Tema: Año nuevo.
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Un Año Menos: Reflexiones Espirituales para el Fin de Año - Romanos 13:11-14
Introducción:
Al aproximarnos al final de un año y al comienzo de uno nuevo, el tiempo se convierte en un tema de profunda reflexión. El apóstol Pablo, en su carta a los romanos, nos recuerda que el tiempo es limitado, tanto en el contexto del regreso de Jesús como en nuestras propias vidas. Cada día que pasa es un paso más hacia el cumplimiento de nuestro destino eterno. Es fundamental que tomemos este mensaje en serio, especialmente en un momento tan significativo como el fin de año. Debemos ser conscientes de que el tiempo se acaba y actuar en consecuencia.
I. Levantarnos del Sueño (Ver 11)
A. Es sorprendente cómo muchos cristianos caen en un estado de letargo espiritual, especialmente durante la temporada navideña. La Navidad, a menudo asociada con alegría y celebración, puede convertirse en un momento de distracción y complacencia. Las festividades, aunque hermosas, pueden desviar nuestra atención de lo que realmente importa: nuestra relación con Dios y nuestro propósito en este mundo.
B. En lugar de considerar el nuevo año como simplemente otro ciclo, debemos verlo como un año menos. Cada año que pasa es un recordatorio de que el tiempo se acorta. Esta perspectiva puede ser un poderoso motivador para dejar de lado el sueño espiritual y despertar a una vida de fe activa y comprometida. La urgencia de vivir con propósito es más relevante que nunca.
II. Desechar las Obras de las Tinieblas (Ver 12)
A. El versículo 12 nos instruye a despojarnos de las obras de las tinieblas. Estas obras, que a menudo se intensifican durante las celebraciones de fin de año, son un obstáculo para nuestra vida cristiana. Pablo enumera varias de estas obras en el versículo 13, y es esencial que las reconozcamos y las rechacemos:
1. Glotonerías: Las fiestas excesivas y la indulgencia en alimentos y bebidas pueden alejarnos de un estilo de vida saludable y espiritual.
2. Borracheras: El abuso del alcohol no solo afecta
nuestra salud, sino que también puede nublar nuestro juicio y alejarnos de
nuestra relación con Dios.
3. Lujurias: Las pasiones desenfrenadas pueden llevarnos
a comprometer nuestros valores y principios cristianos.
4. Lascivia: La falta de vergüenza y la búsqueda del
placer a cualquier costo nos alejan de la pureza que Dios desea para nosotros.
5. Contiendas: Las disputas y peleas, especialmente en un
tiempo de celebración, pueden romper la unidad y el amor que debemos tener como
cristianos.
6. Envidias: La comparación constante con los demás puede
robarnos la alegría y la satisfacción que encontramos en nuestra relación con
Dios.
B. La realidad es que este es un año menos, y el tiempo se nos acorta cada día. No podemos permitirnos perder tiempo en actividades que no glorifican a Dios. Cada momento es una oportunidad para crecer en nuestra fe y reflejar la luz de Cristo en un mundo que necesita desesperadamente esperanza.
III. Vestirnos de Luz (Ver 12)
A. El pasaje nos invita a vestirnos de "armas de luz". Como cristianos, somos llamados a ser soldados en una batalla espiritual. No debemos olvidar que, incluso en épocas de alegría y celebración, estamos en constante guerra contra las fuerzas del mal que buscan desviarnos de nuestro propósito divino.
1. Las armas de luz simbolizan la verdad, la justicia y la paz. Debemos empoderarnos con la Palabra de Dios y vivir de acuerdo con sus principios.
2. Vestirse del Señor Jesucristo significa seguir su
ejemplo. Debemos esforzarnos por imitar su amor, compasión y dedicación al
servicio de los demás.
B. La razón por la que debemos actuar de esta manera es clara: este no es un año más, sino un año menos. Cada día que pasa nos acerca más al momento en que deberemos rendir cuentas por nuestras vidas. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué será de nosotros en ese día?
Conclusiones:
Reflexionar sobre el paso del tiempo es crucial, especialmente al inicio de un nuevo año. Cada día que vivimos es un día menos para cumplir con nuestro propósito en la vida. La invitación es a despertar de un letargo espiritual y a reconocer que el tiempo es un recurso valioso, que no debemos desperdiciar.
Debemos dejar atrás las obras de las tinieblas, como la glotonería y la envidia, que nos alejan de nuestra esencia cristiana. Este nuevo año debe ser una oportunidad para comprometernos a crecer espiritualmente y vivir con pasión, conscientes de que cada decisión cuenta. En lugar de caer en el sueño de la complacencia, levantémonos y actuemos con valentía, llevando la luz de Cristo a un mundo que necesita su esperanza.
Aprovechemos el nuevo año como un tiempo de renovación, un tiempo para establecer metas espirituales que nos acerquen más a Dios y nos ayuden a impactar a quienes nos rodean. Que cada día del próximo año sea una oportunidad para vivir como verdaderos hijos de la luz, siempre recordando que el tiempo es un regalo que debemos administrar sabiamente. ¡Feliz Año Nuevo!
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