está en el hecho de saber perdonar deudas a aquellas personas que sabemos no pueden pagarnos.
II. LOS PRESTAMOS (Ver 15: 7 – 11).
A. Otra manifestación de misericordia con el dinero tenía que ver con no negar préstamos económicos a los compatriotas pobres. En el versículo anterior vemos que el ideal era una sociedad tan solidaria que no existieran los pobres; sin embargo, la realidad era otra muy diferente dada la dureza del corazón los pobres como dice este texto y como lo dijo Jesús siempre existirían (Mateo 26:11)
El israelita que podía prestar no debía contemplarla ley anterior para cerrar contra un compatriota necesitado su corazón. Aun antes no debería ser mezquino y entonces Dios le bendeciría con abundancia en su economía.
B. Leer este texto nos hace pensar en algunos pasajes Bíblicos que nos instan a la misericordia:
1. 1 Juan 3: 16 – 18: Tenemos aquí un texto muy parecido a los versículos 7 y 11 donde se nos enseña a amar de hecho y con nuestros bienes.
2. Santiago 2: 15 – 16: Muy similar al anterior.
2. Proverbios 11: 24 25; 22:9: Estos textos nos enseñan al igual que el versículo 10 donde se le promete prosperidad a la persona que sea generosa con los necesitados.
III. EL DIEZMO (Ver 14: 22 – 29).
A. El diezmo correspondía según se cree a la décima parte de las cosechas o de los animales. En este texto se nos habla de dos tipos de diezmos:
1. Anual: Con propósito religioso (enseñaba a adorar a Dios) -cultural, se llevaba al templo y podía ser comido por el ofrendante y su familia.
2. Trianual: Con propósito humano-social (su propósito era saciar el hambre), se llevaba no al templo sino a las ciudades.
No parece claro si al tercer año solo debía darse este diezmo o si por el contrario se debían dar ambos.
Algunos estudiosos Bíblicos creen que estos eran otro tipo de diezmos diferentes al mandado en Lev 27:30 y a Num 18:20, dadas las diferencias: los descritos en estos versos eran exclusivos, estos no. Los descritos aquí eran de todo el fruto de la tierra y de los animales estos del trigo, el vino y el aceite y de los primogénitos de los animales.
De ser así tenemos hasta este punto de nuestro estudio hasta tres tipos de diezmos diferentes que debían dar los Israelitas.
B. Hallamos aquí dos principios importantes para nosotros hoy:
1. Nuestras ofrendas son también actos de adoración a Dios. Lo primero que hacemos con nuestro dinero revela lo que más valoramos. Darle inmediatamente a Dios la primera parte de nuestra paga centra nuestra atención en El. Además nos recuerda que todo lo que poseemos le pertenece a Él.
Valga la aclaración: Los diezmos del A.T. no son para la iglesia hoy, hoy se usa la ofrenda. Sin embargo, existe una ofrenda a la que llamamos diezmo pero este claro no es el mismo diezmo del que hablamos aquí, ya usted se da cuenta que las características no son las mismas.
Entre los usos de esta ofrenda-diezmo que usted da a la iglesia está también la misericordia.
2. Reiteramos como ya dijimos que nuestros tesoros deben existir para servir a los necesitados, no solo perdonando deudas, no solo prestándoles, sino aun regalando.
Conclusiones:
El mensaje central de Deuteronomio nos recuerda que la verdadera riqueza no radica en acumular dinero, sino en compartirlo con quienes lo necesitan. La misericordia, la solidaridad y el altruismo son valores que deben prevalecer en nuestra vida diaria. Al practicar el perdón de deudas y ofrecer préstamos a quienes lo requieren, reflejamos el amor de Dios en nuestras acciones. Además, nuestras ofrendas deben ser vistas como actos de adoración y una forma de servir a los demás. Así, cultivamos un corazón generoso y nos convertimos en instrumentos de su misericordia.
