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SERMÓN - BOSQUEJO: Malas Amistades: ¿Por Qué Tu Círculo Te Está Robando El Futuro? (¡Proverbios 1 Revela Cómo Escapar!)

VÍDEOS

BOSQUEJO

Tema: Proverbios. Título: Malas Amistades: ¿Por Qué Tu Círculo Te Está Robando El Futuro? (¡Proverbios 1 Revela Cómo Escapar!) Texto: Proverbios 1: 8 – 19. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz. 

Introducción:

A. Hallamos la primera lección sobre la sabiduría en el versículo 7, después de ello en los versículos 8 – 9 que nos invitan a no menospreciar las enseñanzas de nuestros padres. Después de ello, va la tercera y tiene que ver con las amistades.

B. Hoy aprenderemos que los malos amigos:

I.  SON PECADORES (ver 10).


A. Las malas amistades tienen una primera característica y es que ellos son pecadores, una traducción de la Biblia les llama: LOS PERVERTIDOS. 

B. Los malos amigos se encuentran entre aquello que no conocen al Señor. Es decir, entre aquellos que no son cristianos, por ello los mejores amigos de una persona o joven sabio están entre los hijos de Dios, por ello la mayor cantidad de sus amigos van a estar entre los creyentes fieles; el hijo de Dios sabe que aunque deba tener relación con los impíos, una cosa es juntos y otra muy distinta revueltos.

C. Aclaración: No todo el que esta en la iglesia es un cristiano, entonces, hay que tener cuidado porque aun en la iglesia el joven puede hallar un mal amigo.


II. INVITAN A LA MALDAD (ver 10 – 16).


A. Los malos amigos SEDUCEN o PERSUADEN a la maldad, para ello usan su boca y argumentos donde se muestra la maldad como algo fácil de hacer y muy lucrativo, examinemos:

1. Asesinar y robar (ver 11 - 12).
2. Esto, según el pervertido, les hará MILLONARIOS (ver 13)

El proverbista es enfático en aconsejar al joven diciéndole:

1. No consientas, quiere decir, no lo permitas, no te dejes engañar, dales la espalda, no te dejes convencer (ver 10).

2. Apártate de ellos (ver 15).

B. En lugar de seguir el concejo de estos pervertidos el sabio invita al joven a escuchar a su padres y madres (ver 10).

C. Las invitaciones al mal por parte de amistades perversas seguramente son diarias para nosotros, no debemos jugar con ellos, nuestra respuesta a estas cosas debe ser tajante: no dejarnos engañar, apartarnos de ellos, oir a nuestros padres.


III. TERMINAN MAL (ver 17 – 19).


A. El sabio usa el símil de un pájaro que al ver la trampa que le ponen huye de ella, el proverbista enseña que si uno puede ver el peligro de las cosas y aun así no apartarse es un necio y los necios siempre terminan mal.

Acto seguido se enseña que quienes se entregan a la perversión tienden una trampa para ellos mismo y esa trampa puede llevarlos aun a la muerte.

B. Es la inmadurez, la simplicidad lo que no permite ver estas cosas; pero lo cierto es que esas andanzas pueden llevarnos a básicamente tres lugares: el hospital, el juzgado o al cementerio.


Conclusiones:

La sabiduría de Proverbios es clara: evalúa tus amistades con discernimiento. Identifica a quienes te incitan al mal y aléjate. Reconoce las consecuencias inevitables de la maldad. La oración y la guía parental son tu escudo. Elige amigos piadosos que te impulsen hacia el bien y una vida plena.

VERSION LARGA

Mis queridos amigos, con un corazón lleno de la sabiduría que solo la Palabra de Dios puede impartir, me presento ante ustedes. Hemos estado explorando el glorioso libro de Proverbios, una mina de oro de verdades prácticas para la vida diaria. Ya hemos desenterrado la primera lección sobre la sabiduría, hallada en ese versículo clave que nos dice que "el temor de Jehová es el principio de la sabiduría" (Proverbios 1:7). Luego, en los versículos 8 y 9, fuimos inspirados a no menospreciar las enseñanzas de nuestros padres, ese tesoro invaluable de experiencia y amor que Dios ha puesto en nuestras vidas. Pero ahora, mis amados, el Espíritu Santo nos guía a una tercera lección, una que es tan crucial como las anteriores, si no más, para el rumbo y el destino de nuestras almas. Esta lección tiene que ver con las amistades.

