Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz - soli deo gloria
Siendo que en el contexto religioso en el que nos movemos la gran mayoría de personas profesa así sea solo de apariencia la religión católica, es muy importante para nosotros los ministros del evangelio conocer a fondo las doctrinas y practicas de esta forma de creencia para de esta manera poder realizar una mejor evangelización y apologética de la Palabra de Dios.
Lo
que se hara en este trabajo es investigar algunos de los puntos mas comunes en
una “discusión” con una persona que profesa esta religión, para conocer su
historia como dogma y también su sustento bíblico, de esta manera al
confrontarlo con la verdad de la Palabra de Dios recibir iluminación y claridad
sobre el dogma descrito
AUTORIDAD
DE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA
La
Iglesia Católica Romana enseña que la Biblia y la tradición, tal y como
es interpretada por la Iglesia, son la sede final de la autoridad en materia de
religión. Jesús condenó la tradición como norma para la autoridad religiosa y
exaltó la Palabra de Dios: “Le
preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no
andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos
inmundas? Respondiendo él, les dijo... en vano me honran, enseñando como
doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os
aferráis a la tradición de los
hombres... Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra
tradición... invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición”
(Marcos 7:5-13).
La
Biblia condena claramente la adición de doctrina a lo que Dios ha dado en Su
Palabra: “No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios
que yo os ordeno” (Deut. 4:2).
El
usar sistemas no Cristianos de filosofía para formular la doctrina Cristiana
también es claramente condenado por la Biblia: “Mirad que nadie os engañe por
medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Col. 2:8).
La
Biblia enseña que no necesitamos alguna tradición extra-Bíblica, pues la Biblia
es todo lo que necesitamos; solo ella puede hacer que un Cristiano sea
“plenamente competente.” “Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra” (2 Tim. 3:16- 17).
La
Biblia condena enfáticamente el uso de la tradición como una fuente de
autoridad porque, dondequiera que la tradición se levante a la par de la
Escritura, eventualmente es colocada por encima de la Escritura, y luego se usa
para interpretar la Escritura. Esto es exactamente lo que ocurrió con el
Judaísmo en los días de Cristo, y desafortunadamente es lo que sucedió en la
Iglesia Católica Romana: la tradición y el ritual se volvieron tan importantes
que se hicieron necesarias para mantener la Biblia alejada del pueblo. De
hecho, por siglos fue un pecado mortal poseer y leer la Biblia en la propia
lengua nativa. El concilio de Valencia (1229), el Concilio de Trento (1545) y
el Papa Clemente XI (1713) todos condenaron el dejar que la gente tuviera la
Biblia en su propio idioma y la leyeran por ellos mismos. Los sacerdotes son
rápidos para señalar que el Papa León XIII (1893) impulsó al pueblo a que
leyera la Biblia. Pero la Biblia a la que se refería era la Vulgata Latina, ¡la
cual virtualmente nadie, excepto los sacerdotes, podían entender!
Afortunadamente, en el siglo veinte la “iglesia inmutable” una vez más ha
cambiado de opinión y le ha permitido al laicado tener la Biblia en su propio
idioma. Pero a los Católicos Romanos se les permite leer las Biblias aprobadas
por
la iglesia que tienen explicaciones de textos “difíciles” en la parte inferior
de cada página por un teólogo autorizado.
¿ES INFALIBLE EL PAPA?
La
Iglesia Católica Romana enseña que el papa es infalible cuando habla sobre
asuntos de doctrina. Ralph Woodrow ha desmentido tal afirmación al examinar
muchas declaraciones y decisiones papales a lo largo de la historia:
El
hecho es que ni en la práctica ni en doctrina los papas han sido infalibles.
Notemos unas pocas de los cientos de contradicciones a esta doctrina de la
infalibilidad papal:
El
Papa Honorio I, después de su muerte, fue denunciado como un hereje por el
Sexto Concilio
en el año 680. El Papa Leo confirmó su condenación. Ahora, si los Papas son infalibles,
¿cómo pudo uno condenar al otro?
El
Papa Virgilio, después de condenar ciertos libros, retiró su condenación, luego
los condenó
otra vez y luego se retractó de su condenación, ¡y luego los condenó otra vez! ¿Dónde
está aquí la infalibilidad?
