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BOSQUEJO - SERMÓN: UNA MAS Y MEJOR PESCA - LA PESCA MILAGROSA - FIN DE AÑO

VIDEO 

BOSQUEJO (version corta)

Tema: Fin de año. Título: Una más y mejor pesca – Año nuevo. Texto: Lucas 5: 1 – 11. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.


Introducción.

A. Aquí estamos esta noche terminando un nuevo año y comenzando otro. Como siempre esta es una noche para recordar, lo bueno y lo malo que nos ocurrió y para que basados en esta experiencia podamos proyectar un mejor año. Hoy veremos una historia en donde la experiencia previa sirvió para impulsarse y proyectarse a cosas mejores.

B. La historia la encontramos en Lucas 5 y trata sobre una pesca. Aprendemos de ella:

(Dos minutos de lectura)

I. EL DESINTERÉS DE PEDRO (Ver 3) 


A. Pedro y los demás no han tenido una buena noche pero aun así cuando Jesús les pide su barca ellos le permiten usarla. No interesaba si la noche hubiera sido buena o mala, si el Señor necesitaba la barca ellos la darían a Él.

B. Es muy bueno comenzar con este punto que nos indica dos cosas:

1. Los discípulos también tienen noches malas, momentos oscuros.

2. Los discípulos y sus cosas siempre estarán dispuestos para el Señor sin importar como vaya la vida.


II. LA VOZ DE LA FRUSTRACIÓN (Ver 5) 


A. Cuando el Jesús acaba de enseñar a la multitud lanza unas palabras a Pedro: ¨Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar¨ a lo que Pedro responde: ¨Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado¨. Analicemos un poco esta frase:

1. Toda la noche hemos estado trabajando: un inicio esperanzador, un esfuerzo prolongado, un trabajo arduo, agotador, persistente.

Hay esfuerzos nuestros de toda la noche, inicios esperanzadores, abundante y arduo trabajo, mucha constancia.

2. No hemos pescado nada: a pesar del esfuerzo, el ánimo y la constancia puestas los resultados habían sido nulos, imagínelo, echar la red una y otra vez sin obtener absolutamente ningún resultado, ni siquiera un pez, era como golpear una gran roca, sentimientos de confusión (¿pero qué pasa?) y de tiempo perdido, no es una situación fácil.

Al igual que ellos muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones muy similares, mucho ánimo, persistencia, trabajo para al final obtener nada o casi nada, los sentimientos de desánimo, derrota y frustración vienen a nuestra vida entonces, nos decimos: “estoy perdiendo el tiempo”, “¿pero qué es lo que hago mal?”, “¿Qué es lo que está pasando?”.


III. LA CONFIANZA EN LO QUE HA DICHO (Ver 5c)


A. Sin embargo, las palabras finales de Pedro encierran una gran lección de fe para nosotros: “más en tu palabra echaré la red”. En otras palabras: “puede que esto haya sido así, puede que este frustrado, puede que este desanimado pero porque tú me lo dices lo intentare otra vez”.

Pedro volvería a la carga pero esta vez basado no en su maestría de pescador, ni en su experiencia sino basado en una palabra de Jesús y en la presencia de este en la barca.

B. Creo que esta noche estamos aquí para recibir esta palabra de Jesús a pesar de lo frustrado que podamos sentirnos, a pesar de los sentimientos de futilidad e inutilidad, Jesús nos dice: “no dejes de intentarlo, vuelve a la carga, una vez más”. Sin embargo, no se supone que intentemos en nuestra fuera sino bajo una palabra de Jesús y tengo una esta noche para ti: 

Hebreos 13: 5 – 6: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré  Lo que me pueda hacer el hombre”. (RV60)

Como dice el versículo digamos esta noche: el Señor es mi ayudador, y basados en esta Palabra emprendamos en este año que comienza.

Tal vez sea lo único que tengas para comenzar pero te aseguro es suficiente.


IV. LA FE QUE OBRA (Ver 6)


A. Acto seguido bogo mar adentro con sus compañeros y en un acto de fe echaron la red, esta se llenó tanto que la red se rompía y los compañeros de otras barcas tuvieron que venir a ayudarlos.

