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✝️BOSQUEJO - ✝️SERMÓN - ✝️PREDICA: ✝️SOBRE LA INMADUREZ ESPIRITUAL✝️


BOSQUEJO (Versión corta)

Tema: Discipulado. Título: Sobre la inmadurez espiritual Texto: Hebreos 5: 11 – 14.


Introducción:

A. El enanismo es una alteración genética que no le permite a la persona crecer. En la vida cristiana existe esta misma alteración, existen personas que no crecen a pesar de sus años en Cristo, personas que se estancan.  Ya hemos notado como el escritor de Hebreos guiado por el E.S. está tratando con alguna grave y urgente condición de enfriamiento y desapasionamiento en la iglesia y por eso ha usado expresiones exactas, contundentes y fuertes, en esta ocasión no será la excepción. 

El autor de la carta a los hebreos le va a hablar a estas personas, mas que eso las va a propinar un fuerte regaño y por eso usara expresiones bien fuertes:

I. TARDOS PARA OÍR (Ver 11)


A.  EXPLICACIÓN DEL TEXTO

1. Las primeras palabras del versículo 11 expresan una frustración en el autor de la carta. Él ha venido hablando acerca del sacerdocio de Cristo y de repente se detiene ya que no puede explicarles más pues el nivel de conocimiento espiritual y bíblico de los oyentes es bajo. Esta declarando una realidad de la iglesia.

2. La razón de ese bajo conocimiento espiritual es que ellos: “SE HABÍAN HECHO TARDOS PARA OÍR”

a. ¿Que es tardos? Gr notros: mente lenta, obtusa, torpe para entender, dura de oído, distraída de retener (Barklay, comentario hebreos). Tal era la condición de ellos; lo contrario sería empeño, solicitud para oír el mensaje.

b. ¿Quienes se habían hechos tardos? Note que nadie los puso en esa condición, no fue el pastor, no fue su familia etc., ellos mismos se hicieron tardos, ellos tomaron malas decisiones y así llegaron a esa situación.

B. APLICACIÓN

1. Nosotros también podemos caer en ese estado espiritual, adquirir esta enfermedad, podemos volvernos lentos para entender y duros de oídos cuando no ponemos empeño y solicitud en la Palabra de Dios. Cuando no nos congregamos, cuando rehusamos ser discipulados, cuando no hacemos el devocional etc. El principal problema de esta enfermedad es que nos hace desobedientes y esto conduce a la incredulidad y esta a su vez a la caída espiritual.


II. DEBIENDO SER YA MAESTROS (Ver 12)


A. EXPLICACIÓN DEL TEXTO

1. El autor supone correctamente que entre más tiempo pase una persona en Cristo, mas conocimiento debe tener, a tal punto que debería ser MAESTRA de la Palabra de Dios. Como no ve esto en sus oyentes lanzas las fuertes palabras: "DEBIENDO SER YA MAESTROS".

2. Maestro gr didaskalo: que guía a otro hacia un fin. Después de tanto tiempo ustedes ya deberían ser guías. 

B. APLICACIÓN

1. Este pasaje declara algo muy importante  y es que todos deberíamos ser maestros. En cumplimiento de la gran comisión todos los creyentes deberíamos ser maestros, guías de otros, que los evangelicemos, que los discipulemos.

2 Y es la pereza, la falta de diligencia, de solicitud lo que no nos permite cumplir con esto.

3. ¿Cuánto tiempo necesita un creyente para ser maestro?  Apreciación personal:

a. Creo que una persona con interés y empeño, con un buen maestro estaría lista en alrededor de un año para guiar a otros en lo básico.

b. Creo una persona en las mismas condiciones y que estudiara tres años podría dictar un curso un poco mas avanzado.

c. Y una con 5 años podría predicar y enseñar cursos mas avanzados. De allí en adelante toda la vida para seguir aprendiendo.


III. SON NIÑOS, INMADUROS (Ver 13)


A. EXPLICACIÓN DEL TEXTO

1. El niño espiritual es aquel que:

a. Necesita leche: es decir enseñanzas básicas, no puede entender más. En (6: 1 – 2) nos da ejemplos de lo que es esa leche.

b. Es engañable: (Efesios 4:14)

c. Es contencioso: (1 Cor 3: 1 -3)

2. Por el contrario un padre espiritual es:

a. Es entendido (5:14)
b. Discierne lo bueno y lo malo (5:14)

B. PREGUNTA:

1. ¿Es usted un niño o un padre espiritual?

