VÍDEO
BOSQUEJO
Tema: Génesis. Titulo: Agar en el desierto. Texto: Génesis 21: 8 – 21
Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz
Introducción:A. Tenemos en esta historia el claro retrato de lo que constituía el hogar de Abraham. Muchos de nosotros diríamos que por ser él un siervo de Dios su hogar debió ser excelente pero nos daremos cuanta hoy que distaba mucho de eso, su hogar era un hogar común y corriente:
B. Veamos hoy lo que ocurría en el hogar de Abraham:
I. HERMANOS QUE PELEAN (ver 8 – 9)
A. Explicación del texto:
1. Isaac es destetado: a partir de este momento de su vida no tomaría más del seno de su madre, esto es un gran acontecimiento en el oriente, sucede entre los 2 y los 3 años, el niño es presentado en sociedad con ropas especiales que indican su calidad de primogénito.
2. No sabemos si fruto de la envidia por esto o tal vez instigado por su madre Agar, Ismael quien tenía alrededor de 17 años ridiculiza a Isaac. Pablo nos va a decir que lo perseguía (Gal 4:29).
B. Aplicaciones:
1. Tenemos aquí un hogar como cualquier otro donde los hermanos pelean. La principal causa de peleas entre hermanos tiene que ver con la envidia, el egoísmo y la imprudencia. Se pelea por que el uno desea lo que el otro tiene, por que unos padres prefieren más aun hijo que a otro.
2. Para los hermanos que pelean la Biblia dice (Romanos 12: 16 – 18)
3. Para los padres ¿Que hacer cuando los hermanos pelean?
a. Si va a castigar hágalo con ambos pues la mayoría de veces por las mentiras es muy difícil saber quien tuvo la culpa.
b. La mayoría de veces no haga de mediador o de juez deje la responsabilidad de arreglar las diferencias a ellos.
II. UNA MADRE ENOJADA (Ver 10)
A. Explicación del texto:
1. Al ver esto Sara se enoja y le pide a Abraham que eche a Agar y a Ismael. Esto por que existía el peligro de que Ismael heredara junto con Isaac, según la ley de la época el hijo de una concubina podía o heredar u obtener su libertad y Sara pide lo segundo.
B. Aplicaciones: podemos ver aquí varias cosas que constituyen problemas del hogar: (Tal vez no nos guste llamar hogar o familia a una donde el esposo tiene dos mujeres y un hijo como diríamos hoy “por aparte”, pero según las normas de la época así era considerado)
1. El rencor: podemos ver aquí como los problemas entre Agar y Sara habían continuado aun por aproximadamente 17 años. Es muy malo cuando en un hogar no hay perdón y las personas siguen viviendo en el pasado. El amor no guarda rencor y Dios nos llamo a amar.
2. El egoísmo: Ya vimos que según el contexto histórico lo que Sara deseaba es que Ismael no tuviera herencia de Abraham y es a lo que llamamos egoísmo. (1 Cor 10:24; Rom 15: 1 – 2; Fil 2: 3 – 5).
3. La ira impulsiva: Cuando la ira domina a uno de los miembros del hogar no hay paz en el mismo (Prov 12:16 el iracundo es necio; 15:18 el iracundo vive en pleitos; 21:9, 19; 27:15).
III. UNA MUJER MALTRATADA (Ver 14 – 16)
A. Explicación del texto:
1. Abraham despide a Sara con su hijo con tan solo un odre de agua (alcanzaría para dos o tres días) y pan, algunas versiones de la biblia dicen que Abraham puso a Ismael sobre la espalda de Agar. Tal vez erro por el desierto dos o tres días antes del suceso que se nos cuenta.
2. Unas biblias dicen que quien lloro fue Ismael y otras que quien lloro fue Agar. Deducimos que ambos lloraron pues la muerte se acercaba.
B. Preguntas:
1. Uno se pregunta varias cosas cuando lee esto: ¿Por qué esa manera tan cruel de despedir a esta mujer? ¿Por que no enviarla con mas comida y otros sirvientes? ¿Por qué enviarla a la muerte? ¿seria solo imprudencia? (Génesis 25:6). Son preguntas difíciles de responder.