El mensaje central de Deuteronomio nos recuerda que la verdadera riqueza no radica en acumular dinero, sino en compartirlo con quienes lo necesitan. La misericordia, la solidaridad y el altruismo son valores que deben prevalecer en nuestra vida diaria. Al practicar el perdón de deudas y ofrecer préstamos a quienes lo requieren, reflejamos el amor de Dios en nuestras acciones. Además, nuestras ofrendas deben ser vistas como actos de adoración y una forma de servir a los demás. Así, cultivamos un corazón generoso y nos convertimos en instrumentos de su misericordia.
VERSIÓN LARGA
La misericordia y el dinero son temas interconectados que resuenan a lo largo de las Escrituras, especialmente en el contexto del libro de Deuteronomio. Este libro, que se sitúa en la transición del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida, no solo contiene leyes y regulaciones, sino que también ofrece profundas enseñanzas sobre la vida comunitaria, la justicia social, y la relación del ser humano con Dios y con su prójimo. En el pasaje que analizaremos, específicamente Deuteronomio 14:22-29 y 15:1-11, se aborda la manera en que los israelitas debían manejar sus finanzas y recursos, enfatizando la importancia de la misericordia y la solidaridad sobre la acumulación de riquezas.
Introducción: La Lucha entre la Riqueza y la Misericordia
En un mundo moderno donde la acumulación de bienes materiales a menudo se considera un símbolo de éxito, la enseñanza de Deuteronomio nos desafía a replantear nuestras prioridades. En la cultura contemporánea, el dinero y las posesiones pueden convertirse en ídolos que consumen nuestro tiempo y atención, alejándonos de los valores fundamentales de compasión y generosidad. Este pasaje nos invita a considerar cómo nuestras acciones hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados, reflejan nuestro entendimiento y práctica de la fe.
I. Las Deudas (Ver 15:1-5)
A. El Año Sabático y la Remisión de Deudas
En la cultura israelita, el año sabático era un tiempo sagrado que ocurría cada siete años, un período en el cual la tierra debía descansar y no ser cultivada. Este principio no solo tenía implicaciones agrícolas, sino que también se extendía a las relaciones económicas. Al finalizar este ciclo, se instituyó el año de la remisión, un tiempo en el que se perdonaban las deudas de los compatriotas israelitas. Este acto no solo buscaba aliviar la carga financiera de aquellos que estaban en situaciones difíciles, sino que también era un recordatorio de que, como comunidad, debían cuidar de sus miembros más vulnerables.
B. El Propósito de la Remisión
El propósito detrás de este mandato, como se menciona en el versículo 4, era combatir la pobreza extrema. La visión de Dios para Su pueblo era que nadie debería estar en necesidad. Sin embargo, aunque esta era la intención divina, la realidad del corazón humano a menudo se interponía en el camino. La práctica del perdón de deudas no solo era un acto de justicia social, sino también un recordatorio de la gracia que Dios extiende hacia nosotros. Al perdonar deudas, los israelitas reflejaban el carácter de Dios, quien perdona nuestras transgresiones y nos ofrece una nueva oportunidad.
C. Misericordia en la Práctica
Perdonar deudas a aquellos que no pueden pagarlas es una manifestación de misericordia y solidaridad. Este acto no solo alivia la carga del deudor, sino que también fortalece los lazos comunitarios. En un mundo donde las relaciones a menudo son transaccionales, el perdón de deudas se convierte en un poderoso testimonio del amor de Dios. Este principio nos llama a actuar con generosidad y compasión, recordándonos que nuestra riqueza no es solo para nuestro beneficio, sino también para el bienestar de los demás.
II. Los Préstamos (Ver 15:7-11)
A. La Generosidad en el Préstamo
Otra manifestación de misericordia relacionada con el dinero se encuentra en la disposición a no negar préstamos a los compatriotas pobres. En este pasaje, se establece el ideal de que los israelitas debían ser una comunidad tan solidaria que no existieran pobres entre ellos. Sin embargo, la dura realidad es que siempre habría personas en necesidad. La dureza del corazón humano y las circunstancias de la vida garantizan que la pobreza persista, como lo menciona Jesús en Mateo 26:11: “Siempre tendréis pobres entre vosotros”.
