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BOSQUEJO
Tema: La correcta adoración. Título: atar y desatar. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. ¿Por qué no usamos expresiones como: “desato palabra de bendición”?
¿Por qué en nuestra iglesia no usamos la práctica de atar y desatar demonios?
Porque aunque enfrentaros a las fuerzas del mal es bíblico, expulsar demonios
es Bíblico, liberar oprimidos por el diablo es Bíblico, no así esta práctica
tan arraigada en el mundo evangélico y que es más una tradición de hombres que
una doctrina Bíblica.
B. Dos textos son fundamentales para sostener esta creencia.
I. MATEO 12: 22 – 29.
A. ¿Enseña este texto que podemos atar demonios? La verdad no, no
enseña eso.
B. Entonces… ¿Qué nos enseña?
1. Notemos que Jesús acaba de expulsar un demonio y es acusado por sus
enemigos de haberlo hecho por el poder mismo de Satanás (Ver 22 – 24)
2. Jesús se defiende con tres argumentos:
a. Satanás no echa fuera a Satanás porque de otra manera no
prevalecerá (Ver 25 – 26).
b. Algunos partidarios de sus enemigos también expulsan demonios, si
el caso es este, entonces ellos también lo deben estar haciendo por el poder
del Diablo (Ver 27).
c. En lugar de esto, ya que, Jesús expulsa a los demonios esto es una
prueba de que actúa por el Espíritu de Dios y también es evidencia de que el
reino de Dios ha llegado (Ver 28).
El versículo que más nos interesa para nuestro propósito es el 29, mal
interpretado se usa para probar que debemos atar a Satanas para asi poder
“arrebatar” sus bienes, enfrentarnos a los demonios etc, etc, etc.
Sin embargo, este texto no habla de algo que debemos hacer nosotros
sino de algo que hizo Cristo, las claves interpretativas de este texto son dos:
· Jesús en el versículo 29 solo está
ejemplificando, explicando, ampliando lo que ya dijo SOBRE ÉL en el verso 28.
· Lo que dice es: “Así como alguien que quiere
robar una casa primero debe inmovilizar a su dueño (hombre fuerte) para poder
hacerlo. De la misma manera, Si yo expulso demonios es señal de que he
irrumpido en el dominio de Satanás y estoy desvalijando su reino, esto es señal
también de que tengo dominio y control sobre él“
Fíjese como traduce este texto
la versión NTV: ¿quién tiene suficiente poder para entrar en
la casa de un hombre fuerte como Satanás y saquear sus bienes? Sólo alguien aún
más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa.
C. Se sigue, pues, que aquel que es más poderoso que Satanás y que por
tanto puede atarlo es Cristo, (no el creyente). Entendiéndolo así nos damos
cuenta que esto no es un instructivo para el creyente, de lo que nos habla es
de algo que hizo Cristo porque solo él por ser quien es puede hacerlo.
D. Pero ¿no indica esto que si Jesús lo hizo también podemos hacerlo
nosotros? No; la razón es que ya está hecho, no hay que hacerlo más.
Pero ¿No nos daría esto una clave para la guerra espiritual
mostrándonos que toda posesión tiene un hombre fuerte que debe ser atado? No;
ya entendemos que el hombre fuerte aquí es Satanás, no un demonio suyo y decir
eso es aventurarnos a la herejía.
II. MATEO 18: 15 – 20.
A. ¿Enseña este texto que nuestra boca tiene poder y que por ello
podemos atar y desatar palabras de bendijo o maldición? De ninguna manera!
B. Entonces… ¿Qué nos enseña?
Las palabras atar y desatar provienen de la terminología rabínica. Es
decir, Cristo está usando aquí dos palabras que eran usadas por los Rabinos
Judíos, estas palabras usadas entre ellos querían decir sencillamente: prohibir
(atar) y permitir (desatar)”.
C. Las claves interpretativas de este texto serian:
1. Note que en ninguna parte del contexto o el texto se menciona a
Satanás o a los demonios. Esto es importante porque nos muestra que al decir
esta frase Jesús no estaba pensando en estas cosas.
