VÍDEO
BOSQUEJO
Tema: Josué. Título: Rahab la prostituta. Texto: Josué: 2: 1 – 24. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Rahab es una demostración del poder de Dios para transformar vidas. Lo que yo quiero que veas de este texto es cómo el Señor toma pecadores que ponen su fe en Él y las cambia por su poder. Mientras lo hace, si usted es salvo usted debe regocijarse en el gran cambio que Jesús ha hecho en su vida. Si usted no es salvo, debería considerar venir a Jesucristo para ser salvo y transformado.
B. Vamos a considerar los hechos que este pasaje pone delante de nosotros hoy en día.
I. RAHAB: ANTES DE LA CONVERSIÓN
A. Ella era una prostituta, probablemente sacerdotisa de algún dios y según algunos una mujer pobre (Ver 1). Conf. Heb 11:31; Sant 2:5.
B. Ella vivía en una ciudad que había sido condenada Deut. 20: 16-18.
C. Esta es exactamente la misma condición en la que vivíamos nosotros: en pecado y condenados.
II. RAHAB: SU CONVERSIÓN.
A. v. 9 -11 Lo que Rahab Aceptado:
1. Ver 9: Jehova - Señor.
2. Ver 11: Dios del cielo y de la tierra.
3. Ver 12: “me juréis por Jehova”.
B. Todo esto implica la fe que Rahab tenía ahora por el Dios de Israel – Hebreos 11:31.
C. La conversión implica la fe y la aceptación de algunas verdades.
III. RAHAB: DESPUÉS DE LA CONVERSIÓN
A. Santiago 2:5 nos dice que Rahab muestra su fe a través de sus obras ¿Qué obras?
1. v 1-7. Se involucró en el trabajo por hacer escondiendo a los espías.
Rahab mintió, la Biblia no está aprobando su mentira, solo la registra; la biblia elogia su fe no su engaño, además, es necesario tener en cuenta que Rahab era lo que llamaríamos hoy un cristiano “ganado pero no discipulado”.
2. Ella fue bendecida: Jos. 6: 20-25: Al caer la muralla evidentemente una parte quedo en pie. Luego, los espías la salvaron a ella y a su familia de la destrucción total de la ciudad.
3. Ella se casó con un Israelita llamado Salmon y tuvieron un hijo que se llamó Booz; Booz se casó con una señora que se llamaba Ruth y tuvieron un hijo que se llamaba Obed; Obed fue el padre de Isaí quien fue el padre del Rey David. Es decir, Rahab era la suegra de Ruth, la tatarabuela de David y por tanto de la línea genealógica de Jesús.
4. Ella se encuentra entre los héroes de la fe. Heb 11:31.
Para comprender la trascendencia de ella solo piense que al comienzo de la historia ella era tan solo una prostituta.
B. Estas son las bendiciones de la conversión.
Conclusiones:
La historia de Rahab ilustra el poder transformador de Dios, destacando que no importa el pasado de una persona, la fe puede traer redención. Su conversión refleja que el arrepentimiento y la aceptación de Dios son el inicio de una nueva vida. A través de sus acciones, Rahab demostró su fe, siendo un ejemplo inspirador para todos. Su legado continúa en la genealogía de Jesús, recordándonos que cada vida tiene un propósito divino. Este relato nos desafía a regocijarnos en la obra de Dios y a buscar la transformación en nuestras propias vidas, confiando en que, al igual que Rahab, podemos ser parte de un plan mayor.
VERSIÓN LARGA
La historia de Rahab, la prostituta de Jericó, es un poderoso testimonio del amor y la gracia transformadora de Dios. Este relato, que se encuentra en el libro de Josué, nos muestra cómo Dios puede tomar a aquellos que están en las profundidades del pecado y, a través de la fe, transformarlos en instrumentos de Su propósito. La vida de Rahab es un recordatorio de que nadie está fuera del alcance de la redención divina, y su historia nos anima a regocijarnos en el cambio que Jesús puede hacer en nuestras vidas. Si aún no has experimentado esta transformación, hoy es un día propicio para considerar venir a Cristo y permitirle que cambie tu vida.
Al explorar el pasaje de Josué 2:1-24, nos encontramos con una serie de hechos que nos llevan a comprender la magnitud del cambio que Rahab experimentó. Para entender su transformación, es crucial primero conocer su estado antes de la conversión.
Rahab era una prostituta, y es probable que también hubiera sido sacerdotisa de alguna deidad en Jericó. Esta condición la colocaba en una posición de desprecio y marginación en su sociedad. En el contexto de su tiempo, su vida estaba marcada por la pobreza y la desesperanza. La ciudad en la que vivía, Jericó, había sido condenada por Dios, como se describe en Deuteronomio 20:16-18. Esto resalta la gravedad de su situación, ya que no solo vivía en pecado, sino que también estaba bajo la inminente condena de la destrucción. Esta es, en esencia, la misma condición en la que nos encontrábamos nosotros antes de conocer a Cristo: perdidos en el pecado y condenados a muerte.