C. Aplicaciones:
1. Tenemos aquí un cuadro de lo que hoy conoceríamos de violencia contra la mujer en todas sus formas: física, verbal, psicológica y sexual. Una mujer maltratada reiterada y violentamente debería denunciar y abandonar este hogar, pues su vida y la de sus hijos esta peligro.
Conclusiones:
La narrativa nos enseña que los hogares imperfectos enfrentan peleas, rencores y violencia, pero Dios ofrece guía y esperanza. La clave está en cultivar el perdón, evitar el egoísmo y actuar con amor y justicia. La familia debe reflejar valores divinos, promoviendo paz y reconciliación.
VERSIÓN LARGA
La historia de Agar en el desierto, narrada en Génesis 21:8-21, es un relato que nos invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la fragilidad de la condición humana. A través de este estudio, examinaremos el hogar de Abraham, un hombre considerado un siervo de Dios, pero cuya vida familiar estaba llena de problemas y tensiones. A menudo, asumimos que los siervos de Dios tienen hogares ideales, pero como veremos, la historia de Abraham y su familia es un claro recordatorio de la imperfección inherente en nuestras relaciones humanas.
En primer lugar, observamos que el hogar de Abraham estaba marcado por la rivalidad entre hermanos, un tema común en muchas familias. En los versículos 8 y 9, encontramos que Isaac fue destetado, un evento significativo en la cultura del Oriente antiguo. Este acontecimiento no solo marcaba la transición de un niño a un niño mayor, sino que también implicaba un reconocimiento social de su posición como primogénito. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Ismael, el hijo de Agar, ridiculizara a Isaac. Este acto, posiblemente instigado por su madre, refleja la competencia y los celos que pueden surgir entre hermanos. El apóstol Pablo menciona en Gálatas 4:29 que Ismael perseguía a Isaac, lo que indica que la rivalidad no solo era un acontecimiento aislado, sino un patrón de comportamiento.
Las peleas entre hermanos son, en muchas ocasiones, el resultado de la envidia, el egoísmo y la imprudencia. Las Escrituras nos recuerdan en Romanos 12:16-18 que debemos vivir en armonía unos con otros, evitando el orgullo y la división. Para los padres que se encuentran en situaciones similares, es importante recordar que, al castigar a los hijos, es recomendable hacerlo de manera equitativa, ya que muchas veces es difícil determinar quién tiene la culpa. Además, en lugar de actuar como mediadores, es preferible permitir que los propios hermanos resuelvan sus conflictos, fomentando así su capacidad para manejar las diferencias de manera saludable.
El segundo aspecto que debemos considerar es la reacción de Sara, quien, al ver la ridiculización de su hijo, se enoja y le pide a Abraham que despida a Agar e Ismael (versículo 10). La preocupación de Sara se basa en el temor de que Ismael herede junto a Isaac, ya que, según la ley de la época, el hijo de una concubina podía reclamar una parte de la herencia. Esta situación refleja un hogar en el que las relaciones eran tensas y donde los rencores y la falta de perdón habían persistido durante años. La historia de Agar y Sara es un recordatorio de la importancia del perdón en nuestras relaciones. Cuando la ira y el rencor dominan, el amor se ve comprometido, y las divisiones pueden crecer.
El egoísmo también juega un papel central en esta narrativa. Sara, en su deseo de proteger a su hijo, actúa de manera egoísta al solicitar la expulsión de Agar e Ismael. Este tipo de egoísmo se encuentra presente en muchas familias, donde los deseos individuales prevalecen sobre el bienestar colectivo. Las Escrituras nos enseñan en 1 Corintios 10:24 que no debemos buscar nuestro propio interés, sino el de los demás, un principio que podría haber cambiado drásticamente la dinámica entre Sara y Agar.
La ira impulsiva de Sara es otro factor que contribuye a la desintegración de la unidad familiar. La ira puede nublar nuestro juicio y llevarnos a tomar decisiones que carecen de compasión y sabiduría. Proverbios 12:16 nos recuerda que el hombre iracundo es necio, y en Proverbios 15:18 se nos advierte que el iracundo provoca contiendas. Un hogar donde la ira impera es un lugar de discordia y sufrimiento.
