HEBREOS 10:26 - 39 Y LA
PERDIDA DE LA SALVACIÓN
Heb 10:29: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Antes de escribir lo que sigue a continuación queremos aclarar que
creemos en la seguridad de la salvación. Más como dijo Jacobo Arminio (quien
contrario a lo que muchos creen si predicaba esta doctrina):
“Abierta y genuinamente
afirmo, que nunca he enseñado que un verdadero creyente pueda tanto total como
finalmente apostatar de la fe y perecer. Aun así no negaré (al igual que
muchos, muchos otros en la historia de la iglesia) que existen pasajes en las
escrituras que parecen indicar este aspecto; y la respuesta a ellos que se me
ha permitido ver no es el tipo de respuesta que me permita aprobarlos en
todos los puntos de mi entendimiento. Por otro lado, existen pasajes que
muestran el otro aspecto de la doctrina y que son dignos de mucha
consideración”.
No sabemos si este texto
era uno de los que hacía pensar a Arminio, pero por lo menos a nosotros si. Existen
varios indicios en el texto que nos muestran que este se dirigido a cristianos
verdaderos, a quienes se les amenaza con el infierno si llegasen a apostatar de
la fe para volver al Judaísmo. Las razones por las cuales creemos esto son:
1. La inclusión de el mismo
autor en la cuestión: “Si pecaremos
voluntariamente” (Ver 26). Nótese el uso del NOSOTROS. Entonces, para
argumentar que este pasaje no habla de verdaderos cristianos habría que suponer
que el Espíritu Santo uso a un inconverso para escribir la carta a los Hebreos,
cosa a todas luces supremamente dudosa.
2. Quienes tienes la
posibilidad real de apostatar han recibido conocimiento de la verdad entre los
cuales se incluye también el autor: “después de haber recibido el
conocimiento de la verdad” (Ver 26).
La palabra griega usada aquí
es epignosis. Según el diccionario
Vine esta palabra: “…denota un
conocimiento total, discernimiento, reconocimiento… expresando un conocimiento
más pleno, o un conocimiento pleno, una mayor participación por parte del
conocedor en el objeto conocido, influenciándole más poderosamente”.
Esta palabra también indica
la idea de una relación íntima con quien es la fuente de ese conocimiento (http://lafuentedeconocimiento.blogspot.com.co/).
Es como si el autor
estuviera diciendo: “después de haber
recibido el pleno conocimiento de la verdad”.
Si pensamos en estas cosas
nos damos cuenta que quienes van a ser objeto de esta advertencia no son meros
profesantes o falsos cristianos, sino personas que tiene una relación íntima
con Dios y un conocimiento total, pleno, completo de la verdad.
3. Estas personas ya habían
sido SANTIFICADAS en la sangre del pacto “…y
tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado…”. Esto
es significativo a toda vez que en la carta (el contexto inmediato) siempre se usó
esta palabra en relación a verdaderos cristianos:
Heb 2:11: Porque el que santifica y los que
son SANTIFICADOS, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos
hermanos…
Notemos
aquí que Cristo es presentado como el que santifica a los santificados, Cristo
no es el santificado. Notemos también que a los santificados Cristo les llama
hermanos, una clara alusión a verdaderos creyentes.
Heb 10:10: En esa voluntad somos
SANTIFICADOS mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre.
De
nuevo, aquí los santificados lo fueron a través de la muerte de Cristo, es
innegable que este texto también se refiere a verdaderos creyentes.
Heb 10:14: Porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los SANTIFICADOS.
Aquí
los santificados son descritos como “perfectos para siempre” a través también de
la muerte de Jesús.
Dice
el erudito Samuel Pérez Millos en su COMENTARIO EXEGÉTICO AL TEXTO GRIEGO DEL
NUEVO TESTAMENTO sobre esto:
“fue el Padre el que
aparto y Santifico para si al creyente para ser su Pueblo. Esta es otra
evidencia más de que el texto está dirigido a creyentes, porque nadie es
santificado aplicándole el sacrificio redentor más que aquel que ha creído y,
por tanto, es salvo. Esta acción de santificación no es algo que se pueda
llevar a cabo, sino algo que se llevó a cabo consumadamente, como indica el
aoristo del verbo. La consumación de santificación es experiencia única de
creyentes”. (Pag. 587).
A nuestro entender y
leyendo estos versículos no vemos razón para creer que en el texto que
estudiamos halla de tomarse esta palabra de otra manera.
Aun así existen los que aseguran que quien fue santificado en la
sangre del pacto no fue el creyente sino Cristo. Visto así el versículo diría
algo así como: tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado el Hijo de Dios (Jesucristo). Aunque la construcción gramatical
nos puede dar para interpretar así es importante tener en cuenta que:
Heb. 2:11 nos presenta a
Cristo como el que santifica a los santificados y no como el santificado.