En este mundo caótico y confuso, la elección de nuestros compañeros de camino es de vital importancia. Las influencias que permitimos en nuestras vidas pueden elevarnos hacia las alturas de la bendición o arrastrarnos a los abismos de la destrucción. Hoy, con la seriedad que el tema merece, vamos a aprender de la sabiduría divina acerca de un tipo particular de compañía: los malos amigos.


La primera característica inconfundible de las malas amistades, mis queridos, es que ellos son pecadores. El versículo 10 de Proverbios 1 nos advierte: "Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas." Algunas traducciones de la Biblia, con una fuerza descriptiva aún mayor, les llaman "los pervertidos". Esto no es un juicio despectivo, sino una descripción bíblica de aquellos cuyas vidas están desalineadas con la voluntad de Dios, quienes operan desde una moralidad torcida y cuyos caminos conducen a la ruina.

Estos "malos amigos" se encuentran, por lo general, entre aquellos que no conocen al Señor, entre aquellos que aún no han experimentado la transformación radical que solo Cristo puede obrar en el corazón. Por esta razón, mis amados, la sabiduría divina nos impulsa a buscar que los mejores amigos de una persona o de un joven sabio estén entre los hijos de Dios. La mayor parte de sus compañeros de vida, de sus confidentes, de aquellos con quienes comparten sus sueños y sus luchas, deberían ser creyentes fieles. El hijo de Dios, el que ha sido alumbrado por la verdad, sabe que aunque es inevitable y necesario tener relación con los impíos en este mundo para ser luz y sal, una cosa es estar "juntos" en la sociedad, y otra muy distinta es estar "revueltos" en una intimidad que compromete nuestros principios y nuestra fe. No podemos vivir en una burbuja, pero tampoco podemos permitir que la corriente del mundo nos arrastre.

Permítanme una aclaración vital aquí, porque la verdad de Dios es siempre más profunda de lo que parece a simple vista. No todo el que se sienta en un banco de iglesia es un cristiano genuino. ¡Cuánta tristeza hay en esta verdad! Así que, mis jóvenes, y mis no tan jóvenes, deben tener mucho cuidado, porque aún dentro de las paredes de la iglesia, se puede hallar un "mal amigo". La verdadera amistad piadosa se revela por el fruto del Espíritu en sus vidas, por su compromiso con la Palabra de Dios, por su amor por Cristo y por su deseo de agradar a Él en todo. La apariencia puede engañar, pero el Espíritu de discernimiento, que Dios nos da, nos permite ver más allá de la superficie.


El segundo peligro, y este es un anzuelo sumamente potente en las manos de los malos amigos, es que invitan a la maldad. Proverbios 1:10-16 nos lo describe con una precisión aterradora. Los malos amigos no solo son pecadores; son seductores. Usan su boca, sus palabras persuasivas, y sus argumentos astutos para mostrar la maldad como algo fácil de hacer, excitante, y lo más peligroso de todo, ¡muy lucrativo! Examinemos este engaño, mis queridos.

El proverbista nos da un ejemplo vívido de su invitación: "Ven con nosotros; pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente; los tragaremos vivos como el Seol, y enteros, como los que descienden al sepulcro; hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; echa tu suerte con nosotros, y tengamos todos una bolsa" (versículos 11-14). ¡Qué invitación tan nefasta! Aquí vemos que la maldad a la que invitan es extrema: asesinar y robar. No es un pequeño desvío, sino una inmersión profunda en el crimen. Y lo que es aún más seductor para la carne, es la promesa de que esto, según el pervertido, ¡los hará millonarios! Una riqueza fácil, sin esfuerzo, conseguida a costa del sufrimiento ajeno. ¡Qué tentación para un corazón joven o inmaduro!

Pero el proverbista, con la voz de un padre amoroso y sabio, es enfático en su consejo al joven: "Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas" (versículo 10). La palabra "no consientas" es poderosa. Significa: no lo permitas, no te dejes engañar, dales la espalda, no te dejes convencer, ni siquiera un milímetro. Es una orden tajante, una línea que no se debe cruzar. Y luego, el consejo se vuelve aún más directo: "Hijo mío, no andes en camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas" (versículo 15). Esto no es una sugerencia, es un mandato de vida o muerte. Corta lazos, rompe la relación, aléjate físicamente y emocionalmente de esa influencia tóxica.

