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✝️BOSQUEJO - ✝️SERMÓN - ✝️PREDICA: ✝️ABRAHAM HABLA CON LOS ANGELES✝️

✝️Tema: Génesis. ✝️Titulo: Abraham habla con los angeles ✝️Texto: Genesis 18: 16 - 21


Introducción:

A. El principal motivo por el cual estudiamos las Escrituras es por que en ellas conocemos a Dios. El texto que vamos a leer nos va a ayudar a conocer a Dios pues nos muestra varios aspectos del Señor esenciales para nosotros.

B. Ellos son:

I  EL CONOCIMIENTO DE DIOS (20)


A. El relato nos habla de Dios que ha oído sobre el pecado de Sodoma y Gomorra. Pero que sin embargo baja a la tierra para cerciorase de que esto sea así.

B. Entonces surge la pregunta: ¿que necesidad de hacer eso, Él es omnisciente? La respuesta a esta pregunta la daremos mas adelante en el mensaje.

C. En realidad Sodoma y Gomorra eran dos ciudades muy pecadoras. Sus pecados consistían en: homosexualidad (Judas 1: 7); injusticia social (Isaias 1: 9 - 10, 17); adulterio, mentira, incitación al mal (Jer 23:14); orgullo, vida fácil y despreocupación por los pobres (Ez 16:49). Esto lo sabemos por que lo que aquí se hace es un paralelo entre el pecado de Israel/Juda y Sodoma/Gomorra.

D. Tal parece que el clamor de las victimas de estos pecados había llegado hasta Dios.

E. Como vimos la semana pasada Dios es omnisciente y en este  caso podemos decir que el conoce nuestro pecado esto debería producir en nosotros un deseo de cuidar nuestros pasos (cámaras de vigilancia) pues sabemos que nos vigila.


II  LA JUSTICIA DE DIOS (22 - 25)


A. En lo que Abraham conoce de Dios el sabe acertadamente que Él es el juez de toda la tierra y que el es justo y que por ello Dios no podría destruir a los malos y a los buenos juntamente. DIOS ES JUSTO. (Sal_145:17; 2Cr_12:6; Jer_12:1).

B. Por su justicia Dios debe castigar a los pecadores y premiar a los buenos. Su justicia lo hace incompatible con el pecado por lo cual el debe hacer juicio sobre este. El pecado provoca la ira de Dios pero hay que hacer una distinción aquí:

1. El inconverso esta expuesto a la ira de Dios en esta vida y en la próxima. Muchas de las cosas que les pasan (NO TODAS) son el resultado de la ira de Dios sobre él. En la vida futura la ira de Dios se revelara en su condenación eterna.

2. Unas de las bendiciones de ser cristiano es que ya no tememos la ira de Dios, pues ya no somos objeto de ella, esto se debe a que hemos aceptado el sacrificio de Cristo el cual satisfizo y aplaco la ira de Dios contra nosotros. (Rom 5:1; rom 8:1). La disciplina de Dios no es la ira de Dios sobre nosotros sino mas bien su corrección amorosa y pedagógica.

C. Esto debería hacernos agradecer a Dios por el sacrificio de su hijo y darnos una conciencia de consagración al conocer su misericordia.


III  LA MISERICORDIA DE DIOS (21)


A. En este texto se ve la misericordia de Dios. La misericordia de Dios es su inclinación para aliviar la miseria de sus criaturas caídas, tiene que ver con la compasión, la ternura, el amor de Dios. (1 rey 3:6; Salmo 119:156; Sal 103:17).

B. Nos preguntamos al comienzo de por que Dios siendo omnisciente desciende para conocer el verdadero estado de Sodoma y Gomorra. La respuesta a esta pregunta es que esta fue la manera que Dios escogió para enseñarle a Abraham que El es misericordioso, que a EL le importa, que El no quiere la muerte del impío. Entonces no es por que no supiera el verdadero estado de las cosas sino mas bien por que quería darle una lección a Abraham.

Conclusiones:

El pasaje nos enseña que Dios es omnisciente, justo y misericordioso. Su deseo de dialogar con Abraham muestra su disposición a instruir y revelar su naturaleza. La justicia divina asegura que los pecadores enfrentarán las consecuencias de sus actos, mientras que la misericordia ofrece esperanza de redención. Esto debe motivarnos a vivir con integridad y gratitud por la gracia que hemos recibido a través de Cristo, quien ha aplacado la ira de Dios sobre nosotros. La interacción entre Dios y Abraham subraya la importancia de la oración, la intercesión y la relación personal con el Creador, recordándonos que somos parte de un plan divino más grande.