Además, tenemos varias
traducciones Bíblicas que nos dejan claro que dicha frase se aplica a personas
y no al Hijo de Dios:
(DHH C 2002*) Pues bien, ¿no creéis que merecen mucho
mayor castigo los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que
insultan al Espíritu del Dios que los ama? Porque esa sangre es la que confirma
el pacto, y con ella fueron consagrados.
(BLS) ¡Imagínense entonces el terrible castigo que
recibirán los que desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no
sirve para nada! Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y
menosprecian la muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual
Dios les perdona sus pecados.
(PDT) ¿Qué creen que le pasará al que desprecia al
Hijo de Dios? Es seguro que recibirá mayor castigo por considerar la sangre de
Cristo una porquería. Esa sangre que estableció el nuevo pacto lo había
purificado de sus pecados. Por eso recibirá un castigo peor por insultar al
Espíritu que nos muestra el generoso amor de Dios.
(VM) ¿de cuánto más severo castigo, pensáis, que
será tenido por digno aquel que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha estimado
como inmunda la sangre del pacto con que había sido consagrado al
servicio de Dios, y ha hecho ultraje al Espíritu de gracia?
(NTV) Piensen, pues, cuánto mayor será el castigo para quienes han pisoteado al
Hijo de Dios y han considerado la sangre del pacto —la cual nos hizo santos
—como si fuera algo vulgar e inmundo, y han insultado y despreciado al Espíritu
Santo que nos trae la misericordia de Dios.
(TLA) ¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que
desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no sirve para nada!
Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y menosprecian la
muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual Dios les perdona sus
pecados.
Tenemos entonces 6
traducciones Bíblicas que nos dejan claro que la persona santificada no fue el
Hijo de Dios sino gente común y corriente, no hay que olvidar que estas
traducciones son hechas por equipos de expertos y, aunque son traducciones de
equivalencia dinámica, por lo menos deben constituir para nosotros comentarios
bíblicos relevantes. Además, el detalle es llamativo a toda vez que de las
versiones consultadas (alrededor de 30) ninguna aclaro que el santificado
hubiera sido Jesús.
Es bueno decir en este
aparte que de los autores calvinistas y no-calvinistas consultados, muy pocos
citaron el argumento de Jesús como el santificado en su propia sangre.
Algunos eruditos creen esto pero la idea no representa el consenso.
Otra objeción común que
tiene que ver con la palabra santificados dice que esta palabra no es exclusiva
de cristianos, sino que también se refiere a no -cristianos y para ello usan 1
Corintios 7:14 que dice:
“Porque el marido
incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues
de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”.
Para todo buen lector es
claro que una cosa es decir: “el
marido incrédulo es santificado en la mujer” y otra muy, pero muy distinta es
decir: “la sangre del pacto en
la cual fue santificado”, esto
porque la última frase es una clara alusión a la conversión, la primera no.
4. La cuarta evidencia es
la mención de estos como Pueblo de Dios (Ver 30). El pueblo de Dios es la
iglesia de Dios, a la cual pertenecen solo los creyentes, los no-creyentes y
los falsos cristianos no pertenecen al Pueblo de Dios, el versículo aquí nos habla,
por aplicación, de Dios juzgando a su Pueblo.
Para confirmar esta idea Notemos
el uso de la palabra pueblo en la carta a los Hebreos: 2:17; 4:9; 8:10; 13:12.
Veámoslo también en otros
lugares de las Epístolas: Rom 9:25; 2 Cor 6:16; Tit 2:14; 1 Pedro 2:9 – 10.
5. Por último, el reconocimiento
y la mención que hace el versículo 38 de la posibilidades real de un Justo
retrocediendo que leyendo en contexto nos daría la misma idea de apostasía pues
es el tema del que se viene hablando.
El
versículo 37 - 38 dicen: "Porque aún un poquito, Y el que ha de
venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si
retrocediere, no agradará a mi alma".
"Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,
sino de los que tienen fe para preservación del alma".
"el Justo por la
fe vivirá" (Rom_1:17; Gal_3:11-12),
esta frase se usa en la Biblia en relación a
verdaderos cristianos, así pues, nadie negaría que el versículo 38
nos habla de un verdadero creyente. Sin embargo y para sorpresa de muchos, en
la frase siguiente se reconoce que este Justo, este verdadero
creyente, en efecto, pude retroceder (apostatar) y si lo hace, entonces Dios se
desagradara de él.
El versiculario 38 y 39 se conectan con la palabra "pero", una conjunción adversativa, es decir, que contrapone dos ideas. Las ideas a contraponer aquí es lo que puede hacer un cristiano verdadero y lo que puede hacer otro cristiano verdadero. Entonces, el autor animando a sus destinatarios les dice algo así como: "pero nosotros no somos de esos Justos que retroceden para sufrir condenación del alma sino de los Justos que perseveran para salvar el alma".
