BOSQUEJO - SERMON: EL EXITO DE LOS PECADORES ES UNA TRAMPA: TRES CONSECUENCIAS QUE JOB REVELA Y COMO EVITAR CAER EN ELLAS

VIDEO DE LA PREDICA

EL EXITO DE LOS PECADORES ES UNA TRAMPA: TRES CONSECUENCIAS QUE JOB REVELA Y COMO EVITAR CAER EN ELLAS

Introducción

Prepara una caja (puede ser una caja decorada) y llena de papeles que contengan diferentes situaciones o decisiones malas que una persona podría tomar en la vida. Ejemplos de decisiones podrían ser: "Robar para conseguir dinero", "Decidir mentir para salir de un problema" etc.

Pide a un voluntario que saque un papel de la caja y lo lea en voz alta. Luego, la audiencia debe discutir las posibles consecuencias de esa decisión, tanto a corto como a largo plazo. 

En Job 24, Job describe las acciones de los malvados y cómo, aunque parecen prosperar en su maldad, sus actos no quedan sin consecuencias. A lo largo del capítulo, Job nos muestra que la injusticia y la opresión que ejercen los impíos tienen un fin, y que sus caminos, aunque parezcan exitosos, están marcados por la maldición y el fracaso. Hoy reflexionaremos sobre tres consecuencias que enfrentan los malvados según este capítulo: sus cosas son malditas, su legado no es perdurable y su destino final es la destrucción. A través de estos puntos, contrastaremos la vida del impío con la vida que Dios desea para nosotros, llamándonos a vivir de manera que nuestras acciones dejen un legado eterno y glorifiquen a Dios.

Hoy exploraremos tres consecuencias que Job revela sobre el "éxito" de los pecadores y cómo podemos evitar caer en la trampa de envidiar o imitar sus caminos.

1. Sus cosas son malditas (Job 24:18)

Explicación: Job describe cómo los malvados, aunque parecen prosperar, están bajo maldición. Sus posesiones y su éxito son efímeros, y no tienen raíces profundas. Aunque puedan disfrutar de riquezas y poder, todo lo que tienen está marcado por la vanidad y la falta de bendición divina. Sus caminos no están alineados con la justicia, y por eso, sus logros carecen de valor eterno.

Aplicación: ¿Qué valor tienen las riquezas si están malditas? Como creyentes, debemos buscar no solo el éxito material, sino la bendición de Dios en todo lo que hacemos. Nuestras posesiones y logros deben estar fundamentados en la justicia y la integridad, no en la opresión o la maldad.

En le proyector se ve una diapositiva con dos columnas una dice:  "a la manera de Dios" y otra "a la manera del mundo". Pídeles que digan cosas sobre como obtener riquezas, llenado las columnas.

Texto adicional: "No aprovechan las riquezas en el día de la ira; más la justicisa librará de la muerte" (Proverbios 11:4, RVR60).

Frase célebre: La riqueza mal adquirida nunca trae felicidad duradera. – Benjamin Franklin.



2. Su legado no es perdurable (Job 24:20)

Explicación: Job señala que el legado de los malvados es efímero. Aunque puedan acumular riquezas y poder, su memoria se desvanecerá con el tiempo. No dejan un impacto positivo en el mundo; por el contrario, su iniquidad será quebrantada como un árbol que cae y es olvidado. Su vida no tiene un propósito eterno.

Aplicación: ¿Qué tipo de legado estoy construyendo? Como creyentes, debemos vivir de manera que nuestras vidas dejen una huella positiva en los demás. Nuestro legado no debe ser temporal, sino eterno, basado en el amor, la justicia y la fe.

Pregunta para reflexionar: Pídeles que escriban una breve carta a su futuro yo, describiendo cómo quieren ser recordados y qué legado desean dejar. Luego, invítalos a compartir con la pareja sus ideas sobre el legado que desean construir.

Texto adicional: "La memoria de los justos será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá" (Proverbios 10:7, RVR60).

Frase célebre: "El verdadero legado no es lo que dejamos en el mundo, sino lo que dejamos en el corazón de los demás." – Anónimo.



3. Su destino final es la destrucción (Job 24:24-25)

Explicación: Job concluye que, aunque los malvados puedan ser exaltados por un tiempo, su destino final es la destrucción. Su éxito es temporal, y al final, serán abatidos y cortados como las espigas en el campo. No hay escapatoria para aquellos que viven en la iniquidad; su fin es seguro.