VERSIÓN LARGA
Abraham habla con los ángeles

Introducción

El estudio de las Escrituras nos brinda la oportunidad de conocer a Dios de manera más profunda. A través de los relatos bíblicos, podemos entender sus atributos, su carácter y su propósito en la creación. En el pasaje de Génesis 18:16-21, encontramos una interacción significativa entre Abraham y Dios, que nos revela importantes aspectos de la naturaleza divina. En este artículo, analizaremos cómo este relato nos ayuda a comprender el conocimiento, la justicia y la misericordia de Dios.

I. El conocimiento de Dios (Génesis 18:20)

En el relato, se nos presenta a un Dios que ha oído acerca del pecado de Sodoma y Gomorra. La narrativa nos muestra que, a pesar de su omnisciencia, Dios decide descender a la tierra para verificar la situación. Este acto plantea una pregunta fundamental: ¿por qué Dios, que todo lo sabe, siente la necesidad de investigar personalmente? La respuesta a esta pregunta es esencial para entender el carácter de Dios.

Es cierto que Sodoma y Gomorra eran ciudades sumamente pecadoras. Su pecado abarcaba diversas transgresiones, tales como la homosexualidad, la injusticia social, el adulterio, la mentira y el desprecio por los más necesitados. Estos pecados son mencionados en varios pasajes de la Biblia, que contrastan la conducta de Israel con la de estas dos ciudades. La Escritura nos dice que el clamor de las víctimas de estos pecados había llegado hasta Dios, lo que subraya la gravedad de la situación.

La decisión de Dios de descender a la tierra para investigar no implica que carezca de conocimiento. Más bien, este acto refleja su deseo de involucrarse con la humanidad y de mostrar su justicia. A menudo, podemos caer en la tentación de pensar que nuestras acciones son invisibles ante los ojos de Dios. Sin embargo, este relato nos recuerda que Dios está plenamente consciente de nuestro pecado y que su conocimiento debe motivarnos a vivir de manera recta.

La omnisciencia de Dios no debe ser motivo de temor, sino de responsabilidad. Saber que Dios nos observa y conoce nuestras acciones debería inspirarnos a cuidar nuestros pasos y a vivir con integridad. La conciencia de que estamos bajo la mirada de Dios actúa como una especie de "cámara de vigilancia" espiritual que nos anima a ser responsables en nuestras decisiones y comportamientos.

II. La justicia de Dios (Génesis 18:22-25)

La interacción entre Abraham y Dios también pone de relieve otro atributo divino: su justicia. A medida que Abraham se entera de los planes de Dios para destruir Sodoma y Gomorra, se presenta ante Él con una profunda preocupación. Abraham sabe que Dios es el juez de toda la tierra y que su justicia es inquebrantable. Esta verdad le lleva a interceder por las ciudades, planteando la pregunta: ¿destruirás al justo junto con el malo?

Abraham reconoce que Dios es justo y que no puede castigar a los inocentes junto con los culpables. Esta comprensión de la justicia divina es fundamental. La justicia de Dios implica que debe haber consecuencias para el pecado, y que aquellos que han elegido vivir en iniquidad enfrentarán su ira. Sin embargo, también se nos recuerda que, por su naturaleza, Dios es justo en todas sus decisiones.

Es importante distinguir entre la ira de Dios y la disciplina. Los inconversos están expuestos a la ira de Dios, tanto en esta vida como en la venidera. Las dificultades que enfrentan a menudo son el resultado de su propia elección de vivir fuera de la voluntad de Dios. La ira de Dios se manifestará en su condenación eterna, lo que debe ser un recordatorio serio sobre la gravedad del pecado.

Por otro lado, aquellos que han aceptado a Cristo ya no son objeto de la ira de Dios. Al aceptar el sacrificio de Jesús, hemos sido liberados de la condenación. Esto nos permite vivir sin temor, sabiendo que la disciplina que experimentamos en nuestras vidas es su corrección amorosa y pedagógica. La comprensión de la justicia de Dios debe llevarnos a una profunda gratitud por el sacrificio de Cristo, que ha satisfecho la necesidad de justicia y ha aplacado la ira de Dios sobre nosotros.

