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SERMÓN - BOSQUEJO: TIEMPOS PELIGROSOS

Tema: Timoteo. Título: Tiempos peligrosos. Texto: 2 Tim 3: 1 - 5. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz

Introducción:

A. Esta semana, 16 niñ@s entre 12 y 14 años resultaron intoxicados y 1 muerto mientras consumían una combinación de extintor, marihuana y chirrinchi, según las noticias. Hace unos meses, decenas, si no centenares, de niñ@s presentaron desórdenes de personalidad extraños al jugar “Charly”. Estas noticias son la mejor ilustración de lo que quiero decirles esta mañana, y es que vivimos TIEMPOS PELIGROSOS, de los cuales nos habla el apóstol Pablo en este texto. Entendamos, pues:

I. EL CONCEPTO (Ver 1).

A. Un tiempo peligroso es aquel en el cual una persona tiene una gran posibilidad de que le ocurra algo muy malo y grave.

Vivimos en un tiempo en el que hay una gran posibilidad de que nos ocurran cosas muy malas.

B. Ejemplo: caigas en la droga, te ultrajen sexualmente, abortes, te rompan el corazón, mueras, seas herido, quedes en la ruina, sufras el divorcio de tus padres.

C. Es importante anotar que estas palabras, dichas hace más o menos 2,000 años, son una profecía, una premonición del futuro que vemos cumplirse ante nuestros ojos hoy día. El final de los tiempos es lo que llama la Biblia al lapso de tiempo entre la primera y la segunda venida de Jesús.


II. LA RAZÓN.

Aquí tienes el texto corregido:

A. La razón de por qué vivimos tiempos así es el carácter que, por su esclavitud al pecado, desarrollan las personas. Se nos dan aquí 19 características de las personas que viven al fin de los tiempos; no podemos verlas todas, pero haremos énfasis en algunas:

Amadores de sí mismos: La gente es egoísta (la base de todo pecado), solo piensa en ellos y en su bienestar, en sus metas y en sus deseos. Ellos podrían pasar por encima de nosotros para cumplir sus deseos, sin importar el daño que nos hagan.

Sin afecto natural: En griego, la palabra afecto es "storge". Este tipo de amor se usa específicamente para el afecto familiar, lo que nos dice aquí, entonces, es que la gente de los últimos tiempos no valorará la familia ni amará a su familia. Podríamos ser objeto de un divorcio, de un abandono, de maltrato en el hogar o ser llevados a cosas así por el ejemplo que recibamos.

Aborrecedores de lo bueno: Odian la honestidad, la bondad, el servicio, la lealtad, el cristianismo. Su falta de bondad y honestidad podría llegar a herirnos emocional y sentimentalmente; podrían llegar a burlarse de nosotros o maltratarnos por nuestra fe.

Amadores de los deleites más que de Dios: Aman y adoran los placeres, el sexo, la droga, el alcohol, los juegos, la música, las fiestas. Podrías ser contagiado por sus costumbres o ser objeto de lo que ellos hagan para satisfacer esos deseos.

Hipócritas: Algunos de ellos parecerán muy religiosos, pero sus actos mostrarán lo contrario. Podríamos ser engañados por ellos y convertirnos en uno de ellos.

Esta situación nos coloca dentro de la probabilidad de volvernos como ellos o de ser objeto de sus acciones. Por ello, estos son tiempos peligrosos.


III. EL MANDATO (Ver 5, 14)

A. ¿Cómo minimizar el riesgo de peligro? ¿De ser objeto de sus acciones o volvernos como ellos?

Aléjate de ellos (Ver 5). Sencillamente, no los frecuentes; que no sean tus amigos.

Convéncete (Ver 14). En cuanto a las cosas de Dios, esto lo hace el E.S.; aun así, nuestra responsabilidad es llegar a saber no solo qué creemos, sino también por qué lo creemos, y de esta manera convencernos de que Dios y sus cosas son verdad y muy dignas de ser obedecidas.

Persiste en lo que has aprendido. No te desvíes; si caes, levántate, mira siempre al frente y renuncia a los pensamientos de abandonar.


Conclusiones:

Los tiempos peligrosos descritos por Pablo son evidentes hoy: la falta de valores y el egoísmo están en aumento. El riesgo de caer en actitudes y comportamientos dañinos es alto. Para minimizar este peligro, es crucial alejarnos de influencias negativas y mantener nuestra fe firme. La convicción personal en nuestras creencias y la perseverancia en lo aprendido son esenciales para resistir en este contexto adverso. Así, podremos vivir de manera que honre a Dios y nos proteja de las corrientes destructivas de la sociedad actual.