Aplicación: ¿Estoy viviendo solo para el presente, o estoy pensando en mi destino eterno? Como creyentes, debemos recordar que nuestra vida en la tierra es temporal, pero nuestras decisiones tienen consecuencias eternas. Vivamos de manera que nuestro destino final sea la vida eterna con Dios.

Ilustración: En el proyector hay una serie de palabras que describen cosas que pueden llevar a destruirnos y cosas que nos pueden construir. Debe clasificar estas tarjetas en dos columnas que también están en el proyector: Destrucción u bendición

Texto adicional: "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." (2 Corintios 5:10, RVR60).

Frase célebre: "La maldad puede tener su hora, pero Dios tiene su día" Thomas Watson.



Conclusión: Un llamado a la acción y a la reflexión

TRIVIA (Se proyecta)

Pregunta 1:

¿Cuál es la primera consecuencia que Job revela sobre el "éxito" de los pecadores?

A) Su éxito es eterno.

B) Sus cosas son malditas.

C) Su legado es poderoso.

D) Reciben bendiciones de Dios.


Pregunta 2:

Según Job 24:20, ¿qué tipo de legado dejan los malvados?

A) Un legado de sabiduría.

B) Un legado que perdura para siempre.

C) Un legado efímero y olvidable.

D) Un legado lleno de amor y justicia.


Pregunta 3:

¿Cuál es el destino final de los malvados según Job 24:24-25?

A) La vida eterna.

B) La exaltación y el poder.

C) La destrucción.

D) La riqueza y la fama.


Job 24 nos muestra claramente las consecuencias de vivir una vida alejada de Dios. Los malvados pueden prosperar por un tiempo, pero su fin es la maldición, el olvido y la destrucción. En contraste, nosotros estamos llamados a vivir de manera que nuestras vidas dejen un legado eterno, basado en la justicia, la integridad y la fe. 

Pregunta final: ¿Qué cambios necesito hacer en mi vida para asegurarme de que estoy construyendo un legado que glorifique a Dios?

Texto final de apoyo: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." (Gálatas 6:7, RVR60).

Frase final: "Vive de tal manera que, cuando mires hacia atrás, no tengas arrepentimientos, y cuando mires hacia adelante, veas esperanza." – Anónimo.

Que esta reflexión nos lleve a vivir con propósito, buscando siempre agradar a Dios y dejar un legado que perdure para la eternidad.

VERSIÓN LARGA

El éxito de los pecadores es una trampa: tres consecuencias que Job revela y cómo evitar caer en ellas

Introducción

El libro de Job es uno de los textos más profundos y desafiantes de la Biblia, abordando temas como el sufrimiento humano, la justicia y la fe. En el capítulo 24, Job presenta una crítica aguda sobre la prosperidad de los malvados, quienes parecen florecer en su iniquidad mientras los justos sufren. Sin embargo, Job revela que el éxito de los pecadores es, en realidad, una trampa que los lleva a la perdición. A lo largo de este artículo, analizaremos tres consecuencias que Job destaca sobre la vida de los malvados: sus cosas son malditas, su legado no es perdurable y su destino final es la destrucción. Además, exploraremos cómo podemos evitar caer en estas trampas y vivir de manera que nuestras acciones glorifiquen a Dios.

1. Sus cosas son malditas (Job 24:18)

El capítulo comienza con Job describiendo a los malvados y su aparente éxito. En el versículo 18, Job menciona que el hombre malvado es como una sombra que se desvanece. Este sutil retrato destaca la fragilidad y la transitoriedad de la riqueza y el éxito que los malvados obtienen. Aunque pueden acumular bienes materiales y disfrutar de un estatus elevado, sus posesiones no tienen una base sólida. Todo lo que logran está marcado por la maldición, la vanidad y la falta de bendición divina.

La implicación de esta verdad es profunda. Como creyentes, debemos cuestionar el verdadero valor de nuestras riquezas. ¿De qué sirve acumular bienes si están malditos? Esta pregunta nos lleva a una reflexión crítica sobre nuestras prioridades y motivaciones. ¿Estamos buscando el éxito a cualquier costo, o estamos anhelando lo que es justo y verdadero a los ojos de Dios?