B. La fe que habla no es nada sin la fe que trabaja, la fe se demuestra con obras. Después de ejercer fe en la promesa que hoy recibimos es necesario que nos enfoquemos en la acción ¿Qué estábamos pensando abandonar? ¿Cuál es el proyecto que tenemos para este año? Son preguntas a responder, necesitamos desde ya empezar a trabajar en ellos y seguro como les ocurrió a los pescadores mientras va trabajando los milagros se irán dando.

C. Ilustración: El colegio

V. LOS RESULTADOS ESPERADOS (Ver 8 – 9)


A. La reacción de Pedro y de quienes estaban con él en la barca es significativa:

1. Conciencia de su indignidad: apártate de mí, soy pecador.

2. Asombro.

3. Servicio: ellos se convirtieron en pescadores de hombres.


B. Si un milagro, la presencia de Jesús no causa en usted estas tres reacciones, prácticamente este milagro se perdió. 

Conclusion: 

Al cerrar un año y abrir otro, es crucial reflexionar sobre nuestras experiencias y aprendizajes. La historia de Pedro nos recuerda que, a pesar de la frustración y el desánimo tras esfuerzos infructuosos, siempre podemos encontrar esperanza al confiar en la palabra de Jesús. Su invitación a “echar la red” una vez más nos impulsa a perseverar en nuestros esfuerzos, incluso cuando los resultados no son los esperados. Al comenzar este nuevo año, es esencial no solo mantener la fe, sino también actuar con determinación, recordando que el Señor es nuestro ayudador. Con fe y acción, podemos esperar milagros y resultados inesperados. No dejemos que el temor o la duda nos detengan; en su presencia, cada intento tiene el potencial de ser transformador. ¡Echemos nuestras redes en el nuevo año, confiando en que el esfuerzo, guiado por la fe, traerá abundancia!

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VERSIÓN LARGA
Una más y mejor pesca
Lucas 5:1-11.

Introducción

A. Aquí estamos esta noche, en la intersección de un año que termina y otro que comienza. Este momento es significativo, un momento de reflexión y proyección. A medida que nos preparamos para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo, es esencial tomarnos un tiempo para recordar lo que hemos vivido. En esta noche, podemos recordar lo bueno y lo malo, lo que nos ha fortalecido y lo que nos ha desafiado. Cada experiencia, cada triunfo y cada fracaso nos brinda lecciones que podemos llevar con nosotros hacia el futuro.

B. Hoy, vamos a explorar una historia que se encuentra en el Evangelio de Lucas, capítulo 5. Esta narrativa trata sobre una pesca milagrosa, una experiencia que transformó la vida de Pedro y sus compañeros. A través de esta historia, aprenderemos que las experiencias previas pueden servirnos de impulso para alcanzar cosas mejores. La historia de Pedro nos enseñará lecciones valiosas que pueden guiarnos a través del nuevo año.

(Cuando leas el texto de Lucas 5: 1 – 11, considera cómo se siente el ambiente, la frustración de los pescadores y la intervención de Jesús).

I. El Desinterés de Pedro (Ver 3)

A. La historia comienza en un contexto de frustración. Pedro y sus compañeros han estado pescando toda la noche sin éxito. Es una situación desalentadora, pero cuando Jesús les pide su barca, ellos no dudan en otorgársela. Este gesto revela dos cosas fundamentales:

1. Los discípulos también tienen noches malas: Al igual que nosotros, ellos experimentan momentos de frustración y desánimo. La vida de fe no significa que siempre tendremos éxito o que todo saldrá como lo esperamos. Los discípulos eran humanos y, como tales, enfrentaron decepciones y obstáculos. Cada uno de nosotros puede identificarse con esas noches de lucha en que parece que nada va bien, que nuestros esfuerzos no dan fruto.

2. Disposición para servir al Señor: A pesar de su cansancio y desánimo, los discípulos están dispuestos a ofrecer lo que tienen al Señor. Este es un hermoso recordatorio de que nuestra disponibilidad para servir a Dios no debe depender de nuestras circunstancias. No importa cómo haya sido nuestra vida, siempre debemos estar listos para ofrecer nuestras vidas y recursos a Dios. Esto nos enseña que el servicio a Dios no se mide por nuestras condiciones, sino por nuestra disposición a actuar.

