BOSQUEJO
☔Tema: Génesis. ☔Título: El diluvio universal. ☔Texto: Gen 8:20 – 9:17. ☔Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Hoy abordamos lo que ocurrió después del diluvio, en Génesis 8:20-9:17. Nos centraremos en la adoración de Noé, su pecado, las promesas de Dios y las bendiciones y advertencias que nos dejan.
I. NOÉ ADORA.
A. Dios le dice a Noé que salga del arca junto con los animales y su
familia, después de ello y al saberse Noé objeto de una gracia tan grande su
primer impulso es construir un altar (era hecho de tierra o de piedra no
labrada servía para ofrecer al Señor sacrificios), y ofrecer en el un
holocausto (Sacrificio de animales donde todo este es consumido sin dejar nada
para simbolizar la total consagración) al Señor.
B. Hoy ya no construimos altares, ni tampoco ofrecemos al Señor sacrificios,
pero si podemos hacer algo mucho mejor que esto:
1. Acción de gracias:
2. Consagración:
Esto es grato aroma la Señor.
II. NOÉ PECA (Gen 9: 20 – 21).
A. Es importante notar como el texto comienza con este acto tan
espiritual y termina con un acto reprochable, Noé se emborracho y luego su hijo
ve su desnudez. Esto nos enseña varias cosas:
1. El mejor de los hombres es solo un hombre: cuanto se ha elogiado a
Noé en los últimos capítulos y sin embrago él era solo un pecador.
2. No hay nadie inmune a la tentación o al pecado. No solo los
neófitos pecan. ¿Cuántos años llevaba Noé caminando con Dios cuando cayó en
pecado?
Muchísimos, esto debería advertir a aquellos que llevan muchos años caminando con Dios y que por ello se sienten más fuertes.
3. Ver el juicio de Dios no nos previene de pecar. Noé acaba de ver lo
que Dios les hizo a los hombres por el pecado y sin embrago, el que se había
mantenido sobrio durante tantos años peca y se embriaga.
Cuantas veces hemos visto la ira de Dios sobre alguien y sin embargo hemos decidido seguir pecando.
4. Pequeños errores tiene grandes consecuencias.
III. NOE SACRIFICA.
A. Al Señor le agrada este sacrificio y entonces hace algunas
promesas:
1. No maldecir la tierra de nuevo (21)
2. No volver a destruir completamente a los seres vivos (21) ¿no dice
2 Pedro 3:6- 7 que esta volverá a ser destruida, pero por fuego? Es verdad, sin
embargo, la promesa de Dios es no volver a destruirla, pero con agua (9: 11,
15) Todo esto a pesar de que el hombre seguiría siendo malo
B. Como señal y prueba de esto se da:
1. La permanencia de las estaciones, del día y la noche, de la
agricultura. (8:22)
2. El arco iris (9:13 – 16)
Ambos fenómenos están allí para recordarnos la paciencia de Dios y su
fidelidad en cumplir lo que promete.
IV. NOE ES BENDECIDO.
A. De cierto modo esta es una nueva creación y de esta manera se
reiteran varias de las bendiciones del comienzo combinándolas con algunas
advertencias.
1. El sexo: (9:1,7 comp. 1:28a) – (Heb 13:4)
2. El dominio: (9:2 comp. 1:28 b) ahora basado en el miedo pues serian
cazados.
3. La comida: (9:3 comp 1: 29 – 30) ya no sería más vegetariano, lo
único que no debería comer era carne con sangre. ¿Hoy día se puede comer
sangre?
a. (Hch 15,29), tenían en mente evitar el escándalo entre los
creyentes y favorecer la convivencia pacífica en las comunidades, que estaban
compuestas de judíos y paganos convertidos al cristianismo. Todo esto es un
indicio de que en el NT se da un cambio de mentalidad respecto a la sangre.
b. (Col 2: 16 y Rom 14:17) tal parece que no hay problema con esto.
c. Sin embrago, también hay razones por las que no debe comer
sangre:
- Para no ser piedra
de tropiezo (Rom 14: 14 – 15).
- Por Higiene.
4. No matar: La razón de esto es que el hombre fue hecho a la imagen
de Dios.
Conclusiones:
La historia de Noé nos enseña que todos somos susceptibles al error, pero la fidelidad de Dios prevalece. Sus promesas y bendiciones nos llaman a confiar y obedecer, recordándonos su paciencia infinita.
VERSIÓN LARGA
Hoy abordamos lo que ocurrió después del diluvio, en Génesis 8:20-9:17. Este pasaje nos ofrece una visión profunda sobre la vida de Noé tras el diluvio y nos centraremos en su adoración, su pecado, las promesas de Dios, así como las bendiciones y advertencias que nos deja esta historia. La narrativa de Noé es rica en significados y lecciones que nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y nuestra propia humanidad.
En primer lugar, consideremos la adoración de Noé. Después de salir del arca, Dios le ordena a Noé que salga con su familia y los animales. Este acto de obediencia no solo marca el final de un período de aislamiento y juicio, sino que también representa un nuevo comienzo. Al experimentar la gracia inmensa de haber sobrevivido al juicio de Dios, el primer impulso de Noé es construir un altar para ofrecer sacrificios a Dios. Este altar, que era hecho de tierra o de piedra no labrada, servía para presentar holocaustos, es decir, sacrificios en los que el animal es completamente consumido, simbolizando una total consagración a Dios. Este acto de adoración es significativo porque muestra la gratitud de Noé y su reconocimiento de que su vida y la de su familia fueron preservadas por la misericordia divina.
La construcción de un altar por parte de Noé no es un mero acto ritual; es una expresión de su deseo de relacionarse con Dios de una manera íntima y agradecida. El sacrificio que ofrece es una señal de su devoción y un reconocimiento de que todo lo que tiene proviene de la gracia de Dios. Este acto de adoración también establece un modelo para nosotros hoy en día. Aunque hoy en día no construimos altares ni ofrecemos sacrificios de la misma manera, podemos ofrecer a Dios algo aún más valioso: nuestra acción de gracias y nuestra consagración. La acción de gracias es un acto de adoración que reconoce las bendiciones de Dios en nuestra vida, mientras que la consagración implica dedicar nuestras vidas a Su servicio. Estas acciones son un aroma grato para el Señor y son fundamentales en nuestra relación con Él. Al igual que Noé, debemos ser conscientes de la gracia que hemos recibido y responder con adoración genuina y agradecida.
No obstante, la historia de Noé no se detiene en su adoración. El relato también nos muestra que Noé, a pesar de ser un hombre justo y elogiado por su fidelidad a Dios, también cometió errores. En Génesis 9:20-21, leemos cómo, tras haber ofrecido sacrificios a Dios, Noé se embriaga y su hijo ve su desnudez. Este contraste entre su acto de adoración y su caída en pecado nos enseña varias lecciones importantes.
Primeramente, debemos recordar que el mejor de los hombres es solo un hombre. A pesar de las alabanzas que se le han dado a Noé en los capítulos anteriores, él también era un pecador. Esto nos recuerda que todos, sin excepción, somos susceptibles al pecado, independientemente de nuestra experiencia o de nuestra relación con Dios. No hay nadie inmune a la tentación, y los que han caminado con Dios durante años pueden ser igualmente vulnerables. Noé había vivido una vida de fidelidad, pero aún así cayó en pecado, lo que debe servir como advertencia para todos nosotros.
En segundo lugar, el ver el juicio de Dios no nos previene de pecar. Noé había sido testigo de la ira de Dios y de la destrucción que el diluvio trajo sobre la humanidad. A pesar de esto, aún se dejó llevar por la tentación. Esto es un recordatorio de que, aunque podemos haber visto el juicio divino en la vida de otros, no debemos confiar en que eso nos hará inmunes a nuestro propio pecado. La experiencia de Noé es un llamado a estar siempre en guardia y a mantener una actitud de humildad y dependencia de Dios.
Otra lección que podemos extraer de esta parte de la historia es que pequeños errores pueden tener grandes consecuencias. La embriaguez de Noé llevó a la exposición de su desnudez y a un conflicto familiar que tendría repercusiones a largo plazo. Esto nos recuerda que nuestras acciones, por pequeñas que sean, pueden tener efectos profundos en nosotros y en quienes nos rodean. Debemos ser cuidadosos y conscientes de nuestras decisiones diarias y de cómo estas pueden impactar nuestras vidas y las de los demás.
Después de este episodio de pecado, Noé también sacrifica a Dios en agradecimiento. Este sacrificio tiene un significado profundo, ya que simboliza la disposición de Noé de dedicar su vida y su familia a Dios después de haber sido salvados. La respuesta de Dios ante el sacrificio de Noé es notable, ya que promete no maldecir la tierra nuevamente ni destruir completamente a los seres vivos. En Génesis 8:21, Dios se compromete a no volver a destruir la creación por medio de agua, aunque reconoce que la maldad del hombre persistirá. Este pacto es una expresión de la paciencia y la misericordia de Dios, quien a pesar de la naturaleza pecaminosa de la humanidad, decide actuar con gracia.
Dios establece señales para recordar Su promesa. La permanencia de las estaciones y el ciclo del día y la noche son recordatorios de Su fidelidad. Además, el arco iris se convierte en un símbolo visible de este pacto. En Génesis 9:13-16, Dios dice que el arco iris será la señal de la promesa de que nunca más inundará la tierra. Este fenómeno natural no solo es un recordatorio de la misericordia de Dios, sino que también debe servir como un llamado a la esperanza y la confianza en Su fidelidad. Cada vez que vemos un arco iris, deberíamos recordar que Dios es fiel a Sus promesas y que Su gracia nos rodea.
A continuación, encontramos que Noé es bendecido, y esta bendición marca un nuevo comienzo para la humanidad. En Génesis 9:1-3, Dios reitera algunas de las bendiciones que había dado en la creación, pero también introduce advertencias. Dios les dice a Noé y a sus hijos que sean fructíferos y se multipliquen, similar a las instrucciones dadas en el jardín del Edén. Sin embargo, también se nos advierte sobre la importancia del respeto por la vida y la creación.
Una de las advertencias es sobre la comida. A partir de este momento, a la humanidad se le permite comer carne, pero con una condición: no se debe consumir sangre. Esta instrucción tiene un trasfondo teológico y práctico. En Hechos 15:29, se menciona que los cristianos deben abstenerse de la sangre, no solo por razones de salud, sino también para evitar escándalos dentro de la comunidad de fe. La sangre es vista como el símbolo de la vida, y consumirla puede ser un acto que deshonra a Dios.
Otro aspecto importante de las bendiciones y advertencias de Dios es el respeto por la vida humana. En Génesis 9:6, se nos recuerda que el hombre fue hecho a la imagen de Dios, y por ello, la vida humana es sagrada. Esta declaración establece un principio fundamental sobre la dignidad de la vida y la gravedad de quitarla. La advertencia de no matar está ligada a la creación del ser humano y a su relación con el Creador. Este respeto por la vida es un principio que debe guiar nuestras acciones y decisiones en la sociedad actual.
La historia de Noé es también un recordatorio de la importancia de la familia en los planes de Dios. Después del diluvio, Dios bendice a Noé y a sus hijos, reafirmando la idea de que la familia es una unidad central en el propósito divino. La responsabilidad de Noé como patriarca es crucial; él no solo debe cuidar de su familia, sino también enseñarles los caminos del Señor y guiarlos en la adoración. Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la educación espiritual en nuestros hogares. La fe no es solo una experiencia individual, sino que debe ser compartida y transmitida de generación en generación.
A medida que el relato continúa, también se nos recuerda que, a pesar de las promesas de Dios, la humanidad aún tiene la capacidad de elegir. La historia de Noé no es solo un relato de salvación, sino también un recordatorio de la libre voluntad que Dios ha dado a la humanidad. Aunque Dios ha prometido ser paciente y no destruir la tierra de nuevo con agua, eso no significa que el pecado no tenga consecuencias. La historia de Noé nos advierte sobre la naturaleza del pecado y su impacto en nuestras vidas, así como en la creación misma.
La relación entre Dios y la humanidad es compleja; está marcada por la gracia, la justicia y la santidad. La historia de Noé nos muestra que, a pesar de nuestras fallas, Dios está dispuesto a trabajar con nosotros y a establecer un nuevo pacto. La fidelidad de Dios hacia su creación es un tema recurrente en la Biblia, y el relato de Noé es una de las primeras ilustraciones de esta fidelidad. A lo largo de la historia bíblica, vemos cómo Dios continúa buscando una relación con la humanidad, ofreciendo oportunidades de redención y restauración.
El arco iris, como símbolo del pacto de Dios con Noé y con toda la creación, es un recordatorio tangible de Su promesa. Cada vez que vemos un arco iris en el cielo, estamos llamados a recordar no solo la promesa de Dios de no destruir la tierra nuevamente, sino también su amor inquebrantable y su deseo de reconciliación con Su creación. Este símbolo es un reflejo de la esperanza que Dios ofrece a todos, una esperanza que trasciende incluso los momentos más oscuros de nuestra historia.
En conclusión, la historia de Noé nos enseña que todos somos susceptibles al error, pero la fidelidad de Dios prevalece. A lo largo de esta narrativa, vemos la gracia de Dios que se manifiesta a través de Su promesa de no destruir la tierra nuevamente. Las enseñanzas de Noé, desde su adoración a Dios hasta sus pecados, nos recuerdan que, aunque podamos fallar, siempre podemos volver a Dios y buscar Su perdón.
Las promesas y bendiciones de Dios nos llaman a confiar y obedecer. A lo largo de nuestra vida, es fundamental recordar que, a pesar de nuestras imperfecciones, Dios permanece fiel a Sus promesas. La paciencia infinita de Dios hacia la humanidad es un recordatorio de que siempre podemos regresar a Él, independientemente de nuestras caídas. La historia de Noé es un testimonio de la gracia y la misericordia de Dios, y nos desafía a vivir en respuesta a Su fidelidad, buscando siempre agradarlo en nuestras acciones y decisiones diarias.
Al igual que Noé, estamos llamados a ser adoradores y a vivir en comunión con nuestro Creador, confiando en Su guía y Su amor en cada paso de nuestro camino. La vida de Noé, con sus altibajos, es un reflejo de nuestra propia experiencia en la fe. Nos muestra que la adoración y el pecado pueden coexistir en nuestra vida, pero también nos invita a reconocer que, a pesar de nuestras imperfecciones, siempre hay una oportunidad para la redención y el renuevo. En cada desafío, en cada momento de duda, recordemos que Dios es fiel y que Su promesa de amor y gracia siempre está presente.
La historia de Noé, con su rica simbología y lecciones valiosas, nos invita a vivir con integridad, gratitud y confianza en el Dios que hace pacto con Su creación. Nos llama a ser conscientes de nuestras acciones, a vivir en santidad y a recordar que cada día es una oportunidad para glorificar a Dios en nuestras vidas. En un mundo lleno de incertidumbres y desafíos, la fe en las promesas de Dios y el compromiso de vivir en Su luz son fundamentales para nuestra existencia y nuestra misión en esta tierra.
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