El
batirse en duelo fue autorizado por el Papa Eugenio III (1145-53). Pero más
tarde el Papa Julio II (1509) y el Papa Pío IV (1506) lo prohibieron.
En
el siglo once hubo tres papas rivales al mismo tiempo, todos los cuales fueron
depuestos por el concilio convocado por el emperador Enrique III. Más tarde en
el mismo siglo, Víctor III se opuso a Clemente III y más tarde Urbano II
también se le opuso. ¿Cómo podían los papas ser infalibles cuando se oponían
los unos a los otros?
Luego
vino el “gran cisma” en 1378 que duró cincuenta años. Los Italianos eligieron a Urbano
VI y los cardenales Franceses escogieron a Clemente VII. Los papas se
maldijeron el uno al otro año tras año hasta que un concilio ¡los depuso a
ambos y eligieron a otro!
El
Papa Sixto V mandó a preparar una versión de la Biblia la cual declaró como
auténtica. Dos años más tarde el Papa Clemente VIII declaró que estaba llena de
errores ¡y ordenó que se hiciera otra!
El
Papa Gregorio I repudiaba el título de “obispo universal” como “profano,
supersticioso, altanero e inventado por el primer apóstata” (Epístola
5:20-7:33). Sin embargo, a través de los siglos, otros papas han afirmado el
título. ¿Cómo entonces podemos decir que los papas son infalibles al definir
doctrina, si se contradicen directamente los unos a los otros?
El
Papa Adriano II (867-872) declaró que los matrimonios civiles eran válidos,
pero el Papa Pío VII (1800-1823) los condenó como inválidos.
El
Papa Eugenio IV (1431-1447) condenó a Juan de Arco a ser quemada en una estaca
como una bruja. Más tarde, otro papa, Benedicto IV, la declaró “santa.” ¿Podía
ser esto infalibilidad papal?
¿Cómo
podían todos los papas ser infalibles cuando un número de los mismos papas
negaba tal enseñanza? Inocente III, Clemente IV, Gregorio XI, Adriano IV y
Pablo IV rechazaban todos la doctrina de
la infalibilidad papal. ¿Podía un papa infalible ser infalible y no saberlo?
¡Vaya inconsistencia
IMÁGENES
EN LA ADORACIÓN.
He
aquí la enseñanza oficial de la Iglesia Católica Romana, decretada por el
Concilio de Trento: “Las imágenes de Cristo y de la Virgen Madre de Dios, y de
los otros santos, han de ser tenidas y mantenidas, especialmente en las
Iglesias, y se les ha de rendir el honor y la veneración debidas.”
Dios
dio instrucciones claras para la adoración: el inclinarse o arrodillarse ante
una imagen tallada y hacer una imagen tallada para la adoración están
prohibidas: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que
esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás” (Éxo. 20:4-5). Los
Católicos Romanos se arrodillan ante el papa y besan su anillo y se arrodillan
ante la estatua de San Pedro en Roma y besan su dedo gordo, no obstante que el
Apóstol Pedro prohibió tal conducta: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a
recibirle, y
postrándose a sus pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues
yo mismo también soy hombre” (Hch. 10:25-26). Así como Pedro rehusó la
inclinación de Cornelio, así un poderoso ángel en el cielo también rehusó la
adoración de San Juan: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo:
Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el
testimonio de Jesús. Adora a Dios” (Apoc. 19:10). De este modo la Biblia
enseña enfáticamente que nos podemos inclinar únicamente ante Dios. Los
sacerdotes Católicos Romanos, los teólogos y los eruditos, insisten
en que los santos, María, las estatuas y las reliquias no son adoradas;
sustituyen la palabra adoración con palabras como honor, veneración y
reverencia. No obstante, como el Dr. Martyn Lloyd-Jones ha señalado, esta
astuta prestidigitación semántica se quebranta completamente todos los días en
la práctica eclesiástica:
Ahora, no hay
nada que sea tan condenado en la Escritura como la idolatría. No hemos de hacer
“imágenes talladas.” Pero la Iglesia Católica Romana está repleta de imágenes.