B. Reflexionemos sobre este principio en nuestras vidas. El nuevo año nos brinda una oportunidad para evaluar qué tan dispuestos estamos a servir a Dios, incluso en momentos de dificultad. ¿Estamos dispuestos a ofrecerle nuestras "barcas", nuestras vidas y nuestros recursos, a pesar de los momentos oscuros que enfrentamos?


II. La Voz de la Frustración (Ver 5)


A. Después de que Jesús termina de enseñar a la multitud, se dirige a Pedro con una instrucción: “Boga mar adentro y echa tus redes para pescar”. La respuesta de Pedro es muy elocuente: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado”. Este intercambio es fundamental para entender la frustración humana:

1. “Toda la noche hemos estado trabajando”: Este inicio resuena con un esfuerzo prolongado, arduo y persistente. Muchos de nosotros hemos tenido experiencias similares en nuestras vidas. Hemos trabajado duro, hemos luchado por nuestros sueños y metas, pero a veces, los resultados no llegan. Puede ser desalentador, y es natural sentir frustración ante la falta de progreso. Pedro refleja la lucha de muchos de nosotros cuando nos encontramos en situaciones donde hemos hecho todo lo posible, pero a pesar de nuestros esfuerzos, los resultados son nulos.

2. “No hemos pescado nada”: Pedro expresa su desánimo. A pesar de su dedicación y esfuerzo, se enfrenta a la cruda realidad de que no ha obtenido resultados. Imagínese la frustración de lanzar la red una y otra vez sin éxito. Es fácil caer en la trampa de pensar que estamos perdiendo el tiempo. Nos preguntamos: “¿Qué estoy haciendo mal?” o “¿Dónde está Dios en todo esto?”. La desilusión puede ser un peso pesado que llevamos en nuestros corazones. 

B. La frustración puede llevarnos a un lugar de desánimo profundo, donde comenzamos a cuestionar nuestros esfuerzos y nuestras motivaciones. En esos momentos, es importante recordar que incluso los mejores pescadores pueden tener noches difíciles. La clave está en cómo respondemos a esas frustraciones.

1. Reflexión sobre nuestras propias frustraciones: Al mirar hacia atrás en el año que termina, es posible que recordemos momentos de desánimo y frustración. Quizás hubo proyectos que no se concretaron, relaciones que no prosperaron o metas que no se alcanzaron. La pregunta es: ¿cómo hemos respondido a esas frustraciones? ¿Nos hemos rendido, o hemos buscado nuevas oportunidades para seguir adelante?

2. La importancia de la perseverancia: Al igual que Pedro, es crucial reconocer que las frustraciones son parte de la vida. Sin embargo, no debemos permitir que nos definan. La perseverancia es una virtud que nos ayuda a seguir adelante, incluso cuando las cosas no van como esperamos. 

III. La Confianza en lo que Ha Dicho (Ver 5c)

A. A pesar de su frustración, las palabras finales de Pedro son una poderosa lección de fe: “más en tu palabra echaré la red”. En otras palabras, Pedro está diciendo: “Puede que haya fracasado, puede que esté desanimado, pero porque tú lo dices, lo intentaré de nuevo”. Esta respuesta es un ejemplo de fe activa y obediencia.

1. Basado en la Palabra de Jesús: Pedro no se basa en su experiencia como pescador, sino en la palabra de Jesús. Este es un recordatorio de que nuestras acciones deben estar fundamentadas en la fe en Dios y en Su palabra. A veces, puede parecer ilógico o poco práctico hacer algo que contradice nuestra experiencia, pero si Jesús nos lo dice, debemos estar dispuestos a obedecer.

2. La presencia de Jesús: La presencia de Jesús en la barca de Pedro es crucial. Cuando Jesús está presente en nuestras vidas, nuestras acciones toman un nuevo significado. Nos da la confianza y la esperanza necesarias para seguir adelante, incluso cuando las circunstancias parecen desalentadoras.

