VÍDEO
BOSQUEJO - (VERSIÓN CORTA)
Tema: La crucifixión. Título: Tengo sed. Texto: Juan 19: 28 – 30. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz
INTRODUCCIÓN:
A. No puede una pensar en la pasión de Jesús sin conmoverse, realmente este fue un acto muy cruel que sobrepasa nuestra capacidad de sentirlo y entenderlo, muchas cosas vivió Jesús en la pasión, hoy meditaremos en una de ellas, la sed, veremos que nos recuerda la sed de Cristo en al Cruz:
(Dos minutos de lectura)
I NOS RECUERDA SU HUMANIDAD (Ver 28 c)
A. Cuando Jesús dice que tiene sed esta demostrando en este hecho que es un hombre, que no es un fantasma como decían los gnósticos. Está demostrando que su divinidad no le resto a su humanidad, nuestro Señor sintió sed tal cual puede sentirla cualquiera de nosotros, tal cual la puede sentir una persona que está perdida en el desierto sin agua.
II NOS RECUERDA LAS PROFECÍAS (Ver 28 b)
A. Dice el texto que Jesús exclamo estas palabras ¡para que la Escritura se cumpliese¡ ¿Cuáles Escrituras? Se refería específicamente a dos profecías que debían cumplirse en el Mesías estas se encontraban en el Salmo 22:15 y en 69:21 ¿qué dicen estos Salmos?:
1. Salmo 22: Este Salmo llama la atención, pues al leer, uno se da cuenta que muchas de las cosas que dicen allí sucedieron en la cruz, era como un relato anticipado y parcial de lo que le sucedería a Jesús en la cruz, parte del Salmo era una profecía ¿Qué dice el Salmo?
a. Predecía sobre las burlas de las que sería objeto el Cristo (Ver 7 y 8 Com Mateo 27: 36 - 44).
b. Predecía que las manos y los pies del Mesías serian traspasadas (Ver 16 Comp Juan 20:25).
c. Predecía que se echarían suertes sobre las ropas del Mesías (Ver 18 comp. Juan 19: 23 – 24).
d. Predecía el desamparo del Mesías (Ver 1 comp. Mat 27:46).
e. Predecía el descoyuntamiento de sus huesos y la debilidad que le abrumaría (Ver 14)
f. Predecía la sed del Mesías (Ver 15).
2. Salmo 69: 21: predice sobre el vinagre y la hiel que bebería el Mesías lo cual vemos cumplido en el relato del evangelio.
B. Como nos damos cuenta este Salmo era un pequeño relato de la cruz hecho alrededor de 1000 años antes y todos cumplidos en Jesús en su crucifixión.
III NOS RECUERDA SU VALENTÍA (Ver 19: 29 – 30ª)
A. Dice el relato que cuando Jesús dijo que tenía sed le acercaron en una rama de hisopo vinagre empapado en una esponja. Este fue un acto de misericordia en medio de tanta crueldad, de tanta sangre, de tanto dolor.
Los soldados romanos y las clases bajas usaban una mezcla de agua y vino al cual se le conocía con el nombre de “posea”, para nosotros vinagre. Seguramente de esta mezcla es que Jesús bebió para mitigar su desesperante sed.
B. Cuando leemos esta sección evocamos en ella otra muy parecida y que sucedió al iniciar la crucifixión. En Marcos 15: 23 a Jesús se le ofrece vino y hiel, esta mezcla era un narcótico usada para adormecer a los crucificados al probarla la rechazo, es impresionante la capacidad de Jesús para soportar el dolor y con ella su valentía.
C. Seria bueno para nosotros el pensar en esto en momentos de dolor, sobre todo de dolor emocional.
IV NOS RECUERDA EL CASTIGO.