2. Jamás oímos de los Apóstoles o cualquier otro cristiano “atando y
desatando” demonios o “atando y desatando palabras de bendición” en todo el
N.T. Esto es importante porque nos muestra que ninguno entendió que estas
palabras de Jesús deberían ser interpretadas de esta manera.
3. En el mundo rabínico las palabras eran usadas en dos sentidos:
a. Atar y desatar era usado para declarar verdadera o falsa una
doctrina. P.ej. (Hechos 15: 20).
b. Atar y desatar era usado para admitir o expulsar a una persona de
la comunidad religiosa. Si lo nota es en este sentido que se está usando allí,
pues se nos acaba de hablar de hablar en el versículo 17 de la expulsión de una
persona de la comunidad (tenlo por gentil y publicano).
C. De esta forma el versiculo no puede ser usado para probar el poder
de mis palabras ni la práctica de atar demonios tan arraigad hoy. El texto
enseña otra cosa y en ese sentido debe ser usado también hoy en día.
Conclusiones.
Las prácticas de "atar y desatar" en el contexto evangélico actual son malinterpretaciones de pasajes bíblicos. En Mateo 12 y 18, Jesús ilustra su autoridad sobre el mal y el uso de términos rabínicos, respectivamente, pero no otorga a los creyentes la potestad de atar demonios o desatar bendiciones. Reconocer la centralidad de Cristo en estos pasajes es vital para una adoración adecuada, alejándonos de tradiciones humanas hacia una comprensión más profunda y bíblica del poder divino.
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La correcta adoración: Atar y desatar
Introducción
La adoración es uno de los aspectos más profundos y significativos de la vida cristiana. A través de la adoración, los creyentes expresan su amor, respeto y reverencia hacia Dios. Sin embargo, hay muchas prácticas y conceptos dentro del ámbito evangélico que, aunque populares, pueden no estar alineados con la enseñanza bíblica. Uno de estos conceptos es el de "atar y desatar". Esta frase ha sido utilizada en diversas situaciones, a menudo en el contexto de la guerra espiritual, sugiriendo que los creyentes pueden atar demonios y desatar bendiciones. Sin embargo, es crucial investigar si esta interpretación tiene base en las Escrituras.
La Biblia contiene diversos pasajes que abordan la autoridad de Cristo sobre el mal y la vida en comunidad. Para entender la verdad detrás de la práctica de atar y desatar, analizaremos dos textos clave: Mateo 12:22-29 y Mateo 18:15-20. A través de estos pasajes, podremos descubrir el significado original de las palabras de Jesús y su aplicación en la vida de los creyentes.
I. Mateo 12:22-29
El primer pasaje que examinaremos es Mateo 12:22-29. En este contexto, se nos relata cómo Jesús sana a un hombre poseído por un demonio que lo había dejado ciego y mudo. La respuesta de los fariseos a este milagro es acusar a Jesús de haber expulsado al demonio por el poder de Satanás. Esta acusación establece un escenario de confrontación entre Jesús y los líderes religiosos de la época, quienes cuestionaban su autoridad.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿Este texto enseña que los creyentes tienen la capacidad de atar demonios? La respuesta es negativa. Este pasaje no proporciona evidencia de que los discípulos o cualquier creyente tenga la autoridad para atar a Satanás o a sus demonios. En cambio, lo que Jesús está haciendo es defender su ministerio y su autoridad divina.
Para defenderse de las acusaciones, Jesús presenta tres argumentos. En primer lugar, señala que un reino dividido no puede prevalecer. Si Satanás está expulsando a Satanás, su reino no tendría futuro (versículos 25-26). Esta afirmación establece que la expulsión de demonios no puede ser un acto del mismo demonio, ya que eso iría en contra de su propia naturaleza y propósito. En segundo lugar, Jesús menciona que algunos seguidores de sus oponentes también expulsan demonios. Si eso es cierto, entonces ellos también deben estar actuando bajo el poder del diablo, lo que debilita la acusación en su contra (versículo 27). Finalmente, Jesús concluye que su capacidad para expulsar demonios es una clara evidencia de que el reino de Dios ha llegado y que está obrando a través de Él (versículo 28).
