Tema: Discipulado. Título: Bienes que honran a Dios. Texto: Proverbios 3: 9 – 10. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz
Introducción:
A. Lemas. ¿Qué es honrar a Dios con mis bienes? ¿Quién puede honrar a Dios con sus bienes? ¿por que debería honrar a Dios con mis bienes? ¿Cómo honrar a Dios con mis bienes? ¿Cuándo honrar a Dios con mis bienes?
I. ¿QUE ES HONRAR A DIOS CON MIS BIENES?
A. Esta pregunta cuestiona por una definición del concepto enunciado. Según el diccionario (http://es.thefreedictionary.com) honrar tiene varios significados, entre otros:
1. Mostrar respeto, admiración y estima hacia una persona.
2. Reconocer o premiar las cualidades morales y la dignidad de una persona.
B. Entonces, desde este punto de vista honrar a Dios con mis bienes seria:
1. Mostrarle a Dios nuestro respeto, admiración y amor a través de usar nuestros bienes bien y para su gloria. Así la buena mayordomía de nuestros bienes materiales se convierte en un acto de adoración a Dios, un acto donde buscamos agradarle.
2. Honrar a Dios con mis bienes no es teología de la prosperidad.
II. ¿QUIEN PUEDE HONRAR A DIOS CON SUS BIENES?
A. Esta pregunta nos cuestiona por el sujeto, la persona concreta que puede ejercer la acción de honrar a Dios con sus bienes.
B. Dada la definición anterior únicamente pueden honrar a Dios con sus bienes aquellos que son sus hijos, pues únicamente sus hijos pueden adorarle, solo ellos pueden ser verdaderos adoradores. Lo que llamaríamos un inconverso no puede adorar a Dios.
C. Juan 4:24. Para adorar a Dios en espíritu y en verdad, es necesario, para empezar estar en la correcta relación con Dios, convertirse en su hijo, arrepentirse de sus pecados y así disponerse a vivir para Dios convirtiéndose en un adorador en todas las áreas de la vida incluso en la financiera.
III. ¿POR QUÉ HONRAR A DIOS CON MIS BIENES?
A. Esta pregunta nos cuestiona sobre las razones, los motivos por los cuales deberíamos poner en práctica el concepto de honrar a Dios con nuestros bienes.
1. Porque como la misma definición lo dice este es un acto de adoración.
2. Porque otros y la obra de Dios necesitan de nuestra generosidad.
3. Porque este es un mandamiento que tiene promesa (Ver 10)
IV. ¿COMO HONRAR A DIOS CON MIS BIENES?
A. Esta pregunta nos cuestiona por las formas prácticas de poner en práctica el concepto de honrar a Dios con nuestros bienes. Por lo menos puedo pensar en dos maneras prácticas y generales de llevar a la practica el concepto:
1. Administrando bien nuestros bienes. Esto incluye la buena planificación, el ahorro, evitar las deudas, ser honesto, ser diligente y trabajador.
2. Siendo generoso. En otras palabras evitando la mezquindad (el amor al dinero que despilfarra o gasta solo en sí mismo) y/o la avaricia (el amor al dinero que guarda y ni siquiera provee para sí mismo)
V. ¿CUANDO PUEDO HONRAR A DIOS CON MIS BIENES?
A. Esta pregunta cuestiona por las ocasiones en las que podemos practicar este tipo de honra. Como podemos ver en la respuesta a las preguntas anteriores este tipo de honra en realidad no es una serie de eventos o acciones aisladas sino que es un estilo de vida que el creyente debe practicar desde el inicio de su vida cristiana:
Las ocasiones particulares donde podemos practicar la honra a Dios en nuestros bienes en otras serian:
1. Cuando se nos presenten oportunidades de ser deshonestos.
2. Cuando veamos a personas necesitadas.
3. Cuando la obra de Dios lo necesite.
Conclusiones:
Honrar a Dios con nuestros bienes no es solo un acto aislado, sino un estilo de vida que debe reflejarse en cada aspecto de nuestra vida financiera. Como hijos de Dios, somos llamados a administrar nuestros recursos con responsabilidad, generosidad y ética. Al hacerlo, no solo obedecemos un mandamiento divino que trae promesas, sino que también contribuimos al bienestar de otros y fortalecemos la obra de Dios. La verdadera adoración se manifiesta en cómo manejamos lo que se nos ha confiado y en nuestra disposición de servir a los demás con lo que tenemos.
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Bienes que honran a Dios
Proverbios 3: 9 – 10
Introducción:
El tema del discipulado es uno de los pilares fundamentales de la vida cristiana, y dentro de este contexto surge una pregunta crucial: ¿Cómo honramos a Dios con nuestros bienes? Este interrogante se puede desglosar en varias cuestiones que merecen nuestra atención. ¿Qué significa realmente honrar a Dios a través de lo que poseemos? ¿Quiénes son las personas que tienen la capacidad de honrar a Dios con sus bienes? ¿Por qué es esencial que lo hagamos? ¿De qué manera podemos llevar a cabo esta acción en la vida cotidiana? Y, finalmente, ¿en qué momentos específicos podemos honrar a Dios con nuestros recursos? A lo largo de este artículo, exploraremos estas preguntas importantes que nos ayudarán a comprender mejor el papel de nuestras posesiones en nuestra relación con Dios.
¿Qué es honrar a Dios con mis bienes?