B. Creo que esta noche estamos aquí para recibir esta palabra de Jesús. A pesar de lo frustrados que podamos sentirnos, a pesar de los sentimientos de inutilidad, Jesús nos dice: “No dejes de intentarlo, vuelve a la carga, una vez más”.

1. Hebreos 13: 5-6: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. Este versículo nos recuerda que, aunque nuestros esfuerzos parezcan inútiles, el Señor está con nosotros, y eso es suficiente.

2. Empezar con fe: Tal vez sea lo único que tengas para comenzar, pero te aseguro que es suficiente. La fe que tenemos en Dios puede ser el motor que nos impulse hacia adelante en el nuevo año.

 IV. La Fe que Obra (Ver 6)


A. Después de escuchar las palabras de Jesús, Pedro y sus compañeros bogan mar adentro y echan la red. Este acto de fe resulta en un milagro: la red se llena tanto que casi se rompe, y tienen que llamar a otros pescadores para que les ayuden. Este resultado es un testimonio del poder de la fe en acción.

1. La fe que habla y la fe que trabaja: La fe que habla no es nada sin la fe que trabaja. La verdadera fe se demuestra a través de nuestras acciones. Después de recibir la palabra de Jesús, es necesario que nos enfoquemos en la acción. Pregúntate: “¿Qué estaba pensando en abandonar?” o “¿Cuál es el proyecto que tengo para este año?”.

2. La importancia de la acción: Necesitamos comenzar a trabajar en nuestros sueños y metas desde ya. Al igual que los pescadores, mientras trabajamos en lo que Dios nos ha llamado a hacer, los milagros comenzarán a manifestarse en nuestras vidas. No esperemos a que todo esté perfecto; a menudo, los milagros ocurren en el proceso de la acción.

3. Ilustración: El colegio: Pensemos en un estudiante que desea graduarse. Si solo se queda esperando que el tiempo pase sin estudiar o asistir a clases, no obtendrá su diploma. Pero si se esfuerza, se dedica a sus estudios y confía en que sus esfuerzos darán frutos, verá resultados. Así es nuestra vida espiritual; debemos trabajar en nuestra fe, en nuestras metas y confiar en que Dios hará lo imposible.

B. La fe y la acción deben ir de la mano: Es importante recordar que la fe sin obras es muerta (Santiago 2:26). No podemos simplemente decir que creemos en algo; debemos actuar en consecuencia. Al tomar pasos hacia nuestras metas, estamos demostrando nuestra fe en acción. Esto implica no solo confiar en Dios, sino también hacer nuestra parte. 

1. Ejemplos de fe en acción: Pensemos en personas que han hecho grandes cosas en la historia. Desde inventores hasta líderes sociales, todos ellos han enfrentado desafíos, pero no se han rendido. Han trabajado arduamente y han mantenido su fe en que los resultados llegarían. La fe activa les permitió superar los obstáculos y finalmente alcanzar sus metas. 

2. La combinación de fe y acción: Al mirar hacia el nuevo año, debemos preguntarnos: “¿Qué acciones estoy dispuesto a tomar para que mis sueños se hagan realidad?” La respuesta a esta pregunta puede ser transformadora. Si queremos ver cambios significativos en nuestras vidas, debemos estar dispuestos a actuar, a dar pasos concretos hacia la dirección que Dios nos ha mostrado. 

V. Los Resultados Esperados (Ver 8 – 9)

A. La reacción de Pedro y de quienes estaban con él en la barca es significativa:

1. Conciencia de su indignidad: Al ver el milagro, Pedro reconoce su propia pecaminosidad y dice: “Apártate de mí, soy pecador”. Este reconocimiento es crucial en nuestra vida espiritual. Cuando experimentamos la presencia de Dios y Su poder en nuestras vidas, debemos ser humildes y reconocer quiénes somos frente a Él. La conciencia de nuestras limitaciones y fallas nos acerca más a Dios. A veces, podemos sentir que no somos dignos de los milagros que Él realiza, pero es precisamente en nuestra debilidad donde Su poder se perfecciona.