Como
anotamos al comienzo a estos verdaderos se les advierte de la posibilidad de ir
al infierno si apostatan de la fe:
Heb 10:26 – 27: Porque si pecáremos voluntariamente
después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de
hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
Entonces surge la pregunta
¿para qué y/o por que advertirles a estos verdaderos cristianos sobre la
posibilidad de ser arrojados al infierno si se supone que la salvación no puede
perderse?
Pensándolo mucho solo
queda una respuesta a esta pregunta y es que según este texto si existe la posibilidad de que un
cristiano pierda su salvación por apostatar.
Sin embargo, algunas
personas pueden decir que el versículo 27 en realidad no habla del infierno
sino de una dura disciplina, un férreo juicio que recibiría el cristiano apostata, dirán que no se amenaza a este verdadero cristiano con el infierno sino con castigo mientras esta en la tierra, un castigo que lo hará volver a Jesucristo.
La respuesta a esto es sencilla, si es así ¿por que los llama adversarios? El uso de esta palabra aquí es bien significativa pues refuerza la idea de alguien que perdió la salvación. Pues no se le llama adversario a alguien que a pesar de su apostasía sigue siendo un hijo de Dios.
Los enemigos del Señor o sus adversarios son los pecadores, los que viven lejos de el, como lo dice Santiago en su epístola (Santiago 4:4):
No solo esto, las palabras horrenda, juicio y fuego que hierve evocan en nuestra mente no una simple disciplina sino mas bien, el mismo tormento eterno. Nos hace pensar en un castigo peor que el que sufría el que quebrantaba la ley, a este no se le tenia misericordia alguna, si estos sufrían la muerte física es muy plausible pensar que quienes apostatan, por cuanto pisotean a Cristo, tienen por inmunda la sangre del pacto y afrentan al Espíritu santo. Es decir, hacen algo peor, sufren la muerte espiritual (ver 28).
La respuesta a esto es sencilla, si es así ¿por que los llama adversarios? El uso de esta palabra aquí es bien significativa pues refuerza la idea de alguien que perdió la salvación. Pues no se le llama adversario a alguien que a pesar de su apostasía sigue siendo un hijo de Dios.
Los enemigos del Señor o sus adversarios son los pecadores, los que viven lejos de el, como lo dice Santiago en su epístola (Santiago 4:4):
"!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios".
El conocido capitulo 12 de Hebreos nos habla sobre la disciplina a la cual Dios somete a sus hijos, si lo leemos nos damos cuenta que allí de le sigue llamando hijo a la persona que es sometida a la reprensión del Señor. De la misma manera, no se leen en ese texto expresiones tan fuertes como las que tenemos aquí. Esta comparación nos debe dejar claro que una cosa es la disciplina del Señor y otra muy diferente es la condenación eterna.
Esta persona entonces perdió su salvación por haber apostatado, como resultado es llamado adversario y como adversario no le espera una simple disciplina sino juicio y fuego o como dice la BLA: "sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS". Cualquiera que lee el N.T. sabe que esto se asemeja mas al infierno que a la disciplina del Señor.
Por otra parte, queda en
el aire una pregunta: si el texto se refiere a creyentes verdaderos a quienes
se les advierte sobre la posibilidad real de ir al infierno si apostatan ¿como
se explica el versículo 14 del mismo capítulo 10 donde se asegura que a través
de su muerte Jesús hizo perfectos para siempre a los santificados?
Como sabemos por la lógica
una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo por tanto es necesario hacer una
síntesis de lo que dicen los dos versículos y así sacar una conclusión que
sería: el santificado es hecho perfecto para siempre. Si y solo si, permanece
en este estado de santificación y no apostata.
Una ultima cosa antes de concluir, es llamativa la interpretación que uno de los Padres de la iglesia daba a este versículo:
"El que ha sido contado digno de la vocación celestial, y por esta vocación ha sido santificado, si el crece negligentemente en esta, a pesar de haber sido lavado se vuelve contaminado: "teniendo por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, y haciendo afrenta al Espíritu de gracia". El oirá las palabras: "amigo, ¿cómo entraste aquí, sin tener el vestido de bodas? porque el banquete de los santos es impecable y puro; "porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos". Judas a saber, a pesar de que vino a la cena, y porque el la desprecio, salió de la presencia del Señor y habiendo abandonado su vida, se ahorco".
Athanasius
B. --The Festal Letters, and their index, or chronicon Athanasianum
En conclusión tenemos abundante evidencia en Hebreos 10: 26 – 39 para pensar seriamente en la posibilidad de que la salvación pueda perderse por apostasía.
Esto no pude ser afirmado con gran
certeza pues existen otros textos en la Escritura que nos sugieren lo
contrario.
Es necesario seguir escudriñando la
Escritura para confrontarla con ella misma y descubrir la verdad.
*Citas bíblicas tomadas de RV60 a menos que se indique lo contrario.
*Comentario exegético al texto del Nuevo Testamento (Hebreos).
*Comentario exegético al texto del Nuevo Testamento (Hebreos).
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