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BOSQUEJO - SERMÓN: ELISEO Y LA PROVISIÓN DE DIOS: EL BOSQUEJO QUE TE ENSEÑA A CONFIAR EN SU FIDELIDAD EN TIEMPOS DE ESCASEZ

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BOSQUEJO

Tema: 2 Reyes. Título: ELISEO Y LA PROVISIÓN DE DIOS: EL BOSQUEJO QUE TE ENSEÑA A CONFIAR EN SU FIDELIDAD EN TIEMPOS DE ESCASEZ Texto: 2 Reyes 4: 38-44. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz


Introducción:

A. En este texto, que nos habla sobre la provisión de Dios, se destacan varios personajes sobre los cuales centraremos hoy nuestra enseñanza. Veremos sus acciones y la relación que estas tienen con la provisión de Dios. (Dos minutos de lectura). 


i. LOS HIJOS DE LOS PROFETAS (ver 38)

A. Tenemos una hambruna en la tierra y ciertamente tanto Eliseo como la escuela de profetas la están sufriendo también. Para matizar esto, debemos comprender que tanto el uno como los otros son siervos fieles de Dios y aun así deben sufrir esta situación difícil al igual que los demás.

B. Ser fieles a Dios no nos exime de pasar momentos difíciles, entre otras cosas porque es allí donde podemos conocer al Dios que provee.


 

ii. EL CRIADO DE ELISEO (ver 38-39)

A. Eliseo tiene un criado, de nombre Giezi. Dirigiéndose a él, le ordena hacer una especie de sopa o compota, y le ordena también no hacer poca, por lo que debe poner una olla grande. Mostrándose muy diligente, el criado va al campo y empieza a recoger todo aquello que según su pensamiento le sirve para la receta. Hecha la sopa, la sirve a la compañía de profetas, pero descubre al instante que esta preparación estaba malograda por cuenta de algunos ingredientes que Giezi le había puesto.

Luego de ello, Eliseo realiza un milagro a través del cual Dios quitó la muerte de la comida.

B. Tengamos en cuenta que Eliseo pudo haber hecho un milagro para proveer de alimento a los profetas y en primera instancia no lo hace. Sin embargo, lo que pide en esta ocasión es trabajo y diligencia de una persona. Lo anterior demuestra que la provisión de Dios en muchos casos no tiene que ver con milagros sobrenaturales, sino que Dios usa y respalda nuestro trabajo y diligencia para proveernos. Sin embargo, hay casos en los cuales Dios actúa milagrosamente para cubrir nuestros errores.



iii. EL HOMBRE DE BAAL-SALISA (ver 42-44)

A. Pasando a otro milagro de provisión, tenemos ahora a un hombre de quien se nos dice su procedencia (Baal-salisa) y además se nos cuenta sobre su ofrenda de primicias (veinte panes de cebada y trigo nuevo en su espiga). Esta ofrenda que el hombre trae a Eliseo es usada por el profeta para realizar un milagro muy parecido al que Jesús hizo cuando multiplicó los panes y los peces.

Estos panes fueron multiplicados para dar de comer a cien personas, contada la incredulidad de Giezi («¿Cómo pondré esto delante de cien hombres?»).

B. Caemos en cuenta al leer este pasaje de la importancia de nuestras ofrendas en cuanto a que son estas las que usa Dios muchas veces para proveer a su obra y a otros.



Conclusión:

A. La historia de Eliseo nos enseña que la provisión divina no solo proviene de milagros, sino también de nuestra fe y trabajo diligente. Dios puede multiplicar lo que ofrecemos y usar nuestras acciones para bendecir a otros. Confiar en su provisión requiere fe, obediencia y generosidad. 


VERSIÓN LARGA


En el corazón de la historia de Eliseo, un relato de fe y provisión se despliega con cada detalle. En 2 Reyes 4:38-44, encontramos un hermoso tapiz de personajes que, en medio de la adversidad, nos enseñan sobre la fe y la generosidad de Dios. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la esencia de la provisión divina y cómo nuestras acciones, incluso en tiempos difíciles, pueden ser utilizadas por Dios para llevar a cabo sus propósitos.

Comenzamos con los hijos de los profetas, quienes, al igual que Eliseo, se encuentran en medio de una hambruna. Es importante notar que estos hombres, dedicados y fieles a Dios, no están exentos de las dificultades que enfrentan quienes no creen. La vida les presenta desafíos, y aquí es donde la historia se vuelve particularmente profunda. Ser fiel a Dios no significa que no pasaremos por momentos difíciles. De hecho, es en esas circunstancias desafiantes donde podemos conocer verdaderamente al Dios que provee. La hambruna que enfrentan no es solo física, sino también espiritual, y esta situación les ofrece la oportunidad de experimentar la provisión de Dios de una manera que de otro modo no podrían.

