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✝️BOSQUEJO - ✝️SERMÓN - ✝️PREDICA: ✝️JOSE Y SUS HERMANOS✝️

Tema: Génesis. Titulo: José y sus hermanos Texto: Gen 42: 1 - 22. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruíz

A. Finalizando el capítulo 41, se nos dice que la interpretación que José había dado al sueño del faraón era cierta. Según lo previsto, pasaron 7 años de abundancia, y pasados estos, comenzó una hambruna que obligaba a gente de diversos lugares a viajar a Egipto para aprovisionarse de alimentos. Allí vienen a cumplirse los sueños que, de adolescente, Dios le había dado a José. En este texto encontramos varias actitudes en la familia de José que nos muestran cómo el pasado puede afectarnos en el presente.  

B. Al examinar el pasaje, llama la atención:  

I. LA PASIVIDAD (vv. 1-2)


A. Ante la crisis, vemos aquí dos actitudes:  

1. La primera es la que tienen los moradores de la tierra, que van a Egipto en busca de pan (41:57). Esta es una actitud activa.  

2. La segunda es la que vemos en los hijos de Jacob, a quienes su padre debe regañar para que se muevan a hacer algo antes que mueran de hambre.  

B. De la misma manera, cuando viene una crisis a nuestras vidas, podemos tomar una de las dos actitudes: o nos levantamos a enfrentarla, buscando qué hacer, estrategias, ideas, etc., o nos dejamos vencer por ella y esperamos que la crisis nos derrote, nos arrincone.  

C. Ilustración: 

"Si no puedes volar, entonces corre. Si no puedes correr, entonces camina. Si no puedes caminar, gatea, pero hagas lo que hagas, no te detengas". —Luther King.  

"Voy a decirte algo que tú ya sabes: el mundo no es todo de color rosa y arcoíris. El mundo es un lugar terrible, y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si tú no se lo impides. Ni tú, ni yo, ni nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de avanzar; así es como se gana. Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes. Y no podrás estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie. Eso lo hacen los cobardes, y tú no lo eres. ¡Tú eres mejor que eso!" —Rocky.  


II. EL TEMOR (v. 4)


A. Aquí tenemos el primer ejemplo de cómo el pasado puede afectar nuestro presente. Jacob no envía a Benjamín con sus hermanos a Egipto, y la razón que nos da el texto es que temía un desastre.  

Benjamín era el único hijo que le quedaba a Jacob de su eternamente amada Raquel. Entendemos en el texto que Jacob sobreprotegía al muchacho por miedo a que le ocurriera algo. Dicho miedo seguramente le había surgido de una experiencia que, aproximadamente 20 años atrás, le tocó vivir: su amado José, según él creía, había muerto.  

B. ¿Sabe usted que muchas veces sucesos del pasado nos afectan severamente? Es así: cuando un suceso del pasado le genera sentimientos que no le dejan vivir bien en el presente, usted tiene un problema emocional y necesita del poder sanador de Jesús (Mateo 12:20). Venir a Jesús, en humillación, entregarle sus cargas, es la mejor sanidad que pueda recibir.  


III. LA CONCIENCIA (vv. 21-22)


A. Una vez llegados a Egipto, los hermanos son presentados ante José, quien los reconoce a ellos, mientras que no ocurre lo mismo en el caso contrario. José los acusa de ser espías; ellos, desesperadamente, tratan de explicar que no lo son. Al fin, son encarcelados. Después de tres días, José les dice que prueben sus palabras trayendo a su hermano menor; si no lo hacen, todos morirán. Simeón queda preso en garantía. Al salir de la presencia de José, se oye a viva voz las acusaciones de su conciencia.  

B. Vemos en sus palabras que, 20 años después, el peso de su pecado seguía sobre ellos. Creen que la retribución de Dios por sus pecados no tarda; se sienten juzgados por Dios. Aquí tenemos otro ejemplo de lo que es ser afectado en el presente por los sucesos del pasado.  

C. La conciencia es aquella facultad nuestra que nos permite saber lo que está bien y lo que está mal (Romanos 2:13-15). Ella nos excusa o nos acusa. Todos la tenemos, y cuando tenemos cuentas con nuestro pasado que no hemos arreglado, constantemente nos acusa. A esto le llamamos culpa, remordimiento.  

No hay mejor remedio para la culpa y el remordimiento que el arrepentimiento y la confesión de nuestro pecado ante Dios (Salmo 32:1-5) y, cuando es sabio y posible, la restitución al ofendido (Lucas 19:8). 


CONCLUSIONES

El relato de José y sus hermanos ilustra cómo el pasado impacta el presente. Jacob teme por Benjamín debido a la pérdida de José, reflejando la carga emocional de sus experiencias previas. Asimismo, los hermanos sienten remordimiento por sus acciones pasadas. En tiempos de crisis, como el hambre, debemos elegir actuar proactivamente en lugar de quedarnos inactivos. La conciencia puede ser una carga pesada, pero el arrepentimiento y la confesión ante Dios ofrecen sanación. Es vital enfrentar nuestros miedos y culpas, buscando la restauración en Cristo para avanzar con esperanza.


