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BOSQUEJO - SERMÓN: EXPLICACION JOSUE 6 - LOS MUROS DE JERICO

VÍDEO 

BOSQUEJO

Tema: Josué. Título: Como derribar una muralla - Jerico. Texto: Josué 6. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.



Introducción:

A. Los israelitas han obedecido hasta este punto todo lo que el Señor les ha mandado, se han mostrado obedientes, por ello han cruzado el rio Jordán. Ahora, deben enfrentar la primera ciudad Jericó, una ciudad amurallada, según el  texto Bíblico y según 24:11 llena de refuerzos ¿cómo es que llegaron a vencer?

B. Vencieron porque:

(Dos minutos de lectura)

I. TENÍAN UN CAPITÁN (5: 13 – 15).


A. No olvidemos el encuentro de Josué y el príncipe del ejército de Jehová quien según sus mismas palabras venía a tomar el mando del ejército. Está en realidad fue la clave de la victoria, el compañero de guerra que tenían.

B. Mientras Dios este de nuestra parte ¿Quién contra nosotros? Sin embargo, no es solo tener  Dios de nuestra parte, puede que tengamos a Dios en nuestro equipo pero si no hacemos otras cosas, perderemos muchas batallas.

II. TENÍAN UNA PALABRA (Ver 2 - 6).


A. El príncipe del ejército de Jehová habla a Josué sobre una acción que ya ha sido realizada y es la conquista de Jericó. Dios ya le ha entregado Jericó en sus manos, eso es una promesa.

B. La biblia contiene promesas como estas para nosotros, están allí con el fin de ayudarnos a sobreponernos a las situaciones que se nos presentan, a nuestras murallas, están allí para darnos esperanza, consuelo y fe.

C. No solo habían promesas sino también instrucciones, la estrategia de guerra, esta consistía en que: tanto el ejército como los sacerdotes con el arca en medio debían dar una vuelta a la ciudad durante 6 días, al séptimo día darían siete vueltas y después de oír sonar las trompetas ellos gritarían, de ese modo la ciudad les sería entregada.

Este plan es perfecto, note que: son siete días, al séptimo día, siete sacerdotes, siete trompetas. El siete es el número de la perfección, de lo completo y tal número abunda en la estrategia

III. TENÍAN OBEDIENCIA (Ver 8 – 20).


A. En estos versículos se nos muestra la OBEDIENCIA de los israelitas, si leemos nos damos cuenta que ellos hicieron todo tal cual lo ordeno el Señor.

De por sí, la estrategia era bien particular, tal vez algunos de los que estaban en Jericó se burlaron al verlos hacer eso, tal vez otros se confundieron. Lo que sí sabemos es que aunque la estrategia parecía extraña los Israelitas la llevaron a cabo, desde el principio hasta el fin.

B. ¿Por qué tal estrategia? ¿Por qué no una estrategia de más fuerza humana? Ellos debían saber que la batalla y la victoria eran de Dios.

Las murallas cayeron parece que no todas porque la casa donde vivian  Rahab parecía no tener daños o muchos daños, aun así les toco pelear, si recordamos 24:11 nos daremos cuenta de ello.

C. Las ordenes de Dios puede parecernos demasiado difíciles, demasiado lentas, demasiado tontas pero es mejor obedecerlas porque son la mejor manera y son las que nos llevaran a la victoria.

IV. TENÍAN FE (Heb. 11:30).



A. La carta a los Hebreos nos dice que los muros de Jericó cayeron por la fe, ellos creyeron la promesa del versículo 2, creyeron que el plan de Dios era el mejor y por eso mismo, porque creían obedecieron, la muestra de su fe estuvo en su obediencia.

B. Como dice la Escritura: “muéstrame tu fe por tus obras”. La mejor manera de demostrar nuestra fe, la fe que lleva a la victoria está en que obremos acorde a esa fe que tenemos.

Conclusiones.

La victoria sobre las murallas en nuestras vidas depende de nuestro compromiso con Dios. Al igual que los israelitas, debemos reconocer la importancia de tener un líder divino, escuchar Su palabra, obedecer Sus instrucciones y actuar con fe. Las murallas de duda, miedo y obstáculos pueden ser derribadas si confiamos en Su poder y seguimos Su guía. Reflexionemos sobre qué barreras necesitamos enfrentar y cómo nuestra fe puede transformarlas en testimonios de victoria.

