Titulo: Muriendo a mis heridas
Autor: Pastor Edwin Guillermo Nuñez Ruiz
Introducción:
A. El odio, la amargura, la tristeza, el resentimiento, el remordimiento y la culpa son cosas que pertenecen al viejo hombre y son cosas a las que debemos morir.
B. Jesús es experto en sanar el cuerpo pero también en sanar el alma, las heridas, los recuerdos, los dolores, las tristezas del pasado. En el evangelio lo encontramos varias veces en actos que enternecen, actos que tenían que ver con restaurar a las personas de esas enfermedades internas y silenciosas pero que hacen tanto daño como las externas.
C. Vamos a examinar hoy varios pasajes que nos enseñaran sobre el poder sanador de Jesús:
I MARCOS 5:25 - 34:
A. La situación que se nos relata aquí es una situación desesperada. Una mujer que:
1. Padecía un flujo de sangre constante. Este flujo de sangre la hacia ritualmente impura. Eso quiere decir que toda persona o cosa que tocare quedaba ritualmente impura.
2. La enfermedad que padecía no era nueva la padecía hace 12 años. Este tiempo de enfermedad unido al hecho de la impureza ritual nos dice que probablemente era una mujer abandonada (sola) y rechazada, ella se sentía rechazada hasta por Dios mismo (según la ley su enfermedad no le permitía acercarse a Dios)
3. El sufrimiento era su pan de día y de noche por un lado los dolorosos tratamientos y por el otro lado la realidad de estar en la ruina. Seguramente un sentimiento de honda amargura , tristeza y frustacion la acompañaban
4. Según el texto le iba peor. A esto le llamamos desesperanza. Es el mismo sentimiento que sufrimos cuando hemos intentado algo una y otra vez y nada resulta. Su ultima esperanza era Jesús (27 - 28). Esta mujer nos da un tremenda enseñanza: si quieres algo de Jesús necesitas tocarlo con fe
B. La mujer es sanada en su cuerpo pero Jesús va a sanar ahora su alma y lo hace con una sencilla palabra que encontramos en el versículo 34: HIJA, una palabra de ternura, una palabra de aceptación y lo sabemos por que a nadie mas Jesús en la escritura volvió a decirle esta palabra
C. En que te pareces a esta mujer: ¿en el abandono? ¿en el rechazo? ¿en la intensidad de tus sufrimientos? ¿en su profunda tristeza? ¿en su desesperanza?, SOLO BASTA UNA PALABRA DE JESÚS PARA SANAR TUS HERIDAS
II MARCOS 1: 40 - 45
A. Encontramos aquí otra situación extrema, final, desesperada y otro acto de Jesús fruto de su ternura que sana el cuerpo pero también el interior de este hombre.
B. Esta vez tenemos aquí a un leproso (los leprosos vivían fuera de la comunidad solos o con otros leprosos y tenían que adoptar la costumbre que Lev 13:45 nos señala) que:
1. Entonces tenemos aquí a otro hombre solo, despreciado, abandonado, frustrado, desesperanzado, con amargos y tristes recuerdos.
2. Se postra: para acercarse a Jesús hay que hacerlo en actitud de suplica, como si fuera el lo único que tenemos, en realidad es lo único que tenemos.
3. Dice si quieres, si es tu voluntad, si lo deseas, puedes sanarme; tal vez usted se pregunte si Jesús quiere sanar sus heridas la respuesta viene mas adelante.
C. Por su parte Jesús:
1. Tiene misericordia: Se le conmovieron las entrañas, se enterneció al ver a este hombre su enfermedad, su humillación...
2. Quiere: La respuesta a la pregunta de antes es SI, NO LO DUDE. Dios lo trajo a este retiro por que deseaba sanar sus heridas y hacerle una nueva criatura.
3. Toca: Es muy importante hacer notar este acto, ya que nadie tocaba aun leproso, pues quedaba impuro, debía seguir todo un ritual para purificarse nuevamente. Pero Jesús lo hace y este es un acto nacido de la ternura de Jesús, una acto sanador, de aceptación, de amor
D. EN QUE TE PARECES A ESTE LEPROSO?
Conclusion:
A. PARA SER SANADO:
1. Créelo: No lo dudes, Dios quiere
2. Humíllate (no orgullo): No mascaras, no ocultar
3. Pídelo: Recuerda y ora lo que duele de tu pasado y de tu presente.
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