SERMÓN - BOSQUEJO: TRAICIONES EN LA BIBLIA

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BOSQUEJO

Tema: 2 Samuel. Título: Traiciones en la Biblia. Texto: 2 Samuel 17, 18 y 19. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz  

Introducción:  

A. Ahitofel, Absalón y Amasa son tres personajes que tienen algo en común: los tres son traidores. Ahora bien, todo traidor o termina mal o le ocurren cosas muy desagradables. Esto les sucedió a los tres personajes. Hoy veremos cuál fue su fin.  

I. AHITOFEL (17:23)  


A. Ya conocemos algo de él. Hábil consejero de David, decide unirse a Absalón en su rebelión. Cuando Absalón decide hacerle caso a Husai y no a él en cuanto al paso a seguir después de entrar a Jerusalén, el texto nos relata que Ahitofel viajó a su casa, la puso en orden y luego se suicidó, específicamente se ahorcó.  

B. ¿La razón? Con absoluta certeza no la podemos saber, pero podemos deducir algo: dado que su consejo no había sido obedecido, él sabía que la rebelión de Absalón fracasaría y, cuando esto ocurriera, seguramente David tomaría venganza de los traidores. Prefirió, por tanto, suicidarse.  

C. La macabra escena de este hombre ahorcado (al igual que Judas) nos habla del carácter seductor de la traición, que incluso a un hombre tan sabio como este lo sedujo.  


II. ABSALÓN (18:9-15)  


A. Lo inevitable sucedió, y la guerra entre David y Absalón comenzó. El relato es claro y nos muestra que Absalón sufre un accidente: queda enredado por la cabellera o por la cabeza (hay controversia en esto) en un árbol. La frase para describirlo es diciente: "entre el cielo y la tierra". En esas circunstancias, y por mano de Joab y sus escuderos, Absalón muere, desobedeciendo Joab la orden que David había dado sobre el asunto, diciendo: "Tratad benignamente, por amor de mí, al joven Absalón".  

B. A diferencia de Ahitofel, la rebelión de Absalón tenía un agravante: no solo fue contra el rey, sino además contra su propio padre. Existe la traición de los amigos, y existe la traición de la familia, tal vez más dolorosa que la anterior. El denominador común es que ambas terminan de manera trágica.  


III. AMASA (2 Samuel 20:8-12)  


A. Este hombre era sobrino de David. Se había unido a Absalón en la rebelión, y el joven rebelde lo nombró jefe del ejército (2 Sam. 17:25) en lugar de Joab, quien huía con David y quien, a su vez, era su primo. Cuando la rebelión de Absalón fue aplastada, David lo perdonó y lo nombró jefe del ejército en lugar de Joab (2 Sam. 19:13). Muy probablemente, Joab había sido removido del cargo por haber desobedecido a David en cuanto a Absalón. Por su parte, Joab, en un acto bastante grotesco, lo asesinó mientras fingía darle un beso (2 Samuel 20:8-12).  

B. Joab pudo haber hecho esto por envidia de su puesto o por la traición que Amasa había cometido. Si fue por esto último, hay aquí una lección: debemos tener en cuenta que, aunque aquella persona a la que traicionemos nos perdone, habrá algunos alrededor de ella que tal vez no lo hagan nunca y busquen tomar venganza por su mano. En todo caso, es más que llamativa la manera en que terminaron varios de los hombres que traicionaron a David. Es aleccionador darnos cuenta de que pocas veces estas personas terminan bien.  


Conclusiones:

La historia de estos tres traidores nos enseña que la traición, ya sea de amigos o familiares, trae consecuencias devastadoras. Ahitofel opta por el suicidio al prever el fracaso de Absalón, quien muere en la batalla contra su padre. Amasa, perdonado por David, es asesinado por Joab, quien no olvida su traición. La narrativa resalta que la traición rara vez termina bien, y nos invita a reflexionar sobre nuestras lealtades y decisiones.

VERSIÓN LARGA
En el contexto del libro de 2 Samuel, encontramos una narrativa que explora la traición y sus devastadoras consecuencias a través de tres personajes clave: Ahitofel, Absalón y Amasa. Cada uno de ellos, en su búsqueda de poder y reconocimiento, traiciona a su rey y a su familia, lo que les lleva a destinos trágicos. Al analizar sus historias, podemos aprender sobre la naturaleza destructiva de la traición y las lecciones que esta conlleva.

Ahitofel, un hombre conocido por su sabiduría y capacidad de consejo, decide traicionar a su rey, David, y unirse a la rebelión de Absalón. Este cambio de lealtad es significativo, ya que Ahitofel había sido un consejero cercano a David, y su decisión de aliarse con su hijo revela no solo su ambición, sino también su falta de lealtad. Sin embargo, cuando Absalón opta por seguir el consejo de Husai en lugar del de Ahitofel, este último se da cuenta de que su estrategia ha fracasado. Su reacción es desesperante; regresa a su hogar, lo ordena y se ahorca. Este suicidio refleja la profunda desesperación que siente al prever que la rebelión de Absalón culminará en un desastre. La escena macabra de su muerte, similar a la de Judas, ilustra cómo incluso los más sabios pueden ser seducidos por la traición y terminar en una espiral de autodestrucción.