VERSIÓN LARGA


En el libro de Génesis, la narrativa de José y sus hermanos es una de las historias más intrigantes y ricas en lecciones espirituales y emocionales. Al finalizar el capítulo 41, se nos presenta un escenario de gran necesidad y crisis. José, quien ha sido elevado de la prisión a la posición de gobernador de Egipto, ha interpretado los sueños del faraón, prediciendo siete años de abundancia seguidos de siete años de hambre. Cuando estos años de escasez comienzan, las familias de diversas regiones se ven obligadas a viajar a Egipto en busca de alimento. Este evento marca un punto crucial en la vida de José, donde se cumplen los sueños que Dios le había dado en su juventud, pero también es un momento de confrontación y redención para su familia. En Génesis 42:1-22, se revelan varias actitudes en la familia de José que demuestran cómo el pasado puede influir en el presente de maneras profundas y significativas.

La primera actitud que se destaca en el relato es la pasividad de los hijos de Jacob. En los versículos 1 y 2, vemos que, mientras los habitantes de otras tierras se mueven activamente para buscar alimento en Egipto, los hermanos de José permanecen inactivos, esperando que la crisis pase sin que ellos tengan que tomar medidas. Este contraste es notable: la gente de la tierra actúa, mientras que los hijos de Jacob son arrastrados por la inacción y la pasividad. Jacob, su padre, finalmente debe regañarles para que se levanten y busquen ayuda. Esta escena es un poderoso recordatorio de que, en tiempos de crisis, podemos optar por dos enfoques diferentes: levantarnos y enfrentar la situación o dejarnos vencer por ella.

La pasividad puede ser un obstáculo significativo en nuestra vida espiritual y emocional. En momentos de crisis, es natural sentirse abrumados o desalentados, pero la inacción puede llevar a consecuencias aún más severas. La historia de José nos enseña que debemos ser proactivos en la búsqueda de soluciones. Como dice Martin Luther King Jr.: "Si no puedes volar, entonces corre. Si no puedes correr, entonces camina. Si no puedes caminar, gatea; pero hagas lo que hagas, no te detengas". Este enfoque resuena profundamente en el contexto de nuestras luchas diarias. En lugar de esperar que las circunstancias se resuelvan solas, debemos tomar la iniciativa y buscar formas de avanzar, incluso si eso significa dar pequeños pasos.

La famosa cita de Rocky Balboa también ilustra este punto: "El mundo no es todo de color rosa y arcoíris. El mundo es un lugar terrible, y por muy duro que seas, puede arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si tú no se lo impides". Este recordatorio de la naturaleza desafiante de la vida nos invita a ser resilientes y a enfrentar los obstáculos con determinación. La historia de José es un testimonio de que, aunque las circunstancias pueden ser adversas, la fe y la acción pueden conducir a la redención y el cambio.

El segundo aspecto que se destaca en el relato es el temor de Jacob. En Génesis 42:4, vemos que Jacob se niega a enviar a su hijo Benjamín con sus hermanos a Egipto. La razón que se nos da es que temía que algo malo le sucediera al niño. Benjamín era el único hijo que le quedaba de su amada Raquel, y Jacob había sufrido profundamente la pérdida de José, a quien creía muerto. Este temor de perder a Benjamín lo lleva a sobreprotegerlo, lo que refleja cómo las experiencias del pasado pueden influir en nuestras decisiones presentes.

El miedo puede ser una fuerza paralizante en nuestras vidas. En el caso de Jacob, su temor a perder a Benjamín lo llevó a actuar de una manera que podría haber perjudicado a toda la familia. En lugar de confiar en Dios y enviar a sus hijos a buscar alimento, su sobreprotección se convierte en un obstáculo. Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo a menudo dejamos que nuestros miedos nos controlen. Las experiencias del pasado pueden crear patrones de comportamiento que nos impiden avanzar y tomar decisiones sabias.

Es crucial reconocer que, aunque es natural sentir miedo, debemos aprender a entregarlo a Dios. Jesús nos invita a descansar en Él y a confiar en su provisión y protección. En Mateo 12:20, se nos dice que Jesús no quebrará la caña cascada ni apagará el pabilo que humea, lo que simboliza su deseo de restaurar y sanar nuestras heridas. Cuando enfrentamos temores profundos, es esencial acudir a Dios en busca de sanidad y liberación. La oración, la meditación y el estudio de la Palabra de Dios son herramientas poderosas que nos ayudan a enfrentar nuestros miedos y a encontrar la paz en medio de la tormenta.

El tercer aspecto que emerge de este relato es la conciencia de los hermanos de José. Una vez que llegan a Egipto, son presentados ante José, quien los reconoce, mientras que ellos no lo reconocen a él. En su desesperación, los hermanos intentan defenderse de la acusación de ser espías. Sin embargo, a medida que se encuentran en esta situación, sus palabras revelan el peso de la culpa que han llevado durante años. En Génesis 42:21, dicen: "Ciertamente somos culpables... porque hemos pecado contra nuestro hermano". Esta declaración muestra que, a pesar del tiempo transcurrido, el remordimiento por sus acciones pasadas aún los atormenta.