Conclusión: 

La falta de crecimiento espiritual es peligrosa para los cristianos. Nos vuelve desobedientes y lleva a la incredulidad. Debemos esforzarnos en la Palabra de Dios, congregarnos, y discipular a otros. Así seremos maduros en la fe y podremos guiar a otros eficazmente.


VERSIÓN LARGA
Peligros para el cristiano: Enanismo Espiritual

La carta a los Hebreos presenta varios desafíos y advertencias para los cristianos, uno de los más importantes es el enanismo espiritual. Esta condición no permite a los creyentes crecer en su fe y conocimiento, a pesar del tiempo que llevan en Cristo. Hebreos 5:11-14 se enfoca en esta problemática, dirigiéndose a aquellos que han caído en un estado de estancamiento espiritual.

El enanismo es una alteración genética que impide el crecimiento físico de una persona. De manera similar, en la vida cristiana existe una alteración que impide el crecimiento espiritual, afectando a aquellos que no avanzan en su relación con Dios, a pesar de sus años de fe. El autor de Hebreos, guiado por el Espíritu Santo, aborda con firmeza esta condición de enfriamiento y falta de pasión en la iglesia. Sus palabras son contundentes y directas, buscando despertar a los creyentes de su letargo espiritual.

I. Tardos para Oír

El versículo 11 expresa una frustración del autor, quien ha estado enseñando sobre el sacerdocio de Cristo pero se detiene abruptamente, ya que los oyentes no pueden entender más debido a su bajo nivel de conocimiento espiritual. La razón principal de esta falta de entendimiento es que "se habían hecho tardos para oír".

La palabra "tardos" proviene del griego "notros", que significa mente lenta, obtusa, torpe para entender, dura de oído y distraída para retener. Esta era la condición de los creyentes a quienes el autor se dirigía. Ellos mismos se habían colocado en esta situación, tomando malas decisiones y no poniendo empeño en la Palabra de Dios.

Esta realidad no solo aplicaba a los destinatarios originales de la carta, sino también a nosotros hoy. Podemos caer en un estado similar si no somos diligentes en nuestra vida espiritual. Podemos volvernos lentos para entender y duros de oído cuando no prestamos atención a la Palabra de Dios, no nos congregamos, rehusamos ser discipulados y descuidamos nuestra relación personal con Dios. Esta falta de empeño nos lleva a la desobediencia, lo que a su vez genera incredulidad y caída espiritual.

El autor nos llama a reflexionar sobre nuestra actitud hacia la enseñanza y la Palabra de Dios. Es un llamado a examinar nuestra disposición a escuchar y aprender. En un mundo lleno de distracciones, es fácil volverse negligente en nuestra relación con Dios. Sin embargo, debemos recordar que el crecimiento espiritual requiere esfuerzo y dedicación. Debemos ser intencionales en nuestra búsqueda de la verdad y en nuestra relación con Dios. Esto implica no solo escuchar, sino también actuar según lo que aprendemos.

La falta de crecimiento espiritual no solo afecta nuestra relación con Dios, sino también nuestra capacidad para ser efectivos en nuestro testimonio y ministerio. Si somos tardos para oír, no podremos enseñar y discipular a otros de manera efectiva. Por lo tanto, el llamado a no ser tardos para oír es un llamado a la responsabilidad y al compromiso con nuestra fe.

II. Debiendo ser ya Maestros

El versículo 12 señala que, después de tanto tiempo en Cristo, los creyentes deberían ser maestros de la Palabra de Dios. Sin embargo, el autor observa que esto no es así, y por eso usa palabras fuertes: "Debiendo ser ya maestros".

El término "maestro" en griego es "didaskalos", que se refiere a alguien que guía a otros hacia un fin. El autor de Hebreos hace un llamado a todos los creyentes a ser guías para otros, cumpliendo así con la Gran Comisión de discipular a todas las naciones. La pereza y falta de diligencia impiden que los creyentes alcancen este objetivo.

Se plantea la pregunta: ¿Cuánto tiempo necesita un creyente para ser maestro? En la opinión del autor, una persona con interés y empeño, con un buen maestro, podría estar lista en alrededor de un año para guiar a otros en lo básico. Con tres años de estudio, podría enseñar un curso más avanzado, y con cinco años, predicar y enseñar cursos más profundos. El aprendizaje continúa toda la vida.