El versículo 29, que a menudo se malinterpreta, habla de la idea de atar al hombre fuerte para poder saquear su casa. Sin embargo, es fundamental entender que Jesús no está dando instrucciones sobre lo que los creyentes deben hacer, sino que está describiendo su propia misión. En este contexto, el "hombre fuerte" es Satanás, y el acto de atarlo representa la autoridad que Jesús tiene sobre el mal.
La clave aquí es que solo Cristo tiene el poder para atar a Satanás y despojarlo de su dominio. La traducción de la Nueva Traducción Viviente (NTV) capta esto de manera efectiva: ¿quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte como Satanás y saquear sus bienes? Solo alguien más fuerte, que pueda atarlo, puede hacerlo. Esta es una clara referencia a la autoridad suprema de Cristo.
Por lo tanto, no podemos interpretar este pasaje como un mandato para que los creyentes atemos demonios. Jesús está afirmando su propia autoridad y el hecho de que ya ha realizado esta obra. La guerra espiritual no consiste en que los creyentes intenten hacer lo que solo Cristo puede hacer; más bien, se trata de reconocer la victoria que Él ya ha alcanzado sobre el mal.
II. Mateo 18:15-20
El segundo pasaje que analizaremos es Mateo 18:15-20. Este texto se centra en la importancia de la reconciliación y la resolución de conflictos dentro de la comunidad de creyentes. A menudo, este pasaje se cita en el contexto de la guerra espiritual, sugiriendo que los creyentes pueden atar y desatar, pero es esencial entender el significado original de estas palabras.
Las palabras "atar" y "desatar" provienen de la terminología rabínica. Los rabinos utilizaban estos términos para referirse a la prohibición y la autorización de ciertas acciones o doctrinas en la comunidad judía. Cuando Jesús habla de atar y desatar, no se está refiriendo a la capacidad de los creyentes para atar demonios o desatar bendiciones. Más bien, está hablando de la autoridad de la comunidad de fe para tomar decisiones sobre la vida de sus miembros.
Es importante notar que, en este contexto, Jesús no menciona a Satanás o a los demonios. Esto es crucial porque indica que su enfoque está en la resolución de conflictos y la vida comunitaria, no en la guerra espiritual. Además, a lo largo del Nuevo Testamento, no encontramos a los apóstoles ni a otros cristianos utilizando estas expresiones en relación con demonios o palabras de bendición. Esto sugiere que la interpretación moderna de este texto no tiene fundamento en la práctica de la iglesia primitiva.
En el contexto rabínico, "atar" y "desatar" se usaban para declarar la validez o invalidez de una doctrina o para decidir si alguien debía ser admitido o expulsado de la comunidad religiosa. En el versículo 17, Jesús habla de la posibilidad de tratar a alguien como un gentil o un publicano, lo que implica la expulsión de esa persona de la comunidad. Por lo tanto, el uso de "atar" y "desatar" en este pasaje se refiere a la autoridad de la comunidad para tomar decisiones sobre la inclusión o exclusión de sus miembros, no sobre el poder que tienen los creyentes para atar demonios.
III. La Adoración Correcta y la Autoridad de Cristo
Al considerar estos dos pasajes, es fundamental entender que la adoración correcta no se basa en prácticas que carecen de fundamento bíblico. La verdadera adoración se manifiesta en nuestra relación con Dios y en nuestra comprensión de quién es Él. La autoridad de Cristo es central en este aspecto. Cuando reconocemos que solo Cristo tiene el poder para atar al hombre fuerte y despojarlo de su dominio, nos damos cuenta de que nuestra adoración debe centrarse en Él y en su obra redentora.
La adoración se trata de reconocer la soberanía de Dios en nuestras vidas y en el mundo. Al adorar, no solo expresamos nuestras emociones y sentimientos, sino que también afirmamos nuestra fe en el poder y la autoridad de Dios. La adoración debe ser un reflejo de nuestra relación íntima con el Señor, y no un intento de manipular o controlar lo espiritual a través de palabras o acciones.