Le enseña a su gente a adorar imágenes: adoran estatuas, formas y
representaciones. Si ha estado usted en alguna de esas grandes catedrales habrá
visto personas haciéndolo. Vaya a San Pedro en Roma y verá que hay una especie
de monumento del apóstol Pedro, y si mira uno de los dedos descubrirá que está
liso y gastado. ¿Por qué? ¡Porque tantas pobres víctimas de la enseñanza
Católica Romana han estado allí besando el dedo! Se inclinan con reverencia y
adoran imágenes, estatuas y reliquias. Afirman tener reliquias de ciertos
santos, un trocito de hueso, algo que usó, y se coloca en un lugar especial y
lo adoran y se inclinan ante él. Esto no es sino pura idolatría.
El
Papa Gregorio III (elegido en el 731) condenó el uso de imágenes en la
adoración. El Papa Constantino V (elegido en el 740), quien gobernó la iglesia
por casi sesenta años, condenó el uso de las imágenes de Cristo como algo
herético porque solamente la naturaleza humana de Cristo podía ser
representada. Un concilio eclesiástico que se reunió cerca de Calcedonia el 10
de Febrero del 753 (y que duró siete meses), condenó el uso de imágenes en la
adoración como algo “idolátrico y herético, una tentación a la fe que se
originó con el diablo.” A ese concilio asistieron 338 obispos, haciéndolo uno
de los concilios más grandes que se haya celebrado hasta ese momento. ¡Si esa
es la idea
de la infalibilidad papal y de la inmutabilidad de la iglesia...! La Biblia es
clara: la idolatría es adoración falsa.
LA
DOCTRINA CATÓLICA ROMANA DE LA JUSTIFICACIÓN.
La
Iglesia Católica Romana enseña que la salvación depende, en última instancia,
de nosotros mismos, conseguida por la obediencia a la ley de la iglesia (por
ejemplo, la asistencia regular a la misa, oraciones del rosario, el ayuno, el
uso de medallas, crucifijos o escapularios, etc.). En este sistema Dios perdona
solamente a aquellos que tratan de expiar sus propios pecados a través de
frutos de penitencia. Todo este sistema
existe porque el sacrificio de Cristo en la cruz es considerado como no
suficiente. La doctrina Católica Romana de la justificación (como un hombre es
justificado o hecho perfectamente justo delante de Dios) refleja el complicado
sistema de la salvación por obras del Romanismo.
La
visión Católica Romana
|
La
visión Bíblica
|
Versículo
|
La
justificación es la obra de la gracia de Dios en el hombre.
|
La
justificación es obra de la gracia de Dios en Jesucristo.
|
“Siendo justificados gratuitamente por
su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Rom.
3:24).
|
A
medida que el hombre, por gracia, se vuelve más y más justo por obedecer la
ley de Dios, la ley canónica de la Iglesia y el uso de los sacramentos, Dios
le aceptará.
|
Dios
acepta a los hombres únicamente sobre los méritos de Jesucristo.
|
“Ya que por las obras de la ley ningún
ser humano será justificado delante de él” (Rom. 3:20).
|
La fe y
las buenas obras son la base para la justificación
|
La fe,
solamente en Cristo, es la base para la justificación.
|
“Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe” (Efe. 2:8-9).
|
La
gracia transformadora de Dios infunde la justicia en los hombres que
cooperan con la gracia. De este modo, la justificación es subjetiva.
|
La
justicia de Cristo le
es imputada
o acreditada al creyente por medio de la fe. De este modo, la
justificación es objetiva.
|
“Mas al que no obra, sino cree en
aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia...
Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado” (Rom.
4:4-8).
|
Nuestra
justicia es aceptable a Dios. De hecho algunos santos han hecho más de lo que
Dios ha requerido, y han almacenado méritos extra que nosotros podemos
adquirir.
|
Aún la
mejor de las buenas obras está manchada con el
pecado.
Nuestras buenas obras no contribuyen en nada a nuestra salvación.
|
“Todos
nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia”
(Isa. 64:6). “y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de
Cristo, la justicia que es de Dios
por la fe”
(Fil. 3:9).