ESCUCHE AQUÍ EL AUDIO DEL SERMÓN 


VERSIÓN LARGA
Tiempos peligrosos 
2 Timoteo 3:1-5  

Introducción

En la actualidad, estamos siendo testigos de situaciones que desafían nuestra comprensión de la realidad. Recientemente, se reportó que dieciséis niños, con edades comprendidas entre los 12 y 14 años, sufrieron intoxicaciones severas, y uno de ellos perdió la vida después de consumir una combinación de extintor, marihuana y chirrinchi. Este trágico suceso es solo una de las muchas señales que indican que estamos viviendo en tiempos peligrosos. Hace unos meses, numerosos niños también enfrentaron problemas serios de personalidad tras jugar un juego llamado "Charly". Estos incidentes no son meras anécdotas o casos aislados; reflejan una tendencia más amplia y preocupante en nuestra sociedad. El apóstol Pablo, en su epístola a Timoteo, nos advierte sobre estos tiempos peligrosos, proporcionando un marco para entender lo que estamos viviendo.

Hoy, nos proponemos explorar el significado de estos tiempos peligrosos, las razones detrás de su existencia y cómo podemos sobrevivir y prosperar en medio de ellos. La realidad que enfrentamos es compleja, y es fundamental que abordemos este tema con seriedad y discernimiento.

I. El concepto

Para entender plenamente lo que significa vivir en tiempos peligrosos, primero debemos definir el concepto. Un "tiempo peligroso" se refiere a un periodo en el cual hay una gran posibilidad de que las personas experimenten consecuencias graves o adversas. En el contexto actual, esta definición se hace más relevante que nunca. Nos encontramos en un ambiente donde el riesgo de sufrir daños emocionales, físicos y espirituales es alto.

Los riesgos son variados y pueden incluir desde la adicción a las drogas, el abuso sexual, el desamor, la muerte prematura, hasta problemas económicos y rupturas familiares. Cada uno de estos aspectos tiene el potencial de dejar cicatrices profundas en nuestras vidas y en las de aquellos a nuestro alrededor. La pregunta que surge es: ¿por qué estamos enfrentando esta realidad?

Pablo, en su carta a Timoteo, nos ofrece una visión profética que parece haber cobrado vida en nuestros días. A pesar de que estas palabras fueron escritas hace más de dos mil años, su relevancia es innegable. La Biblia nos habla del "final de los tiempos", refiriéndose al periodo que transcurre entre la primera y la segunda venida de Cristo, y es en este contexto donde podemos entender mejor los peligros que enfrentamos.

II. La razón

La razón detrás de estos tiempos peligrosos radica en el carácter que las personas desarrollan debido a su esclavitud al pecado. En 2 Timoteo 3:1-5, el apóstol Pablo describe diecinueve características de aquellos que habitan en los últimos tiempos. Aunque no podemos examinar cada una de ellas en detalle, es crucial enfocarnos en algunas que ilustran claramente la decadencia moral y espiritual de la sociedad.

Una de las características más notables es el amor por uno mismo. La sociedad actual parece estar atrapada en un ciclo de egoísmo, donde muchas personas anteponen sus propios deseos y bienestar a las necesidades de los demás. Este enfoque en el individualismo extremo ha llevado a un aumento en la falta de empatía y compasión, lo que a su vez alimenta conflictos interpersonales y sociales. Las personas están dispuestas a hacer lo que sea necesario para alcanzar sus objetivos, incluso si eso implica dañar a otros en el proceso.

Otra característica alarmante es la falta de afecto natural. La palabra "storge", en griego, se refiere a un amor que es propio de las relaciones familiares. La creciente descomposición de la estructura familiar en nuestra sociedad es un reflejo de esta realidad. La falta de amor y apoyo en el hogar puede llevar a situaciones de maltrato, abandono y desintegración familiar. Los jóvenes, que deberían encontrar en su familia un lugar seguro y amoroso, a menudo se ven atrapados en dinámicas destructivas que afectan su desarrollo emocional y espiritual.

Además, el pasaje menciona que las personas serán "aborrecedoras de lo bueno". Esto es particularmente relevante en nuestra cultura contemporánea, donde la honestidad, la bondad y la lealtad son a menudo despreciadas. En un mundo donde los valores morales se han erosionado, aquellos que intentan vivir de acuerdo a principios cristianos pueden convertirse en blanco de burlas y persecución. La presión social puede ser abrumadora, llevando a muchos a comprometer sus creencias para encajar o evitar conflictos.