A. Jesús en la cruz está siendo hecho pecado por nosotros, Jesús está recibiendo el castigo que merecíamos nosotros, está tomando nuestro lugar, cada cosa que le ocurrió la merecíamos nosotros, cada cosa que le ocurrió era el castigo por el pecado. La sed fue parte del castigo por nuestros pecados, de hecho, la sed es castigo por los pecados en el infierno.
B. En Lucas 16: 23 - 24 tenemos una revelación del mundo de ultratumba, en ella se nos muestran los castigos de los condenados y fijémonos como la primera exclamación del rico no es el rigor del fuego, ni de los gusanos que lo carcomen sino que ella tiene que ver con la sed que siente, en el infierno hay sed por que la sed es castigo por los pecados.
C. ¿Tendrá usted que experimentar la sed del infierno por no haber querido acogerse a la oferta de salvación que mana de la Cruz?
V NOS RECUERDA NUESTRA SACIEDAD.
A. La verdad es que por la sed que sintió Jesús nosotros hemos tenido la oportunidad de ser saciados de nuestra propia sed espiritual, de nuestra sed de salvación eterna.
B. Al igual que a la Samarita Jesús nos ofrece de su agua viva (Juan 4: 10, 13 – 15), esta agua viva es salvación eterna. Jesús nos ofrece su agua viva (Juan 7:37 – 40) que también es el Espíritu Santo quien viene a darnos una nueva vida.
C. Algunos de los que estamos aquí ya ha bebido de esa agua estamos saciados, otros no ¿le gustaría beber del agua de Jesús? ¿recibirá salvación hoy? ¿recibirá el E.S hoy?
Conclusiones:
La crucifixión de Jesús, y su clamor "Tengo sed", nos confronta con la profunda humanidad del Salvador, quien experimentó el sufrimiento y la soledad en su máxima expresión. Este grito no solo revela su condición física, sino que también cumple con las profecías que atestiguan su misión redentora. A través de su sed, Jesús nos recuerda el peso de nuestro pecado y el sacrificio que realizó en nuestro lugar. Sin embargo, también nos ofrece la oportunidad de ser saciados espiritualmente, invitándonos a beber de su agua viva y encontrar en Él la salvación que nuestras almas anhelan. Así, la crucifixión nos llama a reflexionar sobre cómo estamos buscando satisfacer la sed de nuestros corazones y nos desafía a aceptar el regalo de vida que solo Jesús puede ofrecer
VERSION LARGA
Tengo Sed: Reflexiones sobre
la Crucifixión de Cristo
Introducción
La crucifixión de Jesucristo es uno de los eventos más conmovedores y trágicos de la historia. Este acto de sufrimiento extremo y sacrificio nos confronta con la brutalidad de la humanidad y al mismo tiempo nos ofrece un profundo sentido de redención. Hoy, nos centraremos en una de las últimas palabras de Cristo en la cruz: "Tengo sed" (Juan 19:28-30). Este simple enunciado contiene una rica profundidad teológica y emocional que nos invita a reflexionar sobre la humanidad de Jesús, las profecías cumplidas, su valentía ante el sufrimiento, el castigo que tomó sobre sí y la saciedad que nos ofrece.
I. Nos Recuerda Su Humanidad
Cuando Jesús pronuncia "Tengo sed", está afirmando su humanidad. En este momento, Él no es un ser celestial alejado del sufrimiento humano; está experimentando la sed de manera tan real como cualquier ser humano lo haría. Este acto nos recuerda que Jesús, aunque divino, tomó forma humana y enfrentó las mismas pruebas que nosotros. Los gnósticos, quienes creían que Cristo era un ser espiritual sin conexión con la carne, estaban equivocados. La sed que sintió en la cruz es un recordatorio vívido de su sufrimiento físico, de su vulnerabilidad y de su experiencia humana en su totalidad. En el calor del sufrimiento y la agonía, Jesús nos muestra que no está distante de nuestra condición humana, sino que se identifica plenamente con ella.
