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BOSQUEJO
Tema: Josué. Título: Dios Cumple lo que Promete: La Fidelidad que Cambió la Historia de un Pueblo. Texto: Josué 21: 43 - 45. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Existen atributos de Dios que son más
mencionados en la Escritura que otros y este es uno de ellos, se nos enseña
mucho sobre la fidelidad, por ejemplo se nos dice que la fidelidad de Dios es: La
fidelidad de Dios es eterna (Salmo 117:2), la fidelidad de Dios es infinita (Salmo
36:5), no está limitada, la fidelidad de Dios es inmutable (Salmo 89:34) no
cambia, la fidelidad de Dios debe proclamarse (Salmo 89:1).
B. Este texto de la Escritura nos habla sobre la
fidelidad de Dios, en el podemos discernir que en el trato con su pueblo la
fidelidad de Dios tiene un inicio, un proceso y un final.
I EL INICIO (Ver 43 – 44)
A. Dos frases en estos versículos nos hablan del
inicio del trato:
1. “…había jurado dar a sus padres…”
2. “…todo lo que había jurado a sus padres…”
Dios había hecho un juramento a los patriarcas de Israel
(Gen_12:7, Gen_13:15,
Gen_15:13-21, Gen_26:3-4, Gen_28:4, Gen_28:13-14; Exo_3:8, Exo_23:27-31).
B. La fidelidad de Dios en su trato con los hombres
comienza con sus promesas, Dios nos hace promesas: Mateo 11: 28 – 29; Isaías
40: 29 – 31; Fil 4:19; Rom 8:37 – 39; Juan 14:27; Rom 10:9; Rom 6:23.
Es importante resaltar aquí que la fidelidad de
Dios va unida a su veracidad, es decir, Dios no miente, siempre dice la verdad.
II. EL PROCESO (Ver 43).
A. El versículo comienza diciendo: “De esta
manera…” lo que equivale a decir: “fue así…”.
B. Como en los cuentos cuando al final el narrador
dice: “y fue así como”. Al oír la frase sabemos que lo que se conto fue una
historia que ahora está concluyendo.
Hemos sido testigo de toda esta historia: las
promesas iniciales a Abraham, el nacimiento de Isaac, el desarrollo de la
historia de Jacob y su doce hijos, Israel esclavo en Egipto, el éxodo, el
peregrinaje por el desierto, la conquista, la repartición de la tierra, un
proceso de aproximadamente 8 siglos.
C. La fidelidad de Dios sigue procesos, el proceso
es lo que sucede entre la promesa y el cumplimiento de esta. Aquí aparecen dos
atributos en el que el creyente debe descansar mientras espera el cumplimiento
de las promesas del Señor, debe confiar en:
1. La sabiduría de Dios, en especial, la sabiduría
del plan de Dios (maneras y tiempos).
2. El poder de Dios. Dios tiene poder para cumplir
lo que promete.
Además de confiar en esto, debe también ser
paciente mientras vive este proceso.
III. EL FIN.
A. Dice el texto:
1. “…y la poseyeron y habitaron en ella y Jehova
les dio reposo alrededor…”
2. “…y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos
sus enemigos”
Luego al finalizar deja claro que: TODO LO QUE DIOS
LES HABIA PROMETIDO SE CUMPLIO.
B. La fidelidad de Dios tiene que ver con sus
promesas, la fidelidad de Dios está fuertemente asociada con los pactos, las
promesas que Dios ha hecho, la fidelidad de Dios nos enseña que Dios tiene
palabra y además poder para cumplir con lo que ha prometido.
Esta historia y este atributo de Dios debería ser
un aliciente para nosotros en nuestra vida diaria.
Conclusiones.
La fidelidad de Dios es un pilar fundamental en la relación con su pueblo. Desde el inicio de las promesas a los patriarcas, pasando por un largo proceso de pruebas y cumplimientos, hasta el final donde se concreta su promesa, se manifiesta su inmutabilidad y poder. Esto nos enseña que, a pesar de las dificultades, debemos confiar en su sabiduría y ser pacientes, sabiendo que Dios cumplirá lo que ha prometido. Su fidelidad es un aliento en nuestra vida diaria, recordándonos que Él siempre está presente y cumple sus pactos.