La traición de Ahitofel no solo es un acto de deslealtad hacia David, sino también un ejemplo de cómo las decisiones basadas en la ambición pueden llevar a finales trágicos. La traición, en este sentido, no solo afecta a la víctima, sino que también consume al traidor. La sabiduría de Ahitofel se convierte en su perdición, evidenciando que la falta de integridad y lealtad puede tener consecuencias fatales.

Por su parte, Absalón, el hijo de David, representa una traición más dolorosa: la traición familiar. Cuando inicia su rebelión, no solo desafía a su padre, sino que también pone en riesgo el reino que le fue legado. La guerra entre David y Absalón es un conflicto desgarrador, y su desenlace es inevitable. Durante la batalla, Absalón se queda atrapado en un árbol, lo que lo deja vulnerable. A pesar de la orden de David de tratar con benevolencia a su hijo, Joab, el comandante del ejército, decide ignorar la instrucción y lo mata. Esta acción no solo pone fin a la vida de Absalón, sino que también marca un punto culminante en la traición de un hijo hacia su padre.

La muerte de Absalón resuena con un dolor profundo, ya que no solo es una traición a David, sino que también implica la ruptura de la relación padre-hijo. La traición familiar es de las más devastadoras, pues afecta no solo a los individuos directamente involucrados, sino también al círculo familiar y a la nación en su conjunto. La muerte de Absalón es un recordatorio de que la rebelión y la traición pueden llevar a la destrucción no solo del traidor, sino también de aquellos que lo rodean.

Finalmente, Amasa, un sobrino de David, también se convierte en un traidor al unirse a la rebelión de Absalón. A pesar de su traición, David lo perdona y lo nombra jefe del ejército. Sin embargo, su historia toma un giro trágico cuando Joab, resentido por la traición de Amasa y por la pérdida de su propio puesto de liderazgo, lo asesina mientras finge ofrecerle un saludo amistoso. Este acto violento resalta una lección crucial: aunque la víctima de la traición pueda ser perdonada, aquellos que se sienten traicionados pueden no estar dispuestos a extender la misma gracia.

La muerte de Amasa es un testimonio de cómo la traición puede generar un ciclo de venganza y violencia. Joab, al actuar por envidia o resentimiento, perpetúa la historia de traición en el entorno del rey David. La narrativa de estos hombres es un recordatorio de que la traición, ya sea de amigos o familiares, trae consigo consecuencias devastadoras. A menudo, aquellos que traicionan a otros no solo enfrentan la ira de los traicionados, sino también la inevitabilidad de su propio fracaso.

Al reflexionar sobre las historias de Ahitofel, Absalón y Amasa, es evidente que la traición rara vez termina bien. Estos personajes, en su búsqueda de poder y reconocimiento, pierden no solo sus vidas, sino también su honor y su integridad. La traición a menudo se presenta como un camino atractivo, pero sus consecuencias son destructivas y dolorosas.

La narrativa también nos invita a considerar nuestras propias lealtades y decisiones. En un mundo donde la traición puede parecer tentadora, es esencial recordar que nuestras acciones tienen repercusiones. La historia de estos tres hombres nos enseña que, en última instancia, la lealtad y la integridad son valores que deben prevalecer sobre la ambición personal. La traición puede ofrecer recompensas temporales, pero el costo a largo plazo es inaceptablemente alto.

Además, es importante reconocer que la traición no solo afecta a los individuos directamente involucrados, sino que también tiene un impacto en la comunidad y en las relaciones interpersonales. La traición puede dividir familias, destruir amistades y desestabilizar reinos. La historia de David y su familia es un claro ejemplo de cómo la traición puede arruinar no solo a los traidores, sino también a aquellos que están cerca de ellos.

La lección que podemos extraer de estas historias es clara. Debemos ser conscientes de nuestras lealtades y decisiones, no solo en nuestras relaciones personales, sino también en nuestras interacciones profesionales y comunitarias. La traición puede parecer una forma fácil de obtener lo que deseamos, pero al final, las consecuencias son devastadoras.

La historia de estos tres traidores nos lleva a una reflexión profunda sobre la naturaleza humana y la complejidad de las relaciones. La traición puede surgir de la ambición, el resentimiento o la falta de comprensión, pero sus efectos son siempre destructivos. Al examinar estas historias, es esencial recordar que la lealtad y la integridad son virtudes que deben ser cultivadas y valoradas. La traición puede parecer un camino atractivo, pero la historia de Ahitofel, Absalón y Amasa nos recuerda que este camino conduce a la autodestrucción y al sufrimiento.

Finalmente, la narrativa de 2 Samuel nos invita a considerar cómo nuestras decisiones y lealtades pueden afectar nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean. La traición puede parecer una forma rápida de obtener poder o reconocimiento, pero las consecuencias son, sin duda, devastadoras. En última instancia, las historias de estos tres hombres son un llamado a la reflexión sobre la importancia de elegir la lealtad y la integridad sobre la traición y la ambición personal. Al hacerlo, no solo honramos nuestras relaciones, sino que también vivimos de acuerdo con los principios que Dios nos ha enseñado. La lección perdurable es que, aunque la traición puede parecer atractiva, sus consecuencias son siempre trágicas.

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