A veces, en nuestra vida, enfrentamos situaciones que parecen insuperables. Nos encontramos en la necesidad, en la escasez, y la desesperación nos rodea. Sin embargo, es en esos momentos oscuros donde la luz de la provisión divina puede brillar con mayor intensidad. Dios no se aleja de nosotros en nuestras dificultades; al contrario, estos momentos pueden ser la puerta de entrada a un conocimiento más profundo de Su carácter y de Su capacidad para proveer.

Eliseo, al ver la necesidad de sus discípulos, no se queda de brazos cruzados. Se dirige a su criado, Giezi, y le da instrucciones claras para preparar una comida. La diligencia de Giezi es notable; él va al campo en busca de lo que puede encontrar para hacer la sopa. Sin embargo, en su búsqueda, comete un error al recoger ingredientes inadecuados que convierten la comida en algo envenenado. Aquí es donde la historia da un giro notable. Eliseo, en vez de hacer un milagro inmediato para solucionar el problema, utiliza el trabajo y el esfuerzo de Giezi. Este detalle es fundamental: la provisión de Dios, en muchas ocasiones, no se manifiesta a través de milagros sobrenaturales, sino a través del esfuerzo humano respaldado por la gracia divina.

La historia de Giezi nos recuerda que nuestras acciones son significativas. Dios puede multiplicar nuestros esfuerzos, pero primero debemos estar dispuestos a trabajar. La fe no es solo esperar que Dios actúe; es también poner manos a la obra, tomar iniciativa y ser diligentes en nuestras responsabilidades. La provisión divina a menudo se entrelaza con nuestra disposición a actuar. Y cuando fallamos, como Giezi, la gracia de Dios está lista para intervenir. Eliseo, con su fe y su obediencia a la voz de Dios, transforma lo que podría haber sido un desastre en una oportunidad para experimentar el poder de Dios al purificar la comida.

A medida que avanzamos en la historia, encontramos a otro personaje: un hombre de Baal-Salisa, que aparece con una ofrenda de primicias. Este acto de generosidad es significativo. Trae consigo veinte panes de cebada y espigas de trigo nuevo, una ofrenda que podría parecer insignificante frente a la necesidad de alimentar a cien hombres. Sin embargo, es aquí donde la historia se vuelve aún más conmovedora. Eliseo toma esta ofrenda y, a pesar de la incredulidad de Giezi, realiza un milagro que recuerda la multiplicación de los panes y los peces en el Nuevo Testamento. Este milagro no solo satisface el hambre física de los profetas, sino que también subraya la importancia de las ofrendas que hacemos a Dios.

Las ofrendas que presentamos son una expresión de nuestra fe y confianza en la provisión de Dios. En un mundo que a menudo nos anima a aferrarnos a lo que tenemos, Dios nos invita a soltarlo y a compartirlo. La generosidad, entonces, se convierte en un acto de fe. Cuando damos, no solo estamos apoyando una causa, sino que estamos abriendo la puerta a que Dios haga algo extraordinario con lo que consideramos pequeño. Nuestras ofrendas, por humildes que sean, son la semilla a partir de la cual Dios puede hacer crecer un milagro.

La historia de Eliseo nos enseña que la provisión divina no se limita a actos sobrenaturales. Dios utiliza nuestras acciones, nuestro trabajo y nuestras ofrendas para cumplir sus propósitos. Nos recuerda que, aunque enfrentemos escasez y dificultad, siempre hay espacio para la fe y la generosidad. La clave reside en nuestra disposición a ser parte de la solución, a actuar con valentía y a dar con un corazón generoso.

Al reflexionar sobre este pasaje, nos encontramos en un momento de autoconocimiento. ¿Cómo respondemos ante la necesidad? ¿Con temor y reticencia, o con fe y generosidad? La provisión de Dios está disponible para todos, pero a menudo requiere que nosotros tomemos el primer paso. Al igual que los hijos de los profetas, Giezi y el hombre de Baal-Salisa, tenemos un papel que desempeñar en el plan de Dios. La fe no solo se trata de esperar lo que Dios hará, sino de participar activamente en el proceso.

Así que, cuando te enfrentes a la escasez, recuerda que Dios es un proveedor fiel. Cuando sientas que no tienes suficiente, mira a tu alrededor y considera lo que puedes ofrecer. Puede que no parezca mucho, pero en las manos de Dios, se convierte en algo extraordinario. No subestimes el poder de tu trabajo, tu generosidad y tu fe. Dios puede tomar lo que ofreces y multiplicarlo de maneras que nunca imaginaste.

La historia de Eliseo es un recordatorio poderoso de que la provisión de Dios no solo se manifiesta en lo sobrenatural, sino también en la vida cotidiana. A través de nuestro trabajo diligente, nuestras ofrendas y nuestra fe, somos parte de un milagro en acción. Confiar en la provisión de Dios requiere más que palabras; requiere acción, generosidad y un corazón dispuesto a ser usado. Así que, en cada acción, en cada ofrenda, en cada respuesta a la necesidad, recordemos que estamos colaborando con Dios en la obra de su reino. Y, al final, podemos estar seguros de que, en su infinita bondad, Él proveerá.

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