Tema: Génesis. ✝️Titulo: Familias en victoria. ✝️Texto: Génesis 28: 1 – 9. ✝️Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz
Introducción:
A. Hemos visto que la familia de Isaac no es un muy buen ejemplo de familia. Sin embargo en este pasaje vemos luces de algunos principios importantes que ayudan a construir el núcleo familiar. Ellos son:
I PRINCIPIO DEL MATRIMONIO (Ver 1 – 2)
A. Explicación del texto.
Isaac llama a Jacob y, siguiendo el ejemplo de su padre Abraham, le ordena que no se case con ninguna mujer cananea. En cambio, le sugiere que vaya al mismo lugar donde él encontró a su esposa y que allí se case con una prima.
a. La razón de este mandamiento radica en que Esaú había contraído matrimonio con dos mujeres del lugar (Judith y Basemat, según Génesis 26: 34-35), quienes le amargaron la vida a Isaac y a Rebeca. Esto seguramente se debió a sus estilos de vida paganos, ya que los cananeos eran extremadamente pecadores. En Génesis 27:46, se muestra cómo Rebeca no quería que Jacob pasara por la misma experiencia (tal vez fue esta la excusa que utilizó Rebeca para la partida de Isaac); ella deseaba que él se casara con alguien de su familia.
B. Aplicación
Nuevamente, abordamos un tema ya tratado: los padres deben velar con sabiduría por la elección del cónyuge de sus hijos, y los hijos cristianos deben esforzarse por casarse con personas que compartan sus mismas creencias. De lo contrario, este matrimonio podría amargar tanto al hijo como a los padres.
No es suficiente que la persona sea de la iglesia; dentro de la comunidad eclesial también se debe buscar y orar por alguien comprometido con Dios (Éxodo 34:16; Deuteronomio 7:3-4; Nehemías 13:23-27).
II EL PRINCIPIO DEL PERDON (Ver 3 – 4)
A. Explicación del texto.
1. Deseo destacar algo que no está explícito en el texto, pero sí implícito: debemos darnos cuenta de que en las palabras y actitudes de Isaac hacia Jacob no hay ni un asomo mínimo de rencor. No olvidemos lo que acaba de ocurrir; Isaac ha sido engañado groseramente por su hijo Jacob y, sin embargo, hay paz entre ellos, a diferencia de lo que sucedió con Esaú.
B. Aplicación.
1. El perdón es fundamental en las relaciones interpersonales, pero resulta aún más crucial cuando se trata de la familia. ¿Cómo se mantiene la paz en el seno familiar? A través del perdón. (Colosenses 3:13).
III. EL PRINCIPIO DE LA ORACIÓN (Ver 1, 3 – 4)
A. Explicación del texto.
Observemos que el versículo 1 dice: “lo bendijo”. Luego encontramos la frase: “que el Dios omnipotente te bendiga”. Aquí tenemos una oración, una bendición. Isaac está orando por su hijo.
B. Aplicación.
Un principio bíblico muy importante para nuestras familias es la práctica constante de la oración unida. ¿Cuántos de aquí tienen un devocional familiar? ¿Por qué sí o por qué no? Es fundamental orar constantemente por nuestros hijos, y no solo orar por ellos, sino también bendecirlos y hablar bien de ellos.
IV EL PRINCIPIO DE LA OBEDIENCIA (Ver 7)
A. Explicación del texto.
En el texto se presenta un contraste importante entre Jacob y Esaú. Jacob obedece a su padre y va a donde él le indica, seguramente para cumplir con lo que su padre le ha ordenado. Por su parte, Esaú, con el fin de ganarse el favor de su padre y tal vez obtener beneficios que ya había perdido, decide ir a casa de Ismael y casarse con mujeres de esa familia, entre ellas Mahalat y otras.
B. Aplicación.
La obediencia a los padres es importante, sin importar la edad. Es aún más valiosa cuando se hace por buenas razones. ¿Por qué debemos obedecer a nuestros padres? Efesios 6:1-2:
a. Porque el Señor lo manda. b. Porque es lo correcto. c. Para que nos vaya bien. d. Para que tengamos larga vida.
(Prov. 20:20; 23:22; 30:17).
Conclusión:
La familia de Isaac, aunque imperfecta, nos enseña valiosos principios. La elección del cónyuge debe basarse en la fe compartida, el perdón es esencial para la paz familiar, la oración une a los miembros y la obediencia a los padres es fundamental. Al aplicar estos principios, las familias pueden encontrar victoria y bendición.
La familia de Isaac, aunque imperfecta, nos enseña valiosos principios. La elección del cónyuge debe basarse en la fe compartida, el perdón es esencial para la paz familiar, la oración une a los miembros y la obediencia a los padres es fundamental. Al aplicar estos principios, las familias pueden encontrar victoria y bendición.