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La
justificación es un proceso gradual que puede que ni siquiera se complete en
esta vida. Generalmente se completa por las torturas del purgatorio.
|
La
justificación es un acto instantáneo. Es completo, eterno y perfecto, no
sucede poco a poco o de manera gradual.
|
“De cierto, de cierto os digo: Viene
la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los
que la oyeren vivirán” (Juan 5:25). Y a vosotros, estando muertos en pecados... [Dios] os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”
(Col. 2:13-14).
|
La
Iglesia Católica Romana ha pervertido la doctrina de la justificación al
confundirla con la doctrina de la santificación. Bíblicamente hablando,
después que un hombre es justificado delante de Dios comienza un proceso de
santificación, que dura toda la vida, en el que crece en santidad y obediencia
a la ley de Dios. La justificación es la base, el punto de partida, para la
santificación (Rom. 6). La justificación quita la culpa del pecado y restaura
al pecador a la familia de Dios como un hijo de Dios. La santificación quita
los hábitos pecaminosos y hace al pecador más y más como Cristo. La
justificación sucede fuera del pecador en el tribunal de Dios. La santificación
sucede en la vida interior del hombre. La justificación sucede una vez para
siempre. La santificación es un proceso continuo que nunca se completa en esta
vida.
EL
SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
La
Iglesia Católica Romana enseña que la confesión de nuestros pecados ha de
hacerse a un sacerdote autorizado con el propósito de obtener el perdón.
La
Biblia enseña que los Cristianos
debiesen confesarse sus pecados los unos a los otros (no solo a un sacerdote o
ministro), no porque los Cristianos puedan perdonar pecados sino porque los
Cristianos pueden orar unos por los otros y animarse unos a otros: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros,
para que seáis sanados” (Sant. 5:16). En la iglesia primitiva la confesión,
como un acto público de arrepentimiento, se hacía ante toda la iglesia, no solo
ante el ministro: “Y muchos de los que
habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos
de los que habían practicado la magia
trajeron los libros y los quemaron delante de todos”
(Hch. 19:18-19).
Cuando
los escribas preguntaron, “¿Por qué habla
éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?”
(Mar. 2:7), estaban en lo correcto. Nadie sino Dios puede perdonar pecados – y
el que un hombre afirme que puede es blasfemia. Jesús contestó diciendo, “el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra
para perdonar pecados” (v. 10); por lo tanto, Él no era un mero hombre – Él
era Dios. Pero ningún sacerdote o ministro puede perdonar pecados, porque es un
hombre. Podemos ir directamente a Dios a través de nuestro mediador Jesucristo
y ser perdonado.
En
Hechos 8:22, Pedro le dijo a Simón el Mago que “orara a Dios” en busca de
perdón – no a él mismo quien se suponía era el primer papa. La confesión de
pecados se manda a través de toda la Biblia, pero siempre es confesión a Dios,
nunca al hombre. Es un hecho sorprendente que aunque Pablo, Pedro y Juan
trataron frecuentemente con hombres y mujeres en pecado, tanto en su enseñanza
como en su práctica, nunca permitieron que un pecador o un santo les confesara
sus pecados a ellos.
La
Biblia enseña que es el privilegio de todo pecador penitente confesar sus
pecados directamente a Dios: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9).
¿Qué dijo Jesús cuando narró la historia del Fariseo y el publicano? El
publicano no estaba frente a un sacerdote, y no fue directamente a un
confesionario. Todo lo que hizo fue clamar con la cabeza inclinada, “Dios, sé propicio a mí, pecador” (Luc.
18:13). Fue directamente a Dios, y Jesús dijo que se fue a su casa justificado.
En verdad que, ¿por qué confesaría alguien sus pecados a un sacerdote cuando
las Escrituras declaran tan sencillamente, “Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”
(1 Tim. 2:5)? En realidad, la confesión auricular del pecado a un sacerdote
en lugar de a Dios fue una innovación tardía instituida por el Papa Inocencio
III en el Concilio Lateranense de 1215.
EL
SACRAMENTO DE LA EUCARISTIA Y LA TRANSUBSTANCIACION
Según
la Iglesia Católica Romana cuando el vino y la hostia son consagrados por un
sacerdote, la sustancia del pan y del vino es transformada en el cuerpo y la
sangre reales de Cristo; este cambio es llamado transubstanciación. Bajo lo que
parece ser pan y vino se halla en realidad el cuerpo y la sangre, el alma y la
divinidad de Jesucristo.
