BOSQUEJO
🗼Tema: Génesis. 🗼Titulo: La torre de Babel. 🗼Texto: Gen 11: 1 – 9. 🗼Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz
Introducción:
A. Estamos ahora en las épocas posteriores al diluvio. El primer evento significativo que se nos presenta es este de la torre de Babel donde por un castigo de Dios sobre los hombres, surgen los distintos idiomas pero además de esto se nos dejan también varias enseñanzas practicas.
I EL PECADO ES INHERENTE (Ver 2).
A. Si Recordamos la orden de Dios después del diluvio era llenar la tierra. Es decir, esparcirse por la tierra (9:1). Sin embargo, vemos que ellos se establecieron en una llanura en la tierra de Sinar, es decir Mesopotamia la actual Irak.
B. Vemos como la desobediencia sigue siendo innata en el ser humano a pesar del diluvio la cuestión no cambio.
C. (Jer 13:23; 17:9) Solo la regeneración operada en nosotros por el E.S. puede ayudarnos contra semejante enfermedad y aun así al conocer el juicio del pecado esto debería ser una vacuna para santificarnos pero muchas veces aun viéndolo no resulta.
II NO INTENTE CONSTRUIR SIN DIOS (Ver 3 – 4).
A. Podemos notar que estos hombres con gran iniciativa, determinación y liderazgo se propusieron construir una ciudad donde el nombre de Dios sobraba, en todo lo que dicen no se nombra a Dios solo la capacidad humana. Pretendían hacer un monumento no a Dios sino al hombre,el resultado de todo esto fue el fracaso.
B. Esto ocurre cuando decidimos olvidarnos de Dios y construir nuestras vidas sin El, tarde o temprano lo que podemos esperar es el fracaso.
C. (Prov. 3: 5 – 8) “Confía en el Señor totalmente, no en tu propia sabiduría. Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas, y él te ayudará a vivir rectamente. No te creas más sabio que los demás; respeta al Señor y aléjate del mal, pues eso será como medicina para tu cuerpo y como un refresco para tus huesos.”
III CUIDADO CON EL ORGULLO (Ver 4).
A. Notamos cual es en realidad el objetivo de estos hombres, ellos dicen “hagámonos famosos” palabras que denotan la vanagloria, el orgullo, la prepotencia que cautivaba sus corazones. Dios frustro sus planes (Ver 5- 9).
B. La Biblia tiene mucho que decirnos acerca de estos pecados.
1. Características de una persona orgullosa
a. Habla mucho de si misma y de sus logros.
b. En su aspecto externo busca llamar la atención y sobresalir por encima del común.
c. Quiere ser el centro de atención.
d. Con sus palabras y actos humilla a los demás por que se cree superior y por esto solo piensa en si misma.
e. No reconoce sus errores.
f. No admite ayuda.
g. No admite la critica.
h. No perdona.
i. Cree que la vida consiste en lo material y en lo exterior.
j. El orgullosos no necesita de Dios o al menos eso cree.
Algunos piensan que por esto el orgullo es la raíz del pecado
2. Dios lo aborrece (Prov. 6: 16 – 19; 8:13).
3. Los orgullosos caen (Prov. 16: 18 – 19: 29:23).
Conclusiones:
La historia de Babel resalta la naturaleza del pecado humano, que persiste incluso después de un juicio divino, como el diluvio. Al ignorar a Dios, los hombres intentaron construir un monumento a su propia grandeza, olvidando que el éxito sin Él es efímero. El orgullo y la autosuficiencia son peligrosos; la Biblia advierte sobre sus consecuencias. Para evitar el fracaso, debemos reconocer nuestra dependencia de Dios y buscar su guía en cada acción. La humildad y la fe son esenciales para construir una vida significativa, recordando que solo en Él encontramos propósito y éxito duradero.
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La torre de Babel
Génesis 11: 1 – 9
Introducción:
En el contexto de la narrativa bíblica, nos encontramos en las épocas posteriores al diluvio, un evento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Después de este cataclismo, Dios dio a Noé y a sus descendientes la orden de llenar la tierra y multiplicarse (Génesis 9:1). Sin embargo, el primer evento significativo que se presenta después del diluvio es la construcción de la torre de Babel. Este relato no solo narra una historia de desobediencia, sino que también nos proporciona valiosas enseñanzas sobre la naturaleza humana, el pecado y nuestra relación con Dios.
I. El pecado es inherente (Génesis 11:2)
La historia de Babel comienza cuando los hombres, en su deseo de permanecer unidos y construir una ciudad, se establecen en una llanura en la tierra de Sinar, que corresponde a la actual Mesopotamia, específicamente Irak. Esto nos lleva a reflexionar sobre la clara orden que Dios había dado después del diluvio: llenar la tierra. La desobediencia es una característica inherente al ser humano, y este relato nos muestra que, a pesar del juicio divino, el pecado sigue presente en la naturaleza humana.
Las Escrituras nos han advertido sobre la tendencia del corazón humano hacia el pecado. En Jeremías 13:23 se nos dice que es tan difícil para el hombre cambiar su naturaleza como para un etíope cambiar su piel o un leopardo sus manchas. Esto revela que la regeneración, la transformación espiritual operada en nosotros por el Espíritu Santo, es fundamental para superar nuestra inclinación al pecado. Sin embargo, a pesar de conocer el juicio que el pecado puede acarrear, muchas veces no tomamos en cuenta esta advertencia y continuamos en nuestras transgresiones.
