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ARTICULO: EL NUEVO NACIMIENTO O LA REGENERACIÓN.

EL NUEVO NACIMIENTO O LA REGENERACIÓN.


¿Ha oído usted el término regeneración? ¿Sabe que es? ¿Sabe cómo se realiza? ¿Sabe usted que resultados produce en la persona que es objeto de ella? ¿Sabe quién la obra? Hoy con la ayuda de Dios intentaremos responder a estas preguntas.


La regeneración o el nuevo nacimiento es un milagro, un cambio drástico que opera el Espíritu Santo en el mismo centro corrupto de una persona de tal forma que su ser moral y espiritual son trasformados. Antes de la regeneración la persona es regida por el pecado dada su naturaleza, después de la regeneración la persona es regida por el E.S., el cambio es tan significativo y profundo que quien es regenerado es descrito en la Escritura como una nueva criatura 2 Corintios 5:17.

Algunos textos Bíblicos relevantes que tratan sobre este tema en la Biblia son Juan 3: 3, 5 y Tito 3:5 que dicen:

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.

En este texto se asegura que para entrar y ver el reino de Dios es necesario haber nacido de nuevo.
Por otra parte, la carta a Tito afirma:

“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo…”

Aquí se nos dice que hemos sido salvados a través de la misericordia de Dios, la regeneración y la renovación en el E.S.

Después de definir lo que es vamos a mirar cómo se opera está en el ser humano.

Según nos dice la Biblia una persona debe ser expuesta a la predicación del evangelio para que pueda nacer de nuevo. El apóstol Pablo dice en primera carta: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1:23).

¿Lo notamos? Uno de los agentes que opera la regeneración en el hombre es la Palabra de Dios, a través de ella se nace.

Santiago nos dice algo muy similar en el capítulo uno de su carta: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.

De nuevo da un papel muy importante a la Palabra de Dios en el acto de la regeneración diciendo que nacemos a través de ella. La palabra de Dios es “espíritu y es vida”, ella es “eficaz, más cortante que toda espada de dos filos”, el evangelio es “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”.

Entonces, cuando una persona es expuesta a la Escritura, el E.S. hace su trabajo en ella, no olvidemos que su labor en el mundo es traer convicción de pecado, justicia y juicio como nos dice Juan 16: 8 - 12:

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”.

Fíjese en la frase “el convencerá al MUNDO”. La obra del Espíritu Santo es una obra mundial. Él es quien abre el corazón de las personas para que reciban la Palabra, como sucedió con Lidia la vendedora de Purpura a quien el Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a la exposición bíblica.

La palabra convicción usada en este texto es elenjein en griego se usaba para el interrogatorio en un juicio, conlleva en si la idea de realizar un examen o interrogatorio hasta que la persona admita su error o comprenda algo que no entendía.

La convicción del E.S. en el hombre no regenerado  apuntara a tres temas específicos:

El pecado (Ver 9): El E.S convencería a los hombres del pecado de la incredulidad. El dirá en sus corazones algo así como: “Estas mal, estas condenado por que no quieres creer en Jesús”, entendiendo este creer como una entrega total a su señorío y voluntad. El convencerá del hecho, de la falta del pecado, de la necedad del pecado, de la inmundicia del pecado, de la fuente del pecado, la naturaleza corrupta; y, por último, del fruto del pecado, cuyo fin es la muerte.

La justicia (Ver 10): El E.S. también convencería a los hombres de la justicia de Cristo. De su inocencia confirmada por su ascensión al cielo, de que esta inocencia no es contada para nuestra justificación y salvación, les convencerá de cómo hacer para ser salvos de la ira de Dios.

Juicio (Ver 11): El E.S. también convencería a los hombres de la realidad del juicio de Dios para ellos por causa de su incredulidad. Si satanás el malo por excelencia será juzgado ¿qué espera a quienes le siguen en su desenfreno?

Se sigue, entonces que la Predicación de la Palabra unida a la obra del E.S. hace del hombre separado de Dios y muerto en sus pecados una persona salvable, quien puede tener fe como nos lo confirma Romanos 10:17: “la fe viene por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”.

Al creer el hombre es regenerado como lo atestiguan muchos textos de la Escritura:

"De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán". (Juan 5:25)

Juan nos habla de muertos espirituales que oyen la voz de Dios y al obedecer (y los que la oyeren) reciben vida.

“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. (Juan 20:31) 

De nuevo Juan nos dice que al creer en Jesús, el ser humano recibe vida.

"Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón…" (Juan 1: 12 – 13).

También Juan nos dice que aquellos que creen son hechos hijos de Dios o nacen de nuevo; en el versículo 13 aclara que aquel nacimiento dado por haber creído, no es efectuado por el hombre mismo o producido por algún ser humano, sino que es un milagro de Dios.

Por último, el apóstol Pablo nos dice:

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".(Efesios 1:13).

Ser sellado es sinónimo de ser salvo y ser salvo es sinónimo de ser regenerado, tal salvación llega por oír y creer.

Así, pues, el hombre muerto en sus delitos y pecados, incapaz de acercarse a Dios por sus medios dada esta condición, requiere de la obra del E.S. en él, requiere del poder de la Palabra y de la gracia de Dios para llegar a creer y así instantáneamente nacer de nuevo.

El Apóstol Juan en sus epístolas es amplio en mostrar cuáles serán las evidencias surgidas del nuevo nacimiento en el ser de la persona, él nos enumera varias cosas y es que la persona regenerada es:

Un vencedor 1 Juan 5:4:

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

Un vencedor de las aflicciones, pruebas, tribulaciones, dificultades, adversidades y tentaciones. No se refiere a un vencedor en cuanto a cumplir nuestras metas personales como tener un mejor carro, una mejor casa, ser famosos etc. Juan mismo llamo a todo esto: los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida que no proceden del padre sino del mundo.  

Además…

Un santo 1 Juan 3:9:

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.

Una palabra importante en este pasaje Bíblico es  PRÁCTICA. No quiere decir este versículo que el creyente no peque, si quiere decir que el regenerado ya no practica el pecado, porque una vez nacido de nuevo, dada su nueva naturaleza no puede vivir en el pecado.

Por ultimo…

Es protegido 1 Juan 5:8:

“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.

Dice que Juan que quien ha nacido de Dios es guardado por el Hijo de Dios y que el diablo no le puede tocar.

Al meditar sobre la regeneración nos podemos dar cuenta de la gran importancia de esta en la vida de espiritual, de hecho sin el milagro del nuevo nacimiento no es posible ser cristiano, este es el inicio, este el comienzo de todo de ella surge el necesario fruto del Espíritu, surge también la vida en el Espíritu y el poder para ser cristiano en medio de un mundo perverso.


Una última pregunta es importante: ¿y usted ya ha nacido de nuevo? ¿Su vida da los frutos de alguien que a recibido el milagro de la regeneración?

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