Tema: Josué. Título: 🔥 EL DÍA QUE EL SOL SE DETUVO: ¡El IMPOSIBLE MILAGRO de Josué que la CIENCIA no puede explicar! 🌞⏳ Texto: Josué 10: 12 – 14. Autor: Pastor Edwin Guillermo Núñez Ruiz.
Introducción:
A. Este es un pasaje controversial por dos razones:
1. La manera como ora Josué implica el movimiento del sol y no el de la tierra.
2. El pasaje nos dice que un día se alargó para que Josué pudiera ganarla batalla.
Por la ciencia sabemos que ambas cosas no pueden ser.
B. Vamos entonces a explicar hoy este pasaje refiriéndonos a dos ítems:
I. LA ORACIÓN DE JOSUE (Ver 12).
A. Según leemos la oración de Josué donde le pide que el sol y la luna se detengan para así poder culminar con la derrota a los Cananeos hasta el fin.
B. En seguida aparece la objeción: Pero hoy sabemos que lo que se mueve es la tierra no el sol y mucho menos la luna. Se sigue, ¿Josué oro mal y aun así Dios le contesto?
C. ¿Qué respuesta se puede dar?
1. La mas acertada es reconocer que Josué oro mal.
2. Aun si Josué hubiere orado conociendo los movimientos de la tierra, no habría problema alguno, me explico. Si con el conocimiento que hoy tenemos de los movimientos de la tierra alguien orara diciendo: Señor que hoy no salga el sol o Señor que hoy no se ponga el sol ¿alguien lo acusaría de estar orando mal dado que la que se mueve es la tierra y no el sol?
Por su puesto que no ¿Por qué? Por que se entendería no literalmente sino como una manera cotidiana de hablar, un recurso para expresar una idea que puede querer decir algo como: “que no amanezca o que no se acabe el día”
De la misma manera (y aunque seguramente Josué nada sabía de astronomía) esta oración no se debería tomar literalmente sino como una forma de expresarse.
En conclusión, cualquiera fuera el caso, la cita no debe interpretarse al pie de la letra sino como una expresión poética.
3. Por último, aunque Josué hubiera orado mal Dios sabía lo que Josué quería decirle y por ello le respondió.
II. EL HECHO DE LA PROLONGACIÓN (Ver 13 – 14).
A. El versículo 13 dice claramente que: El sol se detuvo y la luna se paró ¿Cómo se explica esto?:
1. La tierra literalmente se detuvo, el día se alargó.
2. La tierra no se detuvo solo hubo más horas de luz y por ello quien escribe interpreta que el día se alargó.
No importa que fuera lo que ocurrió, sabemos que ambas cosas requerían una intervención de Dios para suceder. Claro, la primera más espectacular que la segunda, igual ambas milagros de Dios.
Conclusiones:
La historia muestra que las oraciones pueden expresarse en formas poéticas o figuradas, y Dios responde a la intención. Aunque la ciencia explica movimientos diferentes, el milagro revela el poder de Dios para intervenir en la naturaleza. La oración debe ser grande y confiada, sabiendo que Dios entiende nuestro corazón, incluso en errores.
VERSIÓN LARGA
El relato de Josué 10:12-14, donde se narra el asombroso suceso del día que el sol se detuvo, es uno de esos pasajes que despiertan tanto curiosidad como controversia. En un mundo donde la ciencia nos ha iluminado sobre los movimientos celestiales, la idea de que el sol se detenga y el día se alargue puede parecer un desafío a nuestra comprensión. Sin embargo, al sumergirnos en esta historia, encontramos profundas lecciones sobre la fe, la oración y la soberanía de Dios que trascienden cualquier debate científico.
El contexto de este milagro es la batalla de Josué contra los cananeos. Mientras luchaba por la tierra prometida, la situación se tornó crítica. Josué, viendo que el sol se estaba poniendo y que su victoria estaba en juego, levantó su voz al cielo y oró: "Sol, detente en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ajalón". Esta oración, aunque aparentemente simple, revela la urgencia de su corazón y su profunda confianza en el poder de Dios. Aquí es donde encontramos el primer elemento fundamental de esta historia: la oración de Josué.
La forma en que Josué ora puede generar confusión, especialmente cuando consideramos lo que sabemos hoy sobre el sistema solar. La mayoría de nosotros sabemos que es la Tierra la que gira alrededor del sol, y no al revés. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿oró mal Josué? En realidad, la respuesta a esta pregunta es un recordatorio de que la oración no siempre tiene que ser teológicamente precisa o científicamente correcta para ser efectiva. Lo que realmente importa es la intención detrás de la oración.