Sin embargo, el relato de Rahab no termina en su estado anterior. Su historia da un giro radical cuando ella escucha acerca del Dios de Israel. En Josué 2:9-11, Rahab expresa su fe en este Dios al reconocer Su poder y soberanía. Acepta que Jehová es el Señor y que Él es el Dios del cielo y de la tierra. Esta aceptación es fundamental; implica que Rahab ha llegado a un punto de fe genuina, donde no solo reconoce a Dios, sino que se compromete a actuar en consecuencia. Ella le pide a los espías israelitas que le juren por Jehová que salvarán a ella y a su familia cuando la ciudad sea destruida.
La conversión de Rahab está marcada por esta fe activa. En Hebreos 11:31, se menciona que ella fue salva por la fe. La fe, en este contexto, no es simplemente un asentimiento intelectual, sino una confianza que se traduce en acciones. La conversión implica la aceptación de verdades fundamentales sobre Dios y Su plan. Rahab no sólo se convierte a sí misma, sino que también busca la salvación para su familia, demostrando así el impacto que su fe tiene en aquellos que la rodean.
Después de su conversión, Rahab muestra su fe a través de sus obras, como se menciona en Santiago 2:5. Este pasaje destaca que la verdadera fe se manifiesta en acciones concretas. En los versículos 1-7 de Josué 2, vemos cómo Rahab es activa en su fe al esconder a los espías de Israel, desafiando el riesgo personal que esto conlleva. Aunque su acción incluye una mentira, es importante aclarar que la Biblia no aprueba su engaño, sino que registra su fe. Esta es una distinción crucial, ya que muestra que Dios puede usar a personas imperfectas y que sus acciones no son un estándar de moralidad, sino un reflejo del contexto en el que vivían.
Rahab es bendecida por su decisión de actuar en fe. En Josué 6:20-25, cuando las murallas de Jericó caen, se nos dice que una parte de la muralla permanece en pie, y los espías salvan a Rahab y a su familia de la destrucción. Este acto de salvación es un testimonio del poder de Dios para cumplir Sus promesas. La fe de Rahab la llevó a una vida nueva, y su historia no termina con la caída de Jericó.
Rahab también se convierte en parte de la historia redentora de la humanidad. Se casa con un israelita llamado Salmon, y juntos tienen un hijo llamado Booz. Booz se casa con Rut, y su hijo Obed se convierte en el abuelo del rey David. Esto significa que Rahab es la tatarabuela de Jesús, lo que subraya la extraordinaria transformación que Dios puede realizar en la vida de una persona. Desde ser una prostituta marginada hasta convertirse en un eslabón crucial en la genealogía de Cristo, la historia de Rahab ilustra el poder transformador de la fe.
A través de la vida de Rahab, se nos muestran las bendiciones que vienen con la conversión. Su historia es un poderoso recordatorio de que no importa cuán oscura sea nuestra vida anterior, Dios tiene un propósito para nosotros. La aceptación de Dios y el arrepentimiento son el inicio de una nueva vida, donde las viejas cosas pasan y todo se hace nuevo. Rahab se convierte en un ejemplo inspirador de cómo la fe puede cambiar el destino de una persona y de aquellos que la rodean.
Además, la historia de Rahab nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias vidas. Al igual que ella, todos enfrentamos decisiones que tienen un impacto en nuestro futuro y en el de nuestras familias. La fe no es solo una cuestión personal; es algo que afecta a todos los que nos rodean. Rahab no solo se preocupó por su propia salvación, sino que también tomó medidas para asegurar la de su familia. Esta es una lección valiosa para nosotros: nuestras acciones de fe pueden influir en la vida de otros y llevar a la transformación de generaciones.
El legado de Rahab continúa en la genealogía de Jesús, recordándonos que cada vida tiene un propósito divino. Su historia desafía la idea de que nuestro pasado define nuestro futuro. No importa cuán manchada o rota esté nuestra vida, Dios puede y quiere usarnos para Su gloria. Al igual que Rahab, podemos ser parte de un plan mayor, uno que trasciende nuestras circunstancias actuales.
En conclusión, la historia de Rahab ilustra el poder transformador de Dios. Nos muestra que, sin importar nuestro pasado, la fe puede traer redención y un nuevo comienzo. Su conversión refleja que el arrepentimiento y la aceptación de Dios son el inicio de una nueva vida, donde las bendiciones de la fe se despliegan de maneras sorprendentes. A través de sus acciones, Rahab se convierte en un ejemplo inspirador para todos nosotros, recordándonos que cada vida, sin importar cuán perdida parezca, puede ser transformada por el poder de Dios.
Esta historia nos llama a regocijarnos en la obra de Dios en nuestras vidas y a buscar la transformación que solo Él puede ofrecer. Todos tenemos la oportunidad de ser parte de Su plan redentor y, al igual que Rahab, podemos encontrar nuestro lugar en la historia divina. La fe en Dios no solo cambia nuestras vidas, sino que también puede impactar a aquellos que nos rodean, llevando esperanza y redención a un mundo que lo necesita desesperadamente.
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