La
doctrina de la transubstanciación es una negación de la doctrina bíblica de
Cristo. Cristo era plenamente Dios y plenamente hombre, dos naturalezas
distintas en una persona; sin embargo, estas dos naturalezas no están mezcladas
o confundidas en alguna manera. Esta perspectiva, establecida por la iglesia en
el Concilio de Calcedonia en el año 451 d.C. es aceptada por igual por
Protestantes y Católicos Romanos. No obstante, la transubstanciación le
atribuye atributos divinos a la naturaleza humana finita de Cristo.
Su
cuerpo humano, Su carne y su sangre, no pueden estar, por todo el mundo, en la
eucaristía al mismo tiempo sin tener el atributo divino de la omnipresencia. La
Biblia enseña que Jesucristo se halla espiritualmente presente – no
físicamente presente – en el pan y el vino.
Al
estudiar la enseñanza de Jesús se hace claro que Su referencia a Su cuerpo y
sangre era simbólica. Los ejemplos de Cristo usando lenguaje figurado y
simbólico son numerosos: Él se refirió a Sí mismo como una puerta (Jn. 10:14),
un templo (Jn. 2:19), una viña (Jn. 15:5), un pastor (Jn. 10:14), y pan (Jn.
6:35). Él se refirió al Espíritu Santo como agua (Jn. 4:14). Cuando instituyó
la Cena del Señor llamó nuevo pacto a la copa (1 Cor. 11:25).
De
manera similar, “sabemos que estos elementos no se convirtieron en la carne y
la sangre literal de Jesús cuando Él los ‘bendijo’, ¡porque Él estaba
literalmente allí! ¡Él no se transformó de una persona a algo de líquido y
pan!” “Jesucristo,
después que hubo bendecido el sacramento, todavía lo llamó ‘el fruto de
la vid’ – no Su sangre literal (vea Mat. 26:29). Pablo también dice que el pan
sigue siendo pan (1 Cor. 11:27-28).” “Si
el vino se convirtiera en sangre literal durante la misa ritual – como se
afirma – entonces beberla sería prohibido por la Escritura.” (Vea Lev. 3:17;
7:26; 17:10, 12; Hch. 15:20).
“Cuando
el sacerdote Romano consagra el pequeño trozo de pan entonces es llamada la
‘hostia’ y la adoran como Dios. Pero si la doctrina de la transubstanciación es
falsa, entonces la ‘hostia’ no es más el cuerpo de Cristo, ¡de lo que lo sería
cualquier otra pieza de pan! Y si el alma y la divinidad de Cristo no están
presentes, entonces su adoración es pura idolatría, del mismo tipo de las
tribus paganas que adoran fetiches.” Según
la Iglesia Católica Romana, en la misa se ofrece un verdadero y apropiado
sacrificio propiciatorio a Dios. Ese sacrificio es idéntico al sacrificio de la
cruz, puesto que Cristo es tanto sacerdote como víctima. La única diferencia se
encuentra en la manera del ofrecimiento, el cual es sangriento sobre la cruz y
sin sangre sobre el altar. La
Biblia enseña que el sacrificio de Cristo fue perfecto, completo, final – un
evento de una sola vez y que nunca ha de repetirse: “como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus
propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a
sí mismo” (Heb. 7:27). “Cristo...
como sumo sacerdote... entró una vez
para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención”
(Heb. 9:12). “Porque no entró Cristo en
el santuario hecho de mano... sino en el cielo mismo para presentarse ahora por
nosotros ante Dios; y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada
año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas
veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”
(Heb. 9:24-26). “Pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo
sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”
(Heb. 10:12). “Cristo... ya no muere...
murió una vez por todas” (Rom. 6:9-10).
La
Iglesia Católica Romana hace exactamente lo opuesto a lo que la Biblia enseña.
¡Cristo es sacrificado miles de veces cada día en el ritual de la Misa! La misa
Católica Romana, el aspecto más central de la fe Católica Romana, es pecado,
“pues es una negación de la eficacia del sacrificio expiatorio de Cristo en el
Calvario.”
