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✝️BOSQUEJO - ✝️SERMÓN - ✝️PREDICA: ✝️ABRAHAM Y ABIMELEC✝️

✝️Tema: Génesis. ✝️Título: Los pecados de Abraham II. ✝️Texto: Génesis 20: 1 – 18. ✝️Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz

Introducción:

A. Hasta hoy en la historia de Lot hemos visto una autopsia de lo que es el ser humano, particularmente de la naturaleza misma de este, hoy continuaremos hablando de esta misma área pero en la vida de Abraham, lo abordaremos desde una perspectiva distinta y es lo que llamaremos RECAÍDAS.

B. Vamos  a pasar un buen tiempo en este pasaje tratando de aprender de esta recaída y a su vez de nuestras propias recaídas.

I  EL PECADO NO SE EXCUSA; SE CONFIESA


A. Cuando un pagano confronta a Abraham con su pecado, él no se arrepiente sino que más bien se excusa:

1. Lo que hice lo hice por miedo (ver 11)

2. En realidad no es mentira ella si es mi hermana (Ver 12). Esta es una de las ocasiones donde una media  verdad es una mentira completa.

3. Así lo he hecho siempre (Ver 13).

B. Cuando pecamos, aun si se trata de una recaída no debemos excusarnos pero de hecho lo hacemos, decimos: fue culpa de otros o del diablo, fingimos no haber hecho nada, alegamos ignorancia. Pero el pecado es para confesarlo tan sucio, negro y perverso como es. (Prov 28:13; 1 Juan 1: 9; 2: 1 – 2).


II  LA LUCHA CON EL PECADO ES PERMANENTE


A. En cuanto a la historia de Abraham y este pecado debemos puntualizar varias cosas:

1. No es nuevo: (Gen 12: 10 – 20) nos muestra que ya le había ocurrido, aproximadamente unos 23 o 24 años atrás.

2. En aquel momento Abraham recién comenzaba a caminar con Dios era un niño en la fe, ahora Abraham ya tiene 25 años en el Señor y a pesar de esto vuelve a caer.

3. Según el versículo 13 esta era una costumbre, un pecado recurrente, un plan que tenían entre Abraham y     Sara.

4. Además de la mentira Abraham expuso a su esposa al adulterio, engaño a un hombre inocente, mostró falta de fe y todo esto con el agravante de la intencionalidad.

B. En cuanto a nosotros tengamos en cuenta que:

1. Hay pecados que nos acompañan y nos acompañaran por años. Les llamamos debilidades y todos las     tenemos. (1 Juan 1: 8,10) esto no es una evidencia de no ser salvos, la evidencia de no ser salvos es una vida entregada al pecado, una vida de esclavitud y gusto por el pecado.

2. Esto no es una incitación a seguir en dichos pecados, ni algo de lo que debemos enorgullecernos, pues mientras entendemos esto también comprendemos que la evidencia de salvación es una vida de lucha constante por santificarnos, una vida de arrepentimiento y enmienda.


III  EL PECADO NO ANULA LA GRACIA


A. A pesar de este yerro en la vida de Abraham vemos en la historia que la gracia de Dios no se aparta de él:

1. Dios oía su oración. Ver 17.

2. Dios le protegía de daños.  Ver  18

3. Dios permitió una bendición financieramente. Ver 14 – 16.

4. Dios lo sigue llamando profeta. Ver  7

5. Dios lo confronta. A través de Abimelec. Ver 9 – 10. Dicha confrontación sirvió para varios propósitos donde vemos la gracia de Dios: ver su pecado, mostrarle su debilidad, advertir a los demás sobre el adulterio, proteger a Sara del mismo pecado.

B. Todos sabemos que Dios disciplina a sus hijos cuando ellos persisten en pecar. Sin embargo todos aquí   podemos dar testimonio de ocasiones donde sabemos que no nos hemos portado bien y aun así Dios ha continuado bendiciéndonos a esto le llamamos GRACIA.