La conciencia es una parte integral de nuestra vida espiritual. Es esa voz interna que nos guía hacia lo que es correcto y nos advierte cuando nos desviamos. En Romanos 2:13-15, se nos recuerda que la conciencia puede excusarnos o acusarnos, y cuando tenemos cuentas pendientes con nuestro pasado, la culpa puede ser una carga pesada. Esta culpa puede manifestarse en diversas formas: ansiedad, depresión, temor y una sensación constante de insatisfacción. Los hermanos de José son un claro ejemplo de cómo la culpa no resuelta puede afectar nuestras vidas y nuestras relaciones.

La buena noticia es que hay un camino hacia la libertad. El arrepentimiento y la confesión de nuestros pecados ante Dios son pasos vitales para liberarnos del peso de la culpa. El Salmo 32:1-5 nos enseña que cuando confesamos nuestros pecados, encontramos perdón y sanidad. Al reconocer nuestras faltas y traerlas ante Dios, experimentamos la liberación que solo Él puede ofrecer. Además, cuando es posible, la restitución al ofendido, como se menciona en Lucas 19:8, puede ayudar a restaurar relaciones y traer paz a nuestras vidas.

La historia de José y sus hermanos no solo es un relato de traición y redención, sino también una poderosa ilustración de cómo el pasado impacta el presente. Jacob, temeroso por la pérdida de su hijo, se aferra a Benjamín, mientras que los hermanos, atormentados por su culpa, sienten que están enfrentando una retribución divina. Estos elementos nos invitan a examinar nuestras propias vidas y a considerar cómo nuestras experiencias pasadas pueden influir en nuestras decisiones y emociones actuales.

En tiempos de crisis, es vital que aprendamos a enfrentar nuestros miedos y a actuar con valentía. La pasividad no es una opción si deseamos avanzar y crecer. Al igual que los habitantes de la tierra que buscaban alimento, debemos levantarnos y buscar soluciones a nuestros problemas en lugar de quedarnos paralizados por el temor o la duda. Cada uno de nosotros tiene el poder de tomar decisiones que impacten nuestras vidas y las de quienes nos rodean.

Es fundamental también recordar que nuestras experiencias pasadas no tienen que definir nuestro futuro. Aunque Jacob permitió que su miedo lo dominara, nosotros podemos elegir confiar en Dios y permitir que Él guíe nuestras decisiones. La sanidad emocional es posible a través de la entrega a Jesús. Al acercarnos a Él en humildad, podemos encontrar descanso para nuestras almas y liberación de las cargas que llevamos.

La conciencia, por su parte, debe ser escuchada y atendida. Ignorar las voces de nuestra conciencia puede llevarnos a un ciclo de culpa y remordimiento que nos impide experimentar la paz que Dios desea para nosotros. Cuando nos enfrentamos a nuestros errores y buscamos la reconciliación, encontramos la oportunidad de sanar y avanzar. La confesión sincera y el arrepentimiento son pasos esenciales para liberarnos del peso del pecado. Cuando nos acercamos a Dios con un corazón contrito, Él está siempre dispuesto a perdonarnos y a restaurarnos.

El relato de José y sus hermanos también nos enseña sobre la importancia de la familia y las relaciones. A pesar de los conflictos y la traición, la historia culmina en un acto de reconciliación. La restauración de la relación entre José y sus hermanos es un testimonio del poder del perdón. A menudo, las heridas familiares pueden ser profundas y duraderas, pero con el tiempo y la gracia de Dios, es posible sanar y restaurar esos lazos. 

La historia de José nos recuerda que, aunque las relaciones pueden verse afectadas por el pasado, siempre hay esperanza para la reconciliación. A través del amor y el perdón, podemos encontrar la manera de reconstruir lo que se ha roto. José, que había sufrido mucho a manos de sus hermanos, elige perdonarlos y recibirlos nuevamente en su vida. Este acto de gracia es un modelo para nosotros, mostrando que la verdadera sanidad en nuestras relaciones proviene de un corazón dispuesto a perdonar y a amar, incluso cuando ha sido herido. 

En conclusión, el relato de José y sus hermanos es un poderoso recordatorio de cómo el pasado impacta nuestro presente y nuestras relaciones. La pasividad, el temor y la culpa son elementos que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, la historia también nos ofrece esperanza y dirección. Debemos aprender a enfrentar nuestros miedos, a actuar con valentía en tiempos de crisis y a buscar la sanación en Cristo. La conciencia puede ser una carga, pero el arrepentimiento y la confesión nos llevan a la libertad. Al igual que José, podemos elegir el camino del perdón, restaurando nuestras relaciones y encontrando un nuevo propósito en la vida. Cada día es una oportunidad para caminar en la luz y vivir de acuerdo con los propósitos que Dios tiene para nosotros, dejando atrás las ataduras del pasado y abrazando un futuro lleno de esperanza y redención. En este viaje, la gracia de Dios nos sostiene y nos guía, recordándonos que, sin importar nuestras luchas, siempre hay un camino hacia la sanidad y la restauración en Él.



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