La
siguiente tabla muestra una comparación entre la cena de comunión instituida
por Cristo y la misa Católica Romana de hoy:
La
Cena del Señor
|
Misa
Católica Romana
|
El pan fue
partido
|
El pan es
servido completo
|
Fue instituida
por Jesús
|
Es una mezcla
de paganismo
|
El pan y la
copa representan el cuerpo y la sangre del Señor
|
Se dice que el
pan y el vino se convierten en carne y sangre
|
Se tomaban
tanto el pan como el fruto de la vid
|
Solamente el
pan puede ser comido por la
congregación
|
Representativa
de una obra finalizada, un sacrificio perfecto.
|
Se supone que
cada misa es un sacrificio nuevo de Cristo
|
Muestra la
simplicidad de una comida común
|
Ritualismo
elaborado, ritos
|
MARIA…. ¿MADRE DE DIOS, MADRE
DE LA IGLESIA?
Una de las doctrinas fundamentales e históricas de la fe católica es la
que tiene que ver con María, esta como muchas otras de sus enseñanzas ha
marcado la gran diferencia entre la fe cristiana y la iglesia de roma, lo que
me propongo en este análisis es citar algunas de las enseñanzas especificas
sobre dicho dogma y confrontarlos con la verdad de la Biblia.
LA INMACULADA CONCEPCION
Doctrina: Sostiene la iglesia
católica la enseñanza de maría siendo concebida inmaculadamente, es decir que
ella nació sin pecado y por ende permaneció durante toda su vida sin pecado.
Este dogma fue proclamado originalmente por el papa Pio IX el 8 de diciembre 1854 y ratificado por el
actual catecismo católico en su articulo 491, el sustento bíblico presentado
por ambas fuentes es casi nulo, usando a su libre arbitrio el texto de Lucas
1:28 donde el ángel le dice a María “!Salve,
muy favorecida¡”
Refutación:
La biblia enseña
que el único que ha nacido sin pecado fue Jesucristo “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. (Hebreos 4:15) La
biblia solo se refiere en estos términos y con estos calificativos a Jesús.
También la
Biblia afirma que todos, absolutamente todos, los hombres han pecado. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12), esto lógicamente incluye a maría como
participante común del genero humano
Como si esto no
fuera ya, suficiente evidencia la misma maría reconoce a Jesús como su salvador
“Entonces María dijo: Engrandece mi alma
al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”
(Luc. 1:46-47). Deducimos de ella que María se considera una persona pecadora,
pues solo una de ellas reconocería que necesita un salvador
LA
MADRE DE DIOS
Doctrina: Afirma la
iglesia romana que así como maría es la madre de Jesús, y Jesús es la segunda
persona de la santísima trinidad, y por lo tanto Dios, ella puede ser llamada
la Madre de Dios, esto se expone en el catecismo católica articulo numero 495
Refutación:
Si
bien la biblia llama a maría “madre de Jesús” en textos como Juan 2: 1: Juan
19: 25 y otros. Es claro que lo hace reconociendo a maría como el instrumento
usado para traer a Jesucristo hombre
a la vida. Lo entendemos así por que es una enseñanza bíblica que Jesús como
segunda persona de la santísima trinidad, y por tanto Dios, es eterno, es
decir, el No tuvo, ni tendrá principio ni fin.
Pretender
que María es la madre de Dios es sostener por deducción que a María le
pertenecen atributos que solo Dios tiene como el de la eternidad. ¿Cómo puede
ser maría la madre de aquel que afirmo “Antes
que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58)?
Dando a entender con esto que muchísimo
tiempo antes de que Abraham existiera el ya era una realidad. ¿Acaso en
algún momento de su existir maría tuvo la osadía de afirmar lo mismo? Es
imposible afirmar por la escritura que María es eterna como si lo es Dios.
Concluimos de esta forma que si María no es eterna como si lo es Jesús es
Bastante inexacto atribuirle el titulo de “madre de Dios”
VIRGINIDAD
PERPETUA
Doctrina: Enseña la
iglesia tradicional que maría siendo virgen en la concepción de Jesús se
mantuvo en esa misma condición hasta el momento de su asencion al cielo y que
las menciones que la Biblia hace de los “hermanos de Jesús” no se pueden tomar
al pie de la letra, sino que hay que entender que estos eran mas bien parientes
cercanos de El, mas exactamente primos. Esta enseñanza se puede corroborar en
los artículos 499 y 500 del catecismo católico
Refutación:
Abundantes
textos bíblicos nos enseñan lo contrario, por ejemplo cuando Mateo se refiere a
Jesús en Mateo 1: 25 usa la expresión “primogénito”, esta se usaba cuando la
persona había sido el primero de otros hijos; en caso contrario hubiera usado
la expresión “hijo único”.