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VERSIÓN LARGA
Título: Dios Cumple lo que Promete: La Fidelidad que Cambió la Historia de un Pueblo
Introducción
En la Escritura, hay atributos de Dios que se mencionan con mayor frecuencia que otros, y la fidelidad es uno de estos atributos fundamentales. La fidelidad de Dios se presenta como un tema central en la relación entre Él y su pueblo. A lo largo de la Biblia, se nos enseña que la fidelidad de Dios es eterna, infinita y no está limitada. Se nos recuerda en Salmo 117:2 que su fidelidad es eterna, mientras que Salmo 36:5 nos habla de su fidelidad infinita. Además, Salmo 89:34 nos asegura que su fidelidad es inmutable, lo que significa que no cambia. Por último, se nos exhorta a proclamar su fidelidad, como se indica en Salmo 89:1.
El texto de Josué 21:43-45 es un poderoso recordatorio de la fidelidad de Dios y su cumplimiento de promesas a lo largo de la historia de Israel. En este pasaje, podemos discernir que la fidelidad de Dios en su trato con su pueblo tiene un inicio, un proceso y un final. A través de estas etapas, se revela la naturaleza de Dios y su compromiso con aquellos que elige.
I. El Inicio: La Promesa de Dios
El primer aspecto que podemos observar en los versículos de Josué 21:43-45 es el inicio de la fidelidad de Dios en su relación con el pueblo de Israel. Dos frases clave en estos versículos nos hablan del inicio del trato entre Dios y su pueblo: “había jurado dar a sus padres” y “todo lo que había jurado a sus padres”. Estas afirmaciones nos llevan a reflexionar sobre el juramento que Dios hizo a los patriarcas de Israel, como se puede ver en varios pasajes del Antiguo Testamento.
Dios hizo promesas a Abraham, Isaac y Jacob, y estas promesas fueron fundamentales para el desarrollo de la historia de Israel. En Génesis 12:7, Dios le promete a Abraham que su descendencia heredaría la tierra. En Génesis 13:15, se reafirma esta promesa, y en Génesis 15:13-21, Dios detalla el alcance de su pacto. A través de estas promesas, Dios establece un fundamento sólido para su relación con el pueblo que vendría.
La fidelidad de Dios en su trato con los hombres comienza con estas promesas. Dios no solo hace promesas; también las cumple. En Mateo 11:28-29, Jesús nos invita a descansar en Él, y en Isaías 40:29-31, se nos asegura que Dios da fuerza al cansado. Asimismo, Filipenses 4:19 nos recuerda que Dios proveerá todas nuestras necesidades. Romanos 8:37-39 nos asegura que somos más que vencedores a través de quien nos amó, mientras que Juan 14:27 nos ofrece paz en medio de la tribulación. Las promesas de Dios son numerosas y variadas, y cada una de ellas refleja su fidelidad.
Es importante destacar que la fidelidad de Dios está intrínsecamente ligada a su veracidad. Dios no miente; siempre dice la verdad. Esto significa que cada promesa que hace es respaldada por su naturaleza misma. La fidelidad de Dios no es solo un atributo, sino que es parte de su esencia. Cuando Dios promete algo, podemos estar seguros de que lo cumplirá.
II. El Proceso: La Espera y la Confianza
El siguiente aspecto que se revela en Josué 21 es el proceso que ocurre entre la promesa y su cumplimiento. El versículo comienza diciendo: “De esta manera…”, lo que equivale a decir: “fue así…”. Esta frase nos invita a reflexionar sobre toda la historia que ha llevado a este momento de cumplimiento. Es como cuando un narrador en un cuento concluye con “y fue así como”, indicando que estamos llegando al final de una historia.
La historia de Israel abarca un largo proceso que incluye las promesas iniciales a Abraham, el nacimiento de Isaac, el desarrollo de la historia de Jacob y sus doce hijos, la esclavitud de Israel en Egipto, el éxodo, el peregrinaje por el desierto y finalmente la conquista y repartición de la tierra. Este proceso se extiende a lo largo de aproximadamente ocho siglos, y en cada etapa, la fidelidad de Dios se manifiesta de diversas maneras.