El llamado a ser maestros no es solo para unos pocos, sino para todos los creyentes. Todos estamos llamados a ser discípulos y a discipular a otros. Esto implica no solo adquirir conocimiento, sino también vivir de acuerdo con ese conocimiento y compartirlo con otros. La falta de crecimiento en este aspecto puede ser un obstáculo para el cumplimiento de nuestra misión como creyentes.

La pereza espiritual es uno de los mayores obstáculos para el crecimiento y la efectividad en el ministerio. Debemos luchar contra esta tendencia y ser diligentes en nuestro estudio de la Palabra de Dios y en nuestra práctica de la fe. Solo entonces podremos cumplir con nuestro llamado a ser maestros y guías para otros.

III. Son Niños, Inmaduros

El versículo 13 describe a los creyentes como niños espirituales, que necesitan leche, es decir, enseñanzas básicas, ya que no pueden entender más. En Hebreos 6:1-2, se dan ejemplos de lo que es esa leche espiritual. Los niños espirituales son engañables (Efesios 4:14) y contenciosos (1 Corintios 3:1-3).

En contraste, un padre espiritual es entendido y discierne lo bueno y lo malo (Hebreos 5:14). La madurez espiritual es vital para el crecimiento de la iglesia y para cumplir con la misión de guiar a otros en el camino de la fe.

El autor de Hebreos confronta a los creyentes con esta pregunta: ¿Eres un niño o un padre espiritual? Esta confrontación busca motivar a los cristianos a evaluar su condición espiritual y a esforzarse por crecer y madurar en su fe.

La inmadurez espiritual es peligrosa porque nos hace vulnerables a las falsas enseñanzas y a las divisiones dentro del cuerpo de Cristo. Los niños espirituales son fácilmente engañados y pueden ser arrastrados por cualquier viento de doctrina. Además, son propensos a las contiendas y divisiones, lo que afecta la unidad y el testimonio de la iglesia.

Por el contrario, los creyentes maduros son capaces de discernir lo bueno y lo malo. Son estables en su fe y pueden enseñar y guiar a otros. La madurez espiritual no se alcanza de la noche a la mañana, sino que es el resultado de una búsqueda constante de Dios y de un compromiso con Su Palabra. Debemos esforzarnos por crecer en nuestra fe y buscar la madurez espiritual para ser efectivos en nuestro ministerio y en nuestra relación con Dios.

Conclusión

En resumen, el enanismo espiritual es una condición que impide el crecimiento de los cristianos. La falta de diligencia y empeño en la vida espiritual conduce al estancamiento, la desobediencia y la incredulidad. El autor de Hebreos nos insta a ser diligentes en la Palabra de Dios, a congregarnos y a discipular a otros para ser maduros en la fe y guiar a otros eficazmente.

Este llamado a la madurez espiritual es esencial para el cumplimiento de la misión de la iglesia y para el crecimiento personal de cada creyente. Debemos esforzarnos por crecer en nuestra relación con Dios, estudiar Su Palabra y ser guías para otros, cumpliendo así con la Gran Comisión y edificando el cuerpo de Cristo.

La falta de crecimiento espiritual no solo afecta nuestra relación con Dios, sino también nuestra capacidad para ser efectivos en nuestro testimonio y ministerio. Si somos tardos para oír, no podremos enseñar y discipular a otros de manera efectiva. Por lo tanto, el llamado a no ser tardos para oír es un llamado a la responsabilidad y al compromiso con nuestra fe.

Debemos luchar contra la pereza espiritual y ser diligentes en nuestro estudio de la Palabra de Dios y en nuestra práctica de la fe. Solo entonces podremos cumplir con nuestro llamado a ser maestros y guías para otros.

La inmadurez espiritual es peligrosa porque nos hace vulnerables a las falsas enseñanzas y a las divisiones dentro del cuerpo de Cristo. Los niños espirituales son fácilmente engañados y pueden ser arrastrados por cualquier viento de doctrina. Además, son propensos a las contiendas y divisiones, lo que afecta la unidad y el testimonio de la iglesia.

Por el contrario, los creyentes maduros son capaces de discernir lo bueno y lo malo. Son estables en su fe y pueden enseñar y guiar a otros. La madurez espiritual no se alcanza de la noche a la mañana, sino que es el resultado de una búsqueda constante de Dios y de un compromiso con Su Palabra.

En conclusión, debemos esforzarnos por crecer en nuestra fe y buscar la madurez espiritual. Solo entonces podremos ser efectivos en nuestro ministerio y en nuestra relación con Dios, cumpliendo con nuestro llamado a ser maestros y guías para otros.

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