A medida que avanzamos en la narrativa, llegamos a un punto crítico en el que Agar es despedida junto con su hijo. En los versículos 14 a 16, encontramos una escena desgarradora en la que Abraham despide a Agar con un odre de agua y un poco de pan. Este gesto, que podría parecer insignificante, es en realidad un reflejo de la indiferencia y la falta de compasión que caracterizan las decisiones de Abraham en este momento. En una situación tan crítica, ¿por qué no proporcionarle más recursos? Esto plantea preguntas difíciles sobre el carácter de Abraham y su capacidad para actuar con justicia y amor.
Al leer este pasaje, uno se pregunta: ¿por qué esta manera tan cruel de despedir a Agar? ¿Por qué no enviarla con más comida y otros acompañantes? La respuesta a estas preguntas no se encuentra fácilmente en el texto, pero podemos deducir que Abraham actuó de manera imprudente. El hecho de que Agar, en un momento de desesperación, se aleje de su hijo para no verlo morir, refleja la gravedad de su situación. La muerte se acercaba, y el desierto se convertía en un lugar de sufrimiento y desesperanza.
La historia de Agar también nos presenta un cuadro de lo que hoy conocemos como violencia contra la mujer en diversas formas: física, verbal, psicológica y emocional. La violencia en el hogar es un tema serio que no debe ser ignorado. Agar, al ser despedida sin recursos, se encuentra en una situación vulnerable y peligrosa. Es esencial que las mujeres que enfrentan maltrato busquen ayuda y apoyen su bienestar y el de sus hijos. La vida de Agar nos enseña que nadie debería tolerar el abuso en ninguna forma, y que es fundamental buscar un entorno seguro y saludable.
En este contexto, es importante reconocer que, aunque la historia de Agar es trágica, también es una historia de esperanza y redención. A pesar de las circunstancias adversas, Dios escucha el llanto de Agar y de su hijo. En el versículo 17, se nos dice que Dios oyó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llama a Agar, recordándole que su hijo será una gran nación. Esta intervención divina es un testimonio del amor y la compasión de Dios, incluso en medio del sufrimiento y la desolación.
Dios no abandona a Agar ni a Ismael en su momento de necesidad. A pesar de que sus circunstancias son difíciles, Dios tiene un plan para ellos. Esta parte de la narrativa nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida, Dios está presente y nos escucha. No importa cuán desesperada sea nuestra situación, siempre hay esperanza en el amor y la provisión de Dios.
En conclusión, la historia de Agar en el desierto es un recordatorio poderoso de que los hogares imperfectos enfrentan peleas, rencores y violencia, pero también que Dios ofrece guía y esperanza. La narrativa nos desafía a cultivar el perdón, evitar el egoísmo y actuar con amor y justicia. Es fundamental que nuestras familias reflejen los valores divinos, promoviendo la paz y la reconciliación en lugar de la discordia y la división.
La vida de Agar y su experiencia en el desierto nos invitan a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares. ¿Estamos permitiendo que el rencor y la ira dominen nuestras interacciones? ¿Estamos siendo egoístas en nuestras decisiones y priorizando nuestros deseos sobre el bienestar de los demás? La historia nos enseña que el perdón y la compasión son esenciales para la salud de nuestras relaciones.
Además, la historia de Agar nos recuerda la importancia de buscar ayuda y apoyo en momentos de dificultad. Si bien Agar enfrentó una situación desesperada, su clamor fue escuchado por Dios. De la misma manera, debemos confiar en que Dios está presente en nuestras vidas y que está dispuesto a intervenir en nuestras circunstancias.