El libro de Proverbios también nos ofrece sabiduría sobre este tema. En Proverbios 11:4 se nos dice: "No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; más la justicia librará de la muerte". Esta afirmación subraya la idea de que la riqueza adquirida sin justicia no tiene valor ante Dios. La historia está llena de ejemplos de personas que, aunque alcanzaron el éxito material, terminaron en la ruina debido a la falta de principios y ética. Benjamin Franklin lo expresó de manera contundente: "La riqueza mal adquirida nunca trae felicidad duradera". Este es un recordatorio constante de que nuestras acciones deben estar alineadas con los principios que agradan a Dios.

Reflexionar sobre esta verdad nos lleva a considerar cómo estamos construyendo nuestras vidas. En lugar de enfocarnos en riquezas efímeras, debemos buscar la bendición y la aprobación de Dios en todo lo que hacemos. Esto implica vivir con integridad y justicia, asegurándonos de que nuestras acciones estén fundamentadas en valores eternos. Preguntémonos: ¿Estoy construyendo mi vida sobre principios que glorifican a Dios, o estoy cediendo a la tentación del éxito a cualquier precio?

Además, debemos recordar que las riquezas pueden convertirse en una trampa si no se manejan con sabiduría. La búsqueda incesante de bienes materiales puede alejarnos de nuestra relación con Dios. En Mateo 6:24, se nos advierte: "Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas". Esta enseñanza nos insta a evaluar nuestras prioridades y a asegurarnos de que nuestra lealtad y devoción estén dirigidas a Dios, no a las posesiones materiales.

2. Su legado no es perdurable (Job 24:20)

Job prosigue señalando que el legado de los malvados es efímero. En el versículo 20, se menciona que su memoria se desvanecerá con el tiempo. Aunque puedan acumular riquezas y poder, el impacto que dejan en el mundo es negativo y, a menudo, se olvida rápidamente. La iniquidad que perpetúan no solo afecta a sus propias vidas, sino que también deja cicatrices en la sociedad. Al final, su vida no tiene un propósito eterno y su legado se desmorona como un árbol que cae y es olvidado.

Esta realidad nos lleva a preguntarnos: ¿Qué tipo de legado estoy construyendo? Como creyentes, estamos llamados a vivir de tal manera que nuestras vidas dejen una huella positiva en el mundo. Nuestro legado no debe ser temporal, basado en el éxito material o la fama, sino eterno, fundamentado en el amor, la justicia y la fe. Es fundamental que nos preguntemos cómo queremos ser recordados. ¿Estamos dedicando nuestros esfuerzos a cosas que tienen verdadero valor eterno?

La Escritura nos advierte en Proverbios 10:7: "La memoria de los justos será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá". Esta verdad subraya la importancia de vivir con propósito, buscando dejar un legado que glorifique a Dios. La vida de los justos es recordada no solo por sus logros, sino por el impacto que tienen en la vida de los demás. Un legado sólido se construye a través de actos de bondad, justicia y amor.

El verdadero legado no es lo que dejamos en el mundo, sino lo que dejamos en el corazón de los demás. Cada acción que tomamos, cada palabra que decimos, tiene el potencial de influir en la vida de otros. Como creyentes, debemos esforzarnos por construir un legado que inspire a las generaciones futuras a seguir un camino de rectitud y fe. Esto significa invertir nuestro tiempo y recursos en relaciones significativas, en ayudar a los necesitados y en promover la justicia y la verdad en nuestra comunidad.

El impacto de nuestras vidas trasciende nuestras posesiones materiales. Un legado duradero se forja a través de la autenticidad de nuestras relaciones y nuestro compromiso con el bien. Al final de nuestros días, lo que realmente importará es cómo hemos amado y servido a los demás, y cómo hemos reflejado el carácter de Cristo en nuestras acciones. Esta es una invitación a vivir con propósito, asegurándonos de que nuestras decisiones diarias construyan un legado que glorifique a Dios y que inspire a otros a seguir Su camino.

Es importante reconocer que el legado que dejamos no solo afecta a nuestras familias, sino también a nuestras comunidades y a la sociedad en su conjunto. Cada acto de bondad, cada decisión justa, contribuye a un mundo más compasivo y justo. Por lo tanto, debemos ser intencionales en nuestras acciones, buscando siempre el bienestar de los demás y promoviendo un legado de amor y justicia.

