BOSQUEJO
Tema: 1 Samuel. Título: Saul es desechado. Texto: 1 Samuel 15: 17 – 24. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Después de hacernos ver las victorias de Saul y la manera como Dios los respaldaba, el texto nos muestra el declive de Saul. Relatar el contexto del pasaje resaltando las palabras del versículo tres, la orden de Dios.
B. Tres preguntas que le hace Samuel a Saul marcan un perfecto bosquejo para nuestra enseñanza:
I. ¿NO HAS SIDO HECHO JEFE DE LAS TRIBUS DE ISRAEL, Y JEHOVÁ TE HA UNGIDO POR REY SOBRE ISRAEL?
A. La pregunta se encuentra en el versículo 15 y leyendo en contexto implica:
1. Ingratitud: tú no eras rey, no esperabas serlo, pero Dios te lo concedió ¿así le pagas?
2. Responsabilidad: eres el rey es tu deber obedecer a Dios.
B. En respuesta de haber sido rescatados Dios espera gratitud y la mejor gratitud es la obediencia él. Pero no solo eso; sino que, dado que le conocemos tenemos que entender que este privilegio conlleva una gran responsabilidad, la responsabilidad de dar ejemplo de obediencia ante otros creyentes y ante el mundo.
II. ¿POR QUÉ, PUES, NO HAS OÍDO LA VOZ DE JEHOVÁ, SINO QUE VUELTO AL BOTÍN HAS HECHO LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ?
A. La pregunta se encuentra en el versículo 19 y pide respuesta sobre las razones por las cuales Saul desobedece la orden de Dios. Antes de notar la respuesta inmediata a esta pregunta quiero que veamos la siguiente progresión en la culpa de Saul:
1. Versículos 7 – 9, muestra la “medio-obediencia” de Saul la cual resulto en una desobediencia completa.
2. Versículo 13, cuando Saul se encuentra por primera vez con Samuel afirma que ha sido obediente a la orden de Dios.
3. Versículos 14 – 15, ante la confrontación de Samuel, Saul reconoce que no obedeció por completo pero que fue por una buena causa, lo perdonado se ofrecería a Dios, se excusa.
4. Versículo 19 – 20 Ante la pregunta de Samuel, de nuevo, dice que si desobedeció fue por una buena razón, otra vez, se excusa.
5. Versículo 24, por fin dice las únicas palabras validas cuando sea pecado, son: “yo he pecado”. Ahora no solo eso sino que reconoce la real razón por la que lo hizo, él quería congraciarse con la gente, él quería agradar a los hombres.
B. Aprendemos varias cosas de esta progresión:
1. Una obediencia a medias es desobediencia completa.
2. Solemos no reconocer nuestros pecados; más bien, los excusamos.
3. La desobediencia por “buenas causas”, igual es desobediencia.
4. Las únicas palabras ciertas cuando pecamos son: “yo he pecado”, así a secas, sin excusas.
5. Muchos de nuestros pecados se deben a nuestro afán de agradar a los hombres, de aparentar y de presentarnos bien ante ellos.
III. ¿SE COMPLACE JEHOVÁ TANTO EN LOS HOLOCAUSTOS Y VÍCTIMAS, COMO EN QUE SE OBEDEZCA A LAS PALABRAS DE JEHOVÁ?
A. La pregunta se encuentra en el versículo 22 ¿Que respondería usted a esa pregunta? La respuesta de Samuel es hermosa y se resume en algo así como: ¡NADA COMO SER COMPLETAMENTE OBEDIENTE! Mas especifico, Samuel dice que: es mejor obedecer a Dios que ofrecerle sacrificios, que es mejor escucharlo con atención que darle sacrificios costosos. Además dice que REBELARSE A TRAVÉS DE LA DESOBEDIENCIA ES COMO PRACTICAR LA BRUJERÍA Y QUE SER TERCOS ES COMO SER UN IDOLATRA.
B. Nunca lo olvide: ser rebelde es igual a ser un brujo, ser terco es igual a ser un idolatra.
Conclusiones:
El pasaje de 1 Samuel 15 muestra cómo la desobediencia de Saúl a Dios lo lleva a ser desechado como rey. A través de preguntas de Samuel, se revela su ingratitud y la tendencia a excusarse en lugar de reconocer su pecado. La lección es clara: la obediencia a Dios es más valiosa que cualquier sacrificio. La rebelión es grave ante los ojos del Señor.
AUDIO
VERSIÓN LARGA
Saúl es desechado
1 Samuel 15: 17 – 24
Introducción:
A. El relato de Saúl en 1 Samuel es un estudio profundo de la desobediencia y sus consecuencias. Después de habernos mostrado las victorias de Saúl y la manera en que Dios lo respaldaba, el texto nos presenta un marcado declive en su reinado. Este pasaje refleja un cambio crítico en la relación entre Dios y Saúl, resaltando las palabras del versículo tres, donde Dios le da una orden clara que Saúl, lamentablemente, no cumple. Es importante examinar el contexto de esta orden y entender la gravedad de su desobediencia, así como las consecuencias que esto trae a su vida y a la nación de Israel.