Otra de las características que Pablo destaca es el amor por los deleites más que por Dios. Esta búsqueda desenfrenada de placeres temporales se manifiesta en diferentes formas: el consumo de drogas, el hedonismo, el sexo casual, la búsqueda de emociones fuertes y la distracción constante a través de la tecnología y el entretenimiento. Esta obsesión por satisfacer deseos inmediatos puede llevar a la desintegración de valores fundamentales y a la pérdida de la conexión con lo trascendental. Además, la cultura de la gratificación instantánea puede afectar nuestra capacidad para desarrollar relaciones significativas y duraderas.

Finalmente, Pablo menciona la hipocresía. Esta es una de las características más preocupantes, ya que muchas personas pueden aparentar ser religiosas y tener una apariencia de piedad, mientras que sus acciones reflejan todo lo contrario. La hipocresía no solo es dañina para quienes la practican, sino que también puede causar confusión y desilusión en aquellos que buscan la verdad. Este fenómeno puede llevar a que las personas se alejen de la fe, decepcionadas por aquellos que no viven de acuerdo a sus propias enseñanzas.

Con todas estas características en mente, es evidente que estamos en tiempos peligrosos. Las influencias negativas están en todas partes, y es fácil dejarse llevar por la corriente.

III. El mandato

Frente a esta realidad, surge la pregunta crucial: ¿cómo podemos minimizar el riesgo de caer en comportamientos dañinos o de ser víctimas de las acciones de otros? El apóstol Pablo nos ofrece orientaciones claras en su carta a Timoteo, que son aplicables a nuestra situación actual.

La primera instrucción es "aléjate de ellos". Esta es una recomendación fundamental. Debemos ser intencionales en nuestras elecciones de compañía y rodearnos de personas que nos edifiquen y fortalezcan en nuestra fe. La influencia de quienes nos rodean puede tener un impacto significativo en nuestras decisiones y en nuestra vida espiritual. Al evitar relaciones que nos arrastren hacia actitudes destructivas, podemos proteger nuestra integridad y bienestar.

En segundo lugar, Pablo nos exhorta a convencernos. Para sobrevivir en tiempos peligrosos, es esencial que tengamos una comprensión sólida de nuestra fe. Esto implica no solo conocer lo que creemos, sino también entender por qué lo creemos. La convicción personal es crucial para resistir las presiones externas. El Espíritu Santo juega un papel fundamental en este proceso, guiándonos hacia la verdad y fortaleciendo nuestra fe. Sin embargo, también debemos asumir la responsabilidad de estudiar y profundizar en nuestras creencias, para que podamos estar firmes en medio de la adversidad.

Por último, Pablo nos anima a persistir en lo que hemos aprendido. La vida cristiana está llena de desafíos, y es natural enfrentar momentos de duda y desánimo. Sin embargo, es fundamental levantarse cuando caemos, mantener la mirada en la meta y rechazar cualquier pensamiento que nos lleve a considerar abandonar nuestra fe. La perseverancia es clave para resistir en tiempos adversos. Debemos recordar que, aunque el camino puede ser difícil, la recompensa de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios es invaluable.

Conclusiones

Los tiempos peligrosos descritos por Pablo son una realidad palpable en nuestra sociedad contemporánea. La falta de valores, el egoísmo y la búsqueda desenfrenada de placeres han creado un entorno en el que el riesgo de caer en actitudes y comportamientos dañinos es mayor que nunca. Sin embargo, no estamos desamparados. 

Para minimizar este peligro, es crucial alejarnos de influencias negativas y rodearnos de personas que fortalezcan nuestra fe. La comunidad de creyentes es un recurso invaluable en nuestra vida espiritual; juntos, podemos apoyarnos y animarnos en el camino.

La convicción personal en nuestras creencias es esencial. No podemos permitir que las presiones externas nos desvíen de lo que sabemos que es verdad. La oración, el estudio de la Palabra y la reflexión son prácticas que nos ayudarán a mantenernos firmes en nuestra fe.

Finalmente, la perseverancia en lo que hemos aprendido es fundamental. La vida cristiana no es un camino fácil, pero con la ayuda de Dios, podemos superar los desafíos y permanecer fieles a nuestros principios. 

En tiempos peligrosos, la luz de la verdad y el amor de Dios son más necesarios que nunca. Que nuestra respuesta a estos tiempos sea de firmeza y esperanza, sabiendo que con la guía divina, podemos navegar con éxito en medio de la adversidad. La clave está en mantener nuestra mirada en Cristo, el autor y consumador de nuestra fe, quien nos da la fortaleza para enfrentar cualquier desafío que se presente ante nosotros. Así, podremos vivir de una manera que honre a Dios y nos proteja de las corrientes destructivas de la sociedad actual.

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