Es posible que, al no tener conocimiento de la astronomía, Josué usara un lenguaje que reflejaba su comprensión del mundo. Pero, ¿es eso motivo para desestimar su oración? No. Si hoy alguien orara pidiendo que el sol no se ponga, no lo consideraríamos un error, sino una expresión de una necesidad. La oración de Josué puede verse como una forma poética de expresar su deseo de continuar la batalla, de luchar hasta que la victoria estuviera asegurada.
Dios, en su infinita sabiduría y comprensión, entendió el corazón de Josué. No se detuvo a analizar la forma en que se expresó, sino que vio su fe y su urgencia. Esta es una lección poderosa para nosotros: Dios responde no solo a nuestras palabras, sino a la intención detrás de ellas. A veces, en nuestra búsqueda de Dios, podemos no tener las palabras perfectas, pero lo que importa es que nos acerquemos a Él con fe y sinceridad.
La historia continúa con la afirmación de que el sol se detuvo y la luna se paró. Aquí es donde entramos en el segundo aspecto del relato: el milagro de la prolongación del día. La afirmación de que el sol y la luna se detuvieron puede parecer un desafío a la lógica científica. Sin embargo, independientemente de cómo entendamos este evento, lo que está claro es que se trató de una intervención divina.
Es interesante notar que, aunque el pasaje menciona que el sol se detuvo, también hay una interpretación que sugiere que Dios simplemente alargó el día, permitiendo que hubiera más horas de luz. Este tipo de milagro, aunque menos espectacular que un sol detenido, no es menos poderoso. La naturaleza de Dios es tal que puede intervenir de maneras que van más allá de nuestra comprensión. La ciencia puede explicarlo de una manera, pero la fe nos lleva a entender que Dios es el autor de todo, y que Su poder puede manifestarse de formas inesperadas.
La clave aquí es que, independientemente de cómo ocurriera, lo importante es que hubo una intervención divina que permitió que Josué obtuviera la victoria. En momentos de desesperación, cuando nuestras fuerzas parecen agotarse y las circunstancias se tornan desfavorables, podemos clamar a Dios con la certeza de que Él escucha y responde. La oración de Josué es un testimonio de que, cuando nos dirigimos a Dios con fe, Él puede hacer lo que parece imposible.
En un sentido más amplio, el relato del día que el sol se detuvo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias oraciones y cómo nos acercamos a Dios. A menudo, podemos sentir que nuestras oraciones son demasiado pequeñas, demasiado limitadas o incluso poco inteligentes. Sin embargo, este pasaje nos muestra que nuestras palabras no tienen que ser perfectas. Lo que realmente importa es la fe que las respalda.
Las oraciones de gran envergadura son aquellas que brotan de un corazón que confía en el poder de Dios. Cuando enfrentamos batallas en nuestras vidas, ya sea en nuestras relaciones, en nuestro trabajo o en cualquier otro ámbito, podemos levantarnos en oración, confiando en que Dios está dispuesto a intervenir. La historia de Josué es un recordatorio de que el tamaño de nuestra fe puede influir en el desenlace de nuestras batallas.
Además, este pasaje resalta la importancia de la comunidad en la oración. Josué no estaba solo en esta batalla; sus hombres estaban a su lado, luchando con él. La unidad en la oración es poderosa. Cuando nos unimos en fe, clamando a Dios juntos, el impacto de nuestras oraciones aumenta. La comunidad de creyentes puede ser un refugio en tiempos de crisis, y el apoyo mutuo puede ser el aliento que necesitamos para perseverar en nuestras luchas.
En conclusión, la historia del día que el sol se detuvo es un poderoso recordatorio del poder de la oración y la intervención divina. A través de la oración de Josué, aprendemos que no necesitamos tener todas las respuestas o ser teológicamente perfectos para acercarnos a Dios. Lo que realmente importa es la fe que ponemos en Él.
Dios escucha nuestras oraciones, incluso cuando no son perfectas. Nos invita a clamar a Él en nuestras necesidades, sabiendo que puede hacer más de lo que pedimos o entendemos. La prolongación del día no solo fue un milagro que permitió a Josué ganar una batalla; fue una manifestación del amor y el poder de Dios en acción.
Así que, cuando enfrentes tus propias batallas, recuerda la historia de Josué. Alza tu voz al cielo con confianza, sabiendo que Dios entiende tu corazón y que, en Su tiempo, puede cambiar la dirección de tu vida. La oración es un puente hacia el poder divino, y nunca subestimes la capacidad de Dios para obrar en tu situación. La historia del sol que se detuvo nos inspira a seguir orando, a seguir creyendo y a seguir confiando en el Dios que hace lo imposible.
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