VERSIÓN LARGA
Cómo derribar una muralla - Jericó  
 Josué 6  


Introducción

Los israelitas han llegado a un momento crucial en su travesía hacia la tierra prometida. Después de haber obedecido cada uno de los mandamientos del Señor, cruzando el río Jordán de manera milagrosa, se enfrentan ahora a su primer gran desafío: la ciudad de Jericó. Esta ciudad, no solo es amurallada, sino que el texto bíblico también nos dice que está llena de refuerzos, lo que la convierte en una fortaleza formidable. La pregunta que nos hacemos es: ¿cómo lograron vencer este gran obstáculo? La respuesta a esta pregunta se encuentra en varios elementos clave que, juntos, les permitieron obtener la victoria.

I. TENÍAN UN CAPITÁN (Josué 5:13-15)

Uno de los elementos fundamentales en la conquista de Jericó fue el encuentro que tuvo Josué con el príncipe del ejército de Jehová. Este encuentro es significativo porque representa el liderazgo divino que acompaña al pueblo. El príncipe del ejército no solo se presenta ante Josué, sino que también le comunica que ha venido a tomar el mando del ejército. Esto indica que la victoria no dependería del ingenio humano o de la fuerza del pueblo, sino de la dirección y el poder de Dios.

Es crucial recordar que, cuando Dios está de nuestro lado, las posibilidades de victoria son infinitas. Sin embargo, no basta con tener a Dios en nuestro equipo; también es esencial actuar en conformidad con Su voluntad. Tener a Dios como nuestro capitán implica seguir Sus instrucciones y confiar en Su plan, incluso cuando este puede parecer extraño o inusual.

II. TENÍAN UNA PALABRA (Josué 6:2-6)

El príncipe del ejército de Jehová no solo les dio autoridad, sino que también les ofreció una palabra de promesa. En el versículo 2, se nos dice que Dios ya había entregado Jericó en manos de los israelitas. Esta promesa era fundamental, ya que les daba la seguridad de que, aunque la ciudad era formidable, su victoria ya estaba asegurada por la palabra de Dios.

La Biblia está llena de promesas que nos ayudan a enfrentar las murallas de nuestras vidas. Estas promesas nos proporcionan esperanza y fortalecen nuestra fe ante las dificultades. Además de la promesa, Dios también les dio instrucciones específicas sobre cómo llevar a cabo la conquista. La estrategia era inusual: durante seis días, el ejército y los sacerdotes debían dar una vuelta alrededor de la ciudad, y en el séptimo día, darían siete vueltas y sonarían las trompetas. Después de esto, gritarían, y la ciudad les sería entregada.

El número siete, que aparece en esta estrategia, es significativo, ya que simboliza la perfección y la completud en la Escritura. La repetición del número siete en este plan de acción resalta la perfección del mismo y la importancia de seguirlo al pie de la letra. La estrategia de Dios puede no haber tenido sentido a los ojos humanos, pero era perfecta en Su sabiduría y conocimiento.

III. TENÍAN OBEDIENCIA (Josué 6:8-20)

El tercer elemento que llevó a los israelitas a la victoria fue su obediencia. En los versículos 8 al 20, vemos cómo los israelitas siguieron las instrucciones de Dios sin cuestionar. A pesar de que la estrategia podía parecer extraña o ridícula a los habitantes de Jericó, los israelitas continuaron sin dudar.

Es interesante reflexionar sobre la naturaleza de la obediencia. Muchas veces, las órdenes de Dios pueden parecer difíciles de cumplir o incluso absurdas desde nuestra perspectiva humana. Sin embargo, la obediencia es fundamental para ver la manifestación de la victoria en nuestras vidas. Los israelitas entendieron que la batalla y la victoria pertenecen a Dios, y actuar en fe requería obedecer Su palabra, incluso cuando parecía ilógica.

Aunque las murallas de Jericó cayeron, no todas las estructuras fueron destruidas. La casa de Rahab, que había protegido a los espías, permaneció intacta. Este hecho subraya que, a pesar de la destrucción de las murallas, hubo un lugar donde la fe y la obediencia fueron recompensadas. Sin embargo, aún tuvieron que luchar, como se menciona en Josué 24:11, lo que resalta que la victoria no siempre llega sin esfuerzo.

IV. TENÍAN FE (Hebreos 11:30)

El capítulo 11 de Hebreos nos recuerda que los muros de Jericó cayeron por la fe. La fe de los israelitas no solo se manifestó en su obediencia, sino también en su creencia en la promesa de Dios. Al creer en el versículo 2 de Josué 6, que afirmaba que Jericó ya había sido entregada en sus manos, mostraron una fe activa. Esta fe los llevó a actuar: creyeron en el plan de Dios y, por lo tanto, obedecieron.