El primer paso para entender el concepto de honrar a Dios con nuestros bienes es establecer una definición clara. Según el diccionario, el término "honrar" puede tener múltiples significados, entre los cuales destacan dos que son especialmente relevantes para este contexto. En primer lugar, honrar puede entenderse como mostrar respeto, admiración y estima hacia una persona. En segundo lugar, también se refiere a reconocer o premiar las cualidades morales y la dignidad de un individuo.
A partir de esta base, podemos concluir que honrar a Dios con nuestros bienes implica algo más que un simple acto de generosidad. Se trata de manifestarle a Dios nuestro respeto, admiración y amor a través de la correcta utilización de los recursos que Él nos ha proporcionado. Al administrar nuestros bienes de manera adecuada y con el propósito de glorificar a Dios, convertimos esta buena mayordomía en un acto de adoración genuina. Este acto de honrar a Dios es fundamental, ya que implica un esfuerzo por agradarle a Él en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la parte financiera.
Es importante destacar que honrar a Dios con nuestros bienes no debe confundirse con la teología de la prosperidad, que a menudo se centra en el beneficio material y el enriquecimiento personal. En este sentido, honrar a Dios es un acto que va más allá de la búsqueda de beneficios materiales.
¿Quién puede honrar a Dios con sus bienes?
La segunda pregunta que surge es quiénes son las personas capaces de llevar a cabo este acto de honrar a Dios con sus bienes. En este sentido, es fundamental entender que la acción de honrar a Dios está reservada para aquellos que son sus hijos. Esto se debe a que solo los hijos de Dios pueden adorarlo de manera auténtica. Aquellos que no han tenido un encuentro personal con Dios, es decir, los inconversos, no pueden adorarle de forma genuina.
En el Evangelio de Juan, capítulo 4, versículo 24, se nos enseña que para adorar a Dios en espíritu y en verdad, es esencial que estemos en una relación correcta con Él. Esto implica que uno debe convertirse en hijo de Dios, arrepentirse de sus pecados y decidir vivir para Él. Solo de esta manera se puede ser un adorador en todas las áreas de la vida, incluyendo la gestión de nuestras finanzas.
¿Por qué honrar a Dios con mis bienes?
La siguiente pregunta que debemos considerar es la razón por la que deberíamos honrar a Dios con nuestros bienes. En primer lugar, es fundamental recordar que este acto es una forma de adoración. Al ofrecer nuestras posesiones y practicar la generosidad, estamos reconociendo la soberanía de Dios sobre nuestras vidas y recursos. Además, tanto la comunidad como la obra de Dios requieren de nuestra generosidad. La necesidad de apoyo y ayuda en la obra del Señor es constante, y nuestras contribuciones pueden ser fundamentales para el avance del mismo.
Por otro lado, honrar a Dios con nuestros bienes es un mandamiento que viene acompañado de promesas. En Proverbios 3:10, se nos recuerda que al honrar a Dios con nuestras posesiones, Él promete bendecirnos abundantemente. Este aspecto de la obediencia trae consigo beneficios que trascienden lo material, impactando nuestras vidas de formas que a menudo no podemos prever.
¿Cómo honrar a Dios con mis bienes?
La cuestión de cómo honrar a Dios con nuestros bienes nos lleva a considerar varias formas prácticas de hacerlo. En primer lugar, es esencial administrar nuestros bienes de manera responsable. Esto incluye la planificación adecuada de nuestros gastos, el ahorro, evitar endeudamientos innecesarios y actuar con honestidad, diligencia y esfuerzo en nuestro trabajo. La buena administración nos permite ser buenos mayordomos de lo que Dios nos ha confiado.
Además, ser generosos es otra manera de honrar a Dios. Esto implica evitar actitudes mezquinas que se centran únicamente en uno mismo y rechazar la avaricia que guarda recursos sin proveer ni para uno mismo. La generosidad debe ser una característica distintiva de nuestra vida cristiana, reflejando el amor y la compasión de Dios hacia los demás. Al ser generosos, no solo honramos a Dios, sino que también contribuimos al bienestar de nuestra comunidad y ayudamos a aquellos que están en necesidad.
¿Cuándo puedo honrar a Dios con mis bienes?
Finalmente, es crucial identificar las ocasiones en las que podemos honrar a Dios a través de nuestros bienes. A lo largo de nuestra vida, estas oportunidades no deben ser vistas como eventos aislados, sino como un estilo de vida. Desde el inicio de nuestra vida cristiana, debemos practicar la honra a Dios en cada aspecto de nuestras finanzas.
Algunas ocasiones específicas en las que podemos ejercer esta honra incluyen cuando enfrentamos la tentación de ser deshonestos, cuando nos encontramos con personas en necesidad y cuando la obra de Dios requiere de nuestro apoyo. Cada una de estas situaciones nos brinda la oportunidad de demostrar nuestra fe a través de acciones concretas que reflejen nuestros valores y creencias.
Conclusiones:
En conclusión, honrar a Dios con nuestros bienes no debe ser considerado como un mero acto aislado, sino más bien como un estilo de vida que se manifiesta en cada aspecto de nuestra gestión financiera. Como hijos de Dios, estamos llamados a administrar nuestros recursos con responsabilidad, generosidad y ética. Al hacerlo, cumplimos con un mandamiento divino que trae consigo promesas y, al mismo tiempo, contribuimos al bienestar de otros y fortalecemos la obra de Dios en el mundo. La verdadera adoración se revela en la manera en que manejamos lo que nos ha sido confiado y en nuestra disposición de servir a los demás con lo que poseemos. En última instancia, honrar a Dios con nuestros bienes es un reflejo de nuestra relación con Él y de nuestro compromiso como discípulos.
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