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VERSIÓN LARGA
Familias en victoria
Génesis 28: 1 – 9
Introducción
La familia es una de las instituciones más importantes en la sociedad, y en la Biblia encontramos múltiples ejemplos que nos enseñan sobre cómo construir y mantener una familia saludable y en victoria. En el relato de Génesis 28:1-9, observamos la vida de Isaac y su familia, que aunque enfrenta desafíos, también nos brinda principios valiosos que pueden ayudarnos en nuestra propia vida familiar. A lo largo de este artículo, exploraremos estos principios que podemos aplicar a nuestras casas, buscando siempre la bendición y la victoria en nuestras relaciones familiares.
La familia de Isaac no es el mejor ejemplo en términos de armonía y unidad, pero a través de sus experiencias podemos aprender lecciones sobre el matrimonio, el perdón, la oración y la obediencia. Cada uno de estos principios juega un papel crucial en la construcción de un hogar sólido y en la creación de un ambiente donde la familia pueda prosperar.
I. El principio del matrimonio (Génesis 28:1-2)
Uno de los primeros principios que se desprende de este pasaje es el principio del matrimonio. En los primeros versículos, Isaac llama a su hijo Jacob y le da instrucciones claras sobre cómo debe proceder en su búsqueda de una esposa. Al igual que su padre Abraham, Isaac le ordena a Jacob que no se case con mujeres cananeas, sino que busque a una prima de su familia. Esta recomendación no es casual; se basa en las experiencias previas de la familia.
Específicamente, Esaú, el hermano de Jacob, había tomado por esposa a dos mujeres del pueblo cananeo, lo que trajo dolor y amargura a Isaac y Rebeca. Estas mujeres, con sus estilos de vida paganos, introdujeron desafíos significativos en el hogar, lo que llevó a Rebeca a preocuparse por el futuro de Jacob. Así, el consejo de Isaac a Jacob se convierte en una lección sobre la importancia de elegir sabiamente a un cónyuge.
La elección del cónyuge es una de las decisiones más significativas que una persona puede tomar en su vida. No se trata solo de amor o atracción física; es esencial considerar la compatibilidad en términos de valores y creencias. En el contexto de la fe cristiana, es crucial que los hijos busquen parejas que compartan su fe y compromiso con Dios. Este principio es fundamental para evitar matrimonios que puedan llevar a conflictos y divisiones familiares.
Los padres tienen un papel importante en guiar a sus hijos en esta área. La comunicación abierta y honesta sobre las expectativas y los valores relacionados con el matrimonio puede ayudar a los jóvenes a tomar decisiones informadas y alineadas con la voluntad de Dios. La Biblia nos advierte sobre el peligro de un yugo desigual, y es vital que los cristianos busquen parejas que estén igualmente comprometidos con su fe.
II. El principio del perdón (Génesis 28:3-4)
El segundo principio que se destaca en este pasaje es el principio del perdón. Aunque el texto no menciona explícitamente el rencor, la actitud de Isaac hacia Jacob es notable. Jacob había engañado a su padre para recibir la bendición que pertenecía a Esaú, un acto que claramente dañó la relación entre los hermanos. Sin embargo, en este momento, vemos a Isaac bendiciendo a Jacob y enviándolo sin rencor.
La capacidad de perdonar es esencial en cualquier relación, y más aún en el contexto familiar. Las ofensas son inevitables, pero lo que realmente cuenta es cómo respondemos a ellas. El perdón es un acto liberador que permite restaurar las relaciones y sanar las heridas. En la familia, donde las emociones son intensas y las expectativas son altas, el perdón se convierte en el pegamento que mantiene unidas las relaciones.
Isaac, al bendecir a Jacob, demuestra que está dispuesto a dejar atrás el engaño y trabajar hacia la reconciliación. Esta actitud no solo beneficia a Jacob, sino que también establece un ambiente de paz en la familia. La falta de perdón puede dar lugar a resentimientos y divisiones que pueden persistir durante generaciones. Por lo tanto, es fundamental que las familias practiquen el perdón como una forma de vida.
La Escritura nos instruye acerca de la importancia del perdón en Colosenses 3:13, donde se nos exhorta a perdonar a los demás tal como el Señor nos perdonó. Mantener la paz en la familia requiere un compromiso activo con el perdón. Cuando hay heridas, es esencial abordarlas con amor y disposición para restaurar la relación. El perdón no solo sana las heridas, sino que también fortalece los lazos familiares.
III. El principio de la oración (Génesis 28:1, 3-4)
El tercer principio que se revela en este pasaje es el principio de la oración. En el versículo 1, se menciona que Isaac bendice a Jacob, y en los versículos subsiguientes, se invoca la bendición de Dios sobre él. Esta bendición es, en esencia, una oración, un acto de intercesión por el futuro de Jacob.
La oración es un componente vital en la vida de cualquier familia. No debemos subestimar el poder de la oración en nuestras relaciones. Orar juntos fortalece los lazos familiares y permite que cada miembro de la familia se sienta respaldado y apoyado en sus luchas y desafíos. La oración no solo es un medio para presentar nuestras peticiones ante Dios, sino también una forma de unir a la familia en un propósito común.