Es esencial que comprendamos que la adoración correcta también implica una vida de obediencia. No podemos adorar a Dios de manera genuina si nuestras acciones no están alineadas con su voluntad. La adoración verdadera es un estilo de vida que se manifiesta en la manera en que vivimos, en cómo tratamos a los demás y en cómo respondemos a la verdad de la Palabra de Dios.
IV. La Confusión en la Práctica de Atar y Desatar
La práctica de atar y desatar ha llevado a confusiones dentro de la comunidad cristiana. Muchos creyentes han caído en la trampa de pensar que tienen el poder de controlar lo que sucede a su alrededor solo a través de palabras y declaraciones. Esta mentalidad puede llevar a un enfoque superficial de la fe, donde se busca el poder en lugar de la relación con Dios.
Una de las consecuencias de esta confusión es que algunos creyentes pueden sentirse frustrados o desalentados cuando no ven resultados inmediatos en sus oraciones o declaraciones. Al poner el énfasis en la palabra hablada como herramienta de control, se corre el riesgo de perder de vista la soberanía de Dios y su propósito en nuestras vidas. La fe no se trata de manipular a Dios o las circunstancias, sino de confiar en Él y en su timing perfecto.
Además, esta práctica puede desviar la atención de la verdadera adoración y la relación personal con Dios. En lugar de buscar a Dios por quien es, algunos pueden buscarlo por lo que pueden obtener de Él o por el poder que creen que pueden ejercer en el ámbito espiritual. Esta distorsión puede llevar a una adoración superficial y vacía, donde la relación se convierte en un intercambio en lugar de una entrega total.
V. La Adoración como Respuesta a la Gracia
La adoración verdadera es una respuesta a la gracia que hemos recibido de Dios. Cuando entendemos la magnitud de su amor y su sacrificio por nosotros, nuestra adoración se convierte en una respuesta natural. No se trata de lo que podemos hacer para ganar su favor, sino de reconocer lo que Él ya ha hecho por nosotros.
La adoración debe fluir de un corazón agradecido, que reconoce la gracia inmerecida que hemos recibido. Al centrarnos en la obra de Cristo en la cruz, nuestra adoración se transforma en un acto de gratitud y reverencia. Esto nos lleva a un lugar de humildad, donde entendemos que no tenemos el poder para atar o desatar, sino que dependemos completamente de la gracia de Dios.
VI. La Comunidad y la Adoración Colectiva
La adoración también tiene un aspecto comunitario. Como creyentes, estamos llamados a adorar juntos, a edificarnos unos a otros en nuestra fe y a vivir en unidad. En el contexto de Mateo 18, Jesús nos enseña sobre la importancia de la reconciliación y la vida en comunidad. Cuando adoramos juntos, expresamos nuestra unidad en Cristo y nuestra dependencia de Él.
La adoración colectiva es una poderosa herramienta que nos permite experimentar la presencia de Dios de manera más intensa. En la unidad de la comunidad, somos alentados y fortalecidos en nuestra fe. La adoración no solo es un acto individual, sino que también es un acto comunitario que refleja la diversidad del cuerpo de Cristo.
Conclusión
En conclusión, el concepto de "atar y desatar" en el contexto evangélico ha sido malinterpretado y utilizado de maneras que no están alineadas con la enseñanza bíblica. Al examinar los pasajes de Mateo 12 y Mateo 18, queda claro que la autoridad para atar y desatar pertenece únicamente a Cristo. La correcta adoración se centra en reconocer su soberanía y autoridad, así como en vivir en obediencia a su palabra.
La adoración verdadera es una respuesta a la gracia de Dios y no un intento de manipular lo espiritual. Al alejarnos de prácticas que carecen de fundamento bíblico y al enfocarnos en una relación íntima con Dios, podemos experimentar una adoración genuina que glorifique su nombre.
Es fundamental que como creyentes entendamos que nuestra adoración debe ser un reflejo de nuestra relación con Cristo. Al hacerlo, no solo honraremos a Dios, sino que también experimentaremos la plenitud de su presencia en nuestras vidas. La adoración es un viaje continuo de descubrimiento, entrega y transformación, donde nos rendimos a la voluntad de Dios y reconocemos su gracia en cada aspecto de nuestra vida.
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