La fe que lleva a la victoria está vinculada a la acción. Como dice la Escritura, "muéstrame tu fe por tus obras". La fe no es solo un sentimiento interno, sino que se manifiesta en acciones concretas. La obediencia de los israelitas fue una demostración tangible de su fe en la promesa de Dios. Al actuar conforme a Su palabra, ellos dieron testimonio de su confianza en el poder de Dios para cumplir lo que había prometido.

Conclusiones

La victoria sobre las murallas en nuestras vidas está intrínsecamente relacionada con nuestro compromiso con Dios. Al igual que los israelitas, debemos reconocer la importancia de tener un líder divino que nos guíe. Escuchar Su palabra, obedecer Sus instrucciones y actuar con fe son elementos esenciales para ver las murallas de duda, miedo y obstáculos caer.

Las murallas que enfrentamos hoy pueden tomar muchas formas: pueden ser barreras de desánimo, problemas financieros, relaciones rotas o luchas internas. Sin embargo, el mismo Dios que estuvo con los israelitas en Jericó está con nosotros ahora. Él nos ofrece Su liderazgo, Su palabra de promesa y la oportunidad de actuar en fe. Reflexionemos sobre las barreras que necesitamos enfrentar y cómo nuestra fe puede transformarlas en testimonios de victoria.

Es fundamental que, al enfrentar nuestras propias murallas, recordemos los principios que llevaron a los israelitas a la victoria. ¿Estamos dispuestos a seguir a nuestro Capitán? ¿Estamos escuchando Su palabra y confiando en Sus promesas? ¿Estamos obedeciendo Sus instrucciones, incluso cuando no las entendemos completamente? Y, finalmente, ¿estamos actuando en fe, demostrando que creemos en Su poder para derribar nuestras murallas?

El proceso de derribar murallas no siempre es inmediato. Requiere tiempo, paciencia y perseverancia. Sin embargo, al mantenernos firmes en nuestra fe y compromiso con Dios, veremos cómo las murallas se desmoronan y cómo las victorias se manifiestan en nuestras vidas. Al igual que los israelitas, tenemos la oportunidad de contar historias de cómo Dios ha intervenido en nuestras circunstancias y ha transformado nuestras vidas.

Por tanto, al contemplar la historia de Jericó, recordemos que la clave para derribar cualquier muralla está en nuestra relación con Dios. Confiemos en Su poder, sigamos Sus instrucciones y actuemos con fe. Que nuestras vidas sean un reflejo de la victoria que solo se encuentra en Él. Al enfrentar nuestros desafíos, que podamos hacerlo con la seguridad de que, si Dios está con nosotros, no hay nada que podamos temer. Sigamos adelante con valentía y determinación, sabiendo que nuestras murallas caerán, y que con cada victoria, nuestra fe se fortalecerá y nos acercará más a nuestro Creador.

Así como los israelitas celebraron su victoria en Jericó, también nosotros debemos celebrar las victorias que Dios nos da en nuestras vidas. Cada barrera que se derriba es un testimonio de Su fidelidad y amor. Que nuestras vidas sean una historia de fe, obediencia y victoria, y que cada testimonio inspire a otros a confiar en el Dios que puede derribar cualquier muralla.

Este relato no solo es una historia de conquista, sino una representación de la lucha espiritual que todos enfrentamos. En nuestra vida cristiana, a menudo nos encontramos ante murallas que parecen insuperables. Sin embargo, así como los israelitas aprendieron a confiar en Dios y a seguir Su guía, nosotros también podemos encontrar la fuerza para enfrentar nuestros desafíos. No importa cuán grandes sean nuestras murallas, Dios es más grande y más poderoso. Que al mirar hacia nuestras propias Jericós, recordemos que la victoria ya ha sido asegurada por nuestro Capitán, y que cada paso de fe nos acerca más a la realización de Sus promesas.

En conclusión, la historia de Jericó es un recordatorio de que las murallas no son el final de nuestro camino, sino una oportunidad para experimentar el poder de Dios de maneras sorprendentes. Al enfrentar nuestras propias murallas, que lo hagamos con el conocimiento de que, con fe y obediencia, podemos ver a Dios obrar maravillas en nuestras vidas. Que nuestras experiencias se conviertan en testimonios vivos de Su gloria y Su capacidad para hacer lo imposible. Sigamos adelante, confiando en el poder de Dios y en Su voluntad perfecta para nuestras vidas.