Es importante recordar que el pecado no es solo un acto aislado, sino una condición que afecta a toda la humanidad. Desde el momento en que Adán y Eva desobedecieron a Dios en el jardín del Edén, el pecado ha estado presente en el corazón de cada ser humano. La historia de Babel es una representación clara de esta realidad. A pesar de haber sido testigos de la justicia de Dios a través del diluvio, los hombres decidieron ignorar Su mandato y actuar según sus propios deseos. Esto nos lleva a cuestionar nuestras propias acciones y decisiones: ¿estamos siguiendo el camino que Dios nos ha trazado o nos estamos dejando llevar por nuestra propia voluntad?
II. No intente construir sin Dios (Génesis 11:3-4)
Los hombres de Babel, impulsados por su gran iniciativa y determinación, decidieron construir una ciudad con una torre que llegara hasta el cielo. En su discurso, no hay mención de Dios; todo gira en torno a la capacidad humana y a sus propios logros. Su propósito era hacer un nombre para sí mismos, un monumento a su grandeza, olvidando que cada éxito verdadero proviene de la mano de Dios.
Esta es una lección crucial para nosotros: cuando intentamos construir nuestras vidas, nuestras carreras o incluso nuestras familias sin la guía y la presencia de Dios, el resultado inevitable es el fracaso. La Escritura nos invita a confiar plenamente en el Señor y a no apoyarnos en nuestra propia sabiduría (Proverbios 3:5-8). Al reconocer a Dios en todas nuestras decisiones, podemos esperar su dirección y bendición en cada paso que damos.
La historia de Babel también ilustra lo que sucede cuando las personas se unen con un propósito egoísta y desvinculado de la voluntad divina. La ambición desmedida y el deseo de grandeza personal pueden llevar a la humanidad a tomar decisiones que no solo son contrarias a la voluntad de Dios, sino que también pueden resultar en la autodestrucción. Es fundamental que cada uno de nosotros reflexione sobre nuestras motivaciones y propósitos en la vida. ¿Estamos buscando la gloria de Dios o la nuestra propia? ¿Estamos construyendo nuestras vidas sobre la roca firme que es Cristo, o sobre la arena movediza de la autosuficiencia?
III. Cuidado con el orgullo (Génesis 11:4)
El orgullo fue un motor detrás de la construcción de la torre de Babel. Los hombres expresaron su deseo de "hacerse famosos", lo que revela una profunda vanagloria y prepotencia en sus corazones. Cuando Dios vio lo que estaban haciendo, frustró sus planes, dispersándolos por toda la tierra. Este relato es un recordatorio de que el orgullo y la autosuficiencia son actitudes peligrosas que pueden llevar a la ruina.
La Biblia nos proporciona varias características de una persona orgullosa. Estos individuos tienden a hablar mucho de sí mismos y de sus logros, buscando constantemente ser el centro de atención. Su comportamiento a menudo humilla a los demás, pues se creen superiores y desestiman la importancia de la humildad. La persona orgullosa no solo se niega a reconocer sus errores, sino que también rechaza la crítica y no acepta ayuda. Este tipo de actitud puede llevar a una vida vacía y sin propósito.
El orgullo es tan aborrecido por Dios que en Proverbios 6:16-19 se enumeran seis cosas que Él odia, y entre ellas se destaca un corazón altivo. Asimismo, Proverbios 16:18 advierte que el orgullo precede a la caída, y el que se exalta será humillado (Proverbios 29:23). Es fundamental recordar que el camino hacia la verdadera grandeza no se encuentra en la autosuficiencia, sino en la humildad y en el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios.
La historia de Babel también nos enseña sobre las consecuencias del orgullo. Estos hombres pensaron que podían desafiar a Dios y construir una torre que llegara al cielo. Su arrogancia fue su perdición. Dios, en su soberanía, intervino y confundió su lenguaje, lo que llevó a su dispersión. Este acto de Dios nos recuerda que, aunque los hombres pueden tener grandes planes, siempre están bajo la autoridad de un Dios soberano que tiene la última palabra. Nuestro orgullo puede llevarnos a la destrucción, pero la humildad nos puede llevar a la salvación.
Conclusiones:
La historia de la torre de Babel es un reflejo de la naturaleza del pecado humano que persiste incluso después de experimentar un juicio divino como lo fue el diluvio. Este relato nos muestra cómo, al ignorar a Dios, los hombres intentaron construir un monumento a su propia grandeza, olvidando que el verdadero éxito solo se encuentra en la relación con nuestro Creador. El orgullo y la autosuficiencia son peligrosos y pueden llevarnos a la ruina, tal como se evidenció en la historia de Babel.
Para evitar el fracaso en nuestras propias vidas, es esencial que reconozcamos nuestra dependencia de Dios y busquemos Su guía en cada acción que emprendamos. La humildad y la fe son elementos cruciales para construir una vida significativa. Solo al poner nuestra confianza en Dios y reconocer Su soberanía encontramos un propósito y un éxito duradero.
En última instancia, la historia de Babel nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Estamos intentando construir sin Dios? ¿Nos dejamos llevar por el orgullo y la autosuficiencia? Si deseamos evitar el fracaso y encontrar un propósito verdadero, debemos rendirnos ante Dios, reconocer Su autoridad y permitir que Su voluntad guíe nuestras vidas. Solo así podremos construir un legado que honre a nuestro Creador y esté fundamentado en Su amor y gracia.
La enseñanza de la torre de Babel es relevante hoy en día; la humanidad sigue luchando con el orgullo y la autosuficiencia, intentando construir un mundo sin reconocer a Dios. La verdadera grandeza y propósito solo se encuentran en una vida rendida a Su voluntad. En conclusión, aprendamos de la historia de Babel y busquemos siempre glorificar a Dios en todo lo que hacemos, reconociendo que nuestras vidas son un testimonio de Su gracia y poder.
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