La sed que experimenta en la cruz también evoca la idea de la soledad. En su momento más oscuro, Jesús se siente abandonado por aquellos que lo rodean. Este sentimiento de desamparo es algo que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas. La humanidad de Jesús nos ofrece consuelo, pues nos recuerda que incluso el Hijo de Dios enfrentó momentos de profunda soledad y sufrimiento. Al identificarse con nuestra humanidad, Jesús nos invita a acercarnos a Él en nuestros momentos de necesidad, sabiendo que entiende nuestras luchas y sufrimientos.
II. Nos Recuerda las Profecías
Jesús expresa su sed "para que la Escritura se cumpliese". Esto nos lleva a la importancia de las profecías que anticiparon su sacrificio. En Salmo 22:15 y Salmo 69:21, se nos da un vistazo de lo que sucedería en la cruz, una predicción que se cumplió a la perfección en la vida de Cristo.
Salmo 22
Este salmo es notable por su descripción de los sufrimientos del Mesías. En él se anticipan las burlas que Jesús recibiría (Salmo 22:7-8), el traspaso de sus manos y pies (Salmo 22:16), la repartición de sus ropas (Salmo 22:18), su sentimiento de desamparo (Salmo 22:1) y, por supuesto, su sed (Salmo 22:15). Este salmo es casi un relato anticipado de la crucifixión, que nos muestra cómo cada aspecto de la pasión de Jesús fue predicho con siglos de anticipación. La minuciosidad de estas profecías nos invita a considerar la soberanía de Dios en la historia y cómo cada detalle de la vida de Jesús estaba diseñado para cumplir con el plan divino de redención.
Salmo 69
Este salmo, que también habla de la sed de Jesús, predice que el Mesías sería ofrecido "vinagre para beber" (Salmo 69:21). Este acto de ofrecerle vinagre a Jesús en la cruz no solo se cumple como un acto de crueldad, sino que también resalta el cumplimiento de la profecía. Esto nos muestra que la narrativa de la crucifixión no es un accidente, sino un plan divino orquestado a lo largo de la historia. La conexión entre las profecías y su cumplimiento en la vida de Jesús refuerza nuestra fe y nos recuerda que Dios está en control, incluso en los momentos más oscuros.
III. Nos Recuerda Su Valentía
La valentía de Jesús se manifiesta de manera notable cuando, en medio de su sufrimiento extremo, tiene la fortaleza para expresar su sed. Al acercarle una esponja empapada en vinagre, los soldados romanos intentan ofrecerle algo para mitigar su sufrimiento. Sin embargo, este acto, aunque parece tener una intención de compasión, es un recordatorio de la crueldad de su situación.
En Marcos 15:23, Jesús rechaza una mezcla de vino y hiel que se le ofrece al principio de su crucifixión, una sustancia que podría haber adormecido su dolor. Su rechazo de esta mezcla revela una valentía impresionante; Él elige enfrentar el dolor en su totalidad, sin anestesia, para cumplir con su misión redentora. Este acto de valentía no solo es asombroso, sino que también nos inspira a enfrentar nuestras propias pruebas con coraje y determinación.
La valentía de Jesús no solo se manifiesta en su sufrimiento físico, sino también en su disposición a perdonar a aquellos que lo crucifican. En Lucas 23:34, Él dice: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." Esta declaración de perdón es un testimonio de su amor incondicional y su deseo de redención para la humanidad. La valentía de Jesús nos desafía a extender el perdón a aquellos que nos han herido, reflejando el amor de Cristo en nuestras propias vidas.
IV. Nos Recuerda el Castigo
En la cruz, Jesús no solo sufre por sí mismo, sino que está llevando el peso del pecado de toda la humanidad. Al expresar su sed, también está experimentando el castigo que merecíamos nosotros. La sed que siente en la cruz es un símbolo del castigo que es consecuencia del pecado. En Lucas 16:23-24, la historia del rico en el infierno nos muestra que la sed es uno de los castigos que sufren los condenados. La sed en el infierno es un recordatorio de la separación eterna de Dios.