B. En este contexto, Samuel plantea tres preguntas a Saúl que marcan un bosquejo perfecto para nuestra enseñanza sobre la desobediencia y sus repercusiones. Estas preguntas no solo reflejan la situación de Saúl, sino que también resuenan en nuestras vidas hoy en día, desafiándonos a examinar nuestra propia obediencia a Dios.
I. ¿NO HAS SIDO HECHO JEFE DE LAS TRIBUS DE ISRAEL, Y JEHOVÁ TE HA UNGIDO POR REY SOBRE ISRAEL?
A. La primera pregunta se encuentra en el versículo 15 y, al leerla en contexto, implica varias cosas importantes que debemos considerar.
1. Ingratitud: Saúl era un hombre común, un simple pastor, que no tenía expectativas de ser rey, pero Dios le concedió este privilegio. La pregunta de Samuel resalta la ingratitud de Saúl al no reconocer la enorme bendición que ha recibido. ¿Así le pagas a Dios, que te levantó de la nada y te colocó en una posición de liderazgo? Esta ingratitud es un reflejo de la falta de entendimiento sobre la gracia de Dios.
2. Responsabilidad: Como rey, Saúl tiene el deber de obedecer a Dios. La posición que ocupa no es solo un honor, sino también una gran responsabilidad. Dios espera que, en cada decisión que tome, se refleje su voluntad y su gloria. La posición de rey no es solo para disfrutar del poder y la autoridad, sino para servir a Dios y a su pueblo. Saúl debe ser un ejemplo de obediencia y fe para todos los israelitas.
B. En respuesta a haber sido rescatados, Dios espera gratitud, y la mejor forma de mostrar gratitud es a través de la obediencia. Pero no solo eso; al conocer a Dios, debemos entender que este privilegio conlleva una gran responsabilidad. Saúl debe ser consciente de que su posición de rey implica dar ejemplo de obediencia, no solo ante el pueblo de Israel, sino también ante otras naciones y el mundo. La desobediencia de un líder puede tener repercusiones graves, no solo para él, sino para toda la nación.
C. La ingratitud y la falta de responsabilidad en Saúl nos llevan a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Estamos conscientes de las bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros? ¿Estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades ante Dios y los demás? La obediencia a la voz de Dios es un acto de gratitud que debemos cultivar diariamente.
II. ¿POR QUÉ, PUES, NO HAS OÍDO LA VOZ DE JEHOVÁ, SINO QUE VUELTO AL BOTÍN HAS HECHO LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ?
A. La segunda pregunta se encuentra en el versículo 19, donde Samuel confronta a Saúl sobre las razones de su desobediencia. Es crucial analizar la progresión en la culpa de Saúl:
1. En los versículos 7-9, observamos la “medio-obediencia” de Saúl, que en realidad resulta en una desobediencia completa. Saúl retiene lo que considera "lo mejor" del botín, justificando su acción como un acto de adoración a Dios. Aquí podemos ver cómo la desobediencia comienza a enredarse con la justificación personal, lo que lo lleva a una espiral de engaño.
2. En el versículo 13, cuando Saúl se encuentra por primera vez con Samuel, afirma que ha obedecido la orden de Dios. Esta declaración es engañosa y revela su falta de autoconocimiento. Es un claro ejemplo de cómo a menudo nos engañamos a nosotros mismos, creyendo que estamos haciendo lo correcto cuando, en realidad, estamos desobedeciendo.
3. En los versículos 14-15, ante la confrontación de Samuel, Saúl admite que no obedeció completamente, pero intenta justificarse diciendo que lo que no se ofreció sería para Dios. Aquí vemos cómo Saúl intenta manipular la situación, tratando de convertir su desobediencia en algo que podría ser aceptable ante Dios.
4. En los versículos 19-20, nuevamente se excusa, afirmando que su desobediencia fue por una buena razón, lo que muestra su incapacidad para reconocer su falta. La tendencia a excusarse en lugar de aceptar la responsabilidad es un rasgo humano común, y Saúl no es la excepción.
5. Finalmente, en el versículo 24, Saúl dice: “yo he pecado”. Este reconocimiento tardío de su pecado es significativo, pero también revela que su verdadera motivación era agradar a la gente, no a Dios. La presión social y el deseo de ser aceptado pueden llevarnos a comprometer nuestra obediencia a Dios.
B. De esta progresión, aprendemos varias lecciones valiosas:
1. Una obediencia a medias es desobediencia completa. No hay lugar para justificar acciones que van en contra de la voluntad de Dios. La falta de obediencia total nos separa de la bendición de Dios.