Es esencial entender que la fidelidad de Dios no siempre se manifiesta de inmediato. A menudo, hay un intervalo de tiempo entre la promesa y su cumplimiento, y durante este tiempo, los creyentes deben aprender a confiar en dos atributos clave de Dios: su sabiduría y su poder. La sabiduría de Dios se manifiesta en su plan, que incluye maneras y tiempos que pueden no coincidir con nuestras expectativas. Por lo tanto, la confianza en la sabiduría de Dios es fundamental mientras esperamos el cumplimiento de sus promesas.
El poder de Dios es otro aspecto en el que debemos descansar. Dios tiene el poder para cumplir lo que promete, y esto nos da la seguridad de que, a pesar de la espera, su plan se llevará a cabo en el momento adecuado. Además de confiar en la sabiduría y el poder de Dios, es vital ser pacientes mientras vivimos este proceso. La paciencia es una virtud que nos permite esperar con fe y confianza en que Dios está trabajando, aunque no siempre podamos ver el resultado inmediato.
III. El Fin: El Cumplimiento de las Promesas
Finalmente, el texto de Josué 21 nos lleva al cumplimiento de las promesas de Dios. En los versículos finales, se afirma que “la poseyeron y habitaron en ella y Jehová les dio reposo alrededor”, y que “ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos”. Este es un momento culminante que resalta la fidelidad de Dios en la historia de Israel.
La fidelidad de Dios está intrínsecamente relacionada con sus promesas y pactos. Cada promesa cumplida es un testimonio de su fidelidad y su poder para cumplir lo que ha prometido. La historia de Israel es un ejemplo poderoso de cómo Dios actúa en favor de su pueblo y cómo su fidelidad transforma las vidas de aquellos que confían en Él. Esto debería ser un aliciente para nosotros en nuestra vida diaria.
La capacidad de Dios para cumplir sus promesas es un recordatorio constante de su naturaleza inmutable. La fidelidad de Dios no solo se manifiesta en la historia de Israel, sino que también se aplica a nuestras propias vidas. Las promesas de Dios son eternas y trascienden el tiempo. Al recordar la fidelidad de Dios en el pasado, podemos enfrentar el presente con confianza y esperanza.
Conclusiones
La fidelidad de Dios es un pilar fundamental en la relación entre Él y su pueblo. Desde el inicio de las promesas a los patriarcas, pasando por un largo proceso de pruebas y cumplimientos, hasta el final donde se concreta su promesa, se manifiesta su inmutabilidad y poder. Esto nos enseña que, a pesar de las dificultades, debemos confiar en su sabiduría y ser pacientes, sabiendo que Dios cumplirá lo que ha prometido.
Su fidelidad es un aliento en nuestra vida diaria, recordándonos que Él siempre está presente y cumple sus pactos. En un mundo lleno de incertidumbres y promesas incumplidas, la fidelidad de Dios se erige como un faro de esperanza. No importa cuán desafiantes sean nuestras circunstancias, podemos descansar en la verdad de que Dios es fiel y cumplirá sus promesas en nuestras vidas.
La historia de Josué y la herencia de la tierra para Israel es un testimonio del poder transformador de la fidelidad de Dios. Cada uno de nosotros puede encontrar consuelo en esta verdad, sabiendo que, independientemente de las luchas que enfrentemos, Dios está comprometido con nosotros y cumple lo que promete. En nuestra vida cotidiana, recordemos que la fidelidad de Dios no solo es un concepto teológico, sino una realidad práctica que influye en nuestra relación con Él y en nuestra manera de vivir.
Al mirar hacia el futuro, mantengamos nuestros ojos fijos en las promesas de Dios, confiando en que, al igual que lo hizo con Israel, Él también cumplirá sus propósitos en nuestras vidas. Su fidelidad es un recordatorio constante de su amor y su compromiso hacia nosotros, y debemos aferrarnos a esta verdad mientras navegamos por las aguas a veces turbulentas de la vida.
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