La justicia divina también nos llama a vivir de manera que honre a Dios. Si realmente entendemos que Dios es justo, deberíamos aspirar a la justicia en nuestras propias vidas, buscando siempre hacer lo correcto y defender a los oprimidos. La intercesión de Abraham nos muestra que la justicia de Dios no está reñida con la misericordia; más bien, ambas características coexisten en su naturaleza.

III. La misericordia de Dios (Génesis 18:21)

El relato también destaca la misericordia de Dios. La misericordia se refiere a la inclinación de Dios para aliviar la miseria de sus criaturas caídas. Esta compasión y ternura se manifiestan en su deseo de no querer la muerte del impío, sino que todos vengan al arrepentimiento. La pregunta que nos hacemos al ver a Dios descender a investigar es: ¿por qué lo hace si ya conoce la verdadera situación de Sodoma y Gomorra?

La respuesta es que Dios no solo desea impartir juicio, sino también enseñar a Abraham una lección sobre su misericordia. A través de esta interacción, Dios desea mostrarle a Abraham que le importa el bienestar de la humanidad y que su deseo es que todos se aparten del mal. Esta revelación es crucial para entender la naturaleza de Dios: aunque es justo, también es misericordioso.

La misericordia de Dios no significa que ignore el pecado, sino que busca la redención. La Escritura nos enseña que Dios se inclina hacia aquellos que están en apuros, y su compasión se extiende a todos los que claman a Él. A lo largo de la historia bíblica, podemos ver cómo Dios ha intervenido en favor de su pueblo, mostrando misericordia incluso en medio del juicio.

El deseo de Dios de dialogar con Abraham es un testimonio de su amor y su deseo de establecer una relación personal con la humanidad. A través de esta interacción, Dios no solo revela su carácter, sino que también invita a Abraham a ser parte de su plan redentor. La misericordia de Dios es un recordatorio de que, aunque merezcamos juicio, siempre hay una oportunidad para el arrepentimiento y la restauración.

Conclusiones

El pasaje de Génesis 18:16-21 nos enseña que Dios es omnisciente, justo y misericordioso. Su deseo de dialogar con Abraham refleja su disposición a instruir y revelar su naturaleza. La justicia divina asegura que los pecadores enfrentarán las consecuencias de sus actos, mientras que la misericordia ofrece esperanza de redención.

Como creyentes, esta comprensión de la naturaleza de Dios debe motivarnos a vivir con integridad y gratitud. Debemos ser conscientes de que hemos sido liberados de la ira de Dios a través de Cristo, y que esta gracia no debe ser tomada a la ligera. En lugar de aprovecharla, debemos buscar vivir de manera que honre a Dios y refleje su carácter en nuestras vidas.

La interacción entre Dios y Abraham también subraya la importancia de la oración y la intercesión. Abraham se presenta ante Dios con una actitud de humildad y preocupación, lo que nos enseña que nuestras oraciones pueden tener un impacto en el mundo que nos rodea. La oración no solo es un medio para expresar nuestras necesidades, sino también una manera de alinearnos con el corazón de Dios y participar en su plan redentor.

Finalmente, la historia de Abraham y su encuentro con Dios nos recuerda que somos parte de un plan divino más grande. A medida que buscamos conocer a Dios a través de su Palabra, podemos descubrir su carácter y su propósito para nuestras vidas. La omnisciencia, justicia y misericordia de Dios nos invitan a acercarnos a Él con confianza, sabiendo que, aunque somos pecadores, siempre hay un camino hacia la redención.

En resumen, el relato de Abraham y los ángeles nos ofrece una profunda enseñanza sobre la naturaleza de Dios. Nos motiva a vivir con integridad, a interceder por los demás y a reconocer la inmensa gracia que hemos recibido. Al final, Dios desea que tengamos una relación íntima con Él, que nos lleve a vivir de acuerdo con su voluntad y a ser testigos de su amor y misericordia en el mundo.

Este artículo busca no solo exponer el contenido de Génesis 18:16-21, sino también invitar a una reflexión más profunda sobre nuestra relación con Dios y cómo podemos vivir a la luz de su carácter. Que este conocimiento nos lleve a una vida transformada, donde la justicia y la misericordia de Dios sean evidentes en nuestras acciones y actitudes hacia los demás.

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