Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz - Soli deo gloria
Es una realidad desde los tiempos
de la iglesia primitiva que las mujeres han jugado un papel fundamental en el
nacimiento, expansión y fortalecimiento en la vida y misión de la iglesia.
Desde las mujeres reunidas en el aposento alto con los 120, pasando por Maria
la madre de Juan Marcos cuya casa se convirtió en iglesia (Hechos 12:12), la
primera mujer convertida en Europa: lidia (Hechos 16:14), las cuatro hijas de
Febe que profetizaban (Hechos 21:9) y hasta las ultimas de las mujeres
convertidas en el día de hoy, son ellas siempre las que a diferencia de los
hombres muestran mas amor, disposición, sacrificio y entrega cuando de la obra
de Dios se trata, este es un hecho bien conocido por todos aquellos a los que
Dios nos ha dado el privilegio de servir en el pastorado. Con esto no quiero
decir que los hombres no lo hacen sino que siempre en la gran mayoría de
iglesias son superados hasta por el doble o triple en cuanto a esto se refiere.
Por esto y a manera de edificación
y aliento para estas maravillosas mujeres, analizare el libro de Ruth con el
fin de buscar en esta obra maestra de la literatura claves que nos ayuden a
descubrir las cualidades de una mujer que desea perseverar en la labor de
servir al Señor en su iglesia con excelencia. Tomaremos a Ruth como ejemplo
pues como hemos visto a lo largo del curso se convierte en el ejemplo de la tan mentada mujer virtuosa que nos habla
el libro de los Proverbios.
Nuestro acercamiento al texto será
sencillo, tomare textos del libro de Ruth donde se hagan evidentes las
cualidades de la misma, para luego hacer aplicaciones pastorales y practicas
para la vida cotidiana.
Entonces, en primer lugar Ruth era
una mujer:
RUTH ERA FIEL
El
mismo nombre Ruth quiere decir: “compañera
fiel.” Sin embargo no deducimos esta cualidad únicamente de su nombre sino
también de lo que esta le dice a Noemí cuando ella le pide quedarse en Moab: “Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo,
y dondequiera que vivieres,
viviré. Tu pueblo será mi
pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú
murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre
nosotras dos.” (Ruth 1: 16 – 17) Tales palabras se
constituyen en una expresión profunda de lealtad y fidelidad donde Ruth hace
honor a su nombre.
Se
podría decir que la fidelidad es la actitud consciente o espontánea de cumplir
los compromisos adquiridos y atenerse a la palabra dada expresa o tácitamente.
Esta definición hace aun mas especial la acción de Ruth pues, ¿Qué compromisos
había adquirido Ruth con su suegra? Hasta donde sabemos su único compromiso era
con su esposo, sin embargo ella demuestra gran fidelidad al querer seguir con
ella ¿que promesa ha hecho Ruth a Noemí? hasta el momento no somos informados
de pacto alguno, mas sin embargo, ella permanece fiel a un pacto que no ha
hecho. Contrario a lo que hace Ruth encontramos a Orfa quien por no estar atada
a ningún compromiso ni pacto con Noemí le es mas fácil abandonarla.
Que
requisito tan necesario es para el tiempo presente la fidelidad en cuanto al
trabajo para el Señor. En un contexto donde los pactos y compromisos hechos por
los cristianos en el momento de su bautismo son quebrantados con mucha
facilidad, donde la palabra o promesas dadas en algún momento de necesidad o de
fervor espiritual se olvidan fácilmente y la traición, infidelidad y deslealtad a los
pastores y lideres esta a la orden del día en nuestras iglesias, que gran ayuda
y que bendición tan grande es tener en nuestras iglesias mujeres que apliquen
este principio de fidelidad en su labor ministerial.
RUTH ERA EMPRENDEDORA
El
capitulo uno del libro termina informándonos de la situación desgraciada y
lamentable en que las dos mujeres llegan a Belén. Su situación económica es
difícil, hay que hacer algo pronto y Ruth una extranjera, en un país extraño y
entre gente extraña, lo cual hace mas difícil su situación, decide no morir de
hambre y se lanza con actitud emprendedora a buscar sustento y la manera de
sobrevivir, de no morir de hambre. En otras palabras Ruth no se “deja estar”,
no se queja, no espera que otro lo haga, no tiene una actitud perezosa,
aprovecha la oportunidad (la ley del espigueo) y dice a su suegra: “Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos
ojos hallare gracia.” (Ruth 2: 2) y no solo lo dice como muchos de nosotros
que nos pasamos la vida deseando, sino que también lo hace, “Fue, pues,
y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores…”
(Ruth 2:3). Las palabras “fue y “llegando” nos lo indican. Este versículo nos
muestra una cualidad que siempre va unida al emprendimiento esta es la
laboriosidad, aparte del versículo transcrito varios mas nos indican que Ruth
era una mujer trabajadora: “Te ruego que
me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró,
pues, y está desde por la mañana hasta ahora,
sin descansar ni aun por un momento.” (Ruth 2:7) también “Estuvo, pues,
junto con las criadas de Booz espigando,
hasta que se acabó la siega de la
cebada y la del trigo; y vivía con
su suegra”. (Ruth 2:23). Note que trabajo “sin descansar” y hasta que acabo la siega”. Después de leer estos
pasajes podemos imaginar a Ruth no con manos tersas y suaves como las de una
princesa sino más bien percudidas, ajadas y callosas. Su rostro no blanco y
bien cuidado como el de una cortesana sino moreno y cansado por la cantidad de
horas pasado bajo el inclemente clima.
