Tema: Evangelismo. Título: Bienaventurados sois cuando os persigan. Texto: Mateo 5: 10-12. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz
Introducción:
A. Hay que admitirlo: muchos cristianos no hablan
de su fe a otros porque les da vergüenza.
B. El texto leído precisamente nos habla de este
tema, meditemos en el:
(Dos minutos de lectura)
i. «BIENAVENTURADOS LOS QUE PADECEN PERSECUCIÓN…»
A. Nos ubicamos en contexto y nos damos cuenta de
que este pasaje nos habla de ser felices,
de gente feliz. Ahora, cuando leemos
todo el versículo se nos plantea una paradoja porque dice: «Bienaventurados los
que padecen persecución». La persecución está especificada en el versículo 11, donde
nos dice que consiste en insultos, maltratos, calumnias y cosas semejantes;
estas cosas suceden a menudo cuando nos comportamos como cristianos pero
también cuando nos decidimos a ser testigos.
Nos plantemos entonces la pregunta: ¿de
qué manera puede ser feliz una persona que es perseguida? La respuesta a
esta pregunta la podemos hallar en la palabra recompensa.
B. El pensar en la recompensa debe producir gozo
y alegría en medio de la persecución, por ello el mandato del versículo 12: «Gozaos
y alegraos». En otras palabras, se nos llama a meditar en las recompensas que
tienen y tendrán las personas que son perseguidas y como fruto de esa
meditación se les manda a alegrarse.
C. Cuando le inviten a evangelizar o deba
comportarse en alguna situación como un creyente, para perder el temor piense
en la recompensa.
ii. «… VUESTRO GALARDON ES GRANDE EN LOS CIELOS»
A. Varias recompensas tenemos al ser perseguidos:
1. Una convicción de quienes somos (ver 12). El
ser perseguidos nos asemeja a los profetas, que eran siervos de Dios y por ello
fueron perseguidos; por tanto, ser perseguidos por Cristo muestra que en
realidad somos esclavos del Hijo de Dios.
2. Una convicción de nuestra identidad con
Cristo. El pensamiento es como sigue: si me persiguen por hacer lo que Cristo
hizo, entonces es que me estoy pareciendo a Él.
3. Una indicación de nuestro destino eterno (ver
10): «… de ellos es el reino de los cielos». Con su persecución, el mundo nos
confirma que no somos de aquí, que no pertenecemos aquí.
4. Una evidencia de galardones (ver 12). No sólo
es que vamos al cielo, que ya es bastante decir, sino que allí mismo (en el
cielo) obtendremos galardones; una manera de saber si tengo o no galardones en
el cielo es si soy perseguido en la tierra.
5. Una seguridad de la presencia (1 Pedro 4: 14).
Una manera de saber si el Espíritu Santo está sobre mí es si sufro persecución.
B. Tenga en cuenta lo siguiente: si no sufro
persecución, muy probablemente esta es una prueba de que no soy cristiano, no
me parezco a Cristo, no voy al cielo, no hay galardones para mí y el Espíritu Santo
no reposa sobre mí.
Seguramente esta es una de las razones por las que el la Biblia declara:
“¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así
hacían sus padres con los falsos profetas” (Lucas 6: 26). Debería causar
tristeza: ¡ay! debería ser una advertencia sobre nuestro estado espiritual.
Por el contrario, medite en estas cosas cuando sea perseguido o cuando
se le invite a evangelizar, seguramente si las cree hallará gozo y perderá
temor.
iii. «…
CUANDO POR MI CAUSA OS VITUPEREN»
A. Únicamente cuando usted es perseguido por
causa de la justicia, no cuando es
perseguido por imprudente, necio o pecador; no es cuando nos persiguen por
estar involucrados en política o cosas de esas (1 Pedro 4: 15-16).
La justicia, como ya mencioné antes, tiene que ver con actos que
practico y que me hacen parecido a Cristo. Por ejemplo, ser un testigo de
Cristo, predicar salvación, levantar la voz contra el aborto, la adopción
homosexual, el matrimonio gay y cosas semejantes.
Conclusiones:
A. Resumen, confrontación, desafío y oración
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