Es fundamental que cada familia desarrolle el hábito de tener tiempos de oración juntos. Esto puede incluir orar antes de las comidas, en momentos de necesidad, o simplemente dedicar un tiempo específico para buscar a Dios en conjunto. La oración familiar crea un ambiente donde la fe puede ser compartida y fomentada. Al orar por nuestros hijos, les estamos cubriendo con la protección divina y guiándolos en su crecimiento espiritual.
Además de orar por nuestros seres queridos, también es importante bendecirlos verbalmente. Al igual que Isaac bendijo a Jacob, debemos ser intencionales al hablar palabras de aliento y afirmación sobre nuestros hijos y cónyuges. Estas palabras de bendición pueden tener un impacto duradero en sus vidas y en su autoestima, ayudándoles a construir una identidad sólida en Cristo.
IV. El principio de la obediencia (Génesis 28:7)
El cuarto principio que encontramos en este texto es el principio de la obediencia. En el versículo 7, se establece un contraste entre Jacob y Esaú. Jacob obedece a su padre y sigue sus instrucciones, mientras que Esaú, en un intento de ganarse el favor de su padre, toma decisiones que no están alineadas con la sabiduría de Isaac.
La obediencia a los padres es un principio que trasciende la edad. Muchos jóvenes tienden a pensar que al alcanzar la adultez ya no necesitan obedecer a sus padres. Sin embargo, la realidad es que la obediencia es una forma de honrar a nuestros padres y reconocer la autoridad que Dios ha establecido en nuestras vidas. En Efesios 6:1-2, se nos instruye a obedecer a nuestros padres en el Señor, porque esto es justo.
La obediencia tiene un propósito divino. Al obedecer a nuestros padres, estamos cumpliendo con un mandamiento que trae consigo bendiciones. La obediencia no solo es correcta, sino que también es un camino hacia una vida plena. La Escritura también nos recuerda que la obediencia a los padres puede resultar en una vida larga y bendecida. Proverbios 20:20 y 23:22 refuerzan esta enseñanza, recordándonos que honrar a nuestros padres es una decisión sabia y beneficiosa.
V. Principios aplicados a la familia contemporánea
A medida que reflexionamos sobre estos principios, es esencial entender cómo se aplican a nuestras familias contemporáneas. En un mundo donde los valores y principios familiares a menudo son desafiados, es fundamental que los creyentes se mantengan firmes en las enseñanzas de la Palabra de Dios.
La elección del cónyuge sigue siendo una de las decisiones más importantes en la vida de una persona. En la actualidad, la presión por buscar relaciones que no siempre reflejan los valores cristianos es alta. Por eso, es esencial que los jóvenes estén equipados con la sabiduría y el conocimiento para tomar decisiones informadas en cuanto a sus futuros matrimonios.
El perdón es igualmente relevante en nuestras familias modernas. En un entorno donde la ofensa puede ser rápida y dolorosa, cultivar una actitud de perdón puede ser un desafío. Sin embargo, la práctica del perdón es crucial para mantener la paz y la unidad en el hogar. Las familias deben establecer una cultura de perdón, donde se reconozcan las fallas y se busque la reconciliación.
La oración en familia debe ser una prioridad. Las distracciones de la vida diaria pueden hacer que la oración se convierta en una actividad olvidada. Sin embargo, establecer tiempos regulares de oración en familia puede fortalecer los lazos y crear un sentido de comunidad en el hogar. Al orar juntos, no solo buscamos la guía de Dios, sino que también construimos una base sólida de apoyo mutuo.
La obediencia a los padres, aunque a menudo se pasa por alto en la cultura actual, sigue siendo un principio importante. Los jóvenes deben aprender a honrar a sus padres y a reconocer la sabiduría que estos pueden ofrecer. Esto no significa que los padres siempre tengan la razón, pero sí implica que se debe respetar la autoridad y buscar el consejo de quienes han caminado por el camino antes que nosotros.
Conclusión
La familia de Isaac, aunque imperfecta, nos ofrece valiosas enseñanzas sobre cómo construir un hogar en victoria. La elección del cónyuge debe basarse en la fe compartida, el perdón es esencial para mantener la paz, la oración une a los miembros y la obediencia a los padres es fundamental. Al aplicar estos principios, nuestras familias pueden experimentar la bendición y la victoria que Dios desea para nosotros.
En última instancia, nuestras familias pueden ser un reflejo del amor y la gracia de Dios en el mundo. A medida que enfrentamos los desafíos de la vida, recordemos que no estamos solos. Dios está con nosotros, guiándonos y capacitándonos para vivir en victoria. Sigamos adelante, aplicando estos principios en nuestras vidas y permitiendo que nuestras familias se conviertan en un testimonio de la fidelidad de Dios y de Su poder transformador.
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