VÍDEO
BOSQUEJO
Título: Cuando Dios no quiere salvar
Texto: Isaías 6: 9 – 13.
Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
A. Antes de comenzar es importante recalcar que este texto en particular es uno de los más mencionados en el N.T., se menciona alrededor de 6 veces (Mat_13:14-15; Mar_4:12; Luk_8:10; Joh_12:40; Act_28:26-27; Rom_11:8).
B. Isaías es llamado por Dios en los versos anteriores y en los versos que leeremos hoy descubriremos que se le da una comisión bastante llamativa y particular:
I. EL PUEBLO DEL PROFETA (Ver 9).
A. Lo dicho aquí es un antiguo proverbio que elevado aquí a poesía quiere decir algo como: "Ciertamente escuchas, pero no entiendes; ciertamente lo ves, pero no lo reconoces". El texto nos muestra la dureza del Israel, tenía oídos y no quería entender, tenía ojos pero no podía ver, era un pueblo terco, rebelde y desobediente.
B. Hoy en día también hay mucha gente así, hoy los llamamos: “oidores y no hacedores”.
II. LA MISIÓN DEL PROFETA (Ver 10).
A. Increíblemente la misión que Isaías recibe aquí no es el de predicarles para traerlos al arrepentimiento, sino por el contrario predicarles de tal manera que fueran endurecidos más de lo que ya estaban.
La palabra hebrea endurecer nos indica primero un proceso y luego un estado de insensibilidad espiritual.
B. ¿Cómo es una persona endurecida? Esta persona cuando oye a un predicador hablar como un profeta, hablar del arrepentimiento, del pecado, del juicio etc tiene expresiones como: “otra vez”. “pero…hasta cuándo”; esta persona oye la voz de Dios y ya no siente ni remordimiento, no se mueve a cambiar, no se inmuta, no le importa, esta persona se acostumbro a oir y no hacer, se acostumbro a creer que a pesar de su estado todo está bien en su vida.
C. ¿Cómo logra un profeta endurecer a un pueblo de esa manera? Hablándoles de sus pecados, aguijoneándolos, molestándolos, reprendiéndoles, hablándoles de lo que precisamente no quiere oir mas, hartandolos.
III. EL PROPÓSITO DEL PROFETA (Ver 10- 13).
A. Dios quiere que el profeta haga esto por dos razones:
1. Dios no quiere que el pueblo se arrepienta, Dios quiere castigar al pueblo. (Ver 10).
Fíjese, el peligro de ser solo un oidor y no un oidor y hacedor es que al cabo del tiempo Dios puede enjuiciar a tal persona enviándole un profeta que lo endurezca o Dios mismo actuar para endurecer el corazón del tal. Asi la persona terminara apartándose de Dios (haciéndose asi doblemente hija del infierno), puede terminar en una secta de error o puede seguir en la iglesia pero su alma condenada.
Esto no es ajeno al N.T.: Romanos 1: 21 – 25,28; 2 Tes 2: 11 – 12.
2. Dios quiere seleccionar al remanente santo (Ver 13). Siempre en medio de la corrupción y la maldad Dios tiene su grupo de gente fiel, cuya característica principal es que oyen la voz de Dios y la siguen.
Conclusiones:
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