Textos
como Mateo 13: 55 – 56, Hechos 1: 14, 1 Corintios 9:5 dan cuenta clara y
especifica de los hermanos de Jesús al usar la palabra griega adelphos
que únicamente se puede traducir como hermanos en el sentido estricto
de la palabra. Si se hubiera querido dar a entender parientes cercano o algo
así se hubiera usado la palabra griega sungenes, esta distinción se puede
observar claramente en Lucas 21:16 “Seréis
entregados aun por vuestros padres,
hermanos (adelpos), parientes
(sungenes) y amigos; y matarán a algunos de vosotros.”
Por
otra parte no hubiera tenido nada de malo que maría tuviera mas hijos pues esto
no constituiría pecado, ni le haría menos santas por que al fin y al cabo estos
fueron concebidos en el contexto del matrimonio con José
LA
ASCENCION DE MARIA
Doctrina:
El papa pio XII en 1950, proclamo el dogma de la
ascensión de maría como un articulo oficial de la fe católica, este sostiene
que maría no murió, sino que fue llevada en cuerpo y alma al cielo tal como
ocurrió con Jesús. Y que allí fue hecha “REINA DEL UNIVERSO”, esta enseñanza
también la encontramos en el catecismo católico párrafo 499
Refutación:
la New catholic enciclopedia (1967,
tomo I, pag 972) declara: “no hay ninguna referencia explicita a la
asunción en la biblia; sin embargo, en
el decreto de promulgación el papa insiste en que las escrituras son el
fundamento esencial de esta verdad”
La misma biblia dice “la carne y la sangre no pueden heredar el
reino de Dios, ni la corrupción puede heredar la incorrupción” (1 corintios
15:50).
EL
CULTO A MARIA
Doctrina: Según el
catecismo católico en su articulo 971 habla de esto asi: “La piedad de la Iglesia hacia la
Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano" también
afirma: “La Santísima Virgen "es honrada con razón por la Iglesia con un
culto especial. Y, en efecto, desde
los tiempos más antiguos, se venera
a la Santísima Virgen…” aunque reconoce: “Este culto... aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al
Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece
muy poderosamente" De esta manera se anima a los fieles a ofrecerle
oraciones, rezarle el rosario, inclinarse ante su imagen, pues se considera que
ella es intercesora y mediadora entre Dios y los hombres
Refutación:
La biblia nos insta a
dirigir nuestras oraciones al Padre (mateo 6:9), en el nombre de Jesús (Juan
14: 14) y en poder el del espíritu santo, nunca dice nada de orar a María
La escritura nos habla
de un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo (Juan 14: 6 y 1
Timoteo 2: 5)
Y como prueba
concluyente encontramos una ausencia total del “culto a maría” en los registros
de la iglesia naciente. Pedro el supuesto primer papa no hace mención alguna de ella en sus
escritos inspirados. El apóstol pablo no uso el nombre de ellas en sus cartas
inspiradas. En fin, ninguno de los escritores del Nuevo testatemento nos deja
instrucción acerca de un supuesto culto a María entre la iglesia primitiva.
Mas bien el inicio de
este culto se dio alrededor del año 431 en el concilio de Éfeso, es importante
anotar que allí mas que en cualquier otra ciudad se rendía honor a Artemisa, o
diana, como la llamaban los romanos..
CONCLUSIONES
Después
de haber revisado toda la evidencia podemos concluir que la iglesia católica
romana al hacer de el magisterio y la tradición normas de fe y conducta, falla;
pues sustenta toda su doctrina sobre la subjetividad de la razón humana y no en
la objetividad de la infalible palabra de Dios, a partir de allí se puede
observar que muchas (aunque no todas) de sus creencias son erráticas,
deformadas y anti bíblicas.
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