La narrativa de Génesis 21:8-21 nos ofrece lecciones valiosas sobre la familia, las relaciones y la fe. Nos desafía a ser más conscientes de nuestras acciones y actitudes, a buscar la reconciliación y a cultivar un hogar donde reine el amor y la paz. Al hacerlo, no solo honramos a Dios, sino que también creamos un ambiente donde todos pueden prosperar y crecer en un amor mutuo y en la gracia divina. Que la historia de Agar nos inspire a ser agentes de cambio en nuestras propias familias, promoviendo la paz y la compasión en un mundo que a menudo se siente lleno de conflicto y división.
VERSIÓN LARGALa historia de Agar en el desierto, narrada en Génesis 21:8-21, es un relato que nos invita a reflexionar sobre la complejidad de las relaciones familiares y la fragilidad de la condición humana. A través de este estudio, examinaremos el hogar de Abraham, un hombre considerado un siervo de Dios, pero cuya vida familiar estaba llena de problemas y tensiones. A menudo, asumimos que los siervos de Dios tienen hogares ideales, pero como veremos, la historia de Abraham y su familia es un claro recordatorio de la imperfección inherente en nuestras relaciones humanas.
En primer lugar, observamos que el hogar de Abraham estaba marcado por la rivalidad entre hermanos, un tema común en muchas familias. En los versículos 8 y 9, encontramos que Isaac fue destetado, un evento significativo en la cultura del Oriente antiguo. Este acontecimiento no solo marcaba la transición de un niño a un niño mayor, sino que también implicaba un reconocimiento social de su posición como primogénito. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Ismael, el hijo de Agar, ridiculizara a Isaac. Este acto, posiblemente instigado por su madre, refleja la competencia y los celos que pueden surgir entre hermanos. El apóstol Pablo menciona en Gálatas 4:29 que Ismael perseguía a Isaac, lo que indica que la rivalidad no solo era un acontecimiento aislado, sino un patrón de comportamiento.
Las peleas entre hermanos son, en muchas ocasiones, el resultado de la envidia, el egoísmo y la imprudencia. Las Escrituras nos recuerdan en Romanos 12:16-18 que debemos vivir en armonía unos con otros, evitando el orgullo y la división. Para los padres que se encuentran en situaciones similares, es importante recordar que, al castigar a los hijos, es recomendable hacerlo de manera equitativa, ya que muchas veces es difícil determinar quién tiene la culpa. Además, en lugar de actuar como mediadores, es preferible permitir que los propios hermanos resuelvan sus conflictos, fomentando así su capacidad para manejar las diferencias de manera saludable.
El segundo aspecto que debemos considerar es la reacción de Sara, quien, al ver la ridiculización de su hijo, se enoja y le pide a Abraham que despida a Agar e Ismael (versículo 10). La preocupación de Sara se basa en el temor de que Ismael herede junto a Isaac, ya que, según la ley de la época, el hijo de una concubina podía reclamar una parte de la herencia. Esta situación refleja un hogar en el que las relaciones eran tensas y donde los rencores y la falta de perdón habían persistido durante años. La historia de Agar y Sara es un recordatorio de la importancia del perdón en nuestras relaciones. Cuando la ira y el rencor dominan, el amor se ve comprometido, y las divisiones pueden crecer.
El egoísmo también juega un papel central en esta narrativa. Sara, en su deseo de proteger a su hijo, actúa de manera egoísta al solicitar la expulsión de Agar e Ismael. Este tipo de egoísmo se encuentra presente en muchas familias, donde los deseos individuales prevalecen sobre el bienestar colectivo. Las Escrituras nos enseñan en 1 Corintios 10:24 que no debemos buscar nuestro propio interés, sino el de los demás, un principio que podría haber cambiado drásticamente la dinámica entre Sara y Agar.
La ira impulsiva de Sara es otro factor que contribuye a la desintegración de la unidad familiar. La ira puede nublar nuestro juicio y llevarnos a tomar decisiones que carecen de compasión y sabiduría. Proverbios 12:16 nos recuerda que el hombre iracundo es necio, y en Proverbios 15:18 se nos advierte que el iracundo provoca contiendas. Un hogar donde la ira impera es un lugar de discordia y sufrimiento.