B. La Responsabilidad del Prestamista
El israelita que tenía la capacidad de prestar no debía cerrar su corazón a un compatriota necesitado. La ley no solo buscaba regular las transacciones económicas, sino también fomentar una cultura de generosidad y apoyo mutuo. Al prestar a aquellos que lo necesitaban, los israelitas estaban cumpliendo con un llamado a la solidaridad que reflejaba el amor de Dios. La promesa de que Dios bendeciría al que presta con generosidad es una motivación poderosa para actuar en favor de los demás.
C. La Relevancia de la Misericordia en Nuestros Días
Al leer este texto, es inevitable pensar en otros pasajes bíblicos que nos instan a la misericordia. En 1 Juan 3:16-18, se nos enseña a amar con hechos y con nuestros bienes. Esto implica que el amor verdadero se manifiesta en acciones concretas hacia los necesitados. Asimismo, Santiago 2:15-16 refuerza esta idea al señalar que la fe sin obras es muerta. Nuestra fe debe traducirse en acciones que beneficien a quienes nos rodean.
III. El Diezmo (Ver 14:22-29)
A. Tipos de Diezmo
El concepto de diezmo, que se refiere a la décima parte de las cosechas o de los animales, es otro aspecto importante de la enseñanza de Deuteronomio. En este texto se mencionan dos tipos de diezmos:
1. El diezmo anual, que tenía un propósito religioso, se llevaba al templo y podía ser consumido por el ofrendante y su familia. Este acto era una forma de adoración y un reconocimiento de que todo lo que poseían provenía de Dios.
2. El diezmo trianual, con un propósito social, se llevaba no al templo, sino a las ciudades, destinado a saciar el hambre de los necesitados. Este aspecto social del diezmo refleja la preocupación de Dios por el bienestar de todos, no solo de aquellos que tenían acceso al templo.
B. La Importancia de la Ofrenda
Algunos estudiosos bíblicos sugieren que estos tipos de diezmos eran distintos de los mandados en Levítico 27:30 y Números 18:20. Mientras que esos textos se refieren a diezmos específicos, los descritos en Deuteronomio abarcan todo el fruto de la tierra y los animales. Esto sugiere que había al menos tres tipos de diezmos que los israelitas debían considerar.
C. Actos de Adoración y Generosidad
Nuestras ofrendas son actos de adoración a Dios. Lo primero que hacemos con nuestro dinero revela lo que más valoramos. Al darle a Dios la primera parte de nuestros ingresos, centramos nuestra atención en Él y recordamos que todo lo que poseemos le pertenece. Este acto de adoración nos ayuda a mantener nuestra perspectiva alineada con los propósitos de Dios. Además, nuestras ofrendas deben ser vistas como una forma de servir a los demás.
IV. La Generosidad como Reflejo de la Fe
A. La Generosidad como Acto de Amor
La generosidad no se limita a dar dinero; también implica compartir nuestro tiempo, talento y recursos. La verdadera generosidad es un acto de amor que proviene de un corazón transformado por la fe. Cuando entendemos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios, nuestra actitud hacia el dinero y las posesiones cambia radicalmente. En lugar de aferrarnos a lo que poseemos, comenzamos a ver nuestras bendiciones como oportunidades para bendecir a otros.
B. El Dador Alegre
En 2 Corintios 9:7, se nos instruye a dar con alegría. Este principio nos enseña que la actitud con la que damos es tan importante como la cantidad. Dios ama al dador alegre, y nuestras ofrendas deben ser un reflejo de nuestra gratitud hacia Él. La generosidad alegre no solo impacta a quienes reciben, sino que también trae alegría y satisfacción a quienes dan.