C. Esto tampoco es un aliciente a seguir pecando, antes debe ser un motivo de agradecimiento.

Conclusiones.

La historia de Abraham nos enseña que todos enfrentamos recaídas en nuestra vida espiritual, lo que no debe llevarnos a la desesperanza, sino a la reflexión y el arrepentimiento. Aunque el pecado es una realidad en nuestras vidas, la gracia de Dios permanece, recordándonos que podemos reconciliarnos con Él a través de la confesión. Debemos esforzarnos por vivir en santidad, reconociendo nuestras debilidades, pero también manteniendo la esperanza en la gracia que nos transforma y sostiene a pesar de nuestros fracasos. 


VERSIÓN LARGA
ABRAHAM Y ABIMELEC
Génesis 20: 1 – 18

Introducción:

En el relato de la vida de Lot, hemos explorado aspectos profundos de la naturaleza humana y de las decisiones que tomamos. Hoy, nuestra atención se centra en Abraham, el padre de la fe, quien también se enfrenta a sus propias debilidades y recaídas. A lo largo de esta reflexión, nos enfocaremos en las recaídas en la vida espiritual y en cómo estas no determinan nuestro destino final, sino que nos enseñan lecciones valiosas sobre la gracia y la restauración.

La historia de Abraham nos ofrece una perspectiva única sobre la lucha con el pecado, la importancia de la confesión y la realidad de la gracia de Dios en nuestras vidas. A medida que profundicemos en este pasaje, buscaremos aprender de las lecciones que su recaída nos presenta, así como reflexionar sobre nuestras propias experiencias en el camino de la fe.

I. EL PECADO NO SE EXCUSA; SE CONFIESA

A. Cuando un pagano confronta a Abraham con su pecado, él no se arrepiente, sino que más bien trata de excusarse:

1. En el versículo 11, Abraham dice: “Lo que hice lo hice por miedo”. Aquí, vemos cómo el miedo puede llevarnos a actuar de formas que no son correctas. La presión y la incertidumbre a menudo nos llevan a justificar nuestras acciones, incluso cuando sabemos que están mal.

2. En el versículo 12, Abraham añade: “En realidad, no es mentira, ella sí es mi hermana”. Esta es una de esas ocasiones en las que una media verdad se convierte en una mentira completa. Aunque Sara era, en efecto, su media hermana, esto no excusa su acción de engañar a Abimelec. Las medias verdades son peligrosas porque pueden dar la ilusión de honestidad mientras ocultan la verdad completa.

3. Finalmente, en el versículo 13, Abraham dice: “Así lo he hecho siempre”. Aquí, vemos que este comportamiento no era un incidente aislado. Era un patrón en su vida. La repetición del pecado indica que Abraham no había aprendido de sus errores pasados.

B. Cuando pecamos, incluso si se trata de una recaída, no debemos excusarnos. Sin embargo, muchas veces lo hacemos. Atribuimos la culpa a otros, al diablo o a las circunstancias. A veces, incluso pretendemos que no hemos hecho nada malo. Alegamos ignorancia o decimos que simplemente seguimos nuestra naturaleza humana. Pero el pecado debe ser confesado tal como es: sucio, negro y perverso. 

La Biblia nos enseña en Proverbios 28:13 que "el que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia". En 1 Juan 1:9, se nos dice que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos. La confesión del pecado es el primer paso hacia la restauración.

II. LA LUCHA CON EL PECADO ES PERMANENTE

A. Al analizar la historia de Abraham y su pecado, es importante destacar varios aspectos:

1. El pecado de Abraham no es nuevo. En Génesis 12:10-20, ya se nos muestra que había ocurrido antes, aproximadamente hace 23 o 24 años. Este patrón repetido indica que las luchas internas no siempre desaparecen con el tiempo.

