DEVOCIONAL: CAMINOS DE MUERTE

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte".

(Proverbios 14: 12)

Dos veces en el libro de Proverbios (14:12 y 16:25) aprendemos que el juicio del hombre sobre lo correcto no es confiable. Lo que le parece correcto termina en desastre y muerte.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Armada dio una vívida ilustración de esto a su personal de vuelo. Trataban de enseñarles que cuando volaban a grandes alturas y no usaban su oxígeno, no podían confiar en sus sentidos. Se ordenó a un piloto que entrara en una cámara de descompresión y se sentara en una mesa en la que había una hoja de problemas matemáticos. El oxígeno fue retirado de la cámara para simular grandes altitudes. Cuando el aire se hizo menos denso, se le pidió al piloto que resolviera los problemas. También le dijeron que nadie lo había hecho correctamente hasta ahora.

El piloto se apresuro a resolver los problemas con la mayor confianza de que había golpeado el sistema. Los problemas parecían fáciles, y tenía la certeza de que recibiría una puntuación perfecta. No había duda en su mente al respecto. Pero cuando el oxígeno fue devuelto a la cámara, y emergió para corregir su papel, descubrió que su capacidad para resolver problemas se había visto seriamente afectada por la falta de oxígeno que llegaba a su cerebro. La lección fue, por supuesto, que si volaba a grandes alturas sin usar oxígeno, no sería capaz de confiar en su propio juicio, y estaría invitando a un choque.

El juicio del hombre ha sido seriamente afectado por el pecado. Se siente absolutamente seguro de que el camino al cielo es hacer lo mejor que pueda. Si le dices que nadie se ha salvado con buenas obras, todavía tiene la confianza de que será el primero en vencer al sistema. Él está seguro de que Dios nunca lo alejaría de las puertas del cielo. Pero él está equivocado, y si persiste en su falta de "oxígeno espiritual", perecerá. Su seguridad reside en confiar en la Palabra de Dios en lugar de en su propio juicio. Si lo hace, se arrepentirá de sus pecados y recibirá al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador. 

William Macdonald.