II. Consecuencias morales (3:1 – 4 - 6).
a) La unión con Cristo, principio de vida nueva (3:1-17).
Los Creyentes han resucitado con Cristo y como tal deben vivir. Deben vivir con la mirada puesta en las cosas celestiales (ver 4) y también deben vivir despojándose del viejo hombre y revistiéndose del nuevo. Podemos clasificar los pecados aquí en dos:
Los pecados de la carne: “fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. (ver 5)
Los pecados contra el amor al prójimo: “ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”. No mintáis los unos a los otros, (ver 8 – 9)
Este sería el viejo hombre del cual es necesario despojarse.
Mientras que se revisten del nuevo que lo caracterizan virtudes contrarias a las enumeradas arriba: “de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” (Ver 12- 14).
Por último, se hacen dos recomendaciones a los hombres y mujeres nuevos: que la Palabra, el evangelio habite abundantemente en ellos y que hagan todo “en el nombre del señor”, es decir, para Dios.
b) La familia cristiana (3:18-4:1).
Se roca el tema sobre los deberes particulares entre:
El esposa y la esposa: el esposo debe amara a su esposa y la esposa debe sujetarse a su esposo (Ver 18 – 19).
Padres e hijos: Padres no deben llevar a sus hijos hasta la ira por la manera como los educan y los hijos deben honrar a su padres (Ver 20 – 21).
Amos y siervos Los siervos: deben obedecer a sus amos y hacer su trabajo pensando que lo hacen para Dios, pues de él vendrá su verdadera recompensa. Los amos por su parte deben ser justos y rectos con sus esclavos (Ver 22 – 4:1).
c) El espíritu apostólico (4:2-6).
El creyente debe perseverar constante en la oración, orando por el apóstol y por su ministerio (Ver 2 – 4) y además debe portarse sabiamente con los no creyentes, cuidando su manera de hablar y “redimiendo el tiempo”, es decir, aprovechando las oportunidades que se les presenten para compartir el evangelio o en su defecto querrá decir que se debe aprovechar y no desperdiciar el tiempo en cuanto a nuestro crecimiento espiritual. (Ver 5 – 6).
Epílogo (4:7-18).
Noticias personales (4:7-9): Esta carta y la de los Efesios es enviada con Tiquico y Onesimo quienes además llevaran noticias personales del apóstol.
saludos (4:10-17) y bendición final: Para terminar envía unos saludos. Primero de quienes estan con él: Aristarco, Marcos (el autor del segundo evangelio y primo de Bernabe), Jesús el Justo, Epafras, Lucas (el medico y autor del tercer evangelio y Hechos) y Demás (el que después le abandono yéndose al mundo 2 Tim 4:10). Luego Pablo envía sus propios saludos personales a los hermanos de Laodicea, Ninfas y hace una recomendación a Arquipo sobre su ministerio.
La bendición final prueba el uso del amanuense, lo único escrito de puño y letra del Apóstol es el final, este era como su sello apostólico.
SINOPSIS CARTA A FILEMON
FILEMÓN, DESTINATARIO DE LA CARTA.
Su nombre entró en la historia gracias a esta breve carta que le dirigió San Pablo. De él no tenemos otros datos sino los que aquí nos da el Apóstol.
Parece que era de Golosas, pues de allí era Onésimo, su esclavo (cf. Col 4:9). Había sido convertido a la fe por el Apóstol (cf. Flm_1:19), probablemente durante el trienio de predicación en Efeso (cf. Act 19:10; 20:31), ya que personalmente San Pablo nunca estuvo en Colosas (cf. Gol 1:7; 2:1). Debía de ser de posición bastante acomodada, pues su casa era lugar de reunión de los fieles (Flm_1:1; cf. Rom 16:5; 1 Cor 16:19; Col 4:15). San Pablo le trata con sumo cariño y confianza (cf. v.8.17.19.21) y le llama su "colaborador" (v.1), lo que deja entrever que era cristiano activo en la difusión del Evangelio. Es probable que Apia y Arquipo, mencionados junto con Filemón en el saludo de la carta (cf. v.1), sean esposa e hijo, respectivamente.
OCASIÓN DE LA CARTA.
La ocasión de la carta es un asunto de familia. Onésimo, esclavo de Filemón, se había escapado de casa de su amo, llevando acaso dinero o cosa que lo valía (cf. v.18). No sabemos por qué se escapó. Pablo habla a Filemón de que en un tiempo le fue "inútil" (v.11), lo que parece dar a entender que había sido perezoso, y quizás había escapado precisamente para sustraerse al trabajo.
Lo cierto es que, tratando de escapar de su amo y de la justicia civil, acabó en Roma, donde, como decía Tácito (An. 15:44), "afluye gente de todas partes y se exaltan todos los crímenes y verguetas." Allí se encontró con San Pablo, a quien probablemente había visto en Efeso, o de quien por lo menos había oído hablar en Colosas a su amo Filemón. Es posible que el mismo Onésimo le buscase, tratando de encontrar en él protección, comenzando ya a preocuparle su situación de fugitivo, en peligro de ser arrestado y fuertemente castigado, como solía hacerse en estos casos. San Pablo le acogió con bondad y, como era fácil de prever, después de cierto tiempo, el esclavo se hizo cristiano (cf. v.10). Habiendo provisto así a su alma, quedaba por proveer a su situación civil. Parece que San Pablo, en un principio, pensó en retenerlo junto a sí, contando sin duda con la aquiescencia de Filemón (cf. v.13-14); pero luego juzgó más oportuno remitirlo a su amo.
Precisamente en aquellos días estaba para partir para Colosas Tíquico, el portador de la carta a los Colosenses, y el Apóstol juzgó que era buena ocasión para confiarle a Onésimo (cf. Col 4:7-9), al mismo tiempo que entregaba al esclavo fugitivo esta breve carta de recomendación con que poder presentarse de nuevo a su amo. La fecha, pues, es la misma que la de la carta a los Colosenses, es decir, a fines de la primera cautividad romana de Pablo.
(Tomado del comentario a la biblia de los profesores de la universidad de Salamanca)
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