2. A menudo no reconocemos nuestros pecados; en cambio, preferimos excusarnos. Esto es un reflejo de nuestra naturaleza humana que busca evitar la confrontación con nuestras fallas. Reconocer nuestros errores es el primer paso hacia la restauración.
3. La desobediencia por “buenas causas” sigue siendo desobediencia. No importa cuán noble parezca la razón, desobedecer a Dios es un acto grave. Dios no acepta excusas cuando se trata de su mandato.
4. Las únicas palabras verdaderas cuando pecamos son: “yo he pecado”, sin excusas ni justificaciones. Este es el primer paso hacia la restauración. La honestidad con nosotros mismos es crucial en nuestra relación con Dios.
5. Muchos de nuestros pecados pueden atribuirse a nuestro deseo de agradar a los hombres, de mantener una buena imagen ante los demás, en lugar de buscar la aprobación de Dios. Este deseo de aprobación puede nublar nuestro juicio y llevarnos a decisiones equivocadas.
III. ¿SE COMPLACE JEHOVÁ TANTO EN LOS HOLOCAUSTOS Y VÍCTIMAS, COMO EN QUE SE OBEDEZCA A LAS PALABRAS DE JEHOVÁ?
A. La tercera pregunta se encuentra en el versículo 22, donde Samuel hace una distinción crucial. Si se le preguntara a usted qué respondería a esta pregunta, la respuesta de Samuel es clara: ¡Nada como ser completamente obediente! Él subraya que es mejor obedecer a Dios que ofrecer sacrificios. Escuchar a Dios con atención es más valioso que cualquier sacrificio costoso que podamos ofrecer.
B. Samuel también señala que rebelarse a través de la desobediencia es tan grave como practicar la brujería, y ser terco es igual a ser un idólatra. Esta comparación es impactante y nos recuerda que nuestras acciones tienen implicaciones más profundas de lo que podríamos imaginar. La rebelión no es solo un acto de desobediencia, sino un acto de desafío directo a la autoridad de Dios.
C. Nunca debemos olvidar que ser rebelde equivale a ser como un brujo. La rebeldía ante Dios es un acto de desafío que no debe tomarse a la ligera. La terquedad, por su parte, nos aleja de la verdadera relación con Dios y nos lleva a adorar ídolos en lugar de al Dios vivo. La terquedad es una forma de idolatría, donde colocamos nuestros deseos y opiniones por encima de la voluntad de Dios.
Conclusiones:
El pasaje de 1 Samuel 15 muestra cómo la desobediencia de Saúl a Dios lo lleva a ser desechado como rey. A través de las preguntas de Samuel, se revela la ingratitud de Saúl y su tendencia a excusarse en lugar de reconocer su pecado. La lección es clara: la obediencia a Dios es más valiosa que cualquier sacrificio que podamos ofrecer. La rebelión es grave ante los ojos del Señor, y debemos entender que Dios busca un corazón que se someta a su voluntad.
La historia de Saúl nos enseña que no debemos permitir que la posición o el privilegio nos lleven a la ingratitud. Al contrario, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad como creyentes y líderes, y actuar con integridad y obediencia. La verdadera adoración no se mide por lo que ofrecemos, sino por nuestra disposición a seguir y obedecer la voz de Dios.
En nuestra vida diaria, enfrentamos decisiones que ponen a prueba nuestra obediencia. Es crucial que recordemos que cada acto de desobediencia nos aleja de la bendición de Dios y de su propósito en nuestras vidas. No permitamos que la presión de agradar a los hombres nos lleve a desobedecer a Dios. En su lugar, busquemos vivir una vida que honre a nuestro Creador.
Finalmente, el llamado es claro: examinemos nuestras vidas y nuestras motivaciones. Que nuestras palabras y acciones reflejen un corazón que anhela seguir a Dios por encima de cualquier otra cosa. Aprendamos a decir “he pecado” sin excusas, buscando la restauración que solo Él puede ofrecer. En todo momento, recordemos que la obediencia a Dios es el camino hacia la verdadera plenitud y satisfacción en nuestra vida espiritual. La vida cristiana está llena de decisiones y cada una de ellas debe ser guiada por el deseo de agradar a Dios y vivir en conformidad con su voluntad. Al final del día, la pregunta fundamental que debemos hacernos es: ¿estamos dispuestos a obedecer a Dios, incluso cuando eso signifique renunciar a nuestras propias ambiciones y deseos? La respuesta a esta pregunta determinará no solo nuestra relación con Dios, sino también el impacto que tendremos en quienes nos rodean. A medida que nos esforzamos por permanecer en la senda de la obediencia, que nuestro testimonio sea un reflejo de la fidelidad y la gracia de Dios en nuestras vidas.
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