3. Su destino final es la destrucción (Job 24:24-25)

Finalmente, Job concluye su exposición afirmando que, aunque los malvados pueden ser exaltados por un tiempo, su destino final es la destrucción. En los versículos 24 y 25, Job enfatiza que su éxito es temporal y que, al final, serán abatidos y cortados como espigas en el campo. Este mensaje es un recordatorio sombrío de que la vida de iniquidad no tiene lugar en el plan divino.

Es crucial que nos preguntemos si estamos viviendo solo para el presente o si estamos considerando nuestro destino eterno. Como creyentes, nuestra vida en la tierra es pasajera, pero nuestras decisiones tienen consecuencias eternas. Debemos esforzarnos por vivir de tal manera que nuestro destino final sea la vida eterna con Dios, no la destrucción.

La advertencia de que "es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2 Corintios 5:10) debe motivarnos a vivir con integridad y propósito. La frase de Thomas Watson, "la maldad puede tener su hora, pero Dios tiene su día", nos recuerda que, aunque el mal pueda parecer triunfar temporalmente, la justicia de Dios prevalecerá al final. Esta es una verdad que debería infundirnos de esperanza y determinación para vivir de acuerdo con los principios de Dios.

La vida es un regalo precioso, y cada día que se nos concede es una oportunidad para hacer lo correcto y glorificar a Dios en nuestras acciones. En lugar de dejarnos llevar por la tentación de vivir de acuerdo con las normas del mundo, debemos esforzarnos por vivir en la luz de la verdad de Dios. Esto implica hacer elecciones conscientes y deliberadas que reflejen nuestros valores y creencias, incluso cuando el camino es difícil.

La destrucción final de los malvados es una advertencia que no solo debe inspirarnos a vivir con rectitud, sino que también debe motivarnos a compartir el mensaje de esperanza y salvación con aquellos que aún no conocen a Cristo. Al recordar que el fin último de los impíos es la destrucción, debemos sentir un renovado sentido de urgencia para llevar el evangelio a quienes nos rodean. Cada persona tiene la oportunidad de elegir el camino de la fe, y nosotros somos instrumentos de esa gracia.

Conclusión: Un llamado a la acción y a la reflexión

El capítulo 24 de Job nos ofrece una visión clara de las consecuencias de vivir una vida alejada de Dios. Aunque los malvados pueden prosperar temporalmente, su fin es la maldición, el olvido y la destrucción. En contraste, estamos llamados a vivir de tal manera que nuestras vidas dejen un legado eterno, basado en la justicia, la integridad y la fe.

Es esencial que reflexionemos sobre nuestras vidas y consideremos los cambios que necesitamos hacer para asegurarnos de que estamos construyendo un legado que glorifique a Dios. La advertencia de que "Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6:7) es un recordatorio poderoso de que nuestras acciones tienen repercusiones. Vivir con propósito y en alineación con la voluntad de Dios es esencial para dejar un impacto duradero.

A medida que avanzamos en nuestra vida diaria, que esta reflexión nos lleve a vivir con un sentido renovado de propósito, buscando siempre agradar a Dios y dejar un legado que perdure para la eternidad. La verdadera medida de una vida bien vivida no es solo el éxito material, sino la calidad de las relaciones que construimos y el amor que compartimos. Así, nos embarcamos en un camino que no solo nos beneficia a nosotros, sino que también impacta a las generaciones que vendrán.

Finalmente, invito a cada lector a considerar su propia vida y a preguntarse qué cambios necesita hacer para asegurarse de que sus acciones reflejen los valores del Reino de Dios. Vivamos de manera que, al mirar hacia atrás, no tengamos arrepentimientos, y al mirar hacia adelante, veamos esperanza. Que nuestras vidas sean un testimonio de la gracia y la verdad de Dios, y que dejemos un legado que inspire a otros a seguir Sus caminos.

Además, es importante recordar que el camino hacia una vida que glorifique a Dios no siempre es fácil. Puede requerir sacrificios, decisiones difíciles y el rechazo del mundo que nos rodea. Sin embargo, el llamado que tenemos es claro. Dios nos invita a ser luz en medio de la oscuridad, a levantar la voz en pro de la justicia y a vivir con integridad en un mundo que a menudo valora lo contrario.

Por lo tanto, al considerar las enseñanzas que Job nos ofrece, no solo debemos evitar las trampas del éxito maldito, sino que también debemos esforzarnos por ser agentes de cambio, promoviendo un legado de justicia y amor en nuestras comunidades. Al hacerlo, seremos un reflejo de la luz de Cristo en un mundo necesitado de esperanza y redención.

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