La crucifixión de Jesús es, en esencia, el momento en que el castigo por nuestros pecados se manifiesta en su sufrimiento. Al experimentar la sed, Jesús está tomando nuestro lugar, llevando sobre sí mismo el peso de nuestra transgresión. Esto nos invita a reflexionar: ¿Estamos dispuestos a aceptar la oferta de salvación que Él nos brinda, o preferimos enfrentar la sed del juicio eterno?
Además, la sed que experimenta Jesús puede ser vista como un símbolo del anhelo de Dios por restaurar la relación con la humanidad. En Isaías 53:5, se nos dice que "por su llaga fuimos nosotros curados". A través de su sufrimiento, Jesús no solo lleva nuestro castigo, sino que también nos ofrece la oportunidad de experimentar la sanidad y la restauración en nuestra relación con Dios. Esto nos lleva a cuestionar nuestras propias vidas: ¿Estamos dispuestos a aceptar la sanidad que Él ofrece, o seguimos aferrándonos a nuestras heridas?
V. Nos Recuerda Nuestra Saciedad
La sed de Jesús en la cruz también nos ofrece una profunda verdad sobre nuestra propia sed espiritual. A través de su sufrimiento, tenemos la oportunidad de ser saciados. Jesús, en su encuentro con la mujer samaritana, le ofrece "agua viva" (Juan 4:10, 13-15). Esta agua viva es un símbolo de la salvación eterna, del perdón y de la nueva vida que solo Él puede ofrecer.
Al igual que la mujer samaritana, a menudo buscamos satisfacer nuestra sed espiritual en cosas temporales que nunca pueden llenar el vacío en nuestro corazón. Sin embargo, Jesús nos invita a beber de su agua viva, que es el Espíritu Santo, y así experimentar una saciedad que perdura para siempre (Juan 7:37-40).
La sed que Jesús sintió en la cruz se convierte en un poderoso contraste con la saciedad que nos ofrece. Todos tenemos sed de significado, propósito y redención. Al aceptar su oferta, podemos experimentar la plenitud de vida que solo Él puede proporcionar. Esta saciedad no es solo un alivio momentáneo, sino una satisfacción duradera que transforma nuestras vidas y nos da un propósito más allá de nosotros mismos.
Al reflexionar sobre nuestra propia sed, es esencial que nos preguntemos: ¿Qué es lo que realmente estamos buscando para saciar nuestras almas? ¿Estamos corriendo tras cosas que son efímeras o estamos dispuestos a entregarnos completamente a Jesús, quien promete llenar nuestro vacío con su amor y gracia?
Conclusión
La crucifixión de Cristo, y en particular su declaración "Tengo sed", nos lleva a una profunda reflexión sobre su humanidad, el cumplimiento de las profecías, su valentía, el castigo que tomó sobre sí y la saciedad que nos ofrece. En este momento solemne, podemos preguntarnos: ¿De qué manera estamos tratando de saciar la sed de nuestro corazón? ¿Buscamos en fuentes temporales o estamos dispuestos a beber de la fuente inagotable de vida que es Jesucristo? La cruz nos invita a una decisión: aceptar su oferta de salvación y experimentar la plenitud de vida que solo Él puede brindar.
A medida que contemplamos el sacrificio de Cristo, recordemos que su sed es un llamado a buscarlo a Él, el único que puede saciar nuestras almas. La invitación está abierta; el agua viva está disponible para todos los que deseen beber y ser saciados. En un mundo lleno de incertidumbre y anhelo, que podamos encontrar en Jesús la esperanza y la satisfacción que tanto anhelamos. Su sed no solo es un recordatorio de su dolor, sino también un testimonio de su amor y deseo de restaurar nuestra relación con Dios. ¡Bebamos de su agua viva y seamos renovados!
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