En lugar de seguir el consejo mortífero de estos pervertidos, el sabio invita al joven, y por extensión a todos nosotros, a escuchar la voz de la sabiduría encarnada en sus padres y madres (versículo 10). Aquellos que nos aman incondicionalmente, que desean nuestro bien y que tienen la experiencia para ver los peligros ocultos. Las invitaciones al mal por parte de amistades perversas seguramente son diarias en este mundo caído. No debemos jugar con ellas, mis amados. No podemos coquetear con el pecado, porque el pecado es un devorador de almas. Nuestra respuesta a estas cosas debe ser tajante: no dejarnos engañar, por atractivas que parezcan las promesas de riquezas o placer; apartarnos de ellos sin dudar, por muy difícil que parezca cortar esos lazos; y oír a nuestros padres, a la autoridad de la Palabra de Dios y a aquellos que Dios ha puesto en nuestras vidas como guías. Este es el camino de la verdadera seguridad.


Y la tercera y más sombría secuela, una verdad ineludible que los malos amigos nunca te contarán, es que terminan mal. El proverbista, con una perspicacia divina, usa el símil de un pájaro en los versículos 17-19: "Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave; pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, y a sus almas tienden lazo. Tales son las sendas de todo el que ambiciona ganancias deshonestas, que quita la vida a sus poseedores." Piensen en un pájaro. Si ve la trampa claramente, ¡escapa! No vuela directo a ella. El proverbista nos enseña que si uno puede ver el peligro de las cosas, la trampa tendida por la maldad, y aun así no apartarse, es un necio. Y mis amigos, la historia de la humanidad nos grita una y otra vez que los necios, los que se burlan de la sabiduría y desprecian la advertencia, siempre terminan mal.

Acto seguido, la sabiduría divina nos revela una verdad escalofriante: quienes se entregan a la perversión, quienes ceden a las seducciones de la maldad, en realidad están tendiendo una trampa no para otros, sino para sí mismos. Y esa trampa no solo puede llevarlos a la ruina material, sino que puede llevarlos incluso a la muerte, tanto física como espiritual. Sus propias sendas de ambición deshonesta les quitan la vida, porque el pecado siempre cobra un precio, y ese precio es el alma.

Es la inmadurez, la simplicidad, la falta de discernimiento lo que no permite a muchos jóvenes (y a muchos adultos también) ver estas cosas. Creen que son inmunes, que son "más inteligentes" que la trampa, que pueden entrar y salir de la oscuridad sin ser tocados. Pero lo cierto, mis amados, es que esas andanzas pecaminosas, esas compañías impías, esas decisiones imprudentes, pueden llevarnos a básicamente tres lugares, lugares que nadie desea visitar: el hospital, por las consecuencias físicas de una vida desordenada; el juzgado, por las consecuencias legales de las transgresiones; o, en el peor de los casos, al cementerio, por una vida segada prematuramente por la violencia o la enfermedad, o peor aún, a la condenación eterna.


La sabiduría de Proverbios, mis queridos amigos, es clara y tajante: la elección de nuestras amistades es una decisión que tiene ecos eternos. Evalúen sus amistades con un discernimiento espiritual profundo. Identifiquen a aquellos que los incitan al mal, a la desobediencia, a la transigencia moral, y aléjense de ellos con determinación y valentía. Reconozcan las consecuencias inevitables de la maldad, no se engañen creyendo que el pecado no cobra su cuota.

Para protegerse en esta batalla espiritual, la oración debe ser su escudo más fuerte, y la guía parental, la sabiduría de aquellos que Dios ha puesto en sus vidas, debe ser su brújula. En lugar de ceder a la presión de los "pervertidos", elijan con deliberación y con la guía del Espíritu Santo a amigos piadosos, a aquellos que los impulsen hacia el bien, hacia la santidad, hacia una relación más profunda con Cristo. Porque solo en esas amistades, ancladas en la fe, hallarán el verdadero apoyo, el verdadero gozo y el camino hacia una vida plena, abundante y eterna, para la gloria de nuestro Dios. Amén.



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