2. Asombro: La maravilla que sienten ante el milagro es evidente. La presencia de Jesús y Su poder transformador deben asombrarnos. Si no sentimos asombro ante lo que Dios hace en nuestras vidas, tal vez hemos perdido de vista la grandeza de Su amor y Su gracia. Este asombro debe llevarnos a una adoración sincera y a un deseo de compartir lo que hemos experimentado con otros.

3. Servicio: Finalmente, el milagro transforma a Pedro y a sus compañeros. Después de experimentar este milagro, se convierten en “pescadores de hombres”. Este cambio de enfoque es un resultado natural de una experiencia genuina con Jesús. Cuando verdaderamente experimentamos Su poder en nuestras vidas, somos impulsados a servir y compartir Su amor con otros.

B. La importancia de la respuesta: A menudo, el milagro que recibimos viene acompañado de una respuesta de nuestra parte. No debemos quedarnos solo en la experiencia; debemos preguntarnos cómo podemos responder a lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. ¿Estamos dispuestos a ser parte de Su obra en el mundo? ¿Estamos listos para compartir nuestra fe y ayudar a otros a conocer a Jesús?

1. Testificando de Su grandeza: Al compartir nuestras historias de cómo Dios ha trabajado en nuestras vidas, podemos inspirar a otros a buscar Su presencia. El testimonio de nuestras experiencias con Dios se convierte en una herramienta poderosa para atraer a otros hacia la fe.

2. Compromiso con la misión: Al igual que los discípulos, debemos comprometernos a ser “pescadores de hombres”. Esto significa que debemos estar dispuestos a salir y compartir el mensaje de Cristo con aquellos que nos rodean. La misión de la iglesia no termina en la adoración, sino que se extiende a la evangelización y al servicio.

Conclusión

Al cerrar un año y abrir otro, es crucial reflexionar sobre nuestras experiencias y aprendizajes. La historia de Pedro nos recuerda que, a pesar de la frustración y el desánimo tras esfuerzos infructuosos, siempre podemos encontrar esperanza al confiar en la palabra de Jesús. Su invitación a “echar la red” una vez más nos impulsa a perseverar en nuestros esfuerzos, incluso cuando los resultados no son los esperados.

Al comenzar este nuevo año, es esencial no solo mantener la fe, sino también actuar con determinación. Recordemos que el Señor es nuestro ayudador, y con Su presencia, cada intento tiene el potencial de ser transformador. No dejemos que el temor o la duda nos detengan; en Su presencia, cada esfuerzo que hacemos puede resultar en abundancia.

Es posible que este nuevo año presente desafíos, pero también oportunidades. Aprovechemos la lección de fe que nos enseña Pedro. Cuando sintamos que las cosas no van bien, cuando las noches se tornen oscuras y frías, recordemos que Jesús está con nosotros en la barca. Su palabra tiene el poder de cambiar nuestras circunstancias y darnos nuevos comienzos.

Así que, este año, echemos nuestras redes con confianza. Confiemos en que, guiados por la fe y la obediencia, los resultados superarán nuestras expectativas. Al igual que los pescadores, al trabajar con fe, veremos la mano de Dios moverse en nuestras vidas. Que este nuevo año sea uno de abundancia, de milagros y de un renovado compromiso con el propósito de Dios para cada uno de nosotros.

Llamado a la acción: Al concluir esta reflexión, quiero invitarte a que en este nuevo año te comprometas a actuar en fe. Haz una lista de las cosas que deseas lograr, de los sueños que quieres alcanzar y de las áreas en las que sientes que necesitas intervención divina. Presenta estas cosas a Dios y, con Su ayuda, comienza a trabajar en ellas. Recuerda que la fe sin obras es muerta, así que toma pasos concretos en la dirección de tus metas.

**¡Feliz Año Nuevo!** Que sea un año lleno de bendiciones, fe y frutos abundantes en cada área de nuestras vidas. ¡Echemos nuestras redes en el nuevo año, confiando en que el esfuerzo, guiado por la fe, traerá abundancia!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito Sermón Me ayudo mucho para poder predicar en este Mismo tema Gracias hermano por compartir este hermoso mensaje Dios les bendiga y les guarde en todo Momento.

comcrecri.blogspot.com dijo...

Agradezco mucho tu comentario y me alegra que te ayude. Este blog existe para eso!