Como
resultado de todo esto vemos la mano de Dios bendiciendo y respaldando a
Ruth. “Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía,
no vayas a espigar a otro campo,
ni pases de aquí; y aquí estarás
junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas;
porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.”
(Rut 2: 8 – 9), “Y Booz le dijo a la hora
de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró. Luego se levantó para
espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre
las gavillas, y no la avergoncéis; y
dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis. Espigó, pues,
en el campo hasta la noche, y
desgranó lo que había recogido, y fue
como un efa de cebada. (Ruth 2: 14
– 17) Bien se sabe por el contexto que todo esto se debió a la misericordia de
Dios, a su gracia, a su soberanía. Sin embargo dentro de la responsabilidad
humana nos corresponde a nosotros emprender y trabajar.
La
mujer que trabaje en la iglesia o aspire a este magno ministerio debe fijarse
muy bien en el ejemplo de Ruth. El campo del Señor nunca ha sido fácil de
trabajar, muchos obstáculos se presentan en el angosto camino del servicio y en
el se necesitan mujeres que no se “dejen estar” sino que tomen la iniciativa y
emprendan proyectos, labores y trabajos para la obra del Señor, se necesitan
mujeres que no le teman al trabajo y al arduo trabajo, que no se amilanen ante
el sino que con la laboriosidad de la hormiga perseveren en levantar la obra de
Dios. Y podemos estar seguros que: DIOS BENDICE A LA GENTE EMPRENDEDORA Y
TRABAJADORA.
RUTH ERA CAPAZ
Booz, pues,
tomó a Rut, y ella fue su
mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz
un hijo.(Ruth 4:13) Después de los ires y
venires, dires y diretes que todos conocemos en la trama del libro la historia
llega a su final feliz mostrándonos a Noemí y Ruth no con hambre sino saciadas
y tal vez la mas importante a Ruth con esposo, Booz y descendencia, Obed.
Ya
ella no será una mujer soltera sino casada, además es madre y además según las
costumbres de la época será la señora de la casa encargadas de dirigir a las
criadas en las labores de la tierra.
Al
leer esto y aplicarlo al tema que trato en este ensayo no puedo dejar de pensar
en la amonestación del apóstol Pablo: “Los
diáconos sean maridos de una sola mujer,
y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.” (1 Tim 3:12) aunque
este texto se refiere a los hombres es bien cierto que en la iglesia primitiva
no había “pastoras”; pero si había “diaconisas” estas eran mujeres encargadas
de diversos servicios en la iglesia, por esto creo que este texto es pertinente
para lo que me propongo demostrar, y esto es que las mujeres desempeñan una
labor fundamental en la expansión del reino de Dios, como hemos visto son el
genero que mas colabora en las distintas iglesias locales; pero existe un
problema en esto y es que la mayoría de ellas son esposas y madres también, esta
situación enmarca todo un desafío para nuestras apreciadas ministras.
Nunca
la mujer cristiana debe descuidar su casa so pretexto de estar sirviendo en la
obra del Señor Pablo es claro en cuanto a esto, el dice: “…que
gobiernen bien su casa…”. La mujer que trabaja en la obra del Señor debe
tener la cualidad de la mujer virtuosa que nos habla Proverbios, esta mujer
además de ser madre y esposa tiene la capacidad de encargarse de otras labores
como el trabajo.
La
mujer cristiana que ve su hogar desordenado por que ella esta “sirviendo al
señor” debería considerar bien la
prioridad que en este pasaje el apóstol Pablo da a la familia aun por encima
del ministerio eclesial, además debería considerar el uso y la buena administración
de su tiempo y seguro de esta manera podrá responder con eficacia tanto es su
rol de esposa y madre como en su ministerio dentro de la iglesia sin necesidad
de abandonarlo.
De
esta manera hemos visto que Ruth demostró a lo largo de la historia cualidades
importantes, ellas son: FIDELIDAD, EMPRENDIMIENTO Y CAPACIDAD. Cualidades que
podemos aplicar al trabajo de la mujer en la iglesia del siglo XXI, Fidelidad
pues sin ella le será muy difícil perseverar en el llamado que Dios le ha
hecho, emprendimiento por que le permitirá obtener logros significativos en la
labor que realiza y capacidad por que el ministerio no es su único rol en la
vida.
De
esta manera espero que este ensayo pueda ser una guía y aporte para todas
aquellas mujeres que ya trabajan en la iglesia y una advertencia para aquellas
que piensan seriamente en comenzar su servicio a Dios.
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