C. Impacto en la Comunidad
La generosidad también tiene un impacto significativo en nuestra comunidad. Cuando compartimos nuestros recursos, fomentamos un sentido de pertenencia y unidad. La iglesia debe ser un lugar donde los miembros se apoyan mutuamente, y esto se manifiesta en cómo manejamos nuestros bienes. Al practicar la generosidad, no solo fortalecemos nuestras relaciones, sino que también reflejamos el amor de Cristo en acción.
V. Actitud hacia la Riqueza
A. Advertencias sobre la Avaricia
La Escritura nos advierte sobre los peligros de la avaricia y el amor al dinero. 1 Timoteo 6:10 nos dice que "el amor al dinero es raíz de todos los males". Esta advertencia nos recuerda que nuestras prioridades deben estar alineadas con los valores del reino de Dios. No se trata de condenar la riqueza, sino de asegurarnos de que no permitamos que el dinero se convierta en nuestro dios.
B. Viviendo con Propósito
El desafío es vivir en un mundo que valora la riqueza material. Como creyentes, debemos ser conscientes de cómo nuestras decisiones financieras reflejan nuestra fe. Al aprender a manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios, podemos ser testigos de Su provisión y fidelidad. Nuestra confianza en Él debe ser mayor que nuestra dependencia del dinero.
C. Cultivar un Corazón Generoso
Cultivar un corazón generoso implica practicar la gratitud y reconocer que todo lo que poseemos es un regalo de Dios. Al hacerlo, podemos liberarnos de la carga de la avaricia y abrir nuestras manos para ayudar a los demás. La generosidad no solo transforma la vida de quienes reciben, sino que también enriquece nuestra propia vida espiritual.
Conclusiones
El mensaje central de Deuteronomio nos recuerda que la verdadera riqueza no radica en acumular dinero, sino en compartirlo con quienes lo necesitan. La misericordia, la solidaridad y el altruismo son valores que deben prevalecer en nuestra vida diaria. Al practicar el perdón de deudas y ofrecer préstamos a quienes lo requieren, reflejamos el amor de Dios en nuestras acciones. Además, nuestras ofrendas deben ser vistas como actos de adoración y una forma de servir a los demás.
La vida en comunidad, tal como se describe en Deuteronomio, nos enseña que nuestras acciones tienen un impacto significativo en la vida de aquellos que nos rodean. Cuando actuamos con misericordia y generosidad, no solo ayudamos a aliviar el sufrimiento de otros, sino que también construimos una sociedad más justa y compasiva. En un mundo que a menudo prioriza el dinero y la posesión, Dios nos llama a ser diferentes, a ser reflejos de Su amor y compasión.
La práctica de la misericordia y el manejo responsable del dinero no son solo obligaciones; son expresiones de nuestra fe y devoción a Dios. Al vivir de esta manera, nos alineamos con Su voluntad y nos convertimos en agentes de cambio en nuestras comunidades. La solidaridad y el amor hacia los demás son fundamentales para el crecimiento espiritual y la realización de la misión de la iglesia.
Finalmente, al considerar cómo aplicamos estos principios en nuestra vida diaria, es vital que nos preguntemos: ¿cómo puedo ser más generoso? ¿De qué manera puedo mostrar misericordia a los que me rodean? La respuesta a estas preguntas puede guiarnos hacia una vida de mayor significado y propósito.
Te invito a reflexionar sobre tu relación con el dinero y la misericordia. Seamos intencionales en buscar oportunidades para practicar la generosidad y la bondad. Al hacerlo, no solo honraremos a Dios, sino que también seremos bendecidos en el proceso. La misericordia y el dinero son temas interconectados que nos ofrecen una visión profunda de cómo vivir en armonía con los principios divinos y cómo construir un mundo más justo y compasivo. Al final, nuestra vida será una manifestación del amor de Dios, un testimonio de Su gracia y un reflejo de Su generosidad.
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