A medida que avanzamos en la narrativa, llegamos a un punto crítico en el que Agar es despedida junto con su hijo. En los versículos 14 a 16, encontramos una escena desgarradora en la que Abraham despide a Agar con un odre de agua y un poco de pan. Este gesto, que podría parecer insignificante, es en realidad un reflejo de la indiferencia y la falta de compasión que caracterizan las decisiones de Abraham en este momento. En una situación tan crítica, ¿por qué no proporcionarle más recursos? Esto plantea preguntas difíciles sobre el carácter de Abraham y su capacidad para actuar con justicia y amor.
Al leer este pasaje, uno se pregunta: ¿por qué esta manera tan cruel de despedir a Agar? ¿Por qué no enviarla con más comida y otros acompañantes? La respuesta a estas preguntas no se encuentra fácilmente en el texto, pero podemos deducir que Abraham actuó de manera imprudente. El hecho de que Agar, en un momento de desesperación, se aleje de su hijo para no verlo morir, refleja la gravedad de su situación. La muerte se acercaba, y el desierto se convertía en un lugar de sufrimiento y desesperanza.
La historia de Agar también nos presenta un cuadro de lo que hoy conocemos como violencia contra la mujer en diversas formas: física, verbal, psicológica y emocional. La violencia en el hogar es un tema serio que no debe ser ignorado. Agar, al ser despedida sin recursos, se encuentra en una situación vulnerable y peligrosa. Es esencial que las mujeres que enfrentan maltrato busquen ayuda y apoyen su bienestar y el de sus hijos. La vida de Agar nos enseña que nadie debería tolerar el abuso en ninguna forma, y que es fundamental buscar un entorno seguro y saludable.
En este contexto, es importante reconocer que, aunque la historia de Agar es trágica, también es una historia de esperanza y redención. A pesar de las circunstancias adversas, Dios escucha el llanto de Agar y de su hijo. En el versículo 17, se nos dice que Dios oyó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llama a Agar, recordándole que su hijo será una gran nación. Esta intervención divina es un testimonio del amor y la compasión de Dios, incluso en medio del sufrimiento y la desolación.
Dios no abandona a Agar ni a Ismael en su momento de necesidad. A pesar de que sus circunstancias son difíciles, Dios tiene un plan para ellos. Esta parte de la narrativa nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros de nuestra vida, Dios está presente y nos escucha. No importa cuán desesperada sea nuestra situación, siempre hay esperanza en el amor y la provisión de Dios.
En conclusión, la historia de Agar en el desierto es un recordatorio poderoso de que los hogares imperfectos enfrentan peleas, rencores y violencia, pero también que Dios ofrece guía y esperanza. La narrativa nos desafía a cultivar el perdón, evitar el egoísmo y actuar con amor y justicia. Es fundamental que nuestras familias reflejen los valores divinos, promoviendo la paz y la reconciliación en lugar de la discordia y la división.
La vida de Agar y su experiencia en el desierto nos invitan a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares. ¿Estamos permitiendo que el rencor y la ira dominen nuestras interacciones? ¿Estamos siendo egoístas en nuestras decisiones y priorizando nuestros deseos sobre el bienestar de los demás? La historia nos enseña que el perdón y la compasión son esenciales para la salud de nuestras relaciones.
Además, la historia de Agar nos recuerda la importancia de buscar ayuda y apoyo en momentos de dificultad. Si bien Agar enfrentó una situación desesperada, su clamor fue escuchado por Dios. De la misma manera, debemos confiar en que Dios está presente en nuestras vidas y que está dispuesto a intervenir en nuestras circunstancias.
La narrativa de Génesis 21:8-21 nos ofrece lecciones valiosas sobre la familia, las relaciones y la fe. Nos desafía a ser más conscientes de nuestras acciones y actitudes, a buscar la reconciliación y a cultivar un hogar donde reine el amor y la paz. Al hacerlo, no solo honramos a Dios, sino que también creamos un ambiente donde todos pueden prosperar y crecer en un amor mutuo y en la gracia divina. Que la historia de Agar nos inspire a ser agentes de cambio en nuestras propias familias, promoviendo la paz y la compasión en un mundo que a menudo se siente lleno de conflicto y división.
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