2. En aquel momento, Abraham era un recién convertido en su caminar con Dios, y apenas estaba comenzando a crecer en su fe. Ahora, después de 25 años en el Señor, vemos que a pesar de su madurez espiritual, vuelve a caer en el mismo pecado. Esto es un recordatorio de que la vida cristiana es un proceso continuo de crecimiento y aprendizaje. 

3. Según el versículo 13, este comportamiento se había convertido en una costumbre. Era un pecado recurrente y un plan que tenían entre Abraham y Sara. Esto nos hace reflexionar sobre cómo a veces nos conformamos a patrones de pecado en nuestras vidas, creando hábitos que son difíciles de romper.

4. Además de mentir, Abraham expuso a su esposa al adulterio, engañó a un hombre inocente y mostró falta de fe. Todo esto se agrava por la intencionalidad detrás de sus acciones. La falta de confianza en Dios lo llevó a tomar decisiones que perjudicaron a los demás.

B. En cuanto a nuestra propia vida, debemos tener en cuenta que:

1. Todos enfrentamos debilidades que nos acompañan por años. Estos son pecados que, a menudo, llamamos debilidades o luchas. No es raro que enfrentemos desafíos que parecen persistir a lo largo del tiempo. En 1 Juan 1:8-10, se nos recuerda que si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos.

2. Esta realidad no es una evidencia de que no seamos salvos. La verdadera evidencia de no ser salvos es llevar una vida entregada al pecado, una vida de esclavitud y deleite en el pecado. La lucha con el pecado es una señal de que estamos en el camino correcto, buscando la santidad y el arrepentimiento.

3. Esto no es un llamado a permanecer en el pecado, ni a encontrar orgullo en nuestras debilidades. Más bien, debe motivarnos a esforzarnos en nuestra vida espiritual. La lucha constante por la santidad es una marca de un verdadero creyente. Debemos ser conscientes de nuestras debilidades, pero también comprometernos con el proceso de santificación que Dios está llevando a cabo en nosotros.

III. EL PECADO NO ANULA LA GRACIA

A. A pesar de este error en la vida de Abraham, vemos que la gracia de Dios no se aparta de él:

1. Dios escuchó su oración. En el versículo 17, Abraham ora y Dios responde. Esto nos muestra que la gracia de Dios está activa, incluso en medio de nuestras fallas. La oración es un medio a través del cual nos acercamos a Dios, y Él está dispuesto a escuchar y responder.

2. Dios protegió a Abraham de daños. En el versículo 18, se nos dice que Dios estaba actuando en favor de Abraham. A pesar de su pecado, Dios estaba protegiendo a Su siervo. Esto es un recordatorio de que la gracia de Dios no se basa en nuestras acciones, sino en Su amor y fidelidad.

3. Dios permitió una bendición financiera. En los versículos 14-16, vemos que Abimelec, después de darse cuenta de la verdad, le entrega a Abraham riquezas y recursos. A pesar de la debilidad de Abraham, Dios lo bendice. Esto nos enseña que la gracia de Dios puede manifestarse en las bendiciones materiales, incluso cuando fallamos.

4. Dios llama a Abraham profeta en el versículo 7. A pesar de su caída, Abraham sigue siendo considerado un profeta de Dios. Esto subraya el hecho de que nuestras fallas no nos descalifican del llamado divino. La gracia de Dios nos permite seguir siendo usados por Él, aun cuando fallamos.

5. Dios confronta a Abraham a través de Abimelec. En los versículos 9-10, Abimelec le hace ver su pecado. Esta confrontación es una manifestación de la gracia de Dios. La confrontación sirve para varios propósitos: hacer ver a Abraham su pecado, mostrarle su debilidad, advertir a otros sobre el adulterio, y proteger a Sara del mismo pecado.

B. Todos sabemos que Dios disciplina a Sus hijos cuando persisten en el pecado. Sin embargo, podemos dar testimonio de momentos en que no hemos actuado correctamente y, aun así, hemos experimentado la bendición de Dios. Eso es lo que llamamos gracia.

C. Esta realidad de la gracia no debe ser un incentivo para seguir pecando. En cambio, debe ser un motivo de agradecimiento y humildad ante la bondad de Dios, quien nos llama a vivir en santidad a pesar de nuestras luchas.

Conclusiones:

La historia de Abraham nos enseña que todos enfrentamos recaídas en nuestra vida espiritual. Sin embargo, esto no debe llevarnos a la desesperanza, sino a la reflexión y el arrepentimiento. Aunque el pecado es una realidad en nuestras vidas, la gracia de Dios permanece, recordándonos que podemos reconciliarnos con Él a través de la confesión.

Es vital que entendamos que la gracia no es una licencia para pecar, sino un recordatorio de que Dios está dispuesto a perdonarnos y restaurarnos. Debemos esforzarnos por vivir en santidad, reconociendo nuestras debilidades, pero también manteniendo la esperanza en la gracia que nos transforma y sostiene a pesar de nuestros fracasos.

La vida de Abraham nos desafía a ser honestos con nosotros mismos y con Dios. Cuando caemos, no debemos escondernos detrás de excusas, sino venir a Él con corazones contritos. La gracia de Dios es abundante y está disponible para aquellos que buscan Su perdón. Al final, nuestra lucha con el pecado nos acercará más a Él, si permitimos que la gracia nos guíe en el camino de la santidad.

Así que, mientras continuamos nuestro viaje espiritual, recordemos que no estamos solos en nuestras luchas. Otros han caminado este camino antes que nosotros, y la historia de Abraham es un testimonio de que, a pesar de nuestras recaídas, siempre hay esperanza en la gracia de Dios. Seamos diligentes en buscar Su rostro y en vivir de acuerdo a Su voluntad, confiando en que Su gracia es suficiente para cada uno de nosotros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

entonces pecamos para que sobreabunde la gracia...

comcrecri.blogspot.com dijo...

La predicación de la gracia siempre llevara a esa pregunta, tal como ocurrió en el capitulo 6 de romanos. sin embargo, la respuesta siempre seguirá siendo la misma que se dio allí: !en ninguna manera! y esto por que "misericordia entendida es santidad deseada" y por que Dios seguirá disciplinando a su hijos cuando ellos andan en pecados impenitentes

Anónimo dijo...

todos pecamos... pero no somos ahora esclavos del pecado. Si hay un homosexual el va a entender que puede ser esclavo de ese pecado... porque según usted el cristiano puede vivir esclavo de un pecado. Si en su reunión hay personas que no son nacidas de nuevo, van a entender mal... muy mal.
Es un sermón que hace apología al pecado.

comcrecri.blogspot.com dijo...

VAMOS POR PARTES; SI ESCUCHARA EL AUDIO DEL SERMÓN SE DARÍA CUENTA QUE NO ES UNA APOLOGÍA AL PECADO, EN EL MISMO TEXTO DEL MENSAJE SE LEE: "Esto no es una incitación a seguir en dichos pecados, ni algo de lo que debemos enorgullecernos, pues mientras entendemos esto también comprendemos que la evidencia de salvación es una vida de lucha constante por santificarnos, una vida de arrepentimiento y enmienda" .

Por otra parte, tenemos que ser sinceros y reconocer que la mayoría de nosotros aunque no somos esclavos del pecado en términos generales...si tenemos debilidades y muchas, pecados en los que caemos una y otra vez, pecados de los que estamos buscando salir con la ayuda del ESPÍRITU SANTO. El problema es que en la teoría creemos que todos los pecados son iguales delante de Dios pero en la practica si clasificamos pecados creyendo que ser homosexual es peor que ser un mentiroso, o un orgulloso, o un iracundo...pero sabemos claramente que nos es asi.....