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BOSQUEJO
Tema: 1 Reyes. Titulo: Salomón construye el templo: 3 claves BÍBLICAS para edificar el reino de Dios Texto: 1 Reyes: 7: 1 - 14. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruíz.
Introducción:
A. En el texto de hoy veremos lo que fue la construcción del palacio de Salomón y el mobiliario del templo.
B. De el tomaremo ideas acerca de como se debe construir el reino de Dios:
(Dos minutos de lectura)
I. CON PRIORIDAD (ver. 1).
A. Salomón construye un palacio el cual consta de:
1. La casa del bosque del Libano (ver. 1)
2. Un portico de columnas (ver. 6)
3. El portico del Juicio (ver. 7).
4. La residencia real (ver. 8).
5. La residencia de su esposa (ver. 8).
Sin embargo, todo esto se edifico DESPUÉS de haber construido el templo para Dios. Esto nos muestra la prioridad que Salomón dio a las cosas de Dios.
B. El reino de Dios se construye con personas que le dan prioridad en su vida.
II. CON JUSTICIA (ver. 7).
A. El portico del Juicio era uno de los lugares del palacio de Salomón, este era el lugar donde el se sentaba a dictar justicia, la palabra hebrea que aquí se traduce justicia tiene que ver con ser intermediario en una problema, sentenciar y poner orden. Este lugar de su palacio es muy importante y nos indica que la nación de Israel no seria fortalecida sin justicia.
B. De la misma manera una iglesia, la cual es una de las mas comunes y mejore expresiones del reino de Dios debe sustentarse bajo la premisa de la justicia, en la iglesia han sido establecidas personas en autoridad encargadas de dictar justicia. Los miembros de una iglesia deben someterse amable y humildemente a tal autoridad pues de esta manera se construyen iglesias fuertes.
III. CON DONES ESPIRITUALES (ver. 14).
A. Hiram fue el artista artífice del mobiliario del templo, los muebles del mismo todo aquello que estaría dentro del lugar santo y la decoración del templo. Un resumen de lo que hizo lo encontramos en los versículos 40 - 45. Este fue un hombre que puso sus dones al servicio del reino de Dios.
B. La obra de Dios se construye cuando todo creyente dotado por Dios con dones, talentos y habilidades se pone al servicio del ministerio. Cuando esto no ocurre la iglesia de Jesús sufre.
Conclusiones:
A. Para un crecimiento genuino del reino de Dios, cada creyente debe poner a Dios en primer lugar, actuar con justicia, y utilizar sus dones y talentos en servicio. La construcción espiritual requiere prioridad, justicia y dones, formando una comunidad sólida y armoniosa. La participación activa y comprometida de cada uno es clave para expandir el reino en la tierra.
VERSIÓN LARGA
En el relato de 1 Reyes 7:1-14, se describe la magnífica construcción del palacio de Salomón y el mobiliario del templo que él mismo había edificado. Este pasaje no solo es un registro histórico de la grandeza de Salomón, sino que también nos ofrece principios valiosos sobre cómo debemos construir el reino de Dios en la tierra. A través del análisis de este texto, podemos extraer lecciones sobre la importancia de dar prioridad a Dios, actuar con justicia y utilizar los dones espirituales que cada uno de nosotros posee.
Al inicio del relato, se menciona que Salomón dedicó siete años a la construcción del templo, y solo después de completar esta obra sagrada se ocupó de edificar su palacio. Este hecho es significativo, ya que demuestra la prioridad que Salomón otorgó a las cosas de Dios. En el verso 1 se establece que, aunque Salomón construyó un gran palacio que incluía la casa del bosque del Líbano, el pórtico de columnas y otros espacios, todo esto se hizo posteriormente a la edificación del templo. La actitud de Salomón nos enseña que el reino de Dios debe ser construido con personas que le dan prioridad en sus vidas. Cuando Dios ocupa el primer lugar, las demás áreas de nuestra vida comienzan a alinearse de manera correcta.
La construcción del reino de Dios comienza en el corazón de cada creyente. Cuando decidimos poner a Dios en primer lugar, nuestras acciones y decisiones reflejan esa prioridad. Esto implica dedicar tiempo a la oración, el estudio de la Palabra y el servicio a los demás. La edificación del templo de Salomón es un recordatorio de que, antes de buscar nuestros propios intereses y logros, debemos asegurarnos de que estamos construyendo nuestro fundamento espiritual sobre la roca firme que es Cristo. Al priorizar a Dios, no solo estamos construyendo nuestras vidas de manera correcta, sino que también estamos contribuyendo al fortalecimiento del cuerpo de Cristo, que es la iglesia.
El segundo principio que podemos extraer de este pasaje es la importancia de la justicia en la construcción del reino de Dios. En el verso 7, se menciona el pórtico del juicio, un lugar donde Salomón se sentaba para administrar justicia. La justicia es un elemento fundamental para cualquier sociedad, y Salomón comprendía que la nación de Israel no podría prosperar sin un sistema de justicia sólido. La palabra hebrea utilizada para justicia implica ser intermediario en los problemas, sentenciar y poner orden. Esta función es esencial, ya que sin justicia no hay paz ni prosperidad.
De la misma manera, la iglesia, como una de las expresiones más visibles del reino de Dios, debe estar fundamentada en la justicia. En la comunidad de fe, se han establecido líderes y autoridades encargados de guiar y dictar justicia. La justicia en la iglesia no solo se refiere a la equidad en las decisiones, sino también a la manera en que tratamos a los demás y cómo resolvemos los conflictos que surgen. Los miembros de la iglesia deben someterse a esta autoridad con humildad, buscando siempre el bienestar de la comunidad y la gloria de Dios. Cuando la iglesia actúa con justicia, se convierte en un lugar donde las personas pueden encontrar refugio, esperanza y un sentido de pertenencia.
Finalmente, el tercer principio que encontramos en este pasaje está relacionado con la utilización de los dones espirituales. En el verso 14, se menciona a Hiram, un artista que fue fundamental en la creación del mobiliario del templo. Este hombre utilizó sus habilidades y talentos en el servicio del reino de Dios, lo que demuestra que cada creyente tiene un papel importante que desempeñar en la construcción de la iglesia. La obra de Dios no se realiza solo a través de líderes o pastores; cada miembro del cuerpo de Cristo tiene dones y talentos únicos que deben ser utilizados para edificar la comunidad de fe.
La participación activa de cada creyente es crucial para el crecimiento y la expansión del reino de Dios. Cuando los creyentes ponen sus dones al servicio del ministerio, la iglesia se fortalece y se convierte en un lugar donde se manifiestan la gracia y el amor de Dios. Por el contrario, cuando los creyentes no se involucran y no utilizan sus habilidades, la iglesia carece de vitalidad y efectividad en su misión. La historia de Hiram nos recuerda que cada uno de nosotros tiene algo que aportar, ya sea a través de la música, la enseñanza, el servicio, la hospitalidad o cualquier otro don que Dios nos haya dado.
En resumen, la construcción del reino de Dios requiere de ciertos pilares fundamentales: prioridad, justicia y el uso de dones espirituales. Cada uno de estos elementos es esencial para formar una comunidad sólida y armoniosa que refleje el carácter de Cristo. La historia de la construcción del templo de Salomón nos ofrece un modelo a seguir, ya que nos muestra la importancia de poner a Dios en primer lugar, actuar con integridad y justicia, y utilizar nuestros talentos para Su gloria.
Para que el reino de Dios crezca genuinamente en nuestras comunidades, es crucial que cada creyente asuma su responsabilidad en este proceso. La construcción espiritual no es solo un esfuerzo de unos pocos, sino un llamado a todos los que han sido llamados por Dios a ser parte de Su obra. La participación activa y comprometida de cada uno es clave para expandir el reino en la tierra.
Al final, debemos recordar que la obra que realizamos en el reino de Dios no es en vano. Cada acción, cada decisión y cada esfuerzo dedicado a la obra de Dios tiene un impacto eterno. Como Salomón, se nos ha encomendado la tarea de construir, pero debemos hacerlo con la conciencia de que nuestras vidas y nuestras comunidades deben estar centradas en Dios. Que nuestras prioridades reflejen Su voluntad, que la justicia sea el fundamento de nuestras relaciones y que nuestros dones sean utilizados para el avance de Su reino. Así, al igual que el templo de Salomón, nuestras vidas y nuestras iglesias se convertirán en lugares donde la